Cuando el agua corre


Regreso de unas vacaciones. Llueve copiosamente, y se ven los pocos vehículos que avanzan, esquivando los tremendos pozos que se hacen en la vía. A pesar de ser una avenida principal, muy grande, al menos 4 canales (2 de cada lado), no se logra ver la isla. El agua reboza en el centro de la vía, el pozo que se forma abarca prácticamente todos los canales, y se encuentran carros accidentados en el medio del agua. Se busca la orilla, siguiendo una «buseta», que debe conocer todos los secretos que en el momento esconde el agua. Toda la vía llueve, y se debe seguir por el borde mas alejado del centro para poder llegar a destino. Todo el camino por la ciudad es igual hasta llegar a la autopista, donde afortunadamente ya no llueve, pero viene el viacrucis de los huecos en la vía. Resultado: una grúa para llevar el carro luego de reventar 3 cauchos por los huecos. Fue mucho mejor que la última historia que escuché, donde se volcaron por uno de los miles de huecos en la vía, y se acercó un grupo de gente, que en vez de auxiliarlos, lo que hicieron fue asaltarlos en medio de la tragedia. Sólo una pistola que cargaba el padre de la familia evitó una desgracia mayor…

Otra vía principal de una ciudad. Vía que siempre fue reflejo del avance de esa ciudad, mucho mayor que la capital del estado donde se encuentra. Llueve mucho, tiene casi 2 días que no para de llover, y se ve cómo el agua trata de escapar por las tapas de las alcantarillas, convirtiéndolas en misiles potenciales. El agua corre por toda la avenida, formando un río de 4 canales. Se mezcla el barro que baja de al menos 4 cuadras donde se encuentra el cerro, donde seguramente alguien estará arriesgando su vida por el diluvio que no para. Entre el agua de lluvia y su mezcla con el barro, es imposible anticipar los huecos que acompañan las tapas de las alcantarillas. Son muchos, de manera que cada tanto se ve como los pocos carros que por necesidad circulan caen, y si son afortunados, saldrán nuevamente, y si son muy afortunados, podrán seguir su ruta.

Obviamente, no es una medida reconocida mundialmente, pero si algo hemos aprendido en los tiempos recientes, es que la forma en la que corre el agua cuando llueve, es un reflejo de la atención que prestan las autoridades competentes a los problemas más básicos de las comunidades, pueblos, ciudades, estado y por supuesto, el país.
El primer caso relatado, fue viniendo de Margarita, al llegar a Puerto La Cruz. El segundo, Valera.

Es increíble ver cómo, a pesar de que ciertamente de hace algún tiempo para acá las condiciones climáticas se han hecho impredecibles, no se logran establecer políticas que vayan en pro, no de atender las emergencias que producen, sino de evitarlas. Independientemente del volúmen de las lluvias, todos los años hay una temporada de lluvia, y vemos cómo cada año cuando llega dicha temporada, comienzan las explicaciones de por qué se han producido las emergencias. Pero lo que es cierto es que donde mas emergencias hay, es donde se aprecian mas problemas de otros tipos. Y es que este problema de las lluvias, es una muestra de la falta de atención a los problemas mas básicos de la gente. Y con el mismo, surgen problemas tan absurdos como el hecho de que, por ejemplo, en Valera tienen al menos una semana sin agua. Es imposible imaginarse como, en el siglo 21, toda una ciudad como esa se vea sometida a un corte de agua de ese largo. Creo que eso ocurría en las ciudades bajo ataques enemigos, donde cortaban los servicios básicos para obligar a que se rindieran las mismas. Entonces, no se puede mas que llegar a la conclusión de que se está sitiado por un enemigo, un enemigo interno al cual simplemente no le interesa el destino de la población a la cual debe su cargo.

