¿Hacia dónde vamos?


Hoy es 23 de Enero. Seguro estoy que muchos escribirán sobre esta fecha, y algunos darán detalles de lo sucedido en aquella del año 58. En mi caso, y por todo lo que nos está sucediendo, me parece que es importante recordar ese pasado, pero más importante aún es ocuparnos de poder hacerlo hoy, mañana y siempre. Y es que de seguir las cosas así como van, lo más seguro es que hasta nuestra historia sea cambiada a conveniencia de su nuevo autor («por ahora», solo nos insisten en una interpretación adecuada a los planes del  interlocutor), tal como sucede en el libro de George Orwell 1984
Yo provengo de una familia que luchó por la democracia. Mi abuelo, Plácido Azócar, fué uno de los precursores que conspiraron contra el gobierno de ese entonces. Fué uno de los que organizó por primera vez el sindicato de obreros petroleros. Por cosas del destino, no tuve oportunidad de compartir con él en persona, pero si recuerdo los cuentos que en pocas oportunidades escuché, acerca de cómo los esbirros de la seguridad nacional «le volaron» los dientes a mi abuela mientras le preguntaban por mi abuelo, mientras este y muchos otros compañeros suyos se escondían en una guarida cuya entrada era una puerta escondida en un closet. Para la fecha del 23 de enero del 58, recuerdo que me decían que habían amarrado a una cama a uno de mis tíos, para evitar que saliera a meterse en esa gesta verdaderamente revolucionaria. Y así como yo, seguro estoy que muchísimos de nosotros, Venezolanos de nacimiento o «reencauchados», tenemos historias que, en conjunto, relatan lo que fué ese momento.
Mi abuelo Plácido llevando a mi mamá el día de su boda
Obviamente, los tiempos han cambiado. Actualmente nos enfrentamos a una situación que es más bizarra que democrática. Vivimos en un país donde el mismo que hace las leyes, a diario da instrucciones sobre cómo hacer caso omiso de las mismas. Un país donde le quitan la responsabilidad y los recursos a gobernaciones y alcaldías para atender las vías de comunicación, y meten presos a quienes tratan de solucionar el problema lunar que tenemos (lunar porque parecemos la luna de tantos huecos que hay). Un país donde el Presidente y sus acólitos dicen primero que «la delincuencia es una matriz de opinión creada por la oposición» y que el Gobierno ha invertido muchos recursos para mantenerla controlada, y luego acepta que sí hay delincuencia, pero que no es su responsabilidad sino de la oposición y los 40 años de cúpulas podridas. Un país donde el tema de la educación se maneja como elemento de disuación y/o distracción. Un país donde un invasor niega serlo «porque el terreno no tenía candado». Un país en el cual se pierde al menos la mitad de las horas hombre de su población laboral activa en colas. Un país en el cual una mayoría numérica vota por una opción, pero obtiene menos representantes en su Asamblea. Un país donde deciden profanar la tumba del Padre de la Patria, porque tienen la duda de si realmente están ahí sus restos. Un país donde exhiben con orgullo los resultados de sus cuerpos de investigación policial, pero que en no sé cuántos años no han siquiera dicho una hipótesis acerca del asesinato de Danilo Anderson. Un país donde se usa su Bandera Nacional para dar cobijo a quienes actúan en contra de las leyes. Un país «anti-imperialista», pero que vive de lo que le paga el imperio. En fin, un país donde todo es al revés. Un país bizarro.
Definitivamente, debemos reinventar nuestro país. Pero es importante que se entienda el «debemos». Y más importante aún es no sólo expresar nuestro más profundo sentimiento de apoyo a que se obtenga el resultado de esa tarea de reinventar nuestro país, sino que participemos activamente. Debemos ir más allá de estar pendientes de la discusión polarizada que se dará, en los próximos 5 años, en nuestra Asamblea Nacional, y ayudar a nuestros representantes con ideas y propuestas. Debemos ir mucho más allá de decidir participar en marchas y contramarchas (y recuerdo aquella canción que me presentó @jcredberry, que comenzaba «yo no soy neoliberal, tampoco soy comunista…»). Nuestro problema no es quién sale en Buenas Noches, y que dicen de esa persona en La Hojilla. Nuestro problema es que en una actitud cómoda, nos conformamos con participar con tan poco interés, que ni siquiera vamos a votar cuando la situación lo requiere. Debemos dar un paso al frente y ser parte activa en ese proceso. Cómo? bueno, opinando es un buen comienzo. Expresando públicamente lo que nos gusta y lo que no. Criticando lo malo y alabando lo bueno, independientemente de quién es el ejecutor. Esto es un proceso que debe comenzar en alguna parte, para que pueda finalizar en otra. Sólo así, podremos tener esperanzas de que nuestro país deje de ser bizarro.
Cada mañana, cuando salgo a «luchar por la economía», y veo a mi hija que va con ese ímpetu a su escuela, me entra la duda sobre qué futuro tendrá ella, y qué estoy haciendo yo para asegurárselo. Hoy pienso en que quizás lo mismo sentían quienes salieron el 23 de enero del 58 a dar el puntillazo final a ese país en el cual vivían. Insisto, los tiempos han cambiado, y los métodos no tienen que ser los mismos. Lo que si debemos lograr es que todos, o al menos una gran mayoría, asuman esa actitud. Sólo así podremos lograr el país que soñamos, y salir de la pesadilla en la que vivimos.

