De que vuelan, VUELAN!


    En estos dias, en una de esas conversaciones casuales que suelen darse expontáneamente, estuve recordando lo que es, a la fecha, mi encuentro más cercano con lo que se denomina «un espanto». Y es que uno siempre bromea con esas cosas, hasta que por alguna razón pasa algún susto, y decide, como en mi caso, no volver a hacer bromas con esas cosas. Explicaciones, pues pueden haber miles, pero lo cierto del caso es que esta historia que paso a relatar, me sucedió de verdad, y aun hoy en día se me crispan los pelos de solo recordar lo que sentí ese día.
    Por el año 82, vivíamos en Trujillo, y estudiaba en la Escuela «Rosario Almarza». Esta escuela debía su nombre a una niña, Rosario Almarza, quien, según la historia, había muerto el mismo día que había hecho la primera comunión. A la entrada de la escuela lo primero que había era una foto de Rosario Almarza, con su trajecito de primera comunión, me imagino que tomada minutos antes de haber pasado a mejor vida (ahora me doy cuenta que fue una tremenda casualidad que le hayan tomado esa foto justo antes de morirse). Por supuesto que ese hecho producía el fenómeno de que, a pesar de que la escuela era nueva (nos habíamos mudado no mas de un año atras), pues regularmente se reportaban apariciones de Rosario Almarza en cualquier lugar de la escuela, siendo su lugar preferido de aparición los baños de las niñas. Resulta que un día, se hizo presente, según contaron las testigos de la aparición, nada más y nada menos que Rosario Almarza en persona, con su trajecito y todo según lo que se veía en la foto a la entrada de la escuela. Por supuesto que esto provocó el desmayo de las niñas que fueron testigos del hecho, y un revuelo total en la escuela. Como nunca falta un «mamador de gallo» (y en este caso fuí yo, para variar), me pasé el resto de la jornada de clases haciendo chistes acerca del hecho: que si la habian conseguido orinando, que la vieron con las pantaletas abajo, etc. En esos dias, nosotros nos habiamos mudado recientemente a una casa que compraron mis padres en pleno centro de la ciudad, por lo cual era una casa muy vieja, y según decían, que incluso Bolívar había estado allí. Era una casa tipo colonial, medio modernizada, pero que principalmente conservaba su forma original. En el momento en que salimos de clases, me dirigí a la casa con una compañera de clases, quien habia sido mi vecina hasta que nos mudamos, por lo cual eramos muy amigos, y por lo general sus padres la pasaban buscando por la casa. Durante todo el camino de regreso, seguí yo haciendo chistes acerca de la aparición. Todo fué normal. Llegamos a la casa, pasamos las tres salas que deben acceso a la zona de la cocina, para lo cual habia que bajar una escalera de 10 escalones. En esa area, que era la principal, estaban los cuartos de mi hermano, el mio, el de estudio, y un cuarto que nadie utilizaba; para ir al cuarto de mis padres, habia que subir una escalera de 20 escalones, la cual llevaba al vestier, que estaba antes del cuarto principal de la casa. en la zona principal estaba la parte moderna, que consistia en la sala, comedor y cocina, con un patio donde estaba la zona de lavado. Ingrid y yo bajamos y fuimos a comer algo. Sacamos una lata de galletas (colombiana, de esas que usan para hacer quesillos), que estaba nueva. Comimos galletas con mermelada, hasta que se nos acabó la mermelada. Agarré el vaso vacío, y lo llené de agua para que se fuera aflojando la mermelada de las paredes del vaso, de manera de poder lavarlo y utilizarlo para tomar cualquier líquido (un vaso pues!). Subimos a lo que llamábamos un «ático», que estaba al final de la escalera de los 10 escalones (subiendo), y que para tener acceso al mismo utilizabamos una escalera tipo tijera. Alli estaban las cosas de jugar, ya que era como una especie de cuarto de juego. Allí estuvimos entretenidos conversando y jugando, cuando de repente yo comienzo a escuchar ruidos extraños (y debo confesar que de solo recordar se me acelera el corazón). Comienzo a escuchar como que hay alguien en la cocina, y que estan revisando los cubiertos. Por supuesto que la cara de Ingrid me indicaba que ella también estaba escuchando. Teniamos un perro y un perico, que en ese momento comenzaron a ladrar y gritar (respectivamente) como