Meditaciones sobre la Planificación (a dos meses del cambio de vida)


Según Wikipedia, la planificación se refiere a las acciones llevadas a cabo para realizar planes y proyectos de diferente índole. En teoría, al hacer uso de la planificación, se minimiza la probabilidad de que se generen circunstancias que afecten el resultado previsto originalmente. Pero el problema se presenta cuando se planifica la realización de una actividad que resulta ser desconocida para el planificador.

Tener un hijo (o una hija, como es mi caso), es una bendición. Desde el momento que se conoce la noticia de que se va a ser papa, uno comienza a planificar, y trata de ir lo mas lejos posible, pero por supuesto, en se proceso de planificación, comienzan a pasarse por alto los detalles que resultan tan obvios, en ese momento, que no se consideran, hasta que se ve uno enfrentado a los mismos. Y uno de los problemas mas graves de los que puedo dar cuenta, es que quienes ya son padres, siempre proceden a dar detalles de los hechos mas negativos, pero que resultan ser los menos importantes o relevantes, como por ejemplo, que no se va a volver a dormir, que no se tendrá mas vida, y muchas cosas mas que, desde el punto de vista de alguien que no es padre aun, se hubiesen resuelto simplemente no teniendo un hijo (o hija), por lo cual uno termina hasta pensando que, por una parte, para que los tuvieron (será que los obligaron?), y por supuesto, aparte del terror y duda que le causan a uno, por otra parte uno comienza a ver solo el bosque, y no los árboles que lo componen. Pero resulta que en lugar de hablar solo en negativo del hecho de ser padre, es mucho mejor, aparte de mas practico para quienes escuchan los comentarios, que le hablen a uno de los detalles que uno nunca ve hasta el momento en que le tocan, para el cual no se ha planificado nada, y toca asumir la improvisación como mecanismo de defensa. Por ejemplo, nadie nos dijo lo que significaba ir a hacer mercado. Por lo general, utilizamos un “carrito” para bajar el mercado una vez que regresamos a la casa; en este caso, como nos toco ir a mi esposa y a mi con la bebe, tuvimos que llevar el coche, lo cual significo que no cabían el carrito y el coche, por lo cual nos llevamos solo el coche; En el supermercado, llevábamos a la bebe en su coche, que lo empujaba la mama, y yo llevaba el carrito del mercado, hasta un punto en el cual la bebe se fastidio, y hubo la necesidad de sacarla del coche y cargarla, por lo cual, quede yo encargado de empujar tanto el carro del supermercado, como el coche, todo bajo la mirada de lastima de todos los que me rodeaban, y mas enredado que un kilo de estopa, ya que o empujaba el carro y arrastraba el coche, o al contrario, pero que en cualquier caso terminaba chocando con los anaqueles, pisando los pies a quienes se me atravesaban, un desastre. Claro, luego de que comente la escena a un experto papa, me dijo “aaaahhh, pero es que si la llevas en el portabebe, la colocas en el mismo carro del supermercado…”. Excelente, como no me lo dijeron antes. Bueno, pero no termino allí la improvisación. Al salir del supermercado, la mama fue con el coche, mientras yo me adelantaba con el mercado, para meterlo. Al terminar y darle la propina al muchacho, quien por supuesto se volteo y se fue de inmediato, llego la mama y el coche, y entonces cai en cuenta que el coche iba en el sitio donde estaba uniformemente distribuido el mercado, por lo cual hube de acomodar las bolsas, de manera de dejar el espacio requerido para meter el coche, sucediendo que la única bolsa que se me paso de mover fue la de los huevos… Un nuevo aprendizaje, pues, que se debe colocar el mercado de manera tal que queda después el coche, en las oportunidades en que se deba llevar el mismo.

Son infinidad de detalles los que se pasan por alto, pero que se van aprendiendo en el camino. Pero lo mas importante, es que precisamente es la dicha de ser papa! Por ello le digo a todos los que están pensando en ser padres, que no hay manera de que les expliquen como va a ser el camino. Como dicen en Matrix: solo se puede enseñar el camino, mas no recorrerlo (o algo así). El dia a dia es el que va dando la pauta, y definitivamente, se podrán planificar algunas cosas, como es tener suficientes pañales, o leche, o teteros, o ropa, pero mi experiencia hasta ahora, es que no hay manera de saber cuantos pañales va a usar en un dia, cuantas onzas se va a tomar, a que hora se va a dormir, como lo va a hacer, ni nada. Solo la paciencia y el amor les darán las respuestas a todas las preguntas y dudas que van apareciendo. Y, por otro lado, no profundicen en las cosas negativas que siempre les van a decir sobre ser padres. Es una decisión que se toma, y como tal se debe asumir, y les puedo decir, que no hay absolutamente nada negativo ni malo de ver como, minuto a minuto, va creciendo un hijo (o hija), lo cual, obviamente, requiere mucha paciencia, pero es toda una aventura.

