La Ambivalencia del Project Manager


Por: Fernando J. Castellano Azócar

El surgimiento y popularización del Project Management Institute (PMI) ha generado un cambio importante en todas las organizaciones. Desde siempre se han diseñado y ejecutado proyectos, y siempre ha existido gente con la responsabilidad de hacerlo. Lo novedoso es, precisamente, el contar con un método que asegure que siempre, independientemente del tamaño, tipo o área de cada proyecto, se obtenga el mismo resultado: la ejecución efectiva y dentro de los parámetros requeridos de cada uno.

Una forma de describir a un Project Manager es (basado en algunas definiciones del PMI):

  • Son organizados y orientados en metas, entienden lo que tienen en común los proyectos, así como su rol estratégico en cómo las organizaciones triunfan, aprenden y cambian.
  • Son agentes de cambio.
  • Trabajan bien bajo presión y están cómodos con el cambio y la complejidad en ambientes dinámicos.
  • Cultivan las capacidades de la gente.
  • Tienen una gran y flexible cantidad de técnicas. Y siempre están mejorando tanto sus capacidades como las de sus equipos.

Al final, el Project Management se reconoce como una competencia estratégica indispensable para el éxito de un negocio. Pero en las organizaciones también se requieren Gerentes, cuyo papel es el de utilizar tan eficientemente como sea posible todos los recursos a su disposición a fin de obtener el máximo posible de beneficio de los mismos. En otras palabras, maximizar la utilidad productiva de la organización (wikipedia). Entonces, el Project Manager debe estar alineado con las metas de la organización, de manera de cumplir con las mismas a través de la ejecución efectiva de los proyectos que se generan como parte del negocio.

Un Project Manager, entonces, debe también asegurar la generación de los resultados de la organización. Ahora bien, el punto de inflexión está en el hecho de que no necesariamente las metas de la organización son las mismas para los proyectos que se ejecutan como parte del negocio. Este punto es el que representa esta ambivalencia que envuelve a todo Project Manager, ya que así como debe estar en capacidad de manejar los detalles relacionados con la ejecución de los proyectos bajo su responsabilidad, lo cual requiere conocimientos técnicos, experiencia, etc; también debe estar en capacidad de alinear todo ese mundo a los intereses de la organización. Esto significa que en cuanto a alcance y responsabilidad se refiere, hay una diferencia importante que debe poder manejar con solvencia, de manera de poder atender los requerimientos de quienes lideran la organización, quienes estarán más interesados en los resultados medidos con respecto a la utilidad productiva, así como con los involucrados en la ejecución de los proyectos, cuyo interés está más restringido al cumplimiento del ciclo de ejecución de cada proyecto en particular. Y es en este punto donde se hace importante el contar con una metodología que aporte lo requerido para atender lo que podrían significar esos dos roles, contándose para tal fin con las distintas opciones entre las cuales está la del PMI.

El Compromiso después del Cero


Foto de Charlie Wollborg en Unsplash

Una famosa anécdota que se atribuye al director de cine Fritz Lang es la invención de la cuenta regresiva. El director señalaba que «si empezamos a contar a partir de uno, no sabremos cuándo terminar. Pero si empezamos desde diez hacia atrás, todos sabrán que la cuenta acabará en cero«. Todos menos los matemáticos, debo aclarar. Diseñada como medio para aumentar la tensión dramática, la estrategia de Lang terminó siendo asimilada por los programas espaciales y posteriormente universalizada en infinidad de situaciones.

Parece poco el aporte que hizo, más cuando consideramos que actualmente es algo súper normal y que utilizamos desde que tenemos memoria, sin embargo su importancia reside en el hecho de que enfoca la atención de todos los involucrados y asegura que están realmente alertas a lo que va a suceder a continuación. Por eso es que los números se cuentan hacia abajo, porque si se hiciera en dirección contraria la duda podría anular el compromiso y tendríamos la opción de contar de forma infinita, lo cual evitaría la ejecución requerida.

5 preguntas que te ayudarán a saber como te sientes con tu trabajo


Foto de Nick Fewings en Unsplash

En el Newsletter de Josh Spector (@jspector) tuve la oportunidad de leer unas preguntas que él se hace para saber cómo se siente con respecto a su trabajo y me parecieron muy ajustadas por lo que las comparto con traducción de mi parte y algunos comentarios que les agrego.

  1. Cómo te sientes el domingo en la tarde? Esta es la mejor manera de medir lo feliz que estás con tu trabajo. Yo paso por épocas en las que siento lo que he bautizado como «estrés pre-lunes» que es esa sensación de desesperación que hace pensar en lo que se viene en la semana. Es lo que impulsa la necesidad de ver los correos, responderlos y hasta trabajar como si con eso se redujera la cantidad de actividades por enfrentar. Muy relacionado con el FOMO (Fear Of Missing Out), pero totalmente controlable. En mi caso el balance termina siendo con mas domingos tranquilos…
  2. Cómo te hacen sentir los correos que recibes? El correo electrónico se ha convertido en el distractor número 1 en el trabajo ya que se usa principalmente para dos cosas: asignar de forma inilateral tareas a los demás y justificar que se hace algo con el nefasto «yo envié un correo«. Se necesita entender que los correos no arreglan problemas, y es importante identificar en qué lugar nos encontramos en la medida compuesta por los correos que nos frustran y los que nos excitan.
  3. Cuántas veces dices «NO» al día? Si no se dice «NO» al menos una vez al día se pueden estar haciendo muchas cosas que no se quieren o, peor aún, que no se deben…
  4. Te gustaría cambiar trabajo con tu Jefe? Si estás en una posición en la que por ninguna circunstancia cambiarías posición con tu Jefe, tu camino de desarrollo está truncado, así que debes pensar en alguna otra opción…
  5. Preferirías ganar 25% más o trabajar 25% menos? Si te gusta lo que haces, la respuesta es obvia; y si no, también!