locos, sin parar. Seguiamos escuchando como registraban los cubiertos, y nos quedamos como muertos. Seguidamente, comenzamos a escuchar pasos, que se acercaban a donde estabamos nosotros. El susto se incrementó cuando escuchamos que los pasos comenzaban a subir los 10 escalones, al final de los cuales estabamos nosotros. Al llegar al final de la escalera, se hizo un silencio sepulcral, interrumpido solo por los gritos desesperados del perico y los ladridos imparables del perro. Luego, los pasos volvían a escucharse bajando los diez escalones, y subiendo los 20 escalones que daban al cuarto de mis padres; bajaban esos 20 escalones, y subian los 10 hacia nosotros. El perro y el perico seguian como locos haciendo ruido. Esto se repitió 5 o 6 veces. Ya desesperado, busco, con al mayor sigilo posible, a ver que armas teniamos a mano. Consigo un bate, y un machete. Le doy el bate a Ingrid, y tomo yo el machete, y le digo: «vamos a hacer ruido, y lo primero que se asome por esa puerta, le caemos a machetazos y batazos». Teniamos cierta ventaja por el hecho de que estabamos como a metro y medio del suelo, pero la desventaja era que no podriamos salir de alli en caso de que n opudieramos contener a lo que suponiamos era alguien en la casa. Eran cerca de las 5 de la tarde, cuando decidimos comenzar a hacer ruido. Yo gritaba «aqui estamos, vengan para aca, vengan» a todo pulmón, e Ingrid le daba golpes al piso, que era de madera, con el bate. De repente, se hizo un silencio sepulcral. Simultáneamente dejaron de gritar y de ladrar el perico y el perro, al mismo tiempo, y no se escucharon mas. Yo le dije a Ingrid: «chama, mataron al perro y al perico», pero de inmediato pensé «eso no es posible, porque el perro esta en el patio y el perico está en su jaula, y estan separados físicamente, de manera que pueden ser dos personas, pero, como hicieron para matarlos a los dos al mismo tiempo». El corazón parecía que se me salia del cuerpo. No se oía más nada. Nada de nada, y de repente, se escuchó la puerta principal como que se abría y se cerraba. Yo me supuse, por la hora, que era mi papá que había llegado, de manera que le dije a Ingrid «nos salvamos». Le dije que corriéramos hacia la puerta, y que seguro, entre las salas de acceso nos encontraríamos con mi papá. Haciendo de tripas corazón, saltamos del hatico, y corrimos como locos, sin mirar hacia atrás, hacia la puerta. Lo extraño es que mi papá no estaba en ninguna parte, y habiendo alcanzado la puerta de la casa, abrimos y salimos de la misma, y nos sentamos quietecitos a esperar que llegara mi papá o mi mamá (preferiblemente mi papá).
    A eso de las seis llegó mi papá, y por supuesto que se extrañó de encontrarnos en la puerta sentaditos, quien sabe con que cara de susto. le contamos todo lo que había sucedido, y entramos con el, o mejor dicho, siempre detrás de el. Lo primero que vimos fué que el perico estaba vivo, y el perro también. Bajamos a abrirle la puerta al perro, que estaba al lado de la cocina. Kurti salió como si nada. Todo parecía estar normal. Subimos al cuarto, y no había señales de que alguien hubiese estado allí; revisamos toda la casa, y todo parecía estar normal, excepto que al regresar a la cocina notamos que la gaveta de los cubiertos estaba abierta, y los cubiertos todos desordenados; el frasco de mermelada que había dejado lleno de agua, estaba volteado dentro del lavaplatos; y las galletas, todas destruidas dentro de la lata. Juré que no habiamos sido nosotros.
    Muchas explicaciones surgieron de ese hecho: que si era un eco que se reflejaba debajo de las escaleras; que estabamos con los sentidos muy abiertos por lo de la aparición en la escuela de rosario almarza, y por eso asociamos los ruidos con algo tenebroso; que habían sido rateros, etc. Pero nadie pudo explicar que si habian sido rateros, por que no habian robado nada; por qué el perro y el perico se habían callado exactamente al mismo tiempo, despues de estar como histéricos también al mismo tiempo; como se habían desordenado los cubiertos (o por qué?), por que se habían vuelto tuche (literalmente) las galletas. Por si acaso, y como estábamos recién mudados, mis padres mandaron a bendecir la casa, y en cuanto a mi respecta, juré que jamás volvería a hacer bromas relacionados con muertos o aparecidos.

