Paren el mundo que me quiero bajar (por Luis Serantes)


Afortunadamente, hay joyas que uno se va encontrando en el camino. Hace mucho tiempo leí este artículo, y recientemente, mi amigo Luis Serantes me lo reenvió, y me sigue pareciendo excelente, quizás aún más vigente que cuando lo leí. Por ello, hoy les dejo el escrito original de Luis, esperando que sea de su agrado, así como que reflexionemos acerca de la realidad de la que formamos parte actualmente.


Paren el mundo que me quiero bajar.
Luis Serantes

“….si mi visión del futuro es correcta, ello significa que el mundo de la física y de la astronomía son inagotables; por mucho que avancemos hacia el futuro siempre sucederán cosas nuevas, habrá nueva información, nuevos mundos que explorar…”
Freeman Dyson

Vivimos en mundo que en los últimos 20-30 años ha evolucionado a un ritmo vertiginoso (aún cuando nuestro querido y golpeado planeta ha girado a sus apacibles e imperceptibles 1670 km/hr). En la actualidad ya no podemos llamar partículas atómicas únicas e indivisibles al neutrón y al protón (si a su hijo aún le enseñan esto en la escuela retírelo de allí de inmediato), sabemos que el tiempo ya no es absoluto, que las naciones no se pueden aislar ni económicamente (nunca han podido) ni comunicacionalmente (¡ya no pueden!). La globalización es una realidad en todos los aspectos de la humanidad, por más que se intente luchar contra ella y por más discursos y libros que publiquen intelectuales destacados de diferentes tendencias políticas y económicas. Y si aún dudamos, observemos estas estadísticas y hechos tomados de algunos portales de Internet.

  • Para divulgar un mensaje (esto aplica para divulgación de mensajes no relacionados con eventos de alto poder mediático, catastróficos o de alto impacto para la humanidad) a 50 millones de usuarios a la radio le tomaría 38 años, a la TV 13 años (¡siempre y cuando no se trate de un mundial de futbol!) y a facebook 9
    meses.
  • Si facebook fuese una nación sería la cuarta más poblada del mundo, otros sostienen que sería el doble del área que ocupa Japón.
  • 80% de las empresas a nivel mundial están usando LinkedIn como una herramienta de búsqueda y captura de personal. (En la antigüedad se acostumbraba a llevar el currículo impreso con una fotito a las empresas y esperar la tan ansiada llamada de RRHH).
  • 80% de los usuarios de twitter lo hacen a través de su celular de manera que actualizan sus comentarios en cualquier parte todo el tiempo. (Información en tiempo real).
  • YouTube es la segunda herramienta de búsqueda en el mundo y posee más de
    100.000.000 de videos.
  • Wikipedia posee aproximadamente 13 millones de artículos (aún no se les ocurre vender cada artículo a $1).
  • 70% de las personas entre 18-34 años han visto TV en la web.
  • Más de 1.5 millones de contenidos (links, blogpost, fotos etc.) son compartidos en
    facebook diariamente.
  • Si usted envía un (1) e-mail, su e-mail es uno de los 165 billones enviados cada día. (No se preocupe, su e-mail aun sigue siendo importante)

Lo presentado anteriormente ha sentado las bases para empezar a considerar lo que algunos denominan “Social Media Revolution” y esto a su vez ha dado inicio a la nueva “Socialnomics”, aún cuando desde hace mucho tiempo se sabe de la potencialidad económica de Internet. Sin embargo con el crecimiento exponencial de las redes sociales, o mejor dicho de los usuarios y adictos a las redes sociales, se ha entrado en un nuevo nivel en la economía. Solo para tener una idea, imagínese usted que un grupo de personas descontentas con un proveedor de servicios publiquen en su twitter o facebook una opinión desfavorable del mismo, la inmediatez de la información y el alcance de ésta tendría efectos extremadamente negativos sobre el proveedor de servicios y por ende costos importantes en publicidad y mercadeo para revertir esa opinión adversa. Un interesante estudio sobre el impacto de Internet en la actualidad lo realiza (lo vaticina) en 1999 el polémico físico teórico Freeman Dyson en su libro “The Sun, The Genoma & The Internet, Tools of Scientific Revolution”. En esta misma línea sobre predicciones tecnológicas en el corto, mediano y largo plazo ha escrito, el también físico teórico, Michio Kaku en su libro “Physics of The Imposible” (En este libro se analizan temas como teletransportación, psicoquinesia, máquinas en el tiempo, invisibilidad etc. de una manera seria, responsable y con argumentos basados en los últimos avances de la física moderna y de las matemáticas. Libro de lectura recomendada para aquellos que creen que toda la tecnología que usan los viajeros de Star Trek es pura ciencia ficción.) publicado en 2009.

