El Luto de la Pandemia


En un evento en el que participé recientemente, donde se trató el tema del trabajo remoto, al final una de las preguntas fue cómo tratar el fin de la pandemia con los equipos de trabajo, y la respuesta de la persona que nos estuvo orientando me impactó por lo lógica y extraña que fué: ante esa circunstancia, deberemos entenderlo como un luto, y como tal tratarlo y entender el período de adaptación de cada quien como si hubiesen perdido a un ser querido.

Extraño, no!? pero en lo que explicó y yo comencé a pensar en el punto, se me hizo totalmente lógico e importante. Obligados por la pandemia nos hemos acostumbrado a muchas cosas que definitivamente extrañaremos una vez que se acabe la misma:

  • Estar todo el día con la familia: En mi caso en particular digo «estar», ya que la mayor parte del día lo paso trabajando, pero el poder escuchar lo que sucede; disfrutar la risa de mi hija todo el dia; compartir mis pensamientos con mi esposa, quien escucha todo y termina teniendo una visión mas acertada de lo que hago y por lo que paso; tomarme un café sentado en mi sala y pensando en la inmortalidad del cangrejo, lo cual potencia mi productividad; distraerme cuando llega nuestra perrita a saludar y se queda acompañandome por bastante rato…
  • Aprovechar el tiempo: El tema de aprovechar el tiempo podría llevar litros de tinta de mi pluma, sin embargo no tengo duda de cuánto extrañaré como lo utilizo actualmente, aunque sé que podré adaptarme con algunos cambios. Tengo la fortuna de tener mi oficina más o menos a una hora de mi casa, y el tiempo en el que manejo de ida y/o vuelta lo aprovecho escuchando podcasts principalmente, sin embargo ahora lo aprovecho haciendo ejercicio, leyendo, incluso he comenzado a meditar lo cual ha transformado mi perspectiva, y me ha ayudado para poder llevar adelante el proyecto de escribir un libro.
  • La comida de mi esposa: Una de las miles de cosas buenas que tiene es su forma de cocinar, y en estos dias se ha dedicado a deleitarme con comidas espectaculares, hiper saludables que han impactado de forma espectacularmente buena mi salud.

Y hay muchas cosas mas que definitivamente extrañaré. Sólo escribir esto hace que sienta un nudo en la garganta, y aunque no sabemos ni cuando sucederá, ni hacia qué iremos, sé que no será lo mismo. No puedo pretender que no se acabe la pandemia, y haré lo imposible por adaptarme a la «nueva normalidad», pero en ese proceso, andaré tal cual como si algo trágico hubiese sucedido, pero como debe ser, me recuperaré, adaptaré y seguiré adelante.

Inspiración y Eficiencia


Con la disponibilidad de nuevas tecnologías, surge la lluvia de beneficios de cada aplicación que se crea, lo cual nos abruma, en mayor medida a unos que a otros.

En el caso de lo que se refiere a la escritura, lo primero es tener una inspiración, la cual es una frase, un sentimiento, un recuerdo, y lo importante es registrarlo. Lo más tradicional es hacerlo en un papel, lo cual genera el problema de que se puedan perder, entonces se utiliza un cuaderno para tener todo allí registrado, pero en la medida en que se va llenando, se requiere un sistema de registro que permita el acceso a lo que se ha escrito sin necesidad de recorrer todas las hojas, que de hecho resulta de las experiencias mas interesantes para quien lo hace. Entonces, podemos encontrar muchísimas opciones de con qué escribir, y de lo que más me ha impresionado es las opciones que se tienen en cuanto a papel y cuadernos se refiere: papel con puntos; de distinto grosor; que funciona mejor con un lápiz; y hasta cuadernos reutilizables que con una aplicación registran su contenido en «la nube».