Nosotros planificamos todo, y pensamos que teníamos todo bajo control. QUE EQUIVOCADOS ESTABAMOS!!!! PERO QUE FELICES SOMOS IMPROVISANDO.

Un Reino sin Heredero



Año 83. Dia, cualquiera (seguramente un sábado). Estábamos sentados mi papa, mi mama, mi hermano y yo, viendo un programa de esos que siempre ha habido, de entretenimiento, en el cual se venia anunciando el estreno EXCLUSIVO en Venezuela del video “Thriller” de Michael Jackson. El anfitrión del programa era Guillermo González. Pasan el video, que para su momento era toda una innovación. Sin ser experto, recuerdo el efecto que hacen cuando la chica descubre que Michael Jackson es un zombie mas, que si no me equivoco fue de las primeras veces que se vio; la transformación a hombre lobo, con un nivel de detalle visto por primera vez (al menos por mi). Ademas de ello, la coreografía, el tema, la risa macabra… Luego del video, las bromas de Guillermo “Fantástico” González, donde le ponía nombre a uno de los pasos, como “ el paso del clavo”, por hacer como si le clavaran el pie y bailar alrededor. Aparte de eso, todo un éxito. Ese mismo año, recuerdo que monte una especie de discoteca en la casa, con la mirada complaciente de mis padres, luego de descubrir que al conectar en serie unos bombillos de 100W a las salidas del equipo de sonido, simultáneamente con las cornetas, los mismos encendían al ritmo de la música. Cuantas veces no escuchamos ese disco, que habrá costado, por cierto, alrededor de 5 bolívares (era de lo mas caro), y nos entretuvimos haciendo el paso típico. Todo hasta que descubrí que si se abusa, y se ponen muchos bombillos conectados a las salidas del equipo de mi papa, el mismo terminaba echando humo, no como un efecto especial, sino como señal de haberse quemado dichas salidas, en el mejor de los casos…

Año 85. Club Árabe de Barinas. GUERRA DE MINITECAS. No me pelaba una, y siempre, inexorablemente, alguna de las mezclas incluía alguna canción de Michael Jackson, donde la Sandy Lane, o la New york – New York, nos ponían a delirar con dichos ritmos, mezclados con alguna nueva canción, por ejemplo, de Madonna.

Años 87 al 95. Mérida. Como estudiante, siempre se iba a una fiesta, a una discoteca, o simplemente en el carro de alguien, y aparecía Thriller, o Billie Jean. En el KP-9000 de Oswaldo, que era lo mas avanzado que conocía para la época (lo cual lo hacia un hombre envidiado), sonaba, a través de las viudas negras, alguno de los ritmos casi rituales de Michael Jackson. Cuando me toco la época de los “sound cars”, en los cuales ayudaba a que algún carro de un amigo, con algunos equipos que todos aportábamos, con lo cual armábamos un trabuco, sonara como Dios manda, siempre usábamos a “Billie Jean” como la prueba máxima, debido a la mezcla de bajos profundos y agudos increíbles, que representaban todo un reto de ajuste el lograr que sonara bien un carro, como lo logramos cuando ganamos un “sound car”. Aun hoy en dia, cuando alguien llega a decir “monte un equipo arrechisimo a mi carro”, saco mi Ipod, busco a Billie Jean, y le digo: a ver si es verdad. Temas como “Black&White”, o “Smooth Criminal” fueron siempre de mi mayor agrado, y ni hablar de las versiones posteriores que otros artistas hicieron.

Año 2008. Luego de haber perdido mis discos de acetato, consigo la versión nueva del famoso disco “Thriller”, que incluye un DVD con los videos, la cual compro, afortunadamente, para recordar aquellos tiempos en los cuales disfrute tanto con la música de Michael Jackson, recordando, precisamente, los detalles de lo que conforma este resumen que acabo de hacer.

Ahora, muerto el Rey, nos quedamos sin Rey. Se va quien logro llevarnos de extremo a extremo, al pasar del disfrute y la admiración total, a la impresión absoluta al conocer de esos detalles que obscurecieron su carrera y su vida, pero que al final siempre se justificaron como parte del “circo hollywood-ense”, ya que eran muy oportunos para sacar a flote al artistas en los momentos en que parecía estar en un “bajón” de popularidad. Ha muerto un Rey, que no deja heredero alguno. Y por la influencia, y esa presencia continua, con momentos buenos y malos, pero continua, en estos 25 años, no creo que haya quien lo sustituya. Claro esta: esto es para aquellos que tuvimos la dicha de disfrutar en su momento de esa gloria que lo envolvió. Casualmente, al dia siguiente del anuncio de su muerte, estaba desayunando un niño con su papa, y mientras este ultimo veía con atención como repetían la noticia en un televisor, su hijo, de unos 8 años, le preguntaba que quien era ese Michael Jackson. Ha muerto NUESTRO Rey. Con su muerte, se acaba, definitivamente, toda una era, y al igual que en la guerra, se hablara de las épocas “antes” y “después” de Michael Jackson.

