El arte de delegar, o cómo sobrevivir al síndrome del esfínter agotado


Sin lugar a dudas, no hay nada como la experiencia. Recuerdo aquellos días en los que, en alguna clase en la Universidad, salía el tema de lo que nos tocaría ejercer como profesionales. Nos lo comentaban Profesores con experiencia en el área laboral, quienes habían ejercido cargos. En mi caso, la imagen de Gerente que se me venía a la mente era la de un amigo de mi papá que era Gerente de una agencia de banco, siempre impecable en traje y corbata, y con su carro último modelo. No existían en ese entonces ni siquiera los teléfonos inalámbricos, pero si había muchísima gente en el banco a su cargo. Me imaginaba yo que era tan bueno tener ese cargo, visitar clientes…

Luego, fui creando mi propia historia, a través de la cual llegué a posiciones de supervisión. Quizás por el área en la que he trabajado, pues no me tocó usar traje y corbata (gracias a Dios!) sino solo en ocasiones muy especiales, y además, pude sentir en carne propia que no era tan fácil como parecía. Y es que le toca a uno lidiar, aparte de con sus propios temas, con los de las personas que están a su cargo.

La experiencia, hasta ahora, ha sido totalmente satisfactoria. Uno va desarrollando muchas capacidades que ni siquiera sabía que se tenían, y al menos en mi caso, se va sintiendo uno orgulloso de los logros alcanzados, siempre teniendo presente que han sido producto del grupo de personas con las que se ha tenido la suerte de trabajar y, mejor aún, Liderar. Pero, inevitablemente, siempre aparecen retos que quizás se mencionan en algunos libros o lo dicen algunos expertos, como el tema de la delegación. En estos días comentaba que lo difícil de delegar es que uno está total y absolutamente convencido, con pruebas fehacientes, de que nadie hace mejor lo que uno hace, por lo cual, uno quiere hacerlo todo para asegurar que sea el mejor resultado posible. Pero entonces se presenta el tema de la capacidad, que con un tiempo limitado, y sin lugar a dudas unos recursos, pues luego de darse golpes se cae en cuenta de que no se puede hacer todo, y comienza el momento de aprovechar el apoyo con el que se cuenta como parte de un equipo. Y se delega, y se va encontrando uno que a diferencia de lo que se pensaba, hay miles de formas de hacer las cosas, incluso mejor de lo que uno lo haría, y se va desarrollando esa capacidad de delegar. No es nada fácil, lo reconozco, pero al final es la única solución que se tiene si se quiere crecer profesionalmente.

Por allá por Septiembre del 2014 ya me enfrentaba a la necesidad de asumir la delegación. Definitivamente he avanzado al respecto, lo cual ha permitido buscar objetivos mas exigentes, pero siempre, siempre, gracias al aporte de cada una de las personas con quienes he tenido la oportunidad de compartir. A continuación dejo ese artículo, con el cual, seguramente, muchos se sentirán identificados…

 


 

Siempre pasa.

Siempre llega el momento en que se requiere hacer un trabajo sumamente importante. Se tiene la presión de alguien más, que requiere respuesta inmediata del equipo que uno lidera. La actividad ha sido programada esperando este momento. Se preparó todo. Se practicó lo que se debía hacer. Todo listo para cuando llegara este momento, pero justo ahora, no están disponibles ninguno de los que se prepararon (dos para tener plan A y B), no se sabe cómo organizaron las cosas, ni siquiera donde están, y la presión aumenta. Llaman a reunión. Sale a relucir la frase «sabíamos a ciencia cierta que esto lo íbamos a hacer», y se debe resolver. Confías en que no tienes un grupo sino un equipo. No puede ser imprescindible nadie. Sin siquiera mostrar una gota de sudor, aseguras que se hará el trabajo.

Sales, verificas entre los disponibles quienes pueden asumir el reto. Los llamas, les explicas, exiges que deben dejar lo que estén haciendo, que surgió una necesidad mayor. Si lo llamas » emergencia» se viene abajo el mundo, ya que asume la solución quien está por encima de ti. Buscas los recursos, «pares» las piezas, y en un arrebato de energía, envías a resolver al equipo recién conformado. Informas que se va a atender el caso, que la gente va en camino, y cuando te preguntan «y si van a saber hacerlo?», no vacilas en dar tu respuesta: » por supuesto que si!», esto, mientras aprietas el ano y, si perteneces a alguna religión, imploras que todo salga bien…

En mi caso, desastre total. Había que coordinar con el cliente, y no lo hice. No consiguieron todas las piezas. No supieron como conectarlas, así que básicamente, se perdió el esfuerzo, la confianza del cliente, y en cierto porcentaje, la capacidad de controlar el esfinter.