Hablando con @johnnydacosta, me decía que eso no era más que un capítulo de «La Tierra sin Humanos«, y ciertamente le doy toda la razón. En este caso, no ha sucedido que los humanos hayan desaparecido de la faz de la tierra, sino que seres inhumanos se han hecho de los cargos de administración de nuestro país, lo cual demuestran al no atender las necesidades más básicas de nosotros, los humanos, que de seguir así no podremos mas que concluir que somos una especie en extinción.

Ciertamente son muchos los problemas que nos afectan, unos recurrentes y otros no, pero quienes se han ganado la gracia del pueblo, lo han hecho conscientes de esa situación, y se han comprometido en no sólo atenderlos, sino solucionarlos. Mientras en Caracas vivimos la fantasía de la «feria del asfalto», y vemos que es muy raro que nos falle el agua y la luz, en el interior siguen, muy calladamente, sufriendo por esos temas. Quizás llegó el momento de seguir el ejemplo que Caracas dio, que en este caso, se traduce en reclamar un trato igualitario. No pueden haber venezolanos de primera y de segunda, determinados por la zona geográfica donde residen. Mientras se pierde el tiempo pensando en que el problema es la estrategia para lograr la Presidencia, hay todo un País que cada día se hunde más y más en la desidia de «los inhumanos». Debemos levantarnos todos, unirnos, en pro de una sola meta: lograr el país que merecemos.

Mi primera, mi última (y contando)


Momento: hacia finales de la década de los 70. Recién llegaba la televisión a color. Se escuchaban las mentadas de madre de todo aquel que se enredaba con los kilómetros del cable del «control remoto» del Betamax. Sólo existía CANTV (que ni siquiera recuerdo si se llamaba así desde aquel entonces), y cuando llegaron los primeros inalámbricos, eran tan grandes y complicados, y con tantas antenas, que estoy seguro que la exposición prolongada a esa señal era mas dañina de lo que dicen que es un horno de microhondas moderno. Ya se utilizaban cassettes, donde se grababan los discos de acetato. Lo moderno era un deck para dos cassettes, y la búsqueda era por los novedosos cassetes de 60 y 90 minutos, de metal. Grabar un cassette, para quienes teníamos oportunidad de contar con los equipos necesarios, era una tarea casi de producción musical. Los discos traían los minutos que duraba cada canción, y considerando el tiempo entre las mismas, y el disponible en el cassette, se debía generar una lista donde la suma del tiempo, en teoría, no excediera del tiempo en el cassete. Esto para que no quedara cortada la última canción, lo cual, al menos en mi caso, por lo general sucedía.

La escuela. Existían dos turnos, y por lo general, al menos donde yo estudiaba, en la mañana íban los buena conducta, y en la tarde «los otros». Creo que en mi caso mis padres peleaban para que me tocara en la mañana, ya que era muy amigo de los de la tarde. Al mediodía, a la casa. Almuerzo. Y dependiendo de las actividades «extra curriculares» (mi mamá nos metía como en 600 simultáneamente, por el temor a las drogas, pero ese es tema para otro post), tocaba hacer las tareas. Existía una institución llamada BIBLIOTECA, donde iba, incluso con algunos compañeros de clases, a presentar mi carnet, buscar en las fichas los libros, solicitarlos, y sentarme a leer y a transcribir lo que necesitaba para la tarea. No habían fotocopiadoras. Usaba hojas de papel de exámen, donde transcribía, para luego en la casa revisar con mi papá y/o mi mamá, y pasar a la hoja definitiva. Si era una tarea, por ejemplo, de historia, tocaba agarrar una hoja en blanco, suficiente transparente como para que se pudiera colocar abajo una hoja rayada, con un marco rojo, de manera de no salirme del mismo para que quedara el texto transcrito «justificado». El mayor problema era la separación de las palabras, que luego de llevar casi toda la hoja transcrita, cuando me revisaban, descubrían que había separado mal una palabra para pasar de una línea a la otra. A pesar de mis súplicas, pues había un mundo de cosas que quería hacer pero que no podía hasta terminar la tarea, tocaba comenzar desde cero, nuevamente.