Y de paso, se viene a morir el mismo dia en que perdemos a Farrah Faucet, con quien (o gracias a) pude tener tantos momentos de “felicidad”. QUE SEMANITA!!!!

Capítulo I: Adiós a la Técnica



Desde muy pequeño, siempre me apasiono el desarmar cosas, para hacer otras. Especial atención tenia con las cosas eléctricas, y en particular los carritos de las pistas eléctricas de la época, ya que por lo general los desarmaba, y hacia aviones de paletas de helado, con motor de verdad verdad, para lo cual utilizaba el motor de los carritos eléctricos, y una batería.

Siempre quise también ser militar. Por eso, había decidido por mi parte, que me iría al Liceo Militar, que en esa época el único que conocía era el Jáuregui. Yo había planificado todo, pero llegado el momento, mi mama me convenció de que estaba muy pequeño, y que no me iba a ver crecer, por lo cual llegamos a un acuerdo: que no iría al Liceo Militar, pero al graduarme de bachiller, iría a la Academia Militar. Cerramos el trato.

Llegado el momento, decidí que quería estudiar en la Escuela Técnica. En ese momento, vivíamos en Trujillo, por lo cual me inscribieron en la Escuela Técnica Industrial “ Laudelino Mejías”. Dado que mis padres eran profesores universitarios, y de hecho trabajaban bastante con la Universidad Nacional Abierta (UNA), pues conocían a mucha gente que daba clases en la Técnica. Así comencé mis estudios, con miras a salir como Técnico Medio en Electricidad.

Los dos años y algo que estuve en la Técnica de Trujillo, fueron muy buenos. Los primeros amores, las primeras fiestas, el comienzo de la independencia. Para esos días, el tema de las drogas y la inseguridad no era como hoy en día, o al menos no se publicitaba tanto, por lo cual, yo andaba prácticamente solo para ir desde mi casa, hasta la Técnica, y por supuesto el regreso. En las mañanas eran las clases “ tradicionales”: matemáticas, castellano, biología, etc. En las tardes, taller, donde nos dedicábamos a realizar practicas de distintos tipos. Los primeros años, se hacían practicas de herrería, carpintería, construcción y electricidad, para luego, hacia el final de los estudios, dedicarse a practicas del área especifica por la que iba uno, en mi caso de electricidad. Era como un “ ciclo básico”. Eso me permito aprender a manejar equipos, conocer técnicas y en general, aprender lo que podríamos llamar la base de los “oficios”. De repente, mi papá consiguió un trabajo en Mérida, de manera que para el año 85, en el tercer año, y al finalizar el primer trimestre, me fui a la Escuela Técnica Industrial “Manuel Antonio Pulido Méndez”.

En Mérida todo era muy distinto. En la Técnica estudiaba gente de muy bajo nivel económico, y era muy común que se vieran robos en las áreas de la institución, y problemas de drogadicción. Con respecto al nivel académico, concluyo que por estar tan cerca la Universidad, había una influencia que definitivamente hacia distinta la Técnica de Mérida con la de Trujillo. En Mérida no se salía como Técnico Medio en Electricidad sino en Electricidad y Electrónica, por lo que había mucho trabajo en el área de la electrónica. Compre mi primer “protoboard” y andaba con mis circuitos hechos para arriba y para abajo. En Trujillo para “taller” utilizábamos una braga azul, mientras que en Mérida se utilizaba una bata blanca. Este hecho fue interesante, ya que en la Facultad de Medicina de la ULA, para entrar a ver los muertos, lo único que exigían era tener una bata blanca, por lo cual, en repetidas oportunidades, nos escapamos, el grupito que uno siempre tiene, a ver los muertos que utilizaban en las practicas de medicina. Por lo general terminaba con pesadillas los días que hacia eso.

El estudiar en Mérida me permitió conocer la ciudad, a pesar de haber nacido y vivido en ella hacia mucho tiempo. Aprendí las rutas de transporte, los sitios, y lo mejor, a utilizar el bus de la ULA, lo cual era toda una experiencia, porque por una parte, era gratis, y por otra, sentía que ya me confundían con todo un estudiante universitario. A pesar de que por lo general, los estudiantes mas revoltosos del bachillerato son los de la Técnica, nunca me metí en ninguna protesta ni manifestación.