Delegar es sinónimo de confiar. Se confía, dependiendo de la tarea que se esta delegando, en la madurez, en la experiencia, en la capacidad de resolución de problemas o, en el mejor de los casos, en la combinación de estos y otros factores. Por ello, no siempre se puede delegar en la misma persona, lo cual es una ventaja de contar con un equipo. Pero, como se logra conformar un equipo? Eso depende, y definitivamente es un tema que da para otro artículo.

Y, para delegar, se requiere una confianza recíproca, porque a quien se le delega una responsabilidad, debe confiar en que si se hace es porque se esta seguro que puede cumplir a calidad con dicho compromiso, lo cual requiere, definitivamente, mucho de líderazgo.

Total, que quienes tienen como tarea diaria liderar equipos de trabajo, deben aprender a convivir con ese «síndrome de esfínter agotado». Y el mejor ejercicio que pueden hacer para combatirlo, es contar con equipos maduros, cohesionados y efectivos, de manera que se disminuya al mínimo cualquier duda con respecto a la capacidad de cada uno de sus miembros.

En mi caso, unos días después se comenzó a atender la tarea. Todo va bien, pero aun no llega el momento de la relajación antero-muscular.

El Más Allá de un PM


No, no me refiero al cielo donde van todos los Project Managers (PM), que debe ser perfecto con toda esa experiencia acumulada… es más bien sobre lo que acompaña la responsabilidad que afortunadamente se le encomienda a uno para cumplir una misión, lo cual es imposible sin el apoyo de mucha gente. Lo normal es enfocarse en lo técnico, en los detalles de la ejecución, pero sin lugar a dudas, la gente es el factor primordial en el éxito (o fracaso) de la ejecución de un proyecto. Ante tantos retos y barreras que se presentan, el lograr contar con un equipo de gente a la altura de las circunstancias es casi un milagro, y en mi caso, tengo la dicha de haber, y estar compartiendo, con gente espectacular.

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El Equipo de Corpdata/Beyond Tech Comm con quienes tantos éxitos logramos

En la mayoría de los casos, las cosas no son ni perfectas, ni «color de rosa». Se presentan circunstancias que retan la paciencia, que exigen sobreponerse al agotamiento e, incluso, someter a riesgos a parte del equipo, por lo cual se hace muy difícil tomar decisiones sobre la marcha… Pero, como parte tanto de la responsabilidad, como de la experiencia y pericia que se va adquiriendo en el camino, se va uno sobreponiendo a las circunstancias y logrando que el equipo esté alineado y superando los retos que se atraviesan en el camino.

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Trabajando en las Torres de Parque Central en Caracas, Venezuela

Muchas son las cirunstancias difíciles que tuve que enfrentar en el proceso de ejecución de proyectos. Y de todos, incontables fueron de enfrentamiento, de hacer que se hiciera lo que consideraba que era necesario (lo cual no significaba que fuera lo mejor). En algunos casos tuve que imponer mi voluntad, pero siempre con la humildad y el respeto por delante. Al final, siempre lográbamos el objetivo, a pesar de las heridas a las relaciones interpersonales. Pero siempre fué en un ambiente muy profesional, de camaradería y, por qué no, de hermandad, en el cual compartíamos las buenas y las malas por igual.

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En muchos proyectos comíamos lo que podíamos, en el piso, donde también nos tocó dormir más de una vez…

Y, el hecho de que las amistades se mantengan en el tiempo, implica que se establecieron relaciones sanas, donde siempre busqué aprender de todos con quienes trabajaba, convirtiendo en experiencia cada vivencia. Y eso ha sido la base de cada paso que me toca dar. Saber que no es un título lo que hace a la persona, y que las soluciones provienen de todos por igual. Que no hay nada como ser honesto con todos, a pesar de que muchas veces pueden utilizar tu apertura en tu contra. Que el humor es una herramienta mejor que cualquier otra técnica de la que se pueda disponer. Que al igual que uno, todos tienen familia, problemas, situaciones, y que a pesar de todo ponen el todo por el todo, si hay una buena relación, por el beneficio del equipo.