Acostumbraba ir al Correo, es decir, a la oficina de correos, a pedir que enviaran un telegrama, que era el método más expedito de enviar o recibir información. Y miles de veces acompañé a mi papá a revisar la correspondencia que le llegaba a su Buzón. Si, mi papá tenía un buzón en el correo, donde recibía muchas cosas de muchas partes del mundo.

Comienzos de los 80. Llega mi papá a la casa con un aparato que revolucionó mi vida. Era una Computadora. Aquel aparato venía en una caja pequeña, y decía «Zinclair ZX81». Por supuesto ayudé a sacarla, y comenzamos a ver como se instalaba. Constaba del cpu (ahora sé que se llamaba así), con sus teclas tipo «membrana», una expansión de memoria de 64K, y una impresorita de papel térmico. Toda una novedad! Se conectaba al televisor, que el que teníamos en el cuarto era blanco y negro, y me llegó el momento de hacer mi primer programa en BASIC, que era el primer ejemplo del libro:

10 INPUT A
20 INPUT B
30 LET C = A + B
40 PRINT C


FUÉ MÁGICO! De allí en adelante, comencé a inventar y a seguir los ejemplos en aquel muy básico manual de BASIC. Y a partir de allí, las cosas se aceleraron de manera cuántica! Llegó la EPSON Geneva PX-8, con sus módulos de CP/M, y los minicassettes para guardar lo que se hacía con el rudimentario procesador de palabras.. Mi Apple IIC, con una impresora para papel normal, pero que era una bestia con cajas de papel contínuo. Ya no necesitaba la hoja rayada con el marco rojo, e incluso cobraba por pasar trabajos. Guardaba la información en los discos de 5 y un cuarto, y un día descubrí que abriendoles un hueco con un sacabocado podía usarlos por los dos lados. Luego, la Mac Classic, mi 286, con la que llegué a la Universidad, y de ahí en adelante, pues muchas, muchas más. Obviamente, el desarrollo de los equipos de computación permitió el desarrollo de todo lo que hoy en día es común: teléfonos celulares, computadoras, «smartphones»y todo lo demás.


En estos días conversaba con un amigo, un poco mas joven que yo, pero que compartimos algunas de esas experiencias que vistas hoy en día, parece que fueran de hace siglos (en realidad, del siglo pasado…). Recordábamos lo que costaba una quemadora de CD. Lo difícil que era conseguir, por ejemplo, el Windows, que venía en 20 diskettes, y se tardaban como 40 minutos o mas quemandolos en CD, que de paso no todo el mundo tenía lectora de CD. Aún recuerdo la primera vez que ví una página web (gracias a @jcredberry), y ni hablar de cuando pude desde mi casa, conectarme vía modem con la red de la Universidad, y «chatear» con mi Tía que estaba en Hawai…


Para cualquier persona que no haya vivido todos esos «puntos de quiebre» en el avance de la tecnología, le es común usar el Twitter, el facebook, desde su teléfono. La conexión a Internet es ya considerada como un servicio básico, y ni hablar de la televisión por cable. Aún se ven por toda venezuela lo que queda de las antenas parabólicas, moda que se impuso con mucha fuerza, y que fué sustituido por las operadoras por cable. En estos días escuchaba a un joven en la oficina que comentaba que un experto en redes sociales se burlaba de aquellos que en las tarjetas colocaban el número de Fax, ya que según su opinión eso ya no se utiliza.