    Y JURO QUE LO QUE CUENTO FUÉ VERDAD, Y QUE NADA HA SIDO INVENTADO POR MI!!!!

Sobre este blog


El título de este blog se relaciona con unas palabras que se encontraban alrededor del logotipo de la Universidad de los Andes, hace mucho, mucho tiempo. Ya esa versión forma parte del pasado, y en este blog presento lo que es la version moderna del mismo. Dentro del escudo, en el libro abierto, se pueden leer las palabras initium sapiem tiae timor domini, que en una traducción mía al castellano significa «El comienzo de la sabiduría se basa en el temor a Dios». Pues bien, pretendo en este blog ir escribiendo acerca de mi largo paso por la Universidad, con los mayores detalles que la moral y las buenas costumbres me permitan.

Aquellos días en Judibana


Para mi hablar de Judibana es hablar de años en los que fuí realmente feliz en mi vida. Debo confesar que no me es tan fácil hoy en día tocar el tema, ya que las condiciones familiares han cambiado tan, pero tan radicalmente, que esos recuerdos son casi como un sueño que a veces dudo que realmente sucedió.

Debido a que las clases de la escuela terminaban antes de las vacaciones de mis padres, siempre los viajes a Judibana fueron furtivos: un fin de semana que salíamos muy de madrugada y por lo general un sábado, y que ya el domingo en la noche nos quedábamos solos mi hermano y yo enrumbados en la aventura que significaba estar en Judibana. Recuerdo que una de las primeras veces pensé que por qué nos dejaban solos allá, como tirados, a mi hermano y a mí. Claro, ese sentimiento duraba muy poco, ya que en poco tiempo nos encontrabamos envueltos en cada situación que hacia que olvidáramos esos pensamientos, pero de verdad que al comienzo no entendía el por qué nos dejaban allá solos. Bueno, en realidad no estábamos solos. Siempre estuvimos con una tía y mi abuela que vivían allá, y por ser la época de vacaciones, siempre nos reuníamos los primos mas cercanos, lo cual hacia que en una vacación «normal» estuviésemos juntos al menos 8 primos, 1 tia y 1 abuela; por lo general eran al menos 4 ti@s, 8 prim@s, la abuela, y cualquier cantidad de invitados o visitantes, de manera que realmente nunca estuvimos solos.En Judibana siempre estabamos en casa de mi tía, quien trabajaba en la empresa petrolera, por lo cual vivía en la urbanización donde vivían todos los empleados de la empresa. Si no recuerdo mal, era la calle caracas donde estaba ubicada la casa. Muchas fueron las cosas que aprendí allpi, y sin lugar a dudas, muchos de esos aprendizajes me formaron el caracter que tengo hoy en dia.Por ser tantos los cuentos, los ire escribiendo como una serie. Quiero dedicar estas letras acerca de Judibana a mi Tía Sara, quien ayer y hoy en día ha estado muy cerca de mi corazón, en un lugar muy especial a pesar de la distancia física que nos ha separado y a las circunstancias. Espero que a ella, y a quien lo lea, le gusten estos pequeños relatos.

Nuevamente aquí


Hacía mucho tiempo que no escribía en el blog. Son varias las razones por las cuales no habia continuado la tarea iniciada: por una parte mucho trabajo, y como ultimamente tome la decision de no usarla en la casa, pues no habia vuelto a escribir; por otra, me puse a pensar que tan positivo era el escribir las cosas que he venido escribiendo; una tercera es que estaba recopilando recuerdos para tener bastante material que escribir. En fin, fueron varios los motivos por los cuales no habia continuado, pero aqui estoy de nuevo, con ganas de continuar este proyecto.

Son muchas las cosas que tengo por escribir, y para darle un aire renovado, no solo escribiré cosas del pasado lejano, sino de las que me han ido sucediendo en mi viaje de conquista a la capital. Espero que sigan siendo del gusto y agrado de quienes han venido siguiendo lo que escribo, a quienes les pido disculpas por dejarlos «en el aire», pero ya podran volver a entretenerse (eso espero) con las letras que de mis dedos salen.

Y por favor, no dejen de colocarme comentarios! se que pueden ayudarme a tener nuevos temas, y de verdad me encantará transformarlos en letras que quedarán para las generaciones futuras (POBRECITOS!).