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Parte del Equipo de Honeywell con quien compartí excelentes momentos (casi siempre)

Y, qué orgullo siente uno cuando alguien que trabajó en su equipo destaca en otros lares. Las circunstancias actuales de nuestro país de origen ha hecho que muchos de quienes me dieron el honor de trabajar a su lado, están ahora triunfando en distintas partes del mundo. De todos guardo muy queridos recuerdos. Todos me enseñaron mucho, y gracias a todos he podido crecer no sólo en lo profesional, sino en lo personal también. Con algunos las relaciones son más profundas.

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Sin lugar a dudas, todos con quienes uno trabaja son como la familia en el sentido de que uno no los escoge. De las 24 horas del día, uno pasa más tiempo con los compañeros de trabajo que con la familia (al menos del tiempo despierto). Y a partir de esas relaciones surge, efectivamente, la familia con quien uno termina compartiendo las buenas y las malas noticias, con quienes se disfrutan los buenos y los malos momentos. Para mi ha sido un honor el haber tenido oportunidad de liderar, ser liderado y compartir con todos quienes han formado parte de esa gran familia. A todos los recuerdo y de todos aprendí. Ahora, con las redes sociales, uno va rehaciendo las relaciones, y en esa medida uno va recordando tantas cosas… y muchas de ellas, parte de la experiencia formada, se convierten en las enseñanzas a quienes luego ingresan a ese gran círculo.

Hay amistades que comienzan muy temprano en nuestras vidas, y que en el transcurso del tiempo, se fortalecen mucho más por la influencia de tener la oportunidad de trabajar juntos. Más allá de los alcances, de lo técnico, de lo financiero, siempre debe prevalecer lo humano. La verdad es que he sido muy afortunado de formar parte de tantos equipos de primera clase y en distintos roles. Gracias a todos he crecido, y es esa experiencia la que busco compartir.

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Amistad que comenzó por el año 1987 y que aún se mantiene… a pesar de las peleas cuando ejecutábamos proyectos juntos!!!

Pero me traes mis Daneses!


Había convencido a las autoridades del Aeropuerto Internacional que me dejaran entrar al área de llegada de los vuelos, y a pesar de que el vuelo había llegado, no encontraba al grupo de Daneses que venían a ejecutar el proyecto. Incluso, logré entrar al avión luego de que hasta el piloto había salido, pero estaba vacío. Y en ese momento recibí la llamada de mi Jefe preguntándome por la gente, a lo cual le tuve que decir, al borde del desespero, que no sabía dónde estaban. Y el sólo me dijo de manera inequívocamente entendible, fuerte y claro: «Pues no sé qué vas a hacer, pero me traes mis Daneses!!!»

Tenía yo varios años trabajando en la empresa a cargo de la ejecución de proyectos, y se había presentado este, que representaba varios retos muy importantes: Lograr en un tiempo suicida importar mas de 15 toneladas de equipos provenientes de 5 países para instalar el sistema que proveería servicio en forma simultánea en 5 sitios alejados en la ciudad y que representaba el éxito o fracaso del evento que nos contrataba. Era una tecnología que no conocíamos, por lo cual parte del alcance era tener en sitio a personal técnico de la fábrica que aseguraría la correcta instalación y funcionamiento del sistema en cada uno de esos sitios, y nosotros proveeríamos todo el background técnico de instalación de los equipos. Luego de algunos proyectos ejecutados bajo mi dirección, se me había asignado la responsabilidad de coordinar todo el proyecto como PM.