En mi caso, vivo probando opciones de manera regular, buscando tener mayor eficiencia en esta obsesión de escribir. Mi base siempre ha sido papel y lápiz, pero me entra el pánico al pensar si se pierde algún cuaderno de los que voy llenando, de manera que he ido probando distintas opciones. De las mas recientes fue utilizar mi Ipad con el Apple Pencil para escribir directamente en una aplicación (Goodnotes), lo cual por un tiempo fué interesante, pero no terminó de convencerme. Para registrar las ideas he venido utilizando Evernotes, que permite definir la estructura que uno quiera, siendo una opción buena, pero con algunas limitaciones desde mi punto de vista; y recientemente decidí trabajar directamente en una aplicación para escritura, Scrivener, que ha resultado una de las mejores decisiones que he tomado. Así estuve por un tiempo escribiendo directo en la computadora, pero no terminaba de fluir la inspiración a pesar de todo el sistema que tengo, de manera que hice una introspección introspectiva (me senté a ver que carajo me pasaba, pues!), y llegué a unas observaciones bien interesantes.

Un punto fundamental fue que después de pasar 12 horas (o mas) trabajando en la computadora de la oficina, termino con un agotamiento en la vista terrible, de forma que se me hacía muy incómodo el sentarme a escribir; además, vi que al escribir a mano, esa actividad física me ayudaba a relajarme, además de recuperar la forma de mi mano totalmente adaptada a la del ratón. Para mi definitivamente no hay nada como escribir a mano. Recuerdo el tiempo que pasaba mi papá escribiendo sus diarios, por lo cual heredé la pasión por las plumas fuentes. Además que no hay nada que se compare con esa sensación que me produce la acción física de escribir, con la cual se van transformando las hojas donde lo hago, cambiando su textura, el sonido que producen, el peso… Eso me hace tener lo que es de mis tesoros mas preciados que son todos los cuadernos que voy utilizando, los cuales mantengo siempre a la vista como un recordatorio de todo lo que contienen, y todo lo que me falta por escribir, pero precisamente estaba el tema de que no puedo cargarlos conmigo siempre, y digo «estaba» porque comencé a aprovechar las tecnologías para poder lograr ese anhelo: lo que hago es digitalizar cada página y guardarla en una aplicación que se sincroniza con la nube, de manera que no solo tengo acceso desde cualquiera de mis dispositivos y en todo momento, sino que además esa aplicación cuenta con interpretación de escritura, de forma que puedo hacer búsquedas por palabras a pesar de estar escritas a mano, lo cual funciona suficientemente bien. Y finalmente, en el Scrivener voy generando los proyectos de libros en los que estoy trabajando, lo cual es una herramienta espectacular para esa actividad, y el hecho de transcribir me hace revisar y corregir en una versión inicial los borradores, lo cual espero que en algun momento me ayude a terminar lo que tengo en mente.

Pero, para que toda esa tecnología funcione, hay una sola cosa que debe suceder: escribir! de manera que independientemente de donde, cómo y por qué, el esfuerzo mayor y que debe ser el objetivo único es escribir. Afortunadamente el otro tema que me abruma es todo lo que se me ocurre, las ideas, los momentos, las fotos, todo termina siendo un motivo de inspiración, que termina convirtiéndose para mi tranquilidad, y que me permite relajarme al verlo «en blanco y negro».

Incertidumbre Continuada


Hace unos meses escribí acerca del impacto de la incertidumbre al cual nos enfrentábamos con el inicio de la pandemia, y luego de lo que hemos vivido desde entonces, no puedo mas que concluir que la exposisión a la incertidumbre no me ha hecho disminuir la ansiedad que sentía, sino muy por el contrario, se ha hecho mas grande. La incertidumbre ha generado lo que denominaría la incertidumbre por la incertidumbre. Cuando las cosas parecieran o deberían estar mejorando, de inmediato y súbitamente surge la repetición de las mismas situaciones que venimos viviendo, lo cual hace que lo que se iba a lograr entre nuevamente en la oscuridad de la incertidumbre.

Por ejemplo, se ha anunciado la reapertura de los cines, lo cual es una buena noticia ya que significa, en muchos sentidos, que comenzará una recuperación necesaria, pero por lo que ha pasado, no hay manera de asegurar que se hará sin el riesgo de que se eleven los contagios, por lo cual se volverán a cerrar sin saber hasta cuando. Una incertidumbre cesa, pero nace otra que al final es la misma.

