A 60 es igual que a 100


El precio del petróleo baja abruptamente

«Estamos blindados» dijo el galáctico inicialmente
Ahora preocupados nos dicen que a 60 estamos jodidos
Discúlpenme camaradas pero desde que está a 100 así vivimos
Ex-ministro de petróleo convertido en canciller
Viaja por el mundo a ver que puede hacer
Reducir la producción para así subir el precio
A lavarse ese paltó lo han mandado, con desprecio
Un gobierno que se jacta de llamarse socialista
Se empeña en aplicar una receta capitalista
Si es pa’ellos si es buena la ley de oferta y demanda
Pa’nosotros no hay salida, la anarquía es la que manda
El problema, estimados, con el precio no tiene que ver
No es lo que va a dejar de entrar, sino lo que han hecho desaparecer
La triste realidad los hace palidecer
Pa’nosotros a 60 es igual que a 100

Guerra a la Esperanza (pero no ganarán!)


Recuerdo cuando en la universidad anunciaban las visitas de las empresas que iban a reclutar gente. Las grandes iban y los mas avanzados, quienes buscaban pasantias, tesis o simplemente trabajo, llenaban las planillas para ser entrevistados. Sólo los mejores eran elegidos.
También recuerdo cómo celebrábamos cuando algún amigo entraba a trabajar en Intesa, PDVSA, sidor o cualquiera de las empresas básicas de guayana, donde en particular había mucha relación con la Escuela de Ingenieria de Sistemas. Y gran admiración se tenia también por aquellos que lograban entrar a la universidad como Profesores, o los que por algún proyecto terminaban trabajando en, por ejemplo, el IVIC.
Ahora, no existen las empresas básicas del estado; tampoco están todas aquellas empresas que iba a reclutar personal, y las que quedan, por experiencia propia, no necesitan salir a buscar los mejores, ya que les llegan miles de CV a diario de todos los que egresan de las universidades, en ese periplo temporal mientras logran irse del país (ambos); PDVSA… Ya ni procesa petroleo, básicamente por la destrucción voluntaria de todo cuanto la componía; las universidades pasan por uno de sus peores momentos, en el que el valor de un Profesor equivale a unas milésimas de militar; y el IVIC, ahora oficialmente condenado a muerte.

Miles de profesionales buscan como sobrevivir en un país donde se desprecia la excelencia. Un país que es reconocido en el exterior por la calidad y excelencia de todos cuantos han salido de nuestras universidades y ahora generan bienestar donde les ha tocado vivir. Y, así como recursos naturales, aun quedamos aquí muchos, miles, millones de personas con todo lo necesario para sacar este país adelante.

Seguirán intentando acabar con nuestra esperanza, pero jamás lo lograrán! Los que estamos aquí seguiremos luchando por nuestro futuro, seguros de que llegado el momento, contaremos con el apoyo de todos cuantos están afuera, preparándose, aprendiendo y definitivamente listos para regresar a darlo todo, como siempre, por Venezuela.

Guerras por doquier


No soy experto militar, pero si fanático de las películas de guerra. Desde muy joven me senté a ver las películas con mi papá. John wayne como un boina verde, «por quién doblan las campanas», «el puente sobre el río kwai». Rambo, Chuck Norris, y las miles mas que han salido en los últimos 30 años al menos. Libros como «la batalla de Inglaterra» y muchos otros mas. En todos esos casos la guerra se mostraba de una manera uniforme: dos enemigos, luchando por derrotarse y hacerse de las pertenencias del contrario. Dos enemigos conocidos, identificados, que se sabían de que lado estaban y lo que hacían. Y en los casos en que aparecían ninjas, la inteligencia lograba identificarlos. Al final toda guerra, tanto las reales como las imaginarias, terminaban con golpes certeros de parte de alguno de los involucrados, con lo cual el contrario asumía su derrota y era el final. 

En mi paso por la Escuela de Ingenieria de Sistemas conocí la Investigación de Operaciones. Nacida básicamente en la guerra, buscaba los métodos que aseguraran la mayor efectividad en cuanto a lograr ganar la guerra. Y la inteligencia militar ha sido históricamente imprescindible y factor fundamental para descubrir a tiempo los planes del enemigo, para anularlos y así lograr el triunfo.
En Venezuela estamos en guerra. Bueno, mas que en guerra, estamos en «guerras». Educativa, ambiental, impositiva, farmacéutica, medica, histórica, escatologica, infantil, senil, ideológica, sismológica, teológica, piramidal, sinusoidal, psicológica, pedagógica, termologica, ancestral, transexual y muchas guerras mas han sido anunciadas por nuestro presidente, pero de todas la que destaca es la económica. Esta resulta ser una guerra que, de acuerdo al presidente, afecta solo a Venezuela, y de tal manera que desde no tener con que limpiarse los intersticios anales hasta la caída de los precios del petróleo son consecuencia del ataque de nuestros súper enemigos. A diario y con mucho orgullo nos informan en cadena nacional que todo cuanto nos pasa es por la guerra económica. En lo personal, agradezco al presidente que me mantenga informado. Pero presidente, de vez en cuando quiero saber que hacemos algo en contra del buró del mal, del congreso del infierno, del ejército del Malamén. Pero no! Pareciera que ni las armas, ni los militares, ni nadie en este país pueden contra el escurridizo enemigo. 
Noticias como «atrapado Lord Voldemort mientras introducía acciones explosivas en la bolsa de valores de Caracas», o «interceptada Cruela de Vil mientras vendía a los buhoneros harina pan rendida con yuca rayada», «citado Lex Luthor por solicitudes falsas de divisas», dejarían ver que estamos avanzando en la defensa. Pero no. Aquí no hay enemigo. «Ellos», «los que ustedes saben», «el pelucón», «la oligarquía», son, según nos narra el presidente, los culpables. Y lo mas triste es que mientras seguimos bajo el ataque económico que nos mata de gediondez, hambre y desesperación, nuestros militares nos aturden con el campaneo de sus medallas, medallas que se supone los identifican como expertos en defensa y ataque, que es para lo que entiendo se entrenan, pero que a la luz de los resultados, parecieran ser premios que venían en las cajas felices de McDonalds.
Churchil dijo: «La guerra es una invención de la mente humana; y la mente humana también puede inventar la paz». Ya que la guerra no ha funcionado como argumento, intenten con la paz, lo cual eliminará las diferencias sembradas de manera maliciosa e interesada entre los venezolanos, y definitivamente nos llevará, como pueblo unido, a rescatar el país que necesitamos y merecemos.

