A l@s bolsas, hasta muert@s l@s persiguen


Febrero, 1992. Por distintas razones, mi mamá estaba sola en la casa cuando se dió el Golpe de Estado. Sólo la acompañaba Reina, una perra ya mayor que teníamos, y Lady, una perrita doberman cachorrita que nos habían regalado. Lady era muy cachorrita. De la Universidad, y de mucho tiempo atrás, conocían mis padres al hermano del líder del golpe, con quien mantenían una amistad normal, como cualquiera que se forma en el seno de la comunidad universitaria entre compañeros de trabajo. En fiestas y reuniones sociales compartían las familias. Incluso, algunos de nosotros habían asistido al ascenso a Comandante del interfecto, reunión en la cual estuvieron todos los que después lo acompañaron en la aventura…

Al enterarse del golpe, se fué mi mamá a la casa del hermano, a ver qué pasaba, y a darles apoyo (moral). Estando allá, muy temprano, llega la familia del Líder golpista, su esposa y sus dos hijos, escoltados con un muy joven soldado. Lo primero que propone mi mamá es que se quite el uniforme el escolta, por lo que le dan ropa de civil. Como Lady era muy cachorra, mi mamá previó que no podría regresar rápido a la casa a atender sus «necesidades», y se la llevó. Allá la tenían encerrada en un pequeño patio, donde decidieron dejar el fusil que cargaba el escolta, fusil que en repetidas oportunidades debieron quitarle a Lady del hocico, ya que lo agarraba para entretenerse en las largas horas de aburrimiento en aquel patio. Había mucha confusión en la familia. No se sabía que pasaba, y mucho menos que iba a pasar. Pasado algún tiempo, comienzan a recibir llamadas amenazadoras.
Por razones histórico-familiares, en esa época mi mamá tenía muy buena relación con quien era el Gobernador del Estado. A partir de cierto momento, recibe mi mamá llamadas de gente del gobierno, pidiéndole que se fuera de allí, hasta que el Gobernador la llamó y le informó que debía salir, ya que era el único motivo por el cual no llevaban a cabo las instrucciones que habían, de entrar y acabar con todo cuanto respirara en esa casa, donde se reunía la familia completa del «por ahora» derrotado líder golpista. Mi mamá no dudo ni un momento cual debía ser su respuesta: no se saldría! Su punto de vista era que no podía pagar la familia por los actos de uno de sus miembros. Así que se quedó, y vivió allí hasta tanto le aseguraron que no habría retaliación alguna, al menos física, contra la familia del nuevo inquilino de Yare.
Por aquella época, era Presidente de la FCU en la ULA Diógenes Andrade (el fantasma). Tiempo después del golpe, recibíamos en mérida los escritos del inquilino de Yare, los reproducíamos en viejas rotativas, y preparábamos para distribuirlos por todo el país. Cada uno de quienes participábamos en el proceso, estábamos conscientes del riesgo que corríamos. Más aún, el proceso de transporte fuera de Mérida resultaba más peligroso aún, ya que el Gobierno había declarado que a quién agarrara en dicha actividad, sería tratado como delincuente y hasta traidor a la patria. Como mi familia vivía en Barinas, me ofrecí como voluntario para llevar el paquete a Barinas, donde se le debía entregar a los contactos que formaban parte de esa red que existía.
Cualquiera podría haber descubierto que alguna razón extraña existía para viajar más a menudo de lo que acostumbraba a visitar a mi familia. Pasar por las alcabalas de Mucuruba y La Mitisus, sin contar con cualquier punto de control en el medio que siempre colocaban, generaba una catarata de adrenalina imposible de explicar, pero en el tiempo que lo hice, salí bien librado, ya que aprovechaba los rincones mas escondidos en mi escarabajo del 73.
En uno de esos viajes, en los cuales me tocaba entregar el paquete al propio hermano del autor de aquellas primigenias «líneas de …», mi mamá decidió acompañarme en la tarea. Para esa época era el orgulloso propietario de un KP-9000 y un completo sistema de sonido (mejor incluso que el mismo escarabajo), de manera que en el momento de la entrega, que se hacía en forma rápida y sin mucho protocolo, tocaba en el equipo la canción «El Elegido», y mi mamá me pidió que le pusiera volúmen, para que el tocayo de la pareja de Eva pudiera escucharla. Eso se me quedó grabado para siempre.
El tiempo avanzó, y ya para el momento en que el actual Presidente asumió su cargo, mi mamá había cambiado radicalmente de opinión acerca de lo que estaba sucediendo en el país. Por aquel entonces repetía que la propiedad privada se vería afectada, y hacía planes duros para defender lo que teníamos. Nosotros no le parábamos, y en forma despreocupada le decíamos «no vaaaaale, como se te ocurre!!!». Así avanzó el tiempo, hasta que en el 2001, le tocó el turno de ir a litigar en la Corte Celestial. Algún problema grave tendría Dios, que requería de una abogada como lo era ella. Por circunstancias del momento, la enterramos en Caracas, en el Cementerio del Este. Allí descansa en paz. Allí descansaba!
Por distintas razones, han revocado la concesión a la directiva del cementerio Jardines de la Chinita en Maracaibo. Puede que sean razones muy merecidas, pero la realidad es que no hay absolutamente ningún ejemplo que permita predecir que ese Cementerio mejorará con la nueva administración que habrá. Seguramente sucederá lo mismo que sucede con el Guri, que gana nivel de agua, pero no baja el problema de la producción de energía; o con la fábrica de pañales «guayuquito» que inauguró el Presidente, y que solo ha producido las muestras que tuvo en su escritorio ese domingo; o con las haciendas, fincas y hatos que ahora son parte del inventario oficial, y que a la fecha no producen absolutamente nada; o los centrales azucareros, como el que se ve cuando se viaja por la autopista «José Antonio Páez», que mientras en Bolivia se discutía sobre la protección del ambiente, este central genera una columna de humo negro inmensa, que se ve a kilómetros a su alrededor; o las cargas de ganado que compran fuera de venezuela, y que llegan reducidas en cantidad porque deben arrojar las cabezas que mueren por el traslado, además de la reducción en calidad de las que sobreviven el viaje. Además por supuesto del hecho de que no hay absolutamente ningún cementerio «público» que se haya recuperado o que funcione al menos tan bien como funciona el peor cementerio administrado por empresas privadas. Y no se puede dejar de hablar acerca del hecho de que entre las razones para las acciones en contra de ese camposanto, está el hecho de que quienes entierran allí son los «capitalistas», «ricos», «traidores» e, imposible de olvidar, «miembros de la CIA y el FBI».
Ahora, se teme que la arremetida sea en contra de todos los cementerios que esten en manos de privados, y que de paso sean donde los pobres no puedan enterrar a sus muertos. Se estima con mucha certeza que entre los próximos esté el cementerio del este, en caracas. Me temo que me tocará meterme en el movimiento de rechazo de la acción que se genere, para tratar de recuperar los restos de mi abuela y de mi mamá. El problema será conseguirlas, ya que seguramente, las placas que identifican el sitio donde están, quizás para ese momento habrán sido fundidas para fabricar ollas que permitan alimentar el hambre de los invasores, quienes bandera en mano estarán ocupando esos terrenos.
Lamentablemente, aquí ni muriendo, se deja de ser bolsa…