La esperanza de entrar a la nueva normalidad se traslada en una montaña rusa, ya que no termina de establecerse cual será. Pareciera que jamás llegará la nueva normalidad, sino que nos tendremos que acostumbrar a vivir en una anormalidad perenne. Una persona relacionada con la parte científica que estudia la pandemia ponía un ejemplo desesperanzador: el covid es como tener una deuda; unos la pagan de contado, y otros la estamos pagando en cómodas cuotas, pero al final deberemos pagarla. Entonces, realmente existe la nueva normalidad?, o simplemente estamos dando largas para «pagar» todos esta deuda que nos acecha, pero al final lo que sucederá es que una vez que todos saldemos la misma simplemente volveremos a la normalidad?

Son tiempos muy difíciles, mas que por lo que nos pasa como sociedad, por lo que nos atormenta como personas. La esperanza la tenemos puesta en el hecho de que se concrete la «nueva normalidad», pero no hay manera de establecer una fecha, ni siquiera de saber en qué consiste, a ciencia cierta, la misma. Seguiremos viviendo en la época más incierta…

El Viaje al Vaticano


Cuento Corto

Siempre quise vivir de escribir. Es de esos sueños que uno tiene de hacer todos los días lo que a uno le apasiona, y pues a mi me apasiona escribir. Por ello siempre estuve buscando cualquier oportunidad para compartir lo que brotaba de mi inspiración: en la escuela escribía cuentos; en la Universidad escribía en distintos medios, desde discursos para eventos políticos, hasta participación en algunas publicaciones de la Facultad; y luego llegaron los Blogs, y fue cuando “formalicé” mi pasión por escribir, dedicándome a publicar todo lo que se me ocurría.

En esa búsqueda de oportunidades, hubo un llamado a compartir artículos en el periódico de la parroquia a la cual asistimos. Luego de superar ese miedo que surge cuando se está decidiendo presentar a mucha gente desconocida lo que se piensa, lo cual es una expresión de lo susceptibles que somos a la vulnerabilidad, contacté al Padre y me propuse para colaborar. Así, comenzaron los artículos de los domingos.

El Padre comenzó a agradecerme por lo que compartía, comentándome que había mucha gente que le comentaba que le gustaban mucho los artículos. Las semanas fueron pasando, y un día me comentó que el Arzobispo le había pedido utilizar los artículos en las publicaciones que tenían, a lo cual le agradecí mucho porque representaba un mayor nivel de exposición, así como representaba un nivel mayor de confirmación de que tanto lo que escribía, como mi estilo, no estaban nada mal. Ese es un temor que siempre esta presente, el saber si se va a leer lo que se escribe, y mas si va a gustar. La lucha está en simplemente escribirlo, y si se escribe, es para compartirlo, ya que de lo contrario podría vivir en nuestra mente como idea, rondando, amenazando con desaparecer, quemando en la conciencia…

Pasaron muchos meses durante los cuales recibí muchos comentarios sobre lo que iba compartiendo. Mi cuenta de títere se transformó en el espacio donde intercambiábamos ideas y opiniones acerca de lo que compartía, con todo lo que eso significa, y un día recibí la llamada que le dio sentido a esa necesidad permanente de vivir de lo que escribo. EL Padre me comentó que como parte de los procesos que siguen, en el Vaticano leen lo que se publica en el mundo, y comenzaron a seguir los artículos que estaba escribiendo, y que había sucedido que le habían presentado al Papa los mismos, y le habían gustado mucho, así que habían organizado un viaje de la Parroquia, en el cual estaba invitado junto con mi familia para que el Papa me conociera.

Vivir de lo que se hace definitivamente no significa ganar dinero por ello. La vida es mucho mas que dedicarse a generar el medio para obtener lo necesario para la supervivencia, sino por el contrario, es aprovechar cada inspiración, cada deseo, cada acción para llenar de satisfacción cada segundo en el que tenemos la oportunidad de estar vivos.