Mi Anillo de Grado


Mientras uno estudia en la Universidad, va conociendo lo que son las costumbres y símbolos relacionados con las mismas. Obviamente, la cúspide de los estudios universitarios es el Grado, y relacionado con el grado, existen símbolos como lo son el anillo, la toga y el birrete. Lo más normal, es que una vez que se completan los estudios, y cuando se está cerca del grado, se procede a atender el tema del anillo. Por su costo, por lo general se procede con un poco más de tiempo, ya que al menos en Mérida existían planes de financiamiento para poder comprarlo. No es un requisito, por lo cual hay quienes no lo compran por razones económicas, así como hay quienes tampoco lo hacen sólo porque no le ven sentido alguno. Lo cierto del caso es que el anillo es un símbolo. Es así como la «chapa» para los policías. Es lo que indica que uno se graduó. En función de sus colores la gente sabe la profesión que uno tiene. Y dependiendo del gusto de cada quien, existen miles de modelos, de distintos materiales y distintas combinaciones. Pero más importante aún, es que detrás de un anillo de grado, hay toda una historia, compuesta de anhelos, sufrimientos, alegrías, y definitivamente éxitos, ya que sin ellos, no se hubiese logrado la meta final.
En mi caso, y por ser mis padres egresados universitarios, y de paso profesores universitarios también, desde muy pequeño conocí esos símbolos, y de los que más me atraían era precisamente el anillo. Si no recuerdo mal, el de mi papá era uno muy sencillo: un aro grueso, quizás de plata u oro blanco, con un búho y unas letras en relieve, sobre fondo negro. No recuerdo lo que decían las letras, pero si recuerdo que mi papá lo cuidaba mucho.
A mi papá lo nombraban padrino de promociones allá en el núcleo de Trujillo. Por eso, en una oportunidad, le dieron como regalo un anillo igual al que usarían los miembros de la promoción. Era una promoción de Ingenieros Agrícolas, por lo cual el anillo era, de tipo tradicional, grande, y con la «pepa» verde, verde claro. Era muy bonito y atractivo, por lo cual, le puse el ojo. Cada vez que podía, lo buscaba en la mesa de noche de mi papá, y me lo ponía. No hacía mucho. No jugaba que era Ingeniero, ni nada por el estilo. Sólo me lo ponía, y soñaba con el momento cuando finalmente tendría el mío. Claro, era un sueño «efímero», ya que bastante tardé en lograrlo, por voluntad propia. Pero al final de cuentas, era mi sueño.
Muchos años después, ya estudiando en la Universidad, me llevé el anillo de papá. Lo usé en muchas noches de juerga con los panas, y realmente daba resultado. En una ciudad universitaria como Mérida, son bien conocidos los símbolos pertenecientes al ambiente universitario. Quizás también me ayudaba una tarjeta de crédito que tenía (y que pertenece a otra historia el por qué), que tenía el logo de la Asociación de Profesores, por lo cual, en algunas circunstancias de mi interés, lograba pasar como tal (o al menos eso parecía). Finalmente, regresé el anillo (eso creo…).
Luego, recuerdo que había un profesor de la escuela de Eléctrica, que no recuerdo su nombre, a quien consultaba en su cubículo. Siempre que iba, el estaba leyendo algo, un libro, exámenes, un artículo, que se yo, y lo cierto del caso era que lo hacía, manteniendo su antebrazo izquierdo sobre parte de lo que leía, con lo cual quedaba su mano izquierda casi al frente, justo entre el y yo, de manera que lo que destacaba para mí era ese imponente anillo de Ingeniero, tradicional, grande, y con la «pepa» muy azul. Ya eso si era no solo lo que quería, sino lo que al final obtendría al finalizar mis estudios. 
Mucho tiempo pasó para que un día, en una visita que hizo mi mamá a Mérida, habláramos finalmente del tema del grado. Por aquel entonces aún me faltaba, pero estaba muy cerca, y por esas cosas del destino, pues luego de dar las explicaciones de rigor, mi mamá insistió en que fuéramos a comprar el anillo. Fuimos a donde sabía que eran los mejores en cuanto a precio y garantía. Tenía por supuesto planificado y en mente como lo quería: tradicional, grande, sin zircones, y en el fondo de la «pepa», quería el logotipo de la escuela de Sistemas, por la que tanto había dado y recibido. Así mandamos a hacer el anillo mi mamá y yo, con la particularidad de que mi mamá propuso que le mandáramos a hacer un botón a mi papá, que fuera igual al anillo, para que lo usara. Esta idea era un secreto que tendríamos nosotros, del que se enteraría mi papá al momento de la bendición de los anillo, cuando se lo entregaría como reconocimiento a la paciencia y ahínco puestos para que yo lograra graduarme. Repito, por esas extrañas cosas de la vida, no pensamos en nada para ella. Eso fué a comienzos del año 2000, en el cual debía yo graduarme…

 

El precio del anillo fué de 91.000,00 bolívares de los de la época. Hoy en día no es ni siquiera lo que gasto en desayuno cuando voy con mi esposa e hija, pero en aquel entonces, era una gran suma de dinero. Tanto, que recuerdo que dimos un monto como anticipo, y quedamos pagando no recuerdo cuántas cuotas, al final de las cuales, tendría la joya en mis manos, lista para ser usada por el nuevo profesional en el cual me convertiría.
Los planes de grado debieron esperar 2 años más. En Julio de ese mismo año me casé, de manera que usé primero el anillo de casado que el de graduado. Mi mamá tuvo que pasar un momento de angustia, cuando la secretaria leía el acta de matrimonio, y decía «… EL PRIMERO, de veintinueve años de edad, de estado civil soltero, de profesión estudiante, …». Una tos le salió del alma, un suspiro, y yo por supuesto que ni siquiera la miré porque me imaginaba su cara. Luego, la vería en alguna de las fotos que se tomaron en el momento. Mientras, seguíamos pagando las cuotas, hasta que las terminamos y pasaba ahora a tener que guardar el anillo en mi mesa de noche, esperando el gran día en que quedaría autorizado por la Ley para usarlo. Muchas fueron las veces que lo saqué, me lo puse y lo cargué en la casa. Muchas veces estuve tentado a usarlo y ya! pero no, me mantuve fiel en la espera del momento correcto. En el interín, Agosto del 2001 nos golpeó con la partida de mi mamá. Logró verme casado, pero no graduado, que fué su gran dolor de cabeza. Ahora, el anillo, a pesar de ser un aro sin comienzo ni final, estaría para siempre incompleto, ya que no estaría ella para disfrutar de verme utilizándolo. Por aquellos últimos días que compartimos, en algún momento, entre lo que conversábamos, salió el tema, que callabamos con miradas cómplices para que mi papá no se enterara de la sorpresa que le habíamos preparado. No pudo acompañarnos físicamente…
Casi un año después, en Julio de 2002, llegó el tan anhelado momento. En la semana que incluía el 14 de Julio, se dió la misa de bendición de los anillos. Allí estuve, y hasta me tocó ser parte activa del acto. 
En un momento muy emotivo para mí, me tocó entregarle el botón a mi papá. Me tocó hacerlo solo, así como recibir solo de mi papá mi anillo, el anillo que compré con mi mamá, el que ella me regaló. A partir de allí, sólo en algunas ocasiones no lo utilizo (como por ejemplo en Caracas, cuando tengo que andar por ahí por la calle). Un anillo equivalente, actualmente, cuesta mucho dinero, pero en mi caso, mas que por el valor monetario del mismo, lo que me hace verlo como algo especial es toda esa historia que hay detrás de el mismo. Historia, además, que día a día va creciendo con anécdotas. Por ejemplo, en un trabajo que tuve, en algunas ocasiones nos tocaba ir a atender operativos en el interior del Estado Mérida. Cuando me tocó a mi asistir, me dijo el Jefe: «pero no puedes llevarte tu anillo de graduado, es necesario que no se lleven prendas que establezcan una diferencia de posición entre los clientes y nosotros…». El anillo era como una barrera, una especie de pedestal, según esa visión.
Quizás el usar ese tipo de prendas pueda, en la mayoría de casos, pasar por un acto público de vanidad. Cada quien lo hará de acuerdo a su personalidad, e inevitablemente de acuerdo al sacrificio por el que pasó para poder ganarse el derecho de utilizarlo. Otros simplemente como una prenda más. En mi caso, lo llevo con mucho cariño, mucho orgullo, ya que para mi representa una conexión especial con mi mamá. Trato de usarlo lo mas a menudo posible, lo cual depende de las actividades, y principalmente dónde las voy a realizar. Cada vez que lo veo, me trae tantos recuerdos a la mente, que definitivamente, lo considero como una pequeña máquina del tiempo, que me permite regresar a aquellos momentos, hermosos, amargos, tristes, pero que en conjunto conforman mi historia en la Universidad.