Día de la madre 2010


Llegó un nuevo día de la madre. Este es especial. Para mi, la herida sigue abierta, pero ya no sangra. Ahora hay un nuevo motivo para salir adelante y no caer en la depresión que me ha acompañado los últimos 9 años.
Cada día la recuerdo. Cada cosa que pienso, digo o hago tiene plasmada la obra de mi mamá. Todo lo que me dijo, era cierto. Es algo así como en «Caballo de Troya», que los viajeros descubrieron que Jesús les hablaba en el pasado, sabiendo que eran del futuro. Fueron palabras que en el momento en que las escuchaba no tenian sentido, pero que cada nuevo día cobran mas y mas vigor y vigencia. Es sencillamente impresionante.

Hoy en día, a cada segundo recuerdo lo que dijo, lo que pensó, lo que hacía, cómo lo hacía, y hasta cómo miraba, me miraba. Todos esos elementos son fundamentales para mi, ahora que me ha tocado la tarea de criar a mi hija. Cada día me enfrento al reto de ganarme la sonrisa aprobadora de mi mamá, al final del día. Cada día sueño que lo he logrado. Sólo el tiempo permitirá saber si realmente aprendí de ella las lecciones que me daba. Yo espero haberlo hecho.

Un día más sin ella. Un día más con ella y en ella. Siempre pensando en tí…