Las reuniones de planificación comenzaron como un mes antes, y por lo crítico del tiempo teníamos un esquema muy estricto. Como a la mitad del tiempo transcurrido antes de la fecha de comienzo de la ejecución del proyecto, se estableció una reunión un Domingo en la mañana. Yo por esos días vivía en otra ciudad, por lo cual me quedaba donde otro compañero de trabajo. La noche anterior estuvimos conversando hasta tarde de los detalles, y por alguna razón, aquel domingo no me desperté a tiempo para asistir a la reunión. No solo me quedé dormido, sino que caí como en trance de sueño, de manera que no escuché ni las múltiples llamadas que nos hicieron, ni los despertadores. La reunión era a las 8 de la mañana, y yo me vine a despertar prácticamente a mediodía. Obviamente, ya pensaban que nos habían secuestrado o que algo nos había sucedido, ya que no er para nada normal que diéramos muestra de tamaña irresponsabilidad, lo cual nunca habíamos hecho. En lo que me desperté y vi el reloj, el corazón me dió una vuelta completa. Sabía que de ésta no saldría vivo…

Hice de tripas corazón y realicé la llamada a mi Jefe. Cuando le expliqué que me había quedado dormido, comenzó el salmo responsorial, de manera que para no perder el sentido de la audición en el oído al cual apoyaba el teléfono, decidí colocarlo a la segura distancia que me proveía mi brazo, con lo cual aún podía escucharle todo el discurso que merecidamente me daba. La llamada se cortó por alguna afortunada razón, y llamé a otra de las personas que estaban con él, quien me dijo que mejor me quedara donde estaba, y esperara a que se calmara un poco, mientras en el fondo seguía escuchandolo con total claridad…

El lunes llegaban los expertos, que venían de Dinamarca, con quienes, como PM, había establecido todos los detalles requeridos para llevar adelante la ejecución del proyecto en forma exitosa. Asimismo, había coordinado toda la logística de busqueda de los equipos que llegarían a la aduana aérea, de manera que el equipo a cargo de esa labor estaba ya en sitio esperándolos. Como encargado de un proyecto de tal magnitud, tenía a mi disposición todos los recursos que podría necesitar; Había estado coordinando con los distintos actores desde hacía mas de 2 meses en incontables reuniones, siempre con la total confianza de la empresa y su equipo de Dirección; sin embargo, dadas las circunstancias de ese fatídico domingo, fuí removido de la responsabilidad de PM de forma absoluta e inmediata… Y, al día siguiente, yo iba como parte de la comitiva de la empresa, a buscar al equipo que llegaría. Para ello, había coordinado una Van de Lujo, que estaría esperandolos para trasladarlos al hotel, y estaría uno de nuestros vehículos también disponible para llevar todo el equipaje. Yo, estaría acompañando al Director de la Empresa en la recepción y para conocer en persona a todos con quienes tenía trabajando ya por mas de un mes vía remota, e iríamos todos en la van ya trabajando en los detalles para aprovechar al máximo el tiempo disponible. Pero, con el cambio de rol, vino una de las mayores lecciones de mi vida profesional…