¡Y Ahora por los Pañales!


Desde que se nace, se tienen metas por cumplir. Uno viene tomando conciencia de ese hecho más o menos cuando se va a la escuela, y sin embargo, aún no son propias las metas. No se entiende mucho acerca de por qué se tiene que estudiar y hacer tareas, pero las circunstancias obligan a que se haga. Y así va uno aprendiendo el arte de establecerse metas, algo así como una pasantía, de manera de lograr que uno se acostumbre a tenerlas, con la seguridad de que eso de que uno nace, crece, se reproduce y muere, lo que representa son las metas independientes que el Gran Maestro ha establecido para uno, ya que no dependen de nuestra voluntad y suceden inexorablemente (bueno, en el caso del «se reproduce» puede haber cambios, pero igualmente no dependen de nuestra voluntad), a diferencia de esa enseñanza, que termina traduciéndose en una imparable actitud «metas-maníaca». En ese proceso, la sociedad juega un papel preponderante, ya que muchas de las metas son inducidas, para poder cumplir con los estándares de la sociedad en la que se viva, y va a depender de muchos factores el hecho de que cada uno de nosotros pueda lograr sobrepasar esa barrera social, y lograr establecerse sus propias metas. Por lo general, a quienes hacen eso, y son exitosos en el proceso, los llamamos «locos», «poetas», «artistas», o simplemente «vagos».

De las metas, pues obviamente cada quien se establece las propias, sin embargo, si se pertenece a la misma sociedad, pues más o menos se comparten las mismas. Así, y como indiqué anteriormente, uno no sabe ni entiende ni quiere saber el por qué, pero se tiene que estudiar. Por lo general, uno «tiene» que estudiar, porque la meta de sus padres es que su hij@ llegue a ser médic@, doctor(a), ingenier@, abogad@, militar, piloto, modelo, etc. Entonces, se establece una línea de vida en base a una meta ajena, que termina siendo como un virus, que al estar uno sometido al mismo en forma prolongada, pues se infecta! así, se llega a bachillerato, y lo enseñan a uno a ser caso fracasado. Si!, porque al menos en los tiempos en que yo estudié, uno tenía que sacar muy buenas notas de primero a cuarto año, que eran los que valían para el índice académico requerido para poder seguir en el camino de satisfacer la meta de los padres y familiares. Así, la tortura se extendía en esos 4 años, y en el quinto ya nada importaba, con lo cual se podía asumir que se había cumplido la meta… pero no!
Hacia finales del 5to año, se presentaba la primera evidencia formal y física que daba constancia de las metas ajenas aplicadas a uno. Llegaba el momento de decidir qué estudiar en la Universidad. Para empezar, ya a esa edad, se supone que uno es suficientemente maduro para decidir si su meta es esa, pero cualquier opinión contraria, conduce a a ser clasificado en uno de los grupos antes descritos, y peor aún, se corre el riesgo de ser llevado ante el mayor asesino de metas: el psicólogo o psiquiatra! Estoy convencido de que estos profesionales han tenido tamañas contradicciones con sus padres con respecto a sus metas, que terminan ejerciendo su profesión con la única meta de vengarse de su situación con el resto del mundo, arruinándole las metas genuinas e inocentes de quienes atienden, pero requeriría muchas líneas más analizar esos casos. Lo cierto del caso es que para evitar el tema de los «mata metas», existe (o existía) un cargo, informal en cuanto a formación profesional se refiere, pero formal de oficio, que era el «orientador». El Orientador era lo contrario a los psiquiatras y psicólogos (de allí la complementación entre ellos). El Orientador sencillamente es un ser que no tiene metas. Y esta conclusión llega porque ni siquiera es capaz de orientar en lo más sencillo: se supone que si alguien se iba por la rama de ciencias, era porque se preparaba para estudiar carreras relacionadas; y la gente que se iba por humanidades, pues le tocaban carreras sociales. No, el orientador hacía caso omiso de los últimos 4 años y pico estudiados, y terminaba recomendando cualquier cosa. Finalmente, por lo general terminaba imponiendose la meta de los padres… Así uno llega a la Universidad.
A la Universidad uno llega convencido de que lo que va a estudiar es lo que quiere, pero sin la menor idea de que carrizo es lo que se va a estudiar. Y por lo general, excepto por muy contados casos, se recorren las aulas de clases atendiendo, no a gente sin metas, sino a gente con otras metas que no son cumplir con la meta que uno tiene. En ese camino, comienzan a surgir otras metas, básicamente de la misma fuente de la que conllevó a estar en la Universidad, de las que se habla muy tímidamente cuando se esta niño y joven, pero que se convierte en un río escabroso mientras mas se avanza. Entonces, hay que estudiar para poder casarse, hay que casarse para tener familia, y así se va…
Finalmente, se entiende que la meta impuesta no era mala, y el acto de grado es como una entrega de guardia, donde se expresa «cumplí con tu meta, ahora voy por las mías». Pero el proceso es difícil. Después de tanto tiempo, cuesta lograr echar a andar la máquina de producción de metas, y en ese proceso, ya juega un papel preponderante la influencia de todos los medios modernos: TV, computadoras, internet, etc. Por lo general se quiere tener muchas cosas, lo cual equivale a muchas metas de distinto tamaño. Luego, se dedica uno a alcanzar solo una meta, que es tener mucho dinero para poder satisfacer las otras metas, y se comienza esa danza meta-ica de: no me caso porque no tengo plata; ya nos casamos pero no habrá hijos hasta que tengamos plata para una casa; tenemos la casa pero hay que comprar un carro, y así sucesivamente. Algunos logran salirse del camino, y uno ya, de manera muy tímida los llama «locos», pero con un sentimiento así como de envidia, como de que «con que felicidad dejaría todas mis metas para ser feliz», pero igual se sigue. Y en el preciso momento en que se tienen los hijos, termina llenándose el espacio en blanco que se tiene en su propia vida, con respecto a qué pasaba mientras uno no tenía razón y/o conciencia de si mismo, que es el punto donde me encuentro ahora.