En Mérida tuve mi primera novia, Carol. Siempre salíamos en parejas, y nos íbamos a Santa Elena, a una placita, a hablar y a intercambiar los primeros besos. También fui a las primeras fiestas de adolescentes, donde por lo general se bebía ron como locos, y siempre terminaba alguien ebrio y acabando con la fiesta. Prácticamente todos mis compañeros de clases vivían en los alrededores de la Técnica (santa juana, santa elena, incluso muchos hacia la zona del chama), y prácticamente yo era el único que vivía hacia otra parte de la ciudad, en este caso, las tapias. Hacia finales del año escolar, mi papa nos dio la noticia de que debíamos mudarnos. En este caso, para Barinas, ya que el había conseguido entrar en la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales (UNELLEZ). A diferencia de la mudanza anterior, donde se fueron adelante mis padres con mi hermano, y yo me quede a terminar el primer trimestre, en este caso, aprovechando el final del año, nos íbamos a Barinas solo mi papa, mi hermano y yo, y mi mama se quedaba en Mérida, trabajando, hasta tanto consiguiera el traslado de la ULA a la UNELLEZ. Recuerdo que fueron momentos muy difíciles, ya que tenia, por ejemplo, que dejar a mi primera novia. Llore mucho, pero realmente no era mucho lo que podía hacer al respecto, ya que la decisión estaba tomada. Por esos días finalizaba también la novela que pasaban en Venezolana de Televisión, “La Dueña”, que nos agrupaba a todos a verla. Recuerdo que vimos el capítulo final todos juntos, y por esos días fue el final también de mi estadía en la Técnica en Mérida.

A Barinas llegamos, los tres hombres de la casa. Los primeros días, antes del inicio de las clases, recuerdo que pasamos horas en uno de los pasillos cercanos a la oficina del Rector, y del Consejo Directivo, esperando una decisión referente a la entrada de mi papa a la Universidad. Allí caminamos, hablamos, esperamos mucho, hasta que al final nos dieron la noticia. No recuerdo cual fue, pero significaba la formalización de nuestra estadía en Barinas. Nos mudamos a lo que se llamaba la “zona rental”, donde habían unas casa pequeñas, que llamaban “las cabañas”. A nosotros nos toco la numero 12, que estaba en todo el centro de dicha zona. Era una casa muy pequeña, con solo 2 cuartos, un baño, un área de lavado, la cocina, y el área de comedor y sala. A pesar de lo pequeño, era bastante cómoda. La Universidad esta ubicada en la entrada a lo que se denomina “Alto Barinas”, que son urbanizaciones muy recientes, principalmente de profesionales, por lo cual se consideraba, por parte de la gente que vivía en Barinas, que esa era la urbanización de los “ricos”, a diferencia de la parte baja de la ciudad, donde esta la zona original, y por supuesto se han ido creando zonas nuevas, no planificadas, donde se supone que vive la gente “pobre”. Es interesante esto, aunque suene «clasista», pero fue una de las cosas que más me impresionó de la ciudad.

Por supuesto que yo, que venia de 2 escuelas técnicas, debía ir a la del estado Barinas. Así ingrese a la Escuela Técnica Industrial “ Ezequiel Zamora”, donde esperaba culminar mis estudios de secundaria. Similar al caso de Mérida, en la ETI estudiaba gente de bajos y muy bajos recursos. Se notaba una diferencia abismal en este sentido, ya que había gente que escasamente podía mantener los estudios allí. Por supuesto, que una vez mas tuve que llegar como un “paracaidista”, pero afortunadamente, pude hacerme de amigos muy rápido. El hecho de que viviera en “Alto Barinas”, de entrada establecía una barrera que distorsionaba la comunicación con mis compañeros, ya que definitivamente era una especie cuando menos “rara”, porque por lo general la “gente” de alto Barinas estudiaba en los colegios privados, a saber: los curas, las monjas, y el “ Elías cordero”, donde de hecho estudiaba mi hermano. Afortunadamente, a nosotros no nos inculcaron esas diferencias, por lo cual, rápidamente, pude incorporarme y ser uno mas de mis compañeros de clase.