Ahora bien, con este avance de la tecnología estamos obligados a ser más productivos
que nuestros ancestros (ellos realizaban cálculos complejos con una extraña herramienta
denominada ¡regla de cálculo!) y a desarrollar más la capacidad de autoaprendizaje (antiguamente se denominaban autodidactas) y usted se preguntará Por Qué?…pues, porque
sencillamente “…lo que es cierto hoy puede dejar de serlo mañana…”. Por ejemplo, algunos estudiosos de la información y sus procesos afirman que “la mitad de la información que un estudiante recibe en su primer año de carrera universitaria estará desactualizada cuando él se encuentre cursando el tercer año…”. Esto no aplica para todas las carreras universitarias, al menos no a esa tasa de cambio, pero lo que no deja de ser cierto es que mucho de lo aprendido en la universidad ha cambiado o por lo menos ha sido mejorado.

El avance, crecimiento y masificación de la tecnología (¿Quienes de los que leen este
artículo tenían celular en 1993?) también conlleva a una serie de aspectos negativos, los cuales hay que afrontar y más aun tener conciencia de que existen y forman parte de nuestra realidad y cotidianidad, por ejemplo:

  • Dos tercios (2/3) de los usuarios de las redes sociales trabajan en empresas. Estos
    usuarios gastan 18.5 billones de minutos cada día en estos sitios, es decir si las redes
    sociales no se regulan, al menos internamente en las empresas, pueden convertirse en factores que afectan severamente la productividad.
  • Uno de cada cuatro empleados prefiere comunicarse vía e-mail en lugar de cara a cara. Se estima que en 2020 serán tres de cada cuatro empleados. Esto crea relaciones
    interpersonales cada vez más des-humanizadas, en donde la comunicación interpersonal directa se ve mermada.

Y en nuestro entorno familiar…¿Cómo nos afectan las redes sociales?, ¿Cómo nos afecta el
poder acceder a cualquier tipo de información con solo un click o con escribir
http://www.google.com?. En el pasado se decía que nuestros hijos eran educados por la TV (un
profesor de filosofía de la Universidad Simón Bolívar-Caracas, prefería que su hijo leyese a
Sartre o Foucault antes que ver los Simpsons), sin embargo hoy en día…¿Podemos decir que
nuestros hijos son educados por Internet, Wii, Nintendo DS etc?. En el mundo de hoy nosotros estamos enfrentando situaciones en las cuales nuestros padres no se vieron envueltos, por ejemplo, como afrontar el hecho que nuestro hijo, que apenas sabe multiplicar o dividir, nos pida un teléfono inteligente pues eso es lo que “los demás amiguitos tienen”?. ¿Es la solución negar de manera radical el acceso a las herramientas tecnológicas de información y comunicación (leer Sartre antes que ver los Simpsons)?. Como se puede observar una parte de los dilemas éticos que enfrenta la sociedad actual y más aun de la familia actual aparecen en la exacta medida en que la tecnología evoluciona y se masifica. Esto se agudiza y alcanza niveles de extrema preocupación cuando las herramientas avanzadas de comunicación e información como los teléfonos inteligentes se convierten en blanco preferido por la delincuencia.

