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Fuente: Wikipedia |
Ayer, 15 de Enero, día del Maestro, tuve la oportunidad de ser parte de una de las mayores y mas importantes lecciones de los ultimos 20 años en Venezuela. Debo confesar que estuve a punto de perdermela, ya que al principio solo escuchaba el mismo discurso desgastado, retrógrado y anquilosado de un Presidente que ha estado en el poder por al menos 20 años, y aún pretende convencer que el desastre que vive Venezuela se debe a factores inexistentes como «la guerra económica», «guerra no convencional», y otros más propios de la mala intención de los enemigos de la Liga de la Justicia. Cuando finalizó la agobiante y deprimente presentación, solo comparable con aquellas clases de Física 11 en las cuales me dormía en mi pupitre, vino la segunda parte, y con ella la verdadera lección.
Obviamente, en Internet y todas las redes sociales se pueden encontrar todos los detalles, opiniones, «memes» y demás acerca de lo que fué el discurso de Henry Ramos Allup. Para mi lo mas importante no es tanto lo que dijo, que ya es bien arriesgado expresarlo de esa manera ya que definitivamente no hubo ni una palabra, ni un espacio de desperdicio; Para mi lo mas importante fué la oportunidad de presenciar, en vivo, lo que significa un acto civilizado de intercambio político. No hubo chanza, burla ni menosprecio del discurso del Presidente. No hubo reacción, ni respuesta, ni oportunidad para que los acólitos del «Eterno» desarrollaran sus embasurantes «jorgerodrigadas». No! Por el contrario, hubo un discurso que aprovechó la oportunidad de decirle al Presidente, literalmente en su cara, los problemas que necesitamos todos los venezolanos que sean atendidos. Un discurso que pudo lidiar con la inmadurez de los diputados oficialistas, expresado de la manera en que todos los venezolanos lo sentimos. Y lo más importante, es que al final, abre las puertas al diálogo, a la reconciliación, expresando la voluntad y disposición de la nueva Asamblea por trabajar, en conjunto, en la recuperación del país, así como en la reconciliación nacional.
Poco antes de que se eligiera la nueva directiva de la Asamblea Nacional, muchos amigos, la mayoria alrededor de la mitad de mi edad, me indicaban su desagrado por la posibilidad de que se eligiera a Ramos Allup como Presidente de la misma. A todos, sin duda alguna, les indiqué que por el contrario, yo consideraba que él era el indicado para poder llevar el proceso hasta el siguiente nivel en el camino de la recuperación (en todos los sentidos). Hoy, me siento muy satisfecho de estar en lo cierto. No soy «fan» de Ramos Allup, pero si un Venezolano que siente que, de seguir así, tendremos la oportunidad de recuperar nuestro país con la ayuda de todos, ya que todos somos parte de nuestro país.
Aún falta mucho. Esto es solo el comienzo, pero es, en mi concepto, un muy buen comienzo. Considero que estamos en camino a lograr la formalización de un acuerdo de entendimiento nacional, indispensable para poder recuperarnos. Un acuerdo que limpie, literalmente, el camino de polvo y paja, y permita enfocarse en lo realmente necesario.
Cuando Bolívar y Morillo firmaron el Tratado de Regularización de la Guerra allá en Santa Ana de Trujillo, la guerra no finalizó, Pero a partir de ese momento toda hostilidad estuvo enmarcada en ese Tratado. Si seguimos así, podríamos llegar a ese punto de establecer las reglas del juego, y a partir de allí, si los actores lo respetan, podremos comenzar a pensar en un futuro de prosperidad para todos.
Por ahora, todo indica que estamos en camino, pero con esfuerzo y constancia, llegaremos, Dios mediante, de nuevo a Santa Ana…