En la Técnica de Barinas, la metodología era básicamente la misma que en el resto: en las mañanas clases de las materias “tradicionales”, y en las tardes taller. En lugar de braga o bata blanca, en Barinas utilizábamos una bata azul. Para esos días, me esforzaba mucho en estudiar y salir bien, porque era el 4to año, que era el ultimo considerado para ser seleccionado por la OPSU. Mi horario, básicamente, era levantarme muy temprano, a eso de las 4:30 o 5 de la mañana, porque así podía hacer uso de primero del único baño que teníamos en la casa, y por lo general, después me ponía a estudiar mientras mi hermano se arreglaba para que nos llevaran. A las 7 me estaba dejando mi papa en la técnica. A mediodía subía a la casa a almorzar (por lo general), y en la tarde al taller. Muchas veces me quedaba al mediodía, y me escurría a los talleres, para preparar la practica del día. Por lo general, no podía dejar de escuchar el “diablito” que siempre me hablaba, y preparaba mi practica, pero arreglaba los tableros de trabajo de los otros grupos, para que llegado el momento, al probar sus circuitos, se afectaban los interruptores de toda la técnica, y nos quedábamos sin electricidad. Las primeras veces pasé desapercibido, y era un misterio, hasta que finalmente me descubrieron, por lo cual finalizaron “esas” travesuras. Por supuesto que mis compañeros siempre terminaban teniendo problemas en sus circuitos, que yo de manera “mágica” arreglaba. Recuerdo que estudiaba mucho, me preparaba mucho, lo cual me permitió ganarme el aprecio de los profesores del área técnica. Especial recuerdo les debo a los profesores Merchan y Centeno, a quienes siempre tendré en muy buena estima.

Como parte de las cosas a las que uno se va enfrentando en ese proceso que es el de la educación, resulto que en Barinas había (y hoy en día es mucho mayor) un gran movimiento evangélico, por lo cual, la mayoría de mis compañeros de clase, pertenecían a esa religión. Ello obligaba a que fueran practicantes de la misma, y la ejercían con mucho ahínco, a diferencia de lo que yo conocía siendo católico. Tenían sus misas, hacían retiros, salidas, y por lo general siempre estaban hablando de sus cosas evangélicas. Un día, si no me equivoco cerca de una semana santa, hicieron en la técnica unas actividades como de “reclutamiento”. Fueron los evangélicos, nos pusieron unas películas de Jesús (las mismas que siempre pasan en semana santa), y después nos dieron una serie de charlas, cada una por una persona que conocía su oficio. Al final, no pude resistir, y acepte al señor en mi ser, y decidí convertirme en evangélico. Claro, había también una muy buena razón, que era que las muy pocas muchachas que estudiaban en la técnica, y de ellas las mas bonitas y atractivas, pues eran evangélicas, así que ese paso, aparte de convencerme espiritualmente, pues me acercaría un poco mas a ellas, ya que aunque suene extraño, el hecho de pertenecer a religiones distintas era, definitivamente, una barrera que impedía que eventualmente llegáramos a poder tener algo. Así eran las cosas con respecto a la religión allí. Pues al irme a la casa, llegue y di la noticia: me iba a bautizar el siguiente fin de semana, y me convertiría a la religión evangélica. Por supuesto que la reacción de mi mama fue brutal. Para resumir el cuento, muy rápidamente me convencieron de por que no debía hacerlo, con lo cual termino, tal como comenzó, mi entusiasmo por el cambio de religión.

Pronto llego el momento de presentar la Prueba de Aptitud Académica. Como todos los demás, estudie mucho, me compraron la guía de problemas, que los resolví, y el 6 de marzo del 87, presente la prueba.

Si no me engaña la memoria, obtuve 22 y algo de puntaje, lo cual me convirtió en el tercer mayor puntaje del estado Barinas, siendo el primero como 24 y algo, de otro compañero de la Escuela técnica. Esto fue un paso importante en la ruta hacia la profesionalización. después, vino el momento de llenar la planilla de la OPSU, para solicitar el ingreso a la Universidad, cuyo nombre formal es PLANILLA DE PREINSCRIPCION NACIONAL PARA SOLICITAR INGRESO A LA EDUCACION SUPERIOR. Viendo la planilla, resaltan algunos datos interesantes. Lo que yo quería era estudiar Ingeniería Eléctrica. Para eso me había preparado, durante 5 años, estudiando en la técnica, lo cual, suponía yo, me daría alguna ventaja. Por ello, había decidido colocar, en las 3 opciones, Ingeniería Eléctrica en la ULA. había la posibilidad de solicitar ingreso a esa carrera, en realidad a todas las ingenierías, por el Núcleo de Trujillo, lo cual tendría para mi cierta ventaja, ya que conocía muy bien el sitio, pero decidimos que no, que me iría directo a Mérida. Para ese momento, ya mi papa me había estado hablando de la carrera de Ingeniería de Sistemas, que era el futuro. A esa altura de mi vida, ya había manejado al menos 4 tipos distintos de computadoras: la sinclair ZX-81, la mac classic, la EPSON PX-8 Geneva y en ese momento tenia, y había utilizado al menos en los dos años que estuve en Barinas, mi Apple IIc (que aun conservo), de manera que ciertamente tenia mucha experiencia ya con tecnologías que eran muy nuevas, y que no todo el mundo conocía ni mucho menos tenia acceso. Eso me hizo dudar, y finalmente, decidimos colocar, como tercera opción, Ingeniería de Sistemas en la ULA. No recuerdo si era un hecho, pero en la planilla colocamos que mi dirección era Mérida, ya que se suponía que había prioridad para los aspirantes de la zona. Y finalmente, no se podía declarar un ingreso familiar exagerado, aunque en nuestro caso, siendo mis dos padres profesores universitarios, tampoco es que debíamos mentir, pero en la planilla se declaro un ingreso familiar mensual de Bs. 20.000,00, que al día de hoy ni siquiera es lo que pago de estacionamiento diario en donde trabajo. Así, el 9 de Junio del 87 entregue mi planilla, y me preparaba para finalizar mis estudios de secundaria y embarcarme en mis estudios universitarios.