Sin duda alguna, y como reflexión final, está en nosotros aprovechar y maximizar el uso de la tecnología pues es ésta quien permite aprender de ella misma, no podemos imaginar nuestro proceso de aprendizaje sin google o wikipedia, por ejemplo. Pero también somos nosotros los responsables de la información que compartimos en las redes sociales, de los principios y valores que inculcamos en nuestro núcleo familiar y que no tienen que estar necesariamente reñidos con Pókemn Go. Hoy en día, el conocimiento y evaluación de la tecnología por parte de los padres y el establecimiento de una efectiva comunicación en el hogar son parte de los elementos fundamentales para lograr que sus hijos tengan una visión global y a la vez descarnada del mundo tecnológico que nos rodea con sus bondades pero también con sus peligros. Somos nosotros los que establecemos e inculcamos el sentido de responsabilidad con el que se deben manejar todas las herramientas comunicacionales y de acceso a la información existentes y que, sin duda alguna, están haciendo que la tierra a pesar de sus 1670 km/hr constantes, “gire” mucho más rápido que hace algunos años atrás cuando lo más avanzado era lotus 1-2-3 o más aun,
cuando algunos de nuestros antepasados usaban tarjetas perforadas y tenían que esperar semanas para obtener el “programa” compilado. 😉

Luis Serantes es Ingeniero Químico Universidad Simón Bolívar, con una Especialización en Ingeniería de Procesos en la Universidad Francisco de Miranda. Actualmente se desempeña como Ingeniero Líder de Proyectos en Honeywell. Su carrera siempre transcurrió rodeado de físicos más que de ingenieros y por filósofos más que de “panas” de allí la inquietud por temas nada convencionales para un ingeniero.

Y entonces todo era mentira?


Esta semana llegaron, finalmente, las lluvias a Caracas, y con ellas el colapso de la ciudad. Entre los problemas que se presentaron estuvo la inundación de una de las obras más recientes y, según quien la dirigió, de las mas importantes en los últimos 40 años: la Valle-Coche. A pesar de las advertencias de expertos en el área, sucedió lo que incluso se prometió que no sucedería. Por la razón que sea, se supone que existe una gestión pública que debe garantizar que esto no suceda. Pero no la tenemos.

Hace unas semanas estuve contando parte de lo que fué mi vida en la Universidad, período en el cual tuve la gran oportunidad de compartir muy de cerca con muchos de los que ahora (y desde que comenzó la «revolución») ocupan cargos en el Gobierno de Venezuela. Recordaba cómo conversábamos y generábamos planes que debían ser presentados e implementados para lograr la igualdad social, para mejorar la gestión pública, para lograr un mejor país. Por supuesto que en ese tiempo (y seguramente tal cual como pasa ahora), contábamos con acólitos a todas las tendencias políticas: de derecha, de izquierda, los troskystas, los leninistas, los oportunistas… pero al final, al menos yo siempre pensé que éramos todos sinceros. Cuántas veces no terminábamos de discutir nuestras posiciones y planes sentados en la acera en frente de la Comisión Electoral de la Universidad, con una máquina de escribir en las piernas para llenar los nombres de quienes irían en las planchas? Cuántas veces no hablamos a auditorios, salones, grupos pequeños, con Profesores, con Empleados. Todos lo hacíamos, y buscábamos lograr esa oportunidad para, finalmente, hacer cambiar las cosas de acuerdo a nuestras creencias. Y el tiempo pasó, y se dió todo el proceso que ahora vivimos, y muchos de aquellos que juraban por su vida, la cual mas de una vez arriesgaron en manifestaciones de calle, llegaron donde nunca creyeron: a ocupar un cargo en el Gobierno de uno de los países mas ricos y con mayor potencial en el mundo. Extrañamente, justo en el momento en que llegaban a esos cargos, nuesta amistad finalizaba. Yo insistía en contactarlos, como siempre lo hacía, solo para ir a saludarlos, porque la verdad era que me sentía orgulloso de tener un amigo, un hermano, en una posición de Director, Viceministro, Ministro, Gobernador. Al final, lo importante era que íbamos a ser testigos todos de un cambio radical en el Gobierno. Y así sucedió. Las cosas cambiaron, y a pesar de haber tenido, quizás, una muy buena idea, los resultados son, lamentablemente, palpables por todos. Y no hay nadie de mis amigos que salga a decir que no es el resultado que ellos buscaban. Un silencio cómplice los envuelve, pretendiendo convertirse en invisibles a los comentarios y a la rabia que envuelve a todos en Venezuela. Yo, los sigo considerando mis amigos. Incluso, busqué la oportunidad de acercarme para preguntarles si al menos estaban conscientes de lo que estaban haciendo. Muchas veces me pregunté, en medio de esas conversaciones imaginarias que sostenía con cada uno, qué respondería si me proponían que aceptara un cargo público?. Al final, por mi forma de ser, terminaba diciendo que sí, y lanzándome a ejecutar lo que considerara necesario de acuerdo a mi rol. Pero jamás se presentó la oportunidad.
En la decadencia (por decir lo menos) que se vive en Venezuela, me pregunto qué será de mis amigos una vez cambie el Gobierno. Quizás en ese momento me buscarán para que atestigüe las buenas intenciones que nos mantuvieron unidos por tanto tiempo en la Universidad. Quizás logre finalmente tener esa conversación a la que siempre se negaron, y podré, entonces, preguntarles tantas cosas. Ya sin la presión de que me ofrezcan un cargo, podré preguntarles si están conscientes del daño que han causado, bien sea en forma voluntaria o involuntaria, y si están dispuestos a asumir las consecuencias de sus actos y/u omisiones. Estoy muy seguro de que escucharé muchas justificaciones, excusas y hasta llanto. Y en ese momento, no podré más que hacerles la pregunta que me ronda cada segundo de mi vida: y todo lo que hicimos, lo que hablamos, lo que juramos que haríamos por este país y su pueblo… Y entonces todo era mentira?