Muchas veces me es difícil expresar qué es lo que me motiva a probar las nuevas tecnologías. Y es que toda la historia que afortunadamente me ha tocado vivir no es fácil de resumir, como ahora comprende el lector que ha llegado hasta aquí. El ser testigo de cómo en 30 años, pasamos de no haber nada, a las computadoras, el atari, los mezcladores de sonido, el intellivision, y llegamos a donde estamos ahora, con el twitter, las consolas de video, los teléfonos inteligentes, es algo que me resulta hasta difícil de manejar. Aún recuerdo aquella desilusión que tuve cuando esperaba mi mezclador de sonido, y recibí fueron los discos de «magic mezclas» (el del conejito blanco), mientras que ahora manejo toda mi musica en mi computadora, y la llevo encima en mi Iphone, haciendo las mezclas que quiera. 


Todos los días me siento abrumado. Me intoxica lo que puedo hacer desde mi teléfono. Cada vez que hago algo, pienso en mi primera computadora, aquella Sinclair ZX 81, y en mi última, a la que le rindo culto, mi Iphone. Y estoy pendiente, leo, escucho, oigo experiencias, para ver cual será mi siguiente. Pero mantengo la venda en los ojos, no me importa hacia donde me llevará el avance tecnológico, sino poder disfrutarlo como lo he hecho hasta ahora. A la final, terminará pasándome como la canción de Charly García: «… pero los dinosaurios van a desaparecer.»

GRADUUM IN DIE


Dedicado a Jesús y Dilué, nuevos colegas. Felicitaciones!


Leithold, Piskunov, Baldor. Hallidey, Resnick. Leroi-Gourhann y su «estadios de la ciencia». Tenembaum, Blank y Tarkin, Meyer. Ogata. Taha. Si sacara la cuenta de la plata que le pedí a mis padres «para comprar libros», la biblioteca de Alejandría sería pequeña para contenerlos. Copias, mas copias. La biblioteca de la Facultad, quizás sustituida hoy por un laboratorio de computación y mucho ancho de banda con Google. Todo eso se me agolpaba en la cabeza mientras nos alineábamos en las afueras del Aula Magna. Cuando finalmente comenzamos a entrar, mientras aplaudíamos, recordé a muchos de los Profesores. Entramos, y sentados ya en al Aula Magna, la emoción me recorría el cuerpo. No era la primera vez que estaba en el Aula Magna, pero sí era la única vez que estaría por ese motivo. Me estaba graduando.

Muchas son las vivencias que se tienen en ese paso por la Universidad. Muchas buenas, muchas no. Todos luchamos convencidos de que esas experiencias serán muy importantes en el paso siguiente al salir a la calle a trabajar, y realmente es así. Obviamente, influyen muchos factores como el carácter de uno y la suerte que se tenga, pero definitivamente el paso por la Universidad es básico.

En cuanto a lo personal, en muchos casos algunos logramos romper con el mito de que «la novia del estudiante no es la esposa del profesional». Transitamos por una autopista de descubrimientos amorosos y «corpóreos». Se hacen las amistades que durarán toda la vida. Se forman lazos que ni el tiempo ni la distancia logran deshacer.

En la medida en que van llamando a los graduandos, me toca el momento de pararme. Cuando llega el turno de mi fila, comienzo a rodarme un puesto por vez. Me llaman. Salgo, nervioso por no enredarme con la Toga, que para que me quedara bien hubo que alargarla. Pararme. Saludar. Quitarme el Birrete, que lo coloco debajo del brazo. Camino. Camino y no puedo ni mirar para los lados. Mi hermano me espera para imponerme la medalla. Mi Padrino está arriba también. Mi Papá, mi Tía y mi Esposa en alguna parte entre el público. Mi mamá Omnipresente. No pienso en ella. Si pienso en ella pero trato de no profundizar. Vienen las escaleras.

