¿Y qué es Descansar?


Cada domingo es la misma historia: un sentimiento de culpa por no estar trabajando; una lucha mental por no poder dejar de pensar en todo lo que tengo por hacer y decidir si en lugar de descansar me pongo a hacer algo que me haga sentir «útil»; y en esos momentos es que me entra la duda de si realmente tengo claro el concepto de «descansar», porque pareciera que lo que vivo definitivamente no lo es…

Una definición de descansar que me pareció muy interesante es: cuando no estamos asociando nuestra autoestima con lo que se debe hacer a continuación. En el momento en el que pensamos en algo que tenemos que hacer a continuación no estamos descansando. Entonces, descansar se trata, en última instancia, en hacer cosas que no tienen nada que ver con lo que suceda con tu lugar en la sociedad. Descansar puede ser leer un libro pero sólo si ese libro no tiene nada que ver con tus metas profesionales o personales, lo cual significa que podemos estar totalmente presentes con cada palabra en cada página sin necesitar ni querer retener información que podríamos usar después. Descansar, finalmente, es cuando tomamos un momento para asumir que no somos lo que producimos y, lo más importante, que está bien lo que somos.

Mis domingos no son de descanso porque lo que me trasnocha es lo que debo hacer a partir del día siguiente, pero la solución está en mi, en relajarme y en internalizar que no importa lo que suceda porque siempre seguiré siendo yo.

Descansar, más que un hecho, es una decisión…

El Momento Milagroso


Se acerca el fin del año y con el llega la definición del éxito en función de los resultados de lo que hemos hecho (o dejado de hacer) a lo largo del mismo, y dependiendo de lo lejos que estemos todos esperamos ese momento milagroso en el que nos vestimos de gloria.

El bamboo se toma hasta 5 años para desarrollar sus raíces y durante esos años nadie ve que haya progreso, pero el bamboo se mantiene haciendo crecer sus raíces y almacenando energía hasta que de repente toda esa energía acumulada se convierte en un crecimiento exponencial. Este es un ejemplo de cómo se llega a los resultados: lentamente y de repente se alcanzan. Ahora, el problema es que todos queremos los resultados, pero muy pocos (para no decir que ninguno) quiere seguir el proceso que conduce a ellos porque es, aparte de lento, aburrido.

Si con algo lucho a diario es con el hecho de no autoflagelarme porque lo que hago no es visible. Muchos apuntan asegurando que no se está haciendo nada y eso representa un peso enorme, pero lo importante es asumir que no todo progreso es visible. Hay fuerzas, como las del bamboo, que se van generando y acumulando y que al final llevarán al resultado esperado. Y si mi experiencia me ha enseñado algo es que la constancia es imprescindible para alcanzar los resultados. Resulta muy lógico esto, pero cuando se trata de hacer cosas que hasta causan aburrimiento se termina buscando otras por hacer que sean mas entretenidas, y la realidad es que son las cosas aburridas que se hacen de manera consistente las que llevan a un rendimiento extraordinario. La mayor parte del tiempo sabemos lo que debemos hacer pero como no vemos el resultado de forma inmediata nos detenemos; entonces se requiere ser lo suficientemente habilidoso para saber que se está avanzando hacia el resultado a pesar de no ver signos obvios de progreso.

Roma no se construyó en un día, pero fué construída poniendo un ladrillo a la vez.