Rescatando la Oposición


Estoy seguro que al menos en Venezuela, o quienes de alguna manera siguen mis opiniones, comenzaron pensando que estoy hablando de la oposición que actualmente existe en Venezuela en contra del actual gobierno. Pues aclaro que no, no voy a plantear el rescate de esa oposición, sino que por el contrario buscaré recuperar el concepto de Oposición.

En Venezuela, desde hace demasiados años, nos han inculcado el concepto de que oponerse a cualquier idea o acción que provenga del gobierno (de chávez & sons) es equivalente a ser apátrida, demoníaco, cachorro y/o lacayo del imperio y cualquier otra cantidad de epítetos más, todos negativos, ofensivos, y que además conducen, irremediablemente, a la muerte (física, política, intelectual o todas juntas) en alguna cárcel escondida (más no secreta). Pero, resulta que, aunque no se puede negar que el método les ha funcionado suficientemente bien, ese concepto no es más que la gran aspiración y base sobre la cual se busca extender ese gobierno. Y como toda mentira, ya comienza a caer tanto el concepto como quienes lo propugnan.
Existe el concepto físico de la oposición, que por supuesto aplica a cualquier otro campo. Por lo general, los jóvenes son opositores por excelencia. Cuando se está en los años de la adolescencia, todo lo que le dicen a uno es considerado equivocado, por lo cual, uno se opone. «No puedes salir porque es peligroso», y uno se opone porque piensa que es mentira, que no hay ningún peligro en salir. «Tienes que quedarte a estudiar», y uno se oponía porque consideraba que tenía tiempo suficiente para disfrutar y luego estudiar. Al final, con el tiempo uno cae en cuenta de que casi todo a lo que uno se oponía, terminó siendo cierto.
Oponerse es un acto propio del ser humano. Y, por lo general, quienes se oponen a algo, lo hacen convencidos y conscientes de la razón que los asiste, pudiendo argumentar plenamente el motivo de su oposición. Obviamente, ante cualquier opinión, siempre habrá quienes se opongan, de manera que si ante una idea alguien se opone y otro se opone a la oposición de quien se opuso a la idea original, entonces estamos ante un evento intrínsecamente recurrente… Lo cierto del caso, es que el oponerse es parte del libre albedrío, y debería constar en la declaración universal de los derechos humanos!

Piense por un momento en algunos opositores famosos de la historia:

  • Adán y Eva (aunque realmente la de la idea fué Eva)
  • Galileo Galilei
  • Cristóbal Colón
  • Simón Bolívar
  • Martin Luther King Jr.
Entonces, es malo ser opositor? Mi respuesta es que NO! Y si el marco en el cual se aplica el concepto es el político, pues la oposición surge en forma automática como respuesta a la falta de los resultados esperados. Obviamente, quienes son objeto del acto de oposición se sentirán ofendidos y reaccionarán demostrando que los opositores están equivocados, y esa respuesta será tan apabullante como el poder y su abuso lo permitan. 
En Venezuela, debemos defender el concepto de oposición. Ser opositor no es pertenecer a la MUD. Muy por el contrario, ser opositor, al menos en el campo politico, es defender el bienestar que debe prevalecer a través de la acción del gobierno de turno, independientemente de la ideología que lo enmarque. La oposición termina siendo la exteriorización de los dictámenes de la conciencia. Uno terminará, irremediablemente, oponiendose a muchas cosas que haga incluso el gobierno por el que votó o en el cual trabaja. Si por cualquier razón usted deja de escuchar a su conciencia, y decide no oponerse a todo lo que considera malo, efectivamente no llega a ser opositor, pero si un Colaborador Automático de Bajos Resultados Obteniendo Nada (o C.A.B.R.O.N.). Afortunadamente, está en cada uno de nosotros decidir que se quiere ser…

En espera de su [última] palabra…


Necesito comenzar declarando que Venezuela es un solo país. De eso debemos estar conscientes cada uno de los venezolanos, y la tarea para tal fin no es nada fácil. Venimos sufriendo muchos años de división política, donde se nos ha requerido, o peor aún, se nos clasifica de acuerdo a nuestro nivel de necesidad. Todos aquellos que declaran sentirse plenos en salud, seguridad y confianza en la bonanza económica de Venezuela son declarados patriotas, mientras que quienes expresamos nuestra inconformidad, falta de confianza e incomodidad por las condiciones en las que vivimos, de inmediato somos clasificados como «Pitiyankees», «apátridas», «jalabolas del imperio» y demás denotaciones. Mientras hubo algo de bienestar socio-económico la división era evidente pero no nos diferenciaba tanto, pero ahora, definitivamente es imposible entender como alguien pueda defender la situación por la que estamos pasando todos los que habitamos en Venezuela. Y dejo claro que no se trata de un tema político ni mucho menos ideológico. Respeto profundamente las creencias ideológicas de cada quien, por lo que ni siquiera busco hablar sobre ellas con nadie. Cada quien tiene sus razones para creer en lo que mejor se adapte a sus circunstancias, sin embargo, lo que no es aceptable, es cuando se pretende vulnerar los derechos ajenos en función de las creencias personales. Eso, definitivamente, no puede ser.

Quedo profundamente contrariado cuando veo en la Asamblea Nacional como los representantes del Gobierno se burlan de las situaciones que presenta la bancada de la Oposición. Y antes de que cuaquiera piense que mi contrariedad es producto de mi posición psico-social mediante la cual odio al pueblo que ha sido oprimido desde los tiempos de la Independencia por ser desde tiempos inmemoriales un lacayo del imperio (discurso con el que siempre pretenden terminar todo, y que uno, por decencia, calla, cometiendo el error de otorgar ante tamaña absurdez), quiero expresar que ahora, a diferencia de lo que pudo suceder hace 2, 3 o más años, todo lo que se ha presentado no es mas que la triste realidad que, abusando de redundar, realmente vivimos quienes estamnos en Venezuela. Ya el pueblo se expresó en las elecciones, entonces, no tiene cabida seguir como si estuvieran en campaña electoral, con esa práctica vil donde no se busca mostrar por qué se es mejor, sino convencer que el contrario es peor. En este momento, no nos interesa quien es mejor o peor. Lo que necesitamos es que se asuma la responsabilidad de buscar la solución a cada uno de los problemas que nos aquejan, y en ese sentido, realmente no importa de parte de quien venga la acción, incluso si es de parte de quienes consideramos responsables, siempre y cuando se atiendan los gravísimos problemas por los que atravesamos.
Tuve la oportunidad de ver en la Asamblea como un hijo relataba como vivió la muerte de su madre; tambien como un padre relató como, impotente, tuvo que vivir la muerte de su hijo de 3 años. Los detalles de cada caso, no me importan. Lo que me indigna es que la respuesta del oficialismo fué burlas, acusaciones sin sentido, sonrisas (y quien quiera puede buscar los videos y validar lo que indico). Son un ejemplo viviente del mal que definitivamente vive en cada ser humano, y de cómo la impunidad produce ese efecto de sentirse de otra casta, a la cual nunca le va a pasar lo mismo. Es un espectáculo que ni siquiera Dante pudo haber imaginado. Y todo lo que pedimos es que apelen a su humanidad; esa que tanto dicen que los acompañó junto con Chávez, pero que ahora pisotean abruptamente cada vez que en sus caras se dibuja una sonrisa ante el ruego de un pueblo por solución a sus males.