Se logra el primer trabajo. Se cree que se puede devorar el mundo, pero se aprende el fondo y razón del dicho que reza que «más sabe el diablo por viejo que por diablo». Primeros errores. Se descubre, si se es muy afortunado, para que sirven las integrales triples. Se guardan algunos de los restos de aquellos cuadernos de las materias que o mas facil se sacaron, o que mas costaron, «por si acaso». Se mantienen en la biblioteca, mas que para usarlos como referencia, como para mantener el lazo con aquellos días en que se cargaban en todo momento. Finalmente desaparecen, en mi caso para dar paso a los libros de mi hija…

Me entregan el Título, le doy la Mano al Rector y siento el flash de la foto típica. En realidad no lo siento. Escasamente caigo en cuenta que está sucediendo. Mi hermano me impone la medalla. Por fin mi Mamá tiene a sus dos Ingenieros. Es la Mamá de los Ingenieros, pero no está. Pero si está. Nos abrazamos, y aplauden.

10 años después del grado, y muchos más después de conocernos por primera vez en un aula de clases, quienes fueron mis compañeros son mis compadres. Quienes fueron mis amigos son mis hermanos. Sus hijos son mis sobrinos. Nos reunimos y recordamos «aquellos tiempos», inventando planes de reencuentros para saber dónde están los demás. Sabemos que algunos ya no están. Sabemos que algún día también nos extrañarán.

Bajo las escaleras hacia mi puesto. El fotógrafo me indica como agarrar el título. Poso para la otra foto clásica. Finalmente llego a mi puesto, Título en mano. Lo logré!

Afuera, mi Tía, la Familia. Las fotos. Con mi hermano. Con mi esposa. Con mi papá. Momento de silencio. Mamá no está. Salimos del Aula Magna. Por fin puedo pasar por detrás de la estatua de Bolívar. La maldición no me puede caer, porque ya me gradué!

La fiesta. Los invitados. La Familia. Por un momento soy el centro de atención, esta vez por algo bueno. Espectacular! Se acaba el día. Se acaba la celebración. La mejor foto de la noche…

Y comienza una nueva etapa…
… etapa que ya no es nueva, pero que ha sido espectacular!