Ya mi hija va para dos años. Ya decidí donde estudia, de qué se enferma, cómo se cura… Ya debe dejar el tetero, lo cual está logrando, y el próximo paso es que deje los pañales! Y en ese establecerle metas, entendí por lo que pasaron mis padres, y a lo que yo mismo me vi sometido. Ahora, me esfuerzo en no ver mucho hacia adelante, para no convertirme en el «orientador» de su vida, pero no es nada fácil la tarea. El que uno voluntariamente decida no hacer planes para su hijo, incluso pareciera ser un ejemplo clásico de «locura», pero no queda otra que seguir el camino.

Con esta enseñanza, he logrado entender a un gran hermano mío, que se declaró «amante de la procrastinación«. Ahora, lo acompaño en su estadio, ya que voluntariamente decido «hacerme el loco» con algunas de las cosas que «por definición» debo atender… total, como dice el refrán popular: Procrastinare humanum est!

Socialismo Capitalista: el problema mal-donado


Recientemente, el amigo Fernando Pinilla (@FMPinilla) publicó el artículo Pastor y el costo de su sueño. Una vez lo leí, me pareció sumamente interesante ya que expresaba de manera bien clara lo que yo venía pensando acerca del tema. Una vez que mi tocayo anunció por el TW su artículo, recibió, por una parte, elogios, pero por otra, los mas insultantes y descarnados comentarios. Definitivamente, cuando uno escribe, es porque se atreve, en primer lugar, a dar a conocer su opinión sobre las cosas. En segundo lugar, se atreve a dejar por escrito (precisamente), esa opinión, de manera que no hay forma después de decir que no se quiso decir lo que se dijo. Pero por último, uno ejerce su derecho de LIBRE PENSAMIENTO Y EXPRESION, obviamente, expresando lo que se opina (no creo que alguien escriba expresando la opinión de otro, a menos que sea una crítica). Y de hecho, quizás una de las cosas más importantes de escribir en público, es que se está uno exponiendo a que se lea, interprete y sobre todo se critique lo que uno escribe. En el caso que comento, me parecieron particularmente fuera de lugar y de tono frases como «apátrida», y aunque no lo dijeron literalmente, hasta se le indicó que estaría «rogando que se matara Pastor», cosa que a todas luces es falsa, y lo aseguro porque en mi caso, jamás le desearía la muerte a nadie, y menos por envidia o mal sentimiento. Lo cierto del caso es que este tema de Pastor Maldonado se presenta bien complicado, ya que se mezclan dos mundos que no deberían hacerlo: el deporte y la política. Pero, el problema es que el deporte, desde hace mucho tiempo, dejó de ser tal para convertirse en negocio, que como tal, requiere del apoyo de la política para poder subsistir. Pero procedo, una vez sentadas las bases del tema, a presentarlo en un poco más de detalle.
Nadie puede dudar de las capacidades de Pastor Maldonado como persona y deportista. Como tales, ha logrado, por esfuerzo propio y con el apoyo irrestricto de su familia, ganarse la posición que tiene hoy en día. Y es que Pastor, por quien en varias ocasiones me trasnoché para ver sus carreras en GP2, se las ha jugado todas. Y llegó hasta la puerta que lo aceptaría en la Fórmula 1. El problema es que por esa puerta, así como en el caso de los vampiros, no pasan los que se lo merecen o se lo han ganado, sino aquellos que son invitados, y la invitación proviene de una sola persona, el Rey, y se basa en el aporte que pueda dar el aspirante. No es el más rápido, ni el que mas haya ganado, ni el que mejor se haya portado el que logra entrar a la F1, sino aquel que, como decimos, «tiene con qué». Ahora, insisto en que para mi Pastor se ganó a pulso la llegada a esa puerta. Y aquí recuerdo que hubo quienes criticaron a @FMPinilla diciéndole que «no sabía nada de la F1». Pero, mis queridos expertos, entérense de la triste realidad: en la F1 NO ENTRAN POBRES! Por esto último, ya comenzamos a diferenciar la F1 del Cielo, el cual les pertenece…
Yo me imagino que Pastor, en su camino de ascenso, se vió enfrentado al hecho de verse mas estresado con cada carrera que ganaba, ya que veía cómo su sueño, con cada triunfo, dejaba de ser el suyo para convertirse en el de alguien más. Lo bueno es que, si se quiere, el hecho de que todos soñábamos con que Pastor llegara a la F1, se traducía, literalmente, en que finalmente así fuera…
Lo cierto del caso es que Pastor, llegado el momento, cumplió con todos los requisitos «técnicos», pero le llegó el momento de dar el paso definitivo. Cuando se sentó a conversar de «tecnicismos», le salieron con  aquello que está inscrito en las líneas del cine relacionado con el deporte, como lo es la frase «show me the money» (recuerdan a Tom Cruise en su «Jerry Maguaire»). En ese momento, los pelos de atrás de la nuca de Pastor deben haberse no parado, sino caído en un arrebato de alopesia nerviosa, al descubrir que «si no hay leal, no hay lopa». Pero tampoco es que eso fué de sorpresa. En ese ascenso de Pastor, con toda seguridad parte de las lecciones fueron las del tema económico, y no precisamente relacionado con lo que él se iba a ganar. Así que, con toda seguridad, Pastor, y/o alguien en su nombre, se ocuparon de hacer el «lobby» respectivo, para lograr tener el tema resuelto para ese momento de quiebre. Quizás, y ya esto forma parte de mi imaginación, al lograr llegar arriba, y plantear la situación, al que le tocaron la puerta, luego de explicarle, dijo que si, pensando: «total, este jamás va a llegar a la F1, así que si digo que si, me quito una ladilla de encima, y no quedo mal con nadie». Pero Pastor luchó y lo logró, y cuando regresaron a buscar lo que les habían ofrecido, no quedó de otra que tragarse los pensamientos, y proceder con la palabra empeñada. Suerte que tuvo Pastor! Mientras, todos los venezolanos ya estábamos entusiasmados, al ver por los canales privados las carreras, tanto de la F1, como de la GP2. Y es importante aclarar lo de los «canales privados», porque era una aberración que por cualquier canal del Estado se planteara tan siquiera la posibilidad de pagar «ni un solo churupo» por ese deporte clasista, capitalista e imperialista de las carreras! Nada que ver! Sólo Béisbol y Softbol, uno que otro evento importante, y luego puro trompo, perinola y gurrufío nojoda! Y es aquí donde la historia se pone intensa, y es necesario entrar a los Pits para poder conocer en detalle la estrategia que le permitiría a Pastor llegar a su meta: La F1.
