Me dediqué a preparar todo sobre lo que voy a escribir. Hice mis listas, verifiqué el material de apoyo que tengo, y me sentí muy cómodo con el plan. Comencé a generar el contenido, pero en cierto momento, comencé a sentir como una pesadez que me hacía cada vez más difícil escribir. Me dediqué a ver cual era la piedra que me impedía continuar, y llegué a la conclusión de que no me estaba gustando simplemente escribir en la computadora/tabla/teléfono. Y es que siempre me ha gustado el sentarme y escribir a mano, en papel y con mi pluma fuente. Organicé todo, busqué las hojas que me inspiran, la forma como las voy a guardar, y comencé…
Es interesante como uno va pasando por distintas etapas, unas más lógicas que otras, pero al final, lo importante es que uno sea feliz con lo que está haciendo. Seguiré trabajando en lo planificado, para compartirlo con quienes me hacen el honor de leer lo que de mi inspiración sale…