En lugar del traje y la corbata para ir en la Van, me tocó manejar la camioneta donde se transportaría el equipaje. Además, me asignaron la tarea de ir al aeropuerto, hablar con alguien y solicitar que se tuviera reservado un espacio al frente de la puerta de salida del terminal internacional para estacionar allí la van donde llegaría mi Jefe a buscar a nuestros invitados, y además debía contactarlos antes de salir al área de espera para atenderlos en todo lo que necesitaran. Yo honestamente casi ni sabía cómo llegar manejando al aeropuerto, pero no tuve oportunidad de decir que no… En la madrugada me fuí en mi camionetica al aeropuerto, como pude llegué, y fuí a coordinar el tema del estacionamiento frente a la salida. Fueron horas hablando con mucha gente, casi hasta con el Director del aeropuerto, ya que aparte de mirarme como si fuera un extraterrestre haciendo esa solicitud, no daban crédito a lo que pedía. Lo cierto del caso es que despues de como 4 horas de hablar con mucha gente, logré tener el espacio reservado y escoltado por dos militares. También solicité entrar a esperar al grupo de personas a la salida del avión, lo cual fué otro motivo de miles de llamadas, conversaciones, ruegos… Pero, también lo logré y, aunque no lo crea quien esto lee, me permitieron entrar a la zona identificada como «estéril» y esperar, a la salida misma del avión, a la gente que llegaría. Pero, entre tanta gestión, logré estar en la salida del vuelo justo cuando salía el piloto, copiloto y las azafatas. No había llegado a tiempo. En ese momento me llama mi jefe que va llegando, por lo cual le dí la ubicación donde lo estaban esperando para estacionarse, y me fuí corriendo a la zona de espera del equipaje. Busqué por todos lados y no estaban. No iba a ser difícil encontrar a un grupo de 6 Daneses juntos, pero no estaban. Me volvió a llamar mi Jefe para preguntarme dónde estaban, y no me quedó otra opción que decirle que no sabía, que los había esperado en la puerta del avión como me había dicho, y no estaban, y tampoco en la parte de espera del equipaje. Nuevamente, hice uso de la extensión de mi brazo para escuchar, fuerte y claro: «Pues no sé qué vas a hacer, pero me traes mis Daneses!!!». La verdad es que en ese momento me senté y lo que pensé fué mandar todo al demonio. Que se fuera él, los Daneses, el proyecto y mi trabajo al mismísimo infierno. Me paré y regresé al avión, al cual ya le daban servicio de limpieza, y verifiqué que no estuvieran allí. Salí ya calmadamente hacia el sitio donde esperaba mi Jefe, y en el camino me llamó para decirme que ya estaban con él, que me apurara para que se pudieran ir. En medio del calor de la zona y la corredera a la que me había sometido, salí todo sudado y efectivamente estaban todos frente a la van que los transportaría. Llegué con mi acostumbrada sonrisa, eso sí, sin siquiera cruzar miradas con mi Jefe, y me paré frente a la puerta para saludar a los recién llegados. Extendí mi mano y, en ese preciso instante, mi Jefe me puso una de las maletas de los recién llegados, y me dijo «encárgate de montar todas y llevarlas al hotel». Frente a mi fueron subiéndose, uno a uno, los invitados, y yo con cara de circunstancia parado con la maleta en la mano… de último mi Jefe, quien cerró la puerta, y luego arrancó la van. Y alí me quedé yo, solo, con unas 10 maletas que llevar a la camionetica que cargaba, para ir a dejarlas en el Hotel, lo cual no iba a ser tarea fácil ya que ni siquiera sabía cómo llegar al mismo. Como pude llevé las benditas maletas, las subí, y me embarqué en el viaje al Hotel. En el camino me perdí, tuve que llamar a pedir orientación, y finalmente, unas 3 horas después, estaba entregando las maletas en el hotel.

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Esta era la camioneta en la que anduve ese día

Ya estaba más que clara mi situación, en la cual pasaba de Director de la Orquesta a público de galería… Pedí entonces instrucciones de qué hacer, y me indicaron que me fuera a la Aduana Aérea a ayudar con la carga de los equipos para su traslado. Nuevamente me fuí vía al aeropuerto, esta vez ya sabiendo como llegar, y me uní al equipo de quienes estaban ya trabajando en cargar los camiones para llevar los equipos a su destino final. Cuando llegué, la persona que estaba a cargo de ese trabajo se me quedó mirando y, muerto de la risa, me dijo «Y qué haces tu aquí??? Si tu eres el Dios que está encargado de la ejecución del proyecto???!!!» Y mi respuesta fué: «era… era…».

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Parte del proceso de organización de los equipos una vez los trasladamos de la aduana aerea

La historia quizás suene fuerte, pero viéndola ahora en perspectiva, bajo las circunstancias críticas en las que estábamos por el compromiso adquirido de ejecución del proyecto, pues la verdad que no podía haber otra forma de que hubiesen sucedido los hechos. Para mí, fué una lección muy dura pero, como indiqué anteriormente, de las más importantes en mi vida tanto profesional como personal. Sobre las lecciones aprendidas, primero que nada, uno no puede creer que a pesar de haber llegado a ocupar cargos de responsabilidad importantes, puedan quitarle el rango y ponerlo a hacer cuaquiera de las actividades mas básicas. Por eso, como encargado de un proyecto, es importante conocer hasta los más pequeños detalles, qué va a hacer cada uno de los participantes, porque, por una u otra circunstancia, puede terminar tocándole a uno ejecutar esas tareas. Por otro lado, la responsabilidad; Se debe ser absoluta y totalmente responsable, sin ninguna excusa. Si hay alguna duda, se debe considerar antes de que se le aigne la responsabilidad, ya que después son demasiados factores que dependen de uno. Con mi Jefe aprendí que uno, como Líder, debe ser el primero en llegar y el útimo en salir, y es algo que trato de cumplir cada día de mi vida. Y, finalmente, entender las circunstancias en las cuales suceden las cosas. En ese momento me sentí incluso ofendido por lo que me estaban haciendo, pero, realmente, no era un tema de merecerlo o no, sino más bien de entender que simplemente estaba siendo parte del mismo proyecto que había coordinado. Luego se limaron las asperezas, nos dedicamos a la ejecución tal como estaba estimado. Yo, como quien había hecho todos los preparativos, pasé a coordinar la parte técnica, y al final, a pesar de tener todas las circunstancias en nuestra contra, logramos que un equipo de mas de 50 personas se alineara para entregar, en tiempo y calidad, lo que se había requerido. Fué un éxito total el proyecto.