Bernie Ecclestone «es el presidente y director ejecutivo de la Formula One Management y Formula One Administration, y como tal, es considerado la autoridad más importante en la Fórmula 1. Su control de este deporte, conseguido de la venta de los derechos televisivos en la década de los 70, es económico, pero bajo los términos del Pacto de la Concordia él y sus empresas también manejan la administración, organización y logística de cada Gran Premio de Fórmula 1». Es decir, Ecclestone es un Oligarca, un Capitalista, un Explotador, un Monopolista (si es que existe ese término)… Es, en resumidas cuentas, el dueño de la Fórmula 1, y lo que se hace en el deporte es porque el lo autoriza. Y no lo hace por el simple placer del sano entretenimiento, sino por REAL! Y lo que no produzca real no le interesa. Por eso, entre otras cosas, no hay carros «verdes» en la fórmula 1; como tampoco se usan combustibles biodegradables ni nada de esas pendejadas que vayan en contra de las grandes empresas capitalistas del mundo. Los aportes que deben hacer quienes quieren relacionarse con ese mundo, deben ser suficientes como para que el se quede con su tremenda tajada, y que se puedan pagar los costos asociados, como por ejemplo, los modestos sueldos que se ganan los pilotos del deporte. Parte de su Imperio lo mantiene la publicidad. El decide que productos se relacionan y cuales no con la F1. Obviamente, aquellos que mas paguen son los elegidos. No hay en el mundo deporte mas representativo del imperialismo, del capitalismo y de la banalidad. No lo hay! (y que conste que desde hace mucho soy fanático de ese y cualquier deporte de motor). Ese es, quizás, el mejor negocio que existe como tal en el mundo deportivo. Punto.
Ahora, es malo Ecclestone por ser millonario? Es malo el deporte por ser clasista? NOOOOOOOO. Es un negocio! Sería como decir que la Polar es mala porque vive de matarle el hambre a los demás (Dios, espero que esto no lo vayan a usar en contra de nadie, especialmente de la Polar). Como negocio, se basa en sacarle el mayor provecho posible al dinero, y quedarse con la mayor cantidad posible. Así, se ha visto como los pilotos pueden ser muy buenos, como lo es nuestro Pastor, pero si no traen muchos dólares con ellos, pasarán por debajo de la cabuya, y tendrán que ir a otras categorías menos «interesadas».
Entonces, dónde está el problema? bueno, en mi opinión no es culpa de Pastor que lo apoyen en su carrera con nuestro dinero. Total, como dije inicialmente, todos queríamos que un venezolano estuviera en la Fórmula 1, no? así que ahí lo tenemos, y además es un representante de lujo! sólo que no está ahí de gratis. Nos está costando mucho dinero. Dinero que le está pagando el gobierno más anti-imperialista del planeta; el más anti-capitalista del planeta; el más socialista del planeta; en el que se odia con mas furor a los ricos en favor de los pobres; en el que ser oligarca está casi tipificado en las leyes como un delito en contra de la población. Pero a pesar de todo eso, se le está inyectando una boloña de rial a los países y personajes mas capitalistas, imperialistas, y todos los «istas» que a diario nos dicen que son «malditos», «del demonio», etc. Entonces, quien entiende lo que pasa? Obviamente, el problema se agrava si en lugar de usar una moneda en particular para medir lo que se le está dando a Pastor, lo medimos en la cantidad de necesidades que se podrían satisfacer en nuestro País. Ahí, a cualquiera la carne se le pone de gallina, y prefiero ni siquiera entrar por ese camino.
Pastor, me declaro un Fan tuyo. Cuento cada día que pasa para verte en las pistas de Formula 1, asi como lo hice con Schumacher, Barrichello, Alonso, y ni hablar de Montoya!. Honestamente, al ponerme en tu pellejo, estoy seguro que habría procedido igual que tu. El problema principal no es que tu seas culpable. Tu pudiste pedir que te apoyaran en tu sueño, así como cualquier otro podría haber pedido que financiaran una película de Arma Mortal, con el «pañita» Dani Glover corriendo por las intrincadas calles de Petare con una parranda de malandros atrás echandole plomo, y la culpa es de quien aceptó apoyarte. No es que no lo merezcas. No!. El problema es que, como nos pasa a muchos, te tocó pasar por ese trajín en el peor momento posible. Y, sabes muy bien que al entrar en ese mundo, decidiste vender tu alma al diablo. En algún momento te pedirán que le des la punta a Barrichello, en otro que choques a alguien, y a pesar de lo que pienses, si quieres mantenerte en ese mundo, tendrás que aceptarlo, tragar grueso, y darle plomo! De esa misma manera, por la situación de nuestro País, si te piden que abraces al representante de tu mayor sponsor, debes hacerlo. Y si quiere montarse en el carro, pues le tendras que mandar a hacer uno donde quepa, porque al final de cuentas, ese cupo lo pagó el. Pero no todo es malo! Siéntete muy orgulloso de que realmente nosotros, el pueblo de Venezuela, te está apoyando. No en espíritu, ni en solidaridad, ni escribiendote cositas bonitas por el Twitter, sino aportando de nuestro dinero, contante y sonante, con una cuota real de sacrificio que se traduce en muchas viviendas que no se construirán en el corto plazo por no disponer del mismo, o en muchos enfermos que lamentablemente morirán por no tener a tiempo los insumos médicos que necesitan, o en muchos niños y jóvenes que no podrán asistir a su escuela que está ocupada por aquellos que perdieron su casa porque no los atendieron a tiempo, pero que a la final se entretendrán lavando un parabrisas en un semáforo, y despertarán de su sueño de estar en la Fórmula 1 cuando les toquen la corneta por quedarse viendo el semáforo, así como lo hace su ídolo Pastor Maldonado.
Para cerrar con otra película que me gusta mucho, en «rescatando al sodado Ryan», le dice el Capitán a Ryan, y la traducción es mía: «hazte merecedor de esto, hazte merecedor de este sacrificio». Seguro estoy que te harás merecedor del nuestro. Seguro estoy de que cuando toque soltar el volante para empujar el carro, allí estarás con nosotros…