Yo solo quiero…


Yo solo quiero tener una vida tranquila 

En la que pueda comprar lo que el cuerpo me pida
Donde para tener una pastilla para el dolor de cabeza
No requiera atropellar a todo el que se me atraviesa
Yo solo quiero ser un ciudadano normal
Haciendo lo que quiera sin las leyes irrespetar 
Disfrutando cada día sin temor a que me vayan a matar
Trabajando como todos para el futuro asegurar
Yo solo quiero ver crecer a mi hija
Verla convertirse simplemente en lo que ella elija
Que pueda hacer uso de su poder de decisión
Que no haya nada que la frene, que siempre esté en evolución 
Yo solo quiero que mi país
Le duela a todos como me duele a mi
Que retome la gloria este bravo pueblo
Que lancemos al yugo sin posibilidad de regreso

Ni un minuto más


Suena el despertador, y luego de varias veces lo apagamos. Por lo general pensamos «un minuto mas y me paro», y seguimos durmiendo. Vuelve a sonar el despertador, y repetimos la acción anteriormente descrita. Así, quizás lo hacemos unas veces mas, hasta que ya lo que nos hace salir de la comodidad de la cama son las consecuencias que tendremos por no haber respondido al primer llamado a pararnos.
Así, tal cual, nos está sucediendo en Venezuela. El despertador ha estado sonando y seguimos dándole a la tecla «snooze». Pero ya no estamos en medio de un sueño que merezca la pena la consecuencia del llegar tarde. Por el contrario, estamos en medio de una pesadilla, que lo que hace es dejarnos ver en el sueño lo mal que estamos en la realidad. Necesario es que despertemos, que nos preparemos para enfrentar las nefastas consecuencias de no haber hecho caso al despertador en aquel momento en que se supone estábamos en medio de un sueño.

Aún estamos a tiempo. Aún, por la vía democrática, tan vilipendiada por quienes se autodenominan demócratas mientras obligan al pueblo a creerles a punta de constitucionazos, podemos despertar y, asumiendo las consecuencias, resolver lo necesario para retornar a una vida, que ya ni siquiera la queremos «normal», sino simplemente que sea vida. El seguir durmiendo pensando en que la pesadilla pasará sola, es el peor error que cometemos. No esperemos esos minutos más. Escuchemos el llamado, salgamos de la oscuridad de la noche en que estamos, y empecemos a trabajar en función de un nuevo dia.

Roguemos a Carolina Herrera


Jamas olvidaré aquellos olores que inundaban la casa en diciembre. Con certeza matemática se cumplía el plan, y orquestados por la rutina anual cada quien procedía a hacer lo suyo. En mi caso, era el encargado de la logística emergente: en medio del proceso, como los involucrados directos tenían las manos llenas de onoto, masa, guiso o adornos, yo me ocupaba de todo lo que se necesitara. Llenaba las copas de vino, buscaba las cervezas, salia a comprar mas pabilo, etc.
La casa se llenaba del olor de las hojas primero. Luego, venia el olor de los aliños del guiso, seguido del olor del guiso mismo, hasta que llegaba el olor de las hallacas, que nos acompañaba desde comienzos de diciembre hasta por ahí en marzo que era cuando se acababan las últimas.

Hoy, una triste realidad golpeó mi mañana cuando mi concuñado comentó que ya se acercaba navidad y que «ya huele a hallacas». Con la harina desaparecida en acción, los licores con precios puestos por la directiva de Alcohólicos Anónimos, las aceitunas y alcaparras vendidas en joyerías y seguramente nadie en el campo para producir las hojas, pues la única manera de poder sentir ese olor será rogándole a Carolina Herrera, quien es venezolana por lo que sabe de ese olor, que con sus dotes creativas fabrique una fragancia a hallaca, para que la regalemos este diciembre y podamos sentirlo nuevamente. Eso si, tendremos que pedir al cencoex que les de dolar sicad I a quienes lo vayan a vender, y a la superintendencia de precios justos que vele por un precio accesible… O conformarnos con la versión de Perfumes Factory.