El 5to año fue bastante normal. Al no tener la presión de las notas, pues estaba un poco mas cómodo, aunque realmente mantuve el mismo ritmo de siempre. De hecho, ya estábamos preparando todo lo relacionado con el grado, para lo cual habíamos nombrado a Marcos Maldonado, que en ese momento era el Presidente del Consejo Legislativo, como Padrino de nuestra promoción; esto, básicamente, porque era conocido de mis padres, por lo cual yo le llevé la carta, la cual aceptó (esto suena conocido), y nos ayudó con unas entradas a algunas actividades que hicimos. Por ello, hicimos hasta unas elecciones para determinar el presidente de la organización de la promoción, y yo esperaba ganar, dado el logro con el padrino, pero no fue así, de manera que me aleje un poco de las cosas, por la molestia con mis compañeros.

Para este 5to año, el profesor de matemática nos dijo que nos iba a dar algunos temas que realmente no correspondían a nuestro nivel, pero que serian las bases para las matemáticas en la Universidad. Así, vimos integrales y derivadas; y a pesar de que no era materia del pensum, pues igual nos evaluaban en base a lo que nos daban.

Finalmente llegaron los últimos examenes para salir de la secundaria. Presentamos todos, y solo faltaba el de matemáticas, y en vista de que todos íbamos saliendo bien, pues el grupo de hombres que nos la pasábamos juntos, al salir de un examen, como a las 10 de la mañana, nos fuimos a nuestro lugar de juerga, que era la pasarela al frente de la técnica. allí, reunimos plata, y alguien fue y compro una “carterita” de ron, pampero. Por supuesto, éramos como 10 o 12 personas, de manera que nos toco una “tapita” a cada uno. Yo quede con la espinita, y como cargaba plata, fui y me compre lo que se llamaba una “pata de elefante”. Mi error no fue comprarla, sino ser egoísta y declarar que seria para mi solo. Por supuesto, a las 10 u 11 de la mañana, ponerme a beber ron sin haber desayunado, y sin estar acostumbrado a ello, pues termino como lo indican las leyes químicas: con una tremenda rasca que me hizo hasta olvidar quien era.

En la técnica, había un comedor. Desde mi llegada, pues nunca comí en el mismo, no porque no quisiera, sino porque sencillamente, por una parte, no lo necesitaba, y por otra, porque no quería quitarle la oportunidad a la gente que si lo necesitaban. Pero ese dia, mis compañeros, en medio de la algarabía por la “pata de elefante”, me dijeron que no podía rechazar ir a almorzar con ellos en el comedor, al menos por esa ultima vez que estaríamos juntos. Acepte, de manera que a las 12 estábamos haciendo la cola para el comedor. Ya los efectos del ron eran muy evidentes, y me sentía realmente mal. habían unos hermanos, Mendoza creo que era su apellido, que tenían un carro, un coronet. Como me sentía muy mal, les pedí que me dieran la llave, que me iba a recostar un rato, y que me llamaran cuando nos tocara entrar al comedor. Me acosté, y me quede rendido. No se cuanto tiempo paso, pero lo que si se es que cuando me despertaron, estaba todo mojado, en la puerta de mi casa, sin zapatos ni medias, ni cartera, y me llevaban casi cargado. Mi mama me recibía con una cara de terror al comienzo, pero después, al ver la situación, se transformo en cara de pocos amigos. Serian como las 6 de la tarde.