El que el precio del petróleo suba, que las reservas internacionales aumenten, que se respete la propiedad privada o que el dólar baje a 6,30 es absolutamente inútil mientras no exista una pizca de humanidad en quienes conforman el actual Gobierno. La lucha ya la tenemos perdida en cuanto recuperar tanto que hemos perdido. Las miles de vidas perdidas por falta de alimento, delincuencia, emigración, jamás podrán ser recuperadas, de manera que solo nos aferramos a la Fé de que resurgirá la humanidad en cada uno de quienes consideran que aquí «no está pasando nada». La discusión no es quien renuncia, quien cede, quien va preso o quien no. El punto es si seguirán empeñados en continuar manteniendo funcionando al país cual campo de concentración Nazi, o si, por el contrario, están dispuestos a redimir sus errores, asumiendo por supuesto las consecuencias propias de los mismos, en función de un futuro mejor para TODOS.

La palabra es ahora de ustedes… y piénsenla bien, porque sin lugar a dudas, dependiendo de que decidan, terminará siendo la última para todos.

Camino a Santa Ana


Fuente: Wikipedia

Ayer, 15 de Enero, día del Maestro, tuve la oportunidad de ser parte de una de las mayores y mas importantes lecciones de los ultimos 20 años en Venezuela. Debo confesar que estuve a punto de perdermela, ya que al principio solo escuchaba el mismo discurso desgastado, retrógrado y anquilosado de un Presidente que ha estado en el poder por al menos 20 años, y aún pretende convencer que el desastre que vive Venezuela se debe a factores inexistentes como «la guerra económica», «guerra no convencional», y otros más propios de la mala intención de los enemigos de la Liga de la Justicia. Cuando finalizó la agobiante y deprimente presentación, solo comparable con aquellas clases de Física 11 en las cuales me dormía en mi pupitre, vino la segunda parte, y con ella la verdadera lección.
Obviamente, en Internet y todas las redes sociales se pueden encontrar todos los detalles, opiniones, «memes» y demás acerca de lo que fué el discurso de Henry Ramos Allup. Para mi lo mas importante no es tanto lo que dijo, que ya es bien arriesgado expresarlo de esa manera ya que definitivamente no hubo ni una palabra, ni un espacio de desperdicio; Para mi lo mas importante fué la oportunidad de presenciar, en vivo, lo que significa un acto civilizado de intercambio político. No hubo chanza, burla ni menosprecio del discurso del Presidente. No hubo reacción, ni respuesta, ni oportunidad para que los acólitos del «Eterno» desarrollaran sus embasurantes «jorgerodrigadas». No! Por el contrario, hubo un discurso que aprovechó la oportunidad de decirle al Presidente, literalmente en su cara, los problemas que necesitamos todos los venezolanos que sean atendidos. Un discurso que pudo lidiar con la inmadurez de los diputados oficialistas, expresado de la manera en que todos los venezolanos lo sentimos. Y lo más importante, es que al final, abre las puertas al diálogo, a la reconciliación, expresando la voluntad y disposición de la nueva Asamblea por trabajar, en conjunto, en la recuperación del país, así como en la reconciliación nacional.

Poco antes de que se eligiera la nueva directiva de la Asamblea Nacional, muchos amigos, la mayoria alrededor de la mitad de mi edad, me indicaban su desagrado por la posibilidad de que se eligiera a Ramos Allup como Presidente de la misma. A todos, sin duda alguna, les indiqué que por el contrario, yo consideraba que él era el indicado para poder llevar el proceso hasta el siguiente nivel en el camino de la recuperación (en todos los sentidos). Hoy, me siento muy satisfecho de estar en lo cierto. No soy «fan» de Ramos Allup, pero si un Venezolano que siente que, de seguir así, tendremos la oportunidad de recuperar nuestro país con la ayuda de todos, ya que todos somos parte de nuestro país.

Aún falta mucho. Esto es solo el comienzo, pero es, en mi concepto, un muy buen comienzo. Considero que estamos en camino a lograr la formalización de un acuerdo de entendimiento nacional, indispensable para poder recuperarnos. Un acuerdo que limpie, literalmente, el camino de polvo y paja, y permita enfocarse en lo realmente necesario.