Orden del Día!


Los miembros del Grupo Elite de una de las Fuerzas de Seguridad del Estado se preparan para salir. Verifican sus armas, se ajustan los chalecos. Tensan las tiras de los lentes y los cascos. En ese momento llega uno de los miembros, muy apurado y corriendo: «volvió a fallar el metro!, y de paso justo hoy que tuve que mudar a la familia porque el rancho casi se cae con la lluvia de anoche!». Todos lo miran con cara de «que mas!». Corre a su casillero, abre con apuro y mientras coloca en la mesa su equipo, pregunta: «¿y cuál fué la orden del día?». El de mayor rango mira con cara de fastidio al más nuevo, y luego de estirar la boca y hacer un movimiento rápido ascendente que involucra a su cuello al tiempo que elonga su labio inferior, le dice al nuevo: «explícale!». El nuevo deja de inmediato lo que hace, se para en posición de firme, y con la frente en alto y mirando al infinito, dice casi gritando: «la orden del día es apresar a los mayores productores de caña de azúcar de la zona, por delitos de lesa humanidad, y ponerlos a la orden de los organos de justicia. Se debe proceder con la mayor cautela posible, y de no lograr la colaboración de los occisos, se debe aplicar la fuerza contundentemente hasta lograr la aprehensión definitiva, lo cual incluye, de ser necesario, el uso de las armas de fuego! Señor si señor!». Atónito, el recién llegado se queda mirando al nuevo, mientras en actitud vacilante pasa su mirada por el resto de sus compañeros. Nadie levanta su mirada, hasta que llega al de mayor rango, quien por casualidad encuentra la mirada de su compañero, quien luego de encogerse de hombros mientras ladeaba la cabeza y subia sus cejas, se pone de pié y grita: «EN CINCO MINUTOS TODOS EN EL TRANSPORTE!».
En la capital, se lleva a cabo una reunión en el despacho del Ministro Especial para La Organización Pública Especializada de los Gajes del Oficio (MELOPEGO). Su asesor de mayor nivel le explica, una vez más, sus conclusiones acerca de la Orden Presidencial de atender el «terrible problema de ataque sistematizado a la salud pública, organizado por la oposición, y que vienen realizando desde tiempos inmemoriales, utilizando como medio de ataque ese polvo blanco maldito, que afecta a quienes mas afectados se ven por el mismo». El MELOPEGO pide que le expliquen desde el comienzo otra vez, pero con mucha calma, y haciendo unas láminas «bien bonitas», ya que le toca ir el próximo lunes al programa del Presidente «Lunes de Aroma», donde seguro le van a pedir que de las cifras de los resultados obtenidos. Su asesor toma una nueva bocanada de aire, la retiene en la barriga por unos segundos, la suelta por las fosas nasales, se toma el último sorbo de un café frío e insípido, y comienza el discurso:
– Asesor: Sr. MELOPEGO, la diábetes es una enfermedad crónica que se produce cuando el páncreas no fabrica, o lo hace con una calidad inferior, la cantidad de insulina que el organismo necesita. Esta hormona, la insulina, se encarga de transformar en energía los azúcares que tomamos en los alimentos. Una de las formas de atacar esta enfermedad, es hacer una dieta baja en azúcar.
– MELOPEGO: Ajá! y cual es el problema de esa diábetes? en que nos afecta a nosotros? Es algo que inventó el imperio en sus laboratorios de la CIA y del FBI, con la información que le robaron a los nazis? Porque ellos se quedaron con toda esa información!
– Asesor: Bueno, el problema es que en nuestro país, se estima en mas de 2 millones de personas los que tienen diábetes.
– MELOPEGO: Ajá! y?! De dónde salieron esos números? a mi me dijeron que en los hospitales no se trata esa enfermedad! Es más, ni siquiera está en la lista que me dieron de las enfermedades triónicas!
– Asesor: No son «triónicas», son «crónicas». No, en los números nuestros no está, pero si en los que interceptamos de la oposición, y como ellos quieren fregarnos por cualquier lado, lo más seguro es que sea verdad. Esa es la preocupación del Presidente!.
– MELOPEGO: Ajá! pero no entiendo cual es el peo chico! deja de hablar cientríficamente y explícame la vaina bien que se me acaba el tiempo!
– Asesor: (Suspiro). [Pausa]. Me permite «tutearle» para poder explicarle bien?
– MELOPEGO: A vaina pues, explícame la vaina como quieras chico!
– Asesor: Ok. MELOPEGO, en nuestro partido, hay registrados 6 millones de personas. Pero en todas las elecciones siempre logramos 3 millones y pico de votos, por lo que siempre estamos «en la raya». El Presidente le consultó al Ministro de Alteración Geoestelar Omnipresente (MAGO) Merlín la razón, y este indicó que la razón era que los que no votaban era porque estaban enfermos, y en base a la información que le acabo de dar de los números de diabéticos que interceptamos, todo cuadra perfectamente. Nuestra gente es diabética!