Lo siguiente que recuerdo es que me despertaba, con un tremendo dolor de cabeza, en mi cama. Me pare, y mi mama me recibió muy cariñosamente con una sopita hasta con huevo. Conversamos, y fuimos hablando hasta que salio el tema. Me contó de mi hazaña de llegar rascado a la casa; que ella se asusto mucho cuando vio que llegaban mis compañeros, a quienes conocía, con mi cartera, mis zapatos y mis cosas, porque pensó que me había pasado algo grave, pero después me vio salir del carro y se le quito el susto, pero pronto se convirtió en rabia, porque en medio de mi rasca, cuando me pregunto qué me había sucedido, le respondí que “no era su problema, que yo era un hombre y que hacia lo que tenia que hacer”. Tremenda vergüenza, que me obligo a pedirle disculpas. Luego, me agarro mi papa, con esa paciencia con la cual me agarraba, y conversamos al respecto. Ya era sábado, y el lunes era el ultimo examen, el de matemáticas, así que debía recuperarme y asegurar los conocimientos para no salir mal.

Finalmente llego el lunes. A las 7 de la mañana era el examen. Yo llegue y entre al salón, donde todos esperábamos por el profesor. De repente, llego el profesor, con el director y el subdirector de la técnica. Los dos últimos tenían morados en la cara. El subdirector, procedió a abrir la conversación, indicando que el viernes anterior había sucedido unos eventos nunca antes visto en la institución, cuando un grupo de estudiantes llego en estado de ebriedad al comedor, y comenzaron a formar escándalo, por lo cual tuvieron que intervenir tanto el director como el subdirector y otros profesores, convirtiéndose el hecho en una pelea, donde los estudiantes golpearon a los profesores, entre ellos al mismo director y subdirector. Yo me quede atónito al escuchar eso, pero ni me moví del asiento. Siempre me sentaba de primero, de manera que estaba frente a los profesores. El subdirector finalizo diciendo que éramos todos hombres adultos, y que cada uno sabia lo que había hecho, por lo cual esperaba que cada quien voluntariamente aceptara su posición, se parara y se saliera del examen, el cual no iban a presentar. Solo quienes no estuvieron en los hechos descritos podrían presentar el examen. Uno a uno, fueron parándose y saliéndose mis compañeros de clase y de juerga. Yo estaba sentado pensando que hacer, porque por una parte, yo había estado con ellos, pero por otra, no había estado en el rollo del comedor; y si me paraba y salía, ponía en juego mi entrada a la universidad, que era un hecho. Salieron todos, y solo quede yo de ese grupo, y el subdirector se me acerco y me dijo: “yo te vi a ti también con los otros”, a lo cual le respondí: “si es verdad, yo estaba con ellos, pero en el comedor no estuve”. Me dijo que era cierto, y después de algunos muy incómodos segundos, me dijo que me podía quedar. Respire aliviado, pero al voltearme a la puerta, vi por la ventana como me hacían señas de que me parara y los apoyara. No lo hice, y me quede a presentar mi examen.

El resultado, yo pase el examen, por lo cual había cumplido con todos los requisitos para graduarme, pero en vista de que como el 70% del salón no presento el examen, por lo cual quedaron aplazados en el mismo y debieron ir a reparación, se suspendieron todas las actividades del grado que tradicionalmente se realizaba, para esperar a que todos pasaran la materia pendiente. Esto implicaba que si quería graduarme con acto y todo, debía esperar los examenes de reparación en septiembre, y que todos pasaran, pero eso era sencillamente imposible para mi, ya que en septiembre tenia que estar en Mérida, para comenzar con al curso pre-universitario, mientras comenzaban las clases en noviembre. Por ello, casi que sin despedirme, me fui a Mérida, sin graduarme. Me firmaron los papeles, y me dieron unas constancias de culminación de carrera, y realmente no volví mas a la técnica.

Tiempo después, me enteré que si habían hecho fiesta de fin de año, y hasta acto de graduación. Me comentaron que había hecho falta como parte del grupo, pero, a pesar de ello se dieron los actos, y cada quien siguió, al igual que yo, su vida.