Manual para elegir un Candidato


De cara a las Elecciones Presidenciales del año 2012, se ha generado una gran cantidad de información referida, por un lado, a la Candidatura de nuestro actual Presidente, y por otro, a la posibilidad de que la oposición presente un candidato único. Son muchas las razones, por todos conocidas, que inspiran esa propuesta de candidato único, pero es público y notorio el hecho de que, con mucha desesperación por parte de algunos de nosotros, vemos cómo pasa el tiempo sin que se concrete dicha propuesta. Muchos son los números, razones, propuestas, candidatos incluso que han salido al ruedo, pero siempre ha estado presente el hecho de que no se logra ver la Unidad que debería existir en la Mesa homónima, y peor aún, más que una gestión que conduzca HACIA esa meta, lo que se nota es una pugna, una lucha, una guerra, de la cual ciertamente va a haber un candidato único, pero más que el mejor, será el que quede. Por ello, me atrevo a desarrollar a continuación algunos puntos que permitan aportar algunas ideas de lo que esperamos algunos del que será nuestro candidato (y eventual Presidente), con miras a poder ir, convencidos, a votar por esa opción, con la esperanza real y cierta de lograr un cambio en nuestro destino, en lugar de ir a votar por «el menos malo», o peor aún, a Botar simplemente.
Un hecho que vengo notando desde hace mucho tiempo, es que realmente la Oposición se presenta como muy «acomodaticia» (puede el lector ver lo que escribí al respecto hace algún tiempo atrás). Hay ejemplos notables en cuanto a la lucha social se refiere, y con los nuevos miembros de la Asamblea, pues  realmente tenemos la gran esperanza de contar con verdaderos REPRESENTANTES en dicha instancia, que realmente lleven lo que pensamos y sentimos el resto de los venezolanos. Pero a la fecha, y obviamente en mi humilde opinión, no hay nadie que se muestre absoluta y totalmente frontal a los planes y acciones del Gobierno. Por ejemplo, cuántas demandas hay contra gestiones de miembros del PSUV? Y si las hay, por qué no son anunciadas y recordadas a diario? Si las hay, por qué no se usan como ejemplo de la parcialidad de la justicia venezolana? Apenas en estos días pude leer en alguna parte, que Diosdado Cabello se declaraba un «perseguido político» por Capriles Radonski (hágame usted el favor, Diputado Cabello), pero no hay nada formal, al menos no es algo que se muestre públicamente. Donde están las denuncias claras y concisas contra la administración de Juan Barreto? O contra la de Rangel Avalos? En qué estado están, si es que existen? Tengo mucho tiempo preguntándome eso, porque me llama la atención el hecho de que se presenta muy sutil la denuncia y el seguimiento a esos y todos los casos (que deberían sobrar en estos 12 años, tanto de un lado como del otro) de corrupción, como dicen por ahí, «caiga quien caiga». En este sentido, el candidato debería ser alguien con la decisión de demostrar que no tapa a nadie, por el temor de ser mañana el perseguido de hoy. Y para ayudar a los candidatos potenciales, tenemos un caso reciente que puede ser una muestra muy buena de lo que indico: La donación de los US$10.000.000 a la Universidad Uruguaya (que realmente no me interesa el nombre). Todo el mundo ha dicho que es malo, malísimo haber hecho eso. Han sacado las cuentas de lo que se podría hacer en el país con ese dinero, pero me pregunto yo: y la formalidad? Donde está el acta de denuncia de ese hecho, no sé, en la Corte de la Haya? Los Diputados, ya deberían estar llamando al Presidente a dar explicaciones al respecto. Dónde estaba presupuestado que se podía usar ese dinero así? Si no es malversación de fondos. Al menos Traición a la Patria debería poder aplicar! Pero no!, solo ha habido consternación, tristeza, enfado, y pareciera que todos estamos convencidísimos de que se pagará por esto y todo lo demás, en la Corte Celestial…
Como se ve en la caricatura de Fernando Pinilla (a quien le agradezco mucho el permitirme utilizarla), hay, de muchos problemas, algunos que son realmente importantes de resolver para los venezolanos. Todos vemos como se genera información acerca de los hechos QUE SUCEDEN (y lo resalto porque es importante ver que siempre es referido al pasado), apoyado por estadísticas, números fatídicos, hechos trágicos (como los de la energía eléctrica), donde se indica siempre el por qué se ha llegado a dichas situaciones. Todos los «candidateables» se presentan con expertas opiniones sobre la culpa del Gobierno en cada uno de esos álgidos problemas. Pero, hasta ahora y, repito, en mi humilde opinión, no he visto la primera propuesta, ni buena ni mala, ni atrevida ni tímida, sobre cómo se van a solucionar. Se habla de lo equivocado de las decisiones del Gobierno, de lo que no ha hecho y que ha conllevado a la situación, de las inversiones en las que ha malversado los fondos que debió invertir en la solución (siempre informalmente), pero no se indica la manera correcta