– MELOPEGO: Carajo! ese Merlín si es arrecho! Ojalá yo pudiera llegar a ser MAGO!. Pero entonces cual es el plan que debo llevar a cabo?
– Asesor: Bueno, hemos determinado que la forma de atacar a nuestra gente es a través de dosis infinitas de Azúcar! El polvo maldito que mencionó nuestro Líder! Por eso es que la oposición se ha empeñado en elevar el nivel de producción! quieren acabarnos!
– MELOPEGO: NOJODA! QUE DE BOLAS! Con razón! Y por eso el Presidente mandó al Ministro de Agricultura, Lodo, Diásporas, Incienzo, Tierras y Otros (MALDITO) a quitarle las tierras y a parar los centrales azucareros! Verga, es que el líder es demasiado arrecho!
– Asesor: Si, MELOPEGO, así es. Pero ahora, le toca a usted proceder, y debe ser hoy! de lo contrario, no va a poder decir mucho en el «Lunes de Aroma».
– MELOPEGO: Verga! y qué hago? 
– Asesor: Todo está listo! Ya salió en Gaceta que todo el que trabaje la tierra para producir azúcar, es culpable de asesinato en masa, y como tal, debe ser apresado, puesto preso, y se le quitan las tierras. El equipo se ocupó de adelantar las ordenes iniciales, pero ahora se espera por su instrucción directa para que proceda el operativo.
– MELOPEGO: PUES QUE NO SE ESPERE MAS! PONGANME EN CONTACTO CON EL SUPERINTENDENTE UNICO DE MANEJO ANTICIPADO DE REPRESION ESPECIALIZADA (SUMADRE).
– Asesor: (al teléfono)… Aló, como está, reciba un saludo solidario camarada, pongame a SUMADRE al teléfono, que le quiere hablar MELOPEGO…
– SUMADRE: Aló!
– Asesor: SUMADRE! como está? le pongo en contacto con MELOPEGO.
– MELOPEGO: SUMADRE! Como está? todo preparado para proceder?
– SUMADRE: MELOPEGO! señor si señor! todo listo! cuando usted diga!
– MELOPEGO: pues proceda, y mantengame informado SUMADRE!
– SUMADRE: ENTENDIDO MELOPEGO, ASI SE HARA. CAMBIO Y FUERA!
– MELOPEGO: Listo. ahora, sentémonos a esperar. Páseme una cervecita de la neverita, que este peo me dió sed.
– Asesor: Aqui la tiene sr. MELOPEGO.
– MELOPEGO: [abre la cerveza, toma un trago, la coloca sobre la mesa, y se la queda miraaaaaaaando fijamente]. Asesor, Qué ha pasado con la gente de los sindicatos, que no se han reportado más?
– Asesor: Bueno, sr. MELOPEGO, por las fiestas decembrinas, me imagino que han estado entretenidos bebiéndose su cervecita. La verdad es que no sé.
– MELOPEGO: Ajá! y quien produce esa cerveza?
– Asesor: Bueno, principalmente la Polar, la de los Mendoza.
– MELOPEGO: CARAJO! Ya me voy a joder en ese MAGO Merlín! Esta sí se le peló! ESTO ES OTRO ATAQUE DEL IMPERIO! PASEME A SUMADRE URGENTE PARA QUE ABRA INVESTIGACIONES CONTRA LA POLAR, PORQUE DEFINITIVAMENTE ESTA ATACANDONOS CON SU PRODUCCION DE CERVEZA!
– Asesor: Pero señor MELOPEGO, usted cree…
– MELOPEGO: Carajo! si chico! y lo descubrí yo solito! Hay que expropiar la Polar, antes de que nos terminen de joder al usar propaganda ponzoñosa para que nuestra gente tome cerveza y sean unos borrachos miserables! PROCEDA ASESOR! EL ENEMIGO AVANZA MIENTRAS NOS AGUEBONEAMOS!
– Asesor: Si señor! [agarra el teléfono]… SUMADRE! DE PARTE DE MELOPEGO, TENEMOS OTRO CASO DE TRAICION A LA PATRIA!!!

¿Por qué no soy Pueblo?


Hace más de 11 años, llegó al poder una opción que se presentaba como la solución a los problemas del país. En ese entonces, y por circunstancias particulares, apoyaba la misma, y estaba convencido de que saldríamos adelante con esa opción. Incluso, en contra de opiniones de tanto peso como la de mi Madre, quien desde el comienzo predijo lo que iba a suceder (aún me cuesta creer lo acertado de sus predicciones). A ella, y a muchos más, siempre les decía «no vale! las cosas van a cambiar!!», y en cierto sentido, tenía razón… las cosas cambiaron, pero no en la dirección que esperaba (y esperábamos muchos), produciéndose mas una vuelta en «U». Desde el comienzo, y a lo largo de todos estos años, he intentado convencerme a mi mismo que efectivamente las cosas iban a cambiar, hasta que finalmente, decidí aceptar el hecho de que las cosas no cambiarían, al menos en la dirección que yo esperaba. Un día, escuchando lo que dicen todos los miembros del gobierno, desde los miembros de «La Piedrita», pasando por Lina Ron, los Diputados oficialistas, y el Presidente, comencé a pensar, quizás aún en ese ejercicio de autoconvencerme de que las cosas en realidad si iban a cambiar, que a lo mejor el problema era que las acciones iniciales no estaban dirigidas a mi, sino a los «mas» necesitados. Y coloco el «mas» entre comillas, porque en el escalón inmediato (el de los necesitados) estaba (y estoy) yo, esperando mi turno. Pero seguí analizando el discurso, y caí en cuenta de que siempre, a todo nivel, se indica que las acciones y decisiones son para beneficiar «al Pueblo», o «al Pueblo Soberano». Continué analizando los discursos, y en función de lo que escuchaba, llegué a la conclusión de que, definitivamente, ni yo, ni la gente a quien conozco y con quien comparto, son parte de ese «Pueblo».