Cuando Bolívar y Morillo firmaron el Tratado de Regularización de la Guerra allá en Santa Ana de Trujillo, la guerra no finalizó, Pero a partir de ese momento toda hostilidad estuvo enmarcada en ese Tratado. Si seguimos así, podríamos llegar a ese punto de establecer las reglas del juego, y a partir de allí, si los actores lo respetan, podremos comenzar a pensar en un futuro de prosperidad para todos.
Por ahora, todo indica que estamos en camino, pero con esfuerzo y constancia, llegaremos, Dios mediante, de nuevo a Santa Ana…

Y qué le queda a uno de la Universidad?


En estos días pasados, mis compadres (Mario y Gabriela) cumplieron 21 años de casados. Recordaba yo aquellos días en los que ella llegó a Mérida, a seguir sus estudios en la ULA. Y se me agolpaban en la cabeza tantos momentos vividos (muchos de ellos escritos en esta especie de registro), unos muy buenos, otros no tantos. Y me quedé pensando en el tema, y en tantas cosas que hoy en día son derivadas de lo que sucedió en mis tiempos de Universidad.
En mi caso, hijo de universitarios, sobrino de universitarios, ahijado de universitarios, hermano de universitario, concuñado de universitarios… Existo, literalmente, gracias a la Universidad (el cuento corto es que mi papá estudió con mi tía, y así conoció a mi mamá). Viví en el marco de la universidad: jugué en sus instalaciones, crecí en medio de científicos, experimentos, hipótesis, artículos, bibliotecas, libros, revistas, congresos, clases, laboratorios, fiestas, elecciones, estudiantes… Y luego, me tocó ir a la Universidad a estudiar. Tiempos inolvidables. Y hoy en día, lo lógico y más sencillo es concluir que la Universidad me dejó mi experiencia como estudiante, y obviamente mi Título. Es lo que todos nos llevamos cuando apesadumbrados, nos enfrentamos al hecho de que el alcanzar la cúspide de nuestros estudios al recibir nuestro título en el Aula Magna, implica el final de esa hermosa etapa. Algunos tienen la suerte de poder quedarse, otros, quizás a pesar de la oportunidad, decidimos ir a buscar suerte en otras latitudes. Y el paso del tiempo me permite ver que en realidad la Universidad me dejó mucho más que mis conocimientos técnicos, y la constancia de haberlos recibido.

Recuerdo claramente a cada Profesor con quien vi clases. Cada uno de ellos me transmitió, a través de los momentos que compartimos, pistas y detalles que en esos días ni siquiera fuí consciente, pero que hoy en día conforman elementos claves en las acciones diarias que como parte de mis responsabilidades llevo a cabo. En mi caso, lo relacionado con la política en la universidad es una de las mayores experiencias que me acompañan. Aquellos primeros días en los que me tocaba entrar a un salón de clases a dar un discurso, ese miedo a la reacción de todos, el lograr dominarlo. O pararse a hablar en el auditorio 108 lleno a reventar… Los momentos en que nos sentábamos a disfrutar una cerveza con algún Profesor, jugando dominó, y hablando de cualquier tema (aunque quizás la idea era caerle simpático para que fuera mas generoso al momento de evaluarnos); de allí surgieron amistades que a pesar del tiempo y la distancia aún se conservan. Los sueños… Cuántos no tuvimos, hoy en día muchos de ellos concretados. Otros, pues aún en proyecto, y muchos comprenden chistes que hacemos cuando nos reunimos antiguos compañeros de clases. Las relaciones; amor, odio, deseo. El descontrol hormonal mezclado con el libertinaje temporal (hasta que, en mi caso, aparecía mi papá a poner orden) generó amistades, mas bien hermandades que trascienden el tiempo. Son, como se puede ver, muchas, muchas mas cosas las que nos deja la Universidad.