Como parte de mi proyecto de escribir historias sobre las personas que han ejercdo influencias importantes en mi vida, ya estaré identificando a uno de los actores principales de esta historia…

Cómo Alcancé el Exito


Con extrema humildad no puedo más que decir que soy un profesional exitoso. El solo hecho de haber podido pasar por toda una serie de experiencias, y llegar al punto en mi vida donde me encuentro me permite sentirme como tal. Y es que el éxito termina siendo una experiencia muy íntima, ya que cada quien, así como yo, tiene su versión y se siente más o menos exitoso en función de las experiencias vividas. En mi caso, desde hace mucho vengo pensando en cómo compartir esa experiencia, las vivencias que afortunadamente me han tocado, de manera que quien pueda necesitarla en algún punto de su camino en el cual se siente que no avanza, como me ha pasado a mi tantas veces, tenga la oportunidad de hacerse de la información. Y en eso he estado trabajando desde hace años, hasta que recientemente, entre las cosas que leo, encontré un comentario que encajó perfectamente en el espacio que estaba buscando. Este comentario decía que «iba a seleccionar a 100 personas que realmente han sido una influencia en su vida, e iba a escribir una historia para cada uno de ellos sobre cómo habían contribuido en su vida». Esto me pareció una idea fantástica, ya que realmente uno no acostumbra recordar con esa perspectivas las cosas. Entonces, me puse a pensar y comencé a llenar la lista de esas 100 personas con respecto a mi vida, y la experiencia ha sido muy interesante. Uno comienza a pensar y se da cuenta cómo hay personas que, sin mucha prosopopeya, pues ejercen una influencia inmensa. El compañero de estudios que te hizo una recomendación; o el Profesor que en su momento te dió una lección importante a pesar de los resultados; El Jefe que te obligó a salir de tu zona de confort; y así muchos otros que a lo largo de tanto tiempo influyeron en mi vida. Pues la idea es ir presentándoles a cada uno de ellos ese tributo por su aporte en mi carrera.

Así que, de ahoora en adelante, iré combinando las publicaciones con esta serie de las 100 personas que han influido en mi carrera, esperando que les llegue a cada uno de ellos, y buscando, por una parte, ampliar esa lista de historias con tantos que hasta ahora han estado conmigo, y por otra como una historia más en la lista de alguien más. Y luego estaré también explicando de qué se trata la imagen al final de esta publicación…

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Mirando hacia el Futuro… Siempre!