En lo económico, el discurso siempre va en la vía de lograr la igualdad para todos. Eso es un plan loable y creo que son muy pocos los que puedan no apoyar tal acción. Sin embargo, desde hace mucho tiempo una Tía mía me dijo una vez: «los cambios siempre son para mejorar», así que haciendo el ejercicio de extrapolar ese dicho, asumí que el tema de la igualdad que se iba a aplicar era «hacia arriba», es decir, se iba a acabar con la pobreza. Obviamente iba a ser un proceso largo, pero la esperanza era que se vieran los resultados, al menos poco a poco… Pues no! el discurso se convirtió en el hecho de que la «igualdad» era «hacia abajo», es decir, inyectándo una dosis gigante de odio en «el pueblo», en contra de «los ricos, los oligarcas, los capitalistas», que no somos mas que «los necesitados», con miras a hacer que «los necesitados», entremos en el grupo de «los mas necesitados», y así todos seríamos «iguales». Entonces, el discurso dirigido «al Pueblo», era vacío, superfluo y sin público, ya que ni beneficia a «los mas necesitados», ni tampoco a «los necesitados», y mucho menos a los que no necesitan nada.

Pero el análisis no termina ahí. Si se examina el tema de la Universidad, muy de moda en estos días, se encontrarán situaciones, cuando menos, interesantes. En mi caso, provengo de una familia donde todos pudimos estudiar en la Universidad. Aparte de eso, mis padres son Profesores Universitarios, y una Tía, y mi Hermano, y todos los Tíos que son todos los compañeros de trabajo de mis padres y mi Tía… En resúmen, son 40 años viviendo en (y de) el ambiente universitario. Ahora resulta que el discurso que pretende beneficiar «al Pueblo», es el de lograr que los obreros y los empleados puedan votar en las elecciones universitarias, y participar en el Consejo Universitario. Peor aún, se incluye en el discurso una carga de odio inmensa al llegarse a decir que «lo que pasa es que a los profesores les da asco compartir con los empleados y obreros». Entonces, nuevamente, ese discurso dirigido «al pueblo» queda vacío y en el aire, ya que primero se ofrece algo que en nada beneficia a nadie, ni a los estudiantes, ni a los obreros, ni a los empleados ni a los «oligarcas profesores». Pero, resulta que yo estudié con muchos hijos de empleados y obreros, que entraron en la Universidad por el mismo método que entramos los hijos de los Profesores, y estudiamos en las mismas aulas y nos raspaban los mismos Profesores por igual (no había distinción, particularmente, en ese tema), y eso fué hace mas de 14 años! Entonces, este discurso de querer «igualar» a los obreros y empleados con los profesores, es un retroceso inmenso! Considero yo que si en algo quieren hacer que las condiciones de todos en la Universidad mejoren, se debería comenzar por permitir los aumentos de sueldo, ya que, por ejemplo, un Profesor con mas de 25 años de trabajo, habiendo pasado por 4 trabajos de ascenso, con doctorado, gana MUCHO MENOS de lo que le pagabamos al Representante del Sindicato Bolivariano, que tenía el cargo de Maestro de Primera, que es un obrero, y que además no hacía nada, sino andar con 2 pistolas amenazando a los representantes de las empresas que no le pagaban como SU interpretación de la Ley indicaba; y de paso, habiamos mas de 10 empresas en esa obra, que por cierto era del Gobierno, y cada empresa contratista debía pagarle en la misma medida. Aparte, por supuesto, también se ganaban lo que les descontaban a los obreros «por defenderlos», con lo cual se veía menguado su ingreso semanal…
Además, muchos, muchísimos de los Profesores que hoy acusan de Oligarcas explotadores, como indiqué, son no solo hijos de empleados y obreros universitarios, sino que vienen de situaciones extremas, de hogares del grupo de «los mas necesitados», y que sus padres apostaron todo para que sus hijos pudieran surgir como Universitarios. Como se ve, nuevamente el discurso dirigido «al Pueblo», sigue generándome la incógnita de a quien le estará llegando. A mi no es!

Y, para finalizar, tenemos nueva Asamblea Nacional. Una Asamblea que básicamente es igual a la anterior, solo que en este caso tenemos a un Presidente que develó la estatua de Marulanda, un número de representantes que provienen de la oposición. Un número de representantes que no es mayoría, a pesar de haber sido electos con la mayoría de los votos, lo cual contradice el discurso de la democracia participativa. Unos Diputados que a pesar de que participan por «el Pueblo» que los eligió, están amenazados de no poder realizar su trabajo porque «no fueron elegidos por el Pueblo»…

Pues bien, en función de lo que he expuesto hasta aquí, llego a la siguiente conclusión: Yo, no soy Pueblo! Por qué? sencillo: absolutamente nada de lo que ha ofrecido el Gobierno «para el Pueblo» me ha beneficiado. Por el contrario, cada día que pasa me veo mas afectado por las acciones que se ejecutan, y pierdo la esperanza de que eso cambie. Pero… pensandolo bien, a lo mejor el problema es que si soy pueblo, pero no DEL PUEBLO, sino del pueblo. Lamentablemente, los DEL PUEBLO aún ven a sus hijos morir por la delincuencia, pedir plata en los semáforos, y ahora sobreviven en refugios. Ojalá que al menos se viera beneficiado ese PUEBLO, que sería una señal de que algún día nos tocará a los del pueblo… eso si de aquí a allá, queda pueblo.