Hoy en día, en circunstancias muy distintas a las que vivimos en los días de la Universidad, me esfuerzo por tener esa paciencia que tenían los profesores con nosotros; intento transmitir lo necesario para complementar esa formación profesional en cada una de las personas con quien trabajo; le cuento a mi hija de tantas cosas de esos días, como con el ánimo de que aprenda de mi experiencia, pero consciente de que sólo su propia experiencia le mostrará el camino que debe recorrer. Disfruto de ver a tantos que pasamos por las aulas de la Universidad, y que se mantienen en la lucha, fieles a aquellos sueños que compartimos. Y concluyo, que de la Universidad me quedó todo. La oportunidad de conocerla, de pertenecerle y, ahora, de rendirle tributo al ser la Persona y el Profesional cuyas obras dejan cuenta de lo importante que es ser un Universitario.

Guerra a la Esperanza (pero no ganarán!)


Recuerdo cuando en la universidad anunciaban las visitas de las empresas que iban a reclutar gente. Las grandes iban y los mas avanzados, quienes buscaban pasantias, tesis o simplemente trabajo, llenaban las planillas para ser entrevistados. Sólo los mejores eran elegidos.
También recuerdo cómo celebrábamos cuando algún amigo entraba a trabajar en Intesa, PDVSA, sidor o cualquiera de las empresas básicas de guayana, donde en particular había mucha relación con la Escuela de Ingenieria de Sistemas. Y gran admiración se tenia también por aquellos que lograban entrar a la universidad como Profesores, o los que por algún proyecto terminaban trabajando en, por ejemplo, el IVIC.
Ahora, no existen las empresas básicas del estado; tampoco están todas aquellas empresas que iba a reclutar personal, y las que quedan, por experiencia propia, no necesitan salir a buscar los mejores, ya que les llegan miles de CV a diario de todos los que egresan de las universidades, en ese periplo temporal mientras logran irse del país (ambos); PDVSA… Ya ni procesa petroleo, básicamente por la destrucción voluntaria de todo cuanto la componía; las universidades pasan por uno de sus peores momentos, en el que el valor de un Profesor equivale a unas milésimas de militar; y el IVIC, ahora oficialmente condenado a muerte.

Miles de profesionales buscan como sobrevivir en un país donde se desprecia la excelencia. Un país que es reconocido en el exterior por la calidad y excelencia de todos cuantos han salido de nuestras universidades y ahora generan bienestar donde les ha tocado vivir. Y, así como recursos naturales, aun quedamos aquí muchos, miles, millones de personas con todo lo necesario para sacar este país adelante.

Seguirán intentando acabar con nuestra esperanza, pero jamás lo lograrán! Los que estamos aquí seguiremos luchando por nuestro futuro, seguros de que llegado el momento, contaremos con el apoyo de todos cuantos están afuera, preparándose, aprendiendo y definitivamente listos para regresar a darlo todo, como siempre, por Venezuela.

Ni un minuto más


Suena el despertador, y luego de varias veces lo apagamos. Por lo general pensamos «un minuto mas y me paro», y seguimos durmiendo. Vuelve a sonar el despertador, y repetimos la acción anteriormente descrita. Así, quizás lo hacemos unas veces mas, hasta que ya lo que nos hace salir de la comodidad de la cama son las consecuencias que tendremos por no haber respondido al primer llamado a pararnos.
Así, tal cual, nos está sucediendo en Venezuela. El despertador ha estado sonando y seguimos dándole a la tecla «snooze». Pero ya no estamos en medio de un sueño que merezca la pena la consecuencia del llegar tarde. Por el contrario, estamos en medio de una pesadilla, que lo que hace es dejarnos ver en el sueño lo mal que estamos en la realidad. Necesario es que despertemos, que nos preparemos para enfrentar las nefastas consecuencias de no haber hecho caso al despertador en aquel momento en que se supone estábamos en medio de un sueño.

Aún estamos a tiempo. Aún, por la vía democrática, tan vilipendiada por quienes se autodenominan demócratas mientras obligan al pueblo a creerles a punta de constitucionazos, podemos despertar y, asumiendo las consecuencias, resolver lo necesario para retornar a una vida, que ya ni siquiera la queremos «normal», sino simplemente que sea vida. El seguir durmiendo pensando en que la pesadilla pasará sola, es el peor error que cometemos. No esperemos esos minutos más. Escuchemos el llamado, salgamos de la oscuridad de la noche en que estamos, y empecemos a trabajar en función de un nuevo dia.