En este momento me siento como quien va en una carrera y ya ve la meta, y comienza a recordar todo lo que hizo para llegar allí… Pero, aún falta esfuerzo por llegar a la meta!
2015 fué para mi un año muy interesante. Uno de mis mayores planes y para el cual me preparé mucho, fué el terminar un maratón. Me preparé con mucho esfuerzo y voluntad, y estuve como a 20 kms de lograrlo, pero esa pequeña molestia que me acompañó, y que, siguiendo el entrenamiento, de que si tienes un dolor y no se quita lo mejor es parar, terminó siendo, hasta ahora, una hernia discal en tratamiento. Ese fué un golpe duro. Pero así como pasan esas cosas, que al final no son mas que experiencias, tambien hubo metas alcanzadas, y por montón! Al final, mi balance es que aprendí que los zombies no son tan repugnantes como pensaba (vi todas las temporadas de Walking Dead y espero ansioso el final de la nueva); Siempre me consideré un lector empedernido, pero cuando comencé a dejarme llevar por otros medios de recepción, terminé siendo fan de los videos (TED talk, no dejen de verlos, TODOS!), y ni hablar de los Podcasts (al final dejaré la lista de los que escucho). Crecí en un ambiente donde se leía muchísimo, pero claro, no existían ni la dispoinibilidad de videos de hoy en día, ni mucho menos los podcasts, así que en lo que me dejé llevar, terminé aprovechando en un 90% mi tiempo, aunque a mi esposa no le agrada mucho que ande con los audifonos todo el tiempo puestos… Y del tiempo… cuánto no aprendí del tiempo! Finalmente entendí que una cosa es mantenerse informado y otra perder tiempo con la excusa de hacerlo. Las condiciones en las que vivimos en Venezuela nos presionan para buscar vias de mantenernos lo mas informados posible, sin embargo, el gran reto es llegar a la conclusion de que no hacemos mucho con estar informados, sin evaluar el medio, la fuente o la informacion que estamos recibiendo. En mi caso, logré despegarme muchísimo de Twitter y del tema político de Venezuela. Me estaba literalmente matando el Tsunami de información que rueda, que aún cuando pueda ser real, la mayoría está fuera del alcance de cualquier acción que ejecute. Aprendí a divertirme con el Facebook, y a no querer utilizar todo espacio en ring de boxeo político. Aprendí a expresar mis opiniones sin buscar atropellar las de los demás, aunque aún estoy en pleno proceso de aprendizaje…
Los temas a los que más tiempo les dediqué son El Exito y El Liderazgo. Convertí mi vida en un laboratorio en el que pude demostrar(me) que efectivamente el éxito no es más dinero o bienes materiales (aunque sin duda alguna ayudan a estar cómodo para disfrutarlo), sino la satisfación de las metas cumplidas, por lo cual, el secreto está en las metas que se establezcan. Y en cuanto al Liderazgo, tuve la suerte de contar, profesionalmente, con un equipo de trabajo que me dió la oportunidad de mostrar un camino, y acompañarme en el paso por el mismo, logrando sortear las vicisitides que se presentaron y terminar un año que se veía terrible con unos resultados extraordinarios. El Liderazgo no se trata solo de definir quien tiene las mejores habilidades, sino cuando se requieren las mismas en forma oportuna.

Como todo nuevo año, el próximo será de más retos y más aprendizajes! Tengo 5840 horas efectivas (dormir es una de las actividades mas importantes, asi que mis 8 horas diarias serán sagradas) para aprovechar, y entre mi lista está:

  • Publicar periódicamente en todos mis blogs. Este es todo un reto, inmenso, pero tengo suficiente material para lograrlo.
  • Comenzar un Podcast… tengo meses pensando y coordinando los detalles. Y por la emoción que me provoca a mí estoy seguro que le gustará a muchos también (quien no tiene quien lo meza, saca la pata y se empuja…)
  • Este año leí 37 libros de distintos temas… El año próximo continuaré leyendo a mi ritmo y aprendiendo de todo! (de hecho, esto me recuerda que escribiré un artículo de este vicio que ahora tenemos de medir todo «estadisticamente»)
  • Retomar la preparación para terminar mi primer maratón en 2017.
Y por supuesto, parte de mi éxito se lo debo a mi familia. A mi Esposa y a mi Hija, quienes con inmensa paciencia me apoyan tanto. Todo lo logrado y por lograr no sería posible son ellas.
Pensaba yo que hace 20 años, en un día como hoy el horizonte de planificación no pasaba de las actividades del día y, quizás, del día siguiente. En la medida en que nos hacemos conscientes de lo importante que es el tiempo, y de esa lucha por aprovecharlo de la mejor manera, sabiendo que no es infinito, nos hacemos mas precisos y cuidadosos con el mismo. La canción «Antes de que cuente diez» (de Fito y los Fitipaldis) tiene una parte que me viene como anillo al dedo en este momento:
Lo que me llevará al final
serán mis pasos, no el camino
No ves que siempre vas detrás
Cuando persigues al destino

Exito a todos, y que la fuerza los acompañe en este nuevo año por estrenar!
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Aquí les dejo los podcasts que escucho. Relamente no tienen un orden especifico, todos me gustan y ofrecen informacion muy util por igual.