24 de Junio de 1821 – Batalla de Carabobo


Lamentablemente, estamos acostumbrados a ver películas de epopeyas de otros países. Yo mismo me declaro un fanático, por ejemplo, de la Segunda Guerra Mundial, de la cual hay incontable cantidad de libros y películas; hemos visto la historia de loa espartanos (300), de los romanos (infinidad de películas y libros), y así se podrían nombrar infinidad de películas y libros de cualquier acto epopéyico, pero lamentablemente, no hay grandes producciones acerca de lo que fué la Gesta Libertadora. Libros, si, como no, muchos y muy buenos, pero lamentablemente, pareciéramos no estar acostumbrados, o no tener interés alguno por nuestra historia. Siempre preferimos, por ejemplo, leer o ver una película del Soldado Ryan, pero no sobre el Negro Primero (por ejemplo). En mi caso, he tenido la suerte de que mi papá, desde muy pequeños mi hermano menor y yo, decidió dos cosas: una, que recorriéramos el territorio de Venezuela, antes de ir a otros paises; esto casi lo logramos, solo nos faltó el sur-este, lo que es Amazonas, la gran sabana. Lo otro fué que conociéramos de nuestra historia. Así, un día, recibí de regalo un libro que, para ese momento, ya era viejo. Con mucho cariño nos lo dió mi papá. Era Venezuela Heroica, de Eduardo Blanco. He leído este libro muchas veces, y cada vez que lo leo, encuentro cosas que no había entendido en las lecturas anteriores. Es algo así como que en la medida en que voy creciendo, y adquiriendo más experiencia, voy entendiendo mas cosas del libro. Es un libro sencillo, magistralmente escrito, que nos relata pasajes sobre las batallas que se libraron durante la guerra de independencia: La Victoria, San Mateo, el Sitio de Valencia, Maturín, La Invasión de los Seiscientos, La Casa-Fuerte, San Félix, Matasiete, Las Queseras, Boyacá, y por supuesto, Carabobo.
Como anécdota interesante, por los días en que el programa «Quien Quiere Ser Millonario» era el de más moda, por lo cual lo veía religiosamente todas las semanas, un día hubo una pregunta que le hicieron a un participante: Quien había comandado la batalla de Matasiete? Cuando presentaron las opciones, de inmediato recordé lo que leí en Venezuela Heroica, pero no estaba el nombre que recordaba. El tiempo pasaba, el participante vacilaba. Corrí a buscar mi libro, verifiqué rapidamente, y efectivamente vi que el nombre de quien comandó dicha batalla, ni siquiera estaba entre las opciones. El participante seleccionó una opción, y Eladio Lares, con cara así como de «lógica», le indicaba el error, y le informaba que «por supuesto, había sido Simón Bolívar», con lo cual, el participante se iba del programa. De inmediato me fuí a la computadora, me metí en el sitio web de RCTV (que para esa época aún existía), busqué alguna dirección de correo, conseguí una, envié como mil mensajes; también llamé por teléfono, infructuosamente debo acotar. Esperé impacientemente a que llegara el próximo programa, en el cual, efectivamente, Eladio Lares indicaba que «La Producción» había cometido un error, y por ello le daban una nueva oportunidad al participante. La historia fué corta, ya que el mismo no pasó la nueva pregunta, pero si me quedó la evidencia de que, por una parte, Eladio Lares no sabía de la Historia; por otra, que yo si sabía algo; y finalmente, que yo sabía más que Eladio Lares de la historia de nuestro país(lo cual no es ninguna medida, pero siendo una personaje público, pues algo de fresquito me entró). Dejo a quien lea estas palabras, la tarea de verificar quién comandó la batalla de Matasiete…
Insisto, gracias a Dios, que he tenido la oportunidad de que me orientaran a conocer de la historia, y en este momento, ando en una de estudio de la historia constitucional de venezuela, lo cual complementa mucho lo que se puede leer en este libro. Por supuesto, cualquiera puede opinar que hay otros libros que quizás hasta mejores son, pero en mi caso, lo que me parece excelente es el estilo de redacción que tuvo Eduardo Blanco.
Feliz fuí el día que fuimos todos al Campo de Carabobo. Me sentía muy entusiasmado de estar en el mismo sitio del que había leído, y del que año a año escuchaba hablar, en la fecha que celebramos hoy, además de ser el escenario de esos desfiles militares que siempre me han deleitado, principalmente por soñar que un día estaría allí como un oficial (lo cual es parte de otra historia). Por esos días, vivíamos en Trujillo, y cada vez que viajábamos a Caracas, pasábamos por el Glorioso Campo de Carabobo, al menos a comer cachapas y cochino frito, y me quedaba atónito mirando hacia el Campo, como esperando poder ver algo, que viniera de el día en que se dió la Justa que le daba origen al monumento. Aún hoy en día siempre quiero ir, aunque a quienes les digo que hagamos una especie de excursión, me dicen: «pero que quieres ver ahí, si con ir una sola vez ya viste todo». Pero para mí no es cuestión de ir «a ver», sino a compartir, a sentir, a estar con todos esos hombres que en su momento lo dieron todo por esta estropeada y vilipendiada libertad que tenemos hoy en día.
Para aquellos que quieran ir mas lejos de la lectura, o que prefieren los medios modernos para conocer los detalles de la historia, les dejo este enlace, que me parece de lo mas interesante.