como se debió, y en el caso de los candidateables, como SE VA a proceder para no solo solventar los problemas, sino eliminarlos de por vida de nuestra realidad. Así, el candidato debería ser alguien que presente propuestas claras y concisas no solo de cómo va a atender y solucionar los mayores problemas que nos aquejan actualmente, sino de cómo va a llevar este barco que es Venezuela a buen puerto. Y debe quedar claro que estas propuestas no pueden ser ni en arameo, o lenguajes técnicos destinados solo a los entendidos, además de que deben estar consideradas en el marco de la realidad de país que tenemos. Un ejemplo de propuesta puede ser el siguiente: Un Candidato Presidencial «tradicional», seguramente diría: «el problema de la delincuencia lo atacaremos convocando a los mas óptimos y preparados ciudadanos, a que aporten, a través de métodos cuantitativos y cualitativos, aquellas soluciones que tiendan a aportar, en forma asintótica y sin parangón en los anales de la historia, las soluciones más adecuadas y que conlleven a lograr la mayor suma de felicidad posible, en el marco de la situación pluripatrimonial y multipolar que vive el planeta tierra en estos momentos«. NO! no es eso lo que necesitamos. Necesitamos que nos digan, mirandonos a los ojos: «la partida 10.2.3.4.99.82, que actualmente se destina a la reproducción de la espada de Bolívar, y que tiene un monto anual de Bs.F. XXXXXXXXXXXX,99, se destinará a asignarle a los actuales miembros de las policías estatales y municipales un aumento del XX%, así como a establecer fondos de pensiones y de financiamiento de viviendas, con lo cual esperamos elevar la moral del personal en un YY%, y eso debería significar que en ZZ meses, deberíamos ver una disminución del TT% en las muertes de los fines de semana en Caracas«. Así, para cada problema, sería bueno escuchar propuestas y planes cuantificables y medibles en el tiempo. Y, mucho más importante aún, el compromiso de que de no suceder así, se determinará la razón, y se solucionará.
Recientemente se ha visto como, en forma bien valiente, han salido a protestar conciudadanos que se las están jugando en función de los ideales y necesidades que consideran importantes. Así, hemos visto como en repetidas oportunidades, los estudiantes universitarios (que por cierto estoy pendiente de escribir al respecto) han decidido jugarse la vida en pro del país, así como más recientemente y aún en lucha, los enfermeros y enfermeras del país han arrancado una protesta. Pero, en mi opinión no han recibido el apoyo que merecen, y más de aquellos que pretenden proponerse como candidatos a la Presidencia de nuestro país. Aparte de una muy baja y conveniente cobertura por parte de los medios de comunicación que debieron estar, así como hizo DirecTV con aquel programa que se llamó «Protagonistas de Novela», las 24 horas del día presentes, no se vió una presencia de los candidateables con esos compatriotas, sino por el contrario, cuando medio iba alguien que resultara de interés periodístico, es que se pasaba a una transmisión en vivo. No pediría que se pusieran en huelga de hambre con ellos (aunque sería lo ideal, para ejercer presión), pero si que se pusieran de su lado, abiertamente, sin tapujos, y se dedicaran a defender no solo su causa, sino todas aquellas que afecten a cualquier venezolano. El Candidato debería ser alguien que no piense en primera persona, que no escoja las causas que más le convienen, o peor aún, que las deje avanzar hasta que sea conveniente apoyarlas, a cuenta de la pérdida incluso de vidas humanas. Debe más bien ser alguien que prevea los problemas, y los atienda con tal eficiencia que no lleguen a las vergonzosas situaciones que lamentablemente se han hecho tan comunes en nuestro diario quehacer.

Como se puede concluir, no es mucho lo que pido para que haya un Candidato que me convenza de votar por el. Obviamente, las elecciones se ganan con votos (sean orgánicos o inorgánicos, si me entienden), pero es muy egoísta tratar el problema que enfrentamos los venezolanos asumiendo que la solución es sólo electoral. No sólo debe ganar quien tenga más votos. En esa complicada ecuación, se deben considerar otras variables, que realmente aseguren no solo que gane el candidato de la oposición, sino que realmente sea la opción que inicie ese lento proceso de recuperación del país. Precisamente, el tema de una opción única puede representar que se pueda postular la mejor opción, y si no es la que cuenta con más votos propios, los demás se los aporten con miras a lograr el resultado esperado. Es un ejercicio de desprendimiento, de voluntad popular, de DEMOCRACIA. Por el contrario, si siguen en esa vía de medirse sólo por los votos, no sólo llegará el día de las elecciones y no habrá salido humo blanco, sino que ganará quien hasta ahora ha demostrado tener la mayoría de votos, electoralmente hablando.

Agradezco nuevamente a Fernando Pinilla (@FMPinilla) por permitirme usar su caricatura.