AQNMC Capítulo 6: El interés mueve montañas, pero hay que pagar


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Nada más típico que una comprita en el Rattan de la 4 de Mayo – Isla de Margarita

De aquellos días cuando pasábamos las vacaciones en la Isla de Margarita, cuento cuando quisimos hacer una buena obra, a pesar del consejo de mi mamá, y cómo terminó aquella decisión…

Feliz Cumpleaños, Mamá!


El teléfono sonó, aquella triste mañana
«su luz se apagó», entendía en aquellas palabras
El silencio me cubría, la oscuridad se propagaba
Mi pedestal se partía, la caída era en picada
Son muchos cumpleaños los que guardo en la memoria
Tu risa, elocuente, siempre hizo cada historia
Siempre alegre, positiva, tu mirada aprobatoria
Cómo añoro esos momentos, era estar en la Gloria
Muchos días hoy conforman la cuenta de tu ausencia
Cada tantos, agrupados, son un año, en esencia
Uno más hoy tendrías, manteniendo el engaño
Cómo quisiera abrazarte y decir: Feliz Cumpleaños!

Día de la madre 2010


Llegó un nuevo día de la madre. Este es especial. Para mi, la herida sigue abierta, pero ya no sangra. Ahora hay un nuevo motivo para salir adelante y no caer en la depresión que me ha acompañado los últimos 9 años.
Cada día la recuerdo. Cada cosa que pienso, digo o hago tiene plasmada la obra de mi mamá. Todo lo que me dijo, era cierto. Es algo así como en «Caballo de Troya», que los viajeros descubrieron que Jesús les hablaba en el pasado, sabiendo que eran del futuro. Fueron palabras que en el momento en que las escuchaba no tenian sentido, pero que cada nuevo día cobran mas y mas vigor y vigencia. Es sencillamente impresionante.

Hoy en día, a cada segundo recuerdo lo que dijo, lo que pensó, lo que hacía, cómo lo hacía, y hasta cómo miraba, me miraba. Todos esos elementos son fundamentales para mi, ahora que me ha tocado la tarea de criar a mi hija. Cada día me enfrento al reto de ganarme la sonrisa aprobadora de mi mamá, al final del día. Cada día sueño que lo he logrado. Sólo el tiempo permitirá saber si realmente aprendí de ella las lecciones que me daba. Yo espero haberlo hecho.

Un día más sin ella. Un día más con ella y en ella. Siempre pensando en tí…

Día de la Madre (2009)


Desde que se es muy pequeño, desde siempre, me atrevería a decir, se celebra el día de la Madre. Esto, en mi caso, significa que desde que tengo memoria recuerdo los momentos en que para este día, salíamos mi hermano, mi papá y yo, en un ejercicio de complicidad, a buscar el regalo para mamá. Esto se combinaba con los eventos escolares, donde, por ejemplo, un año mi mamá se molestó muchísimo, porque una maestra hizo que nos compraran pinturas y lienzo, y resultó que ella pintó no-se-cuántos cuadros para que cada uno le regalara a su mamá; Un recuerdo que creo jamás olvidaré, fué cuando le regalamos a mamá su tan deseado juego de té, fabricado en plata. Realmente nunca lo utilizamos, pero siempre ocupó un lugar especial en la casa, y estoy seguro que esto obedecía más que a su valor monetario, y a lo bonito que era, al hecho de que se lo habíamos regalado nosotros (claro, mi papá seguramente pasó muchos años pagándolo). En la medida en que fui creciendo, obviamente las cosas fueron cambiando con respecto a este día, aunque la emoción de sorprender a mamá siempre fué un motivo para no perderse de la casa. Eventualmente, cuando me fuí a la Universidad, regularmente iba a la casa el fin de semana del día de la madre, o mi mamá iba a donde estaba yo, excepto por una vez, que recuerde, en la cual mentí para no estar en la casa, pero fué debido a que esa era la oportunidad de oro para visitar a una muchacha que casualmente cumplía años ese día, y como estaba en los movimientos iniciales de llamar su atención, decidí darle la sorpresa de llegar a visitarla en la ciudad donde vivía, ese día. Afortunadamente, el esfuerzo valió la pena, ya que esa muchacha es, hoy en día, mi esposa.
Quizás todos pueden pensar e incluso sentir lo mismo, pero siempre sentí que tenía una relación muy especial con mi mamá. Siempre me habló de manera especial, tanto que hoy en día llego a la conclusión de que, aunque suene extraño, sabía lo que iba a pasar en el futuro. Todos sus consejos, todos sus empeños (que por cierto la mayoría no entendía y por ello no le paraba mucho), han resultado de utilidad aún hoy en día, a prácticamente 8 años de su muerte. Ciertamente, nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, pero en el caso de mi mamá, es como más profunda la brecha aún abierta. Desde su partida, cada día de la Madre es un martirio, donde debo hacer un gran esfuerzo para no caer en una depresión absoluta. Es como que me pasaran un interruptor, donde se activan todos los momentos, buenos y malos, que compartí con ella; y quizás lo que más me afecta, es pensar en todos los logros que, precisamente, no pudimos compartir. Pero este año ha sido distinto! No es que no he sentido activarse el interruptor, por el contrario, ha sido más profundo, ya que ahora veo a mi hija, y siento que me desarmo al imaginarme como estaría disfrutándola mi mamá; pero así mismo, la veo y entiendo que es lo que siempre quiso mi mamá, y que no puede ser algo triste, sino por el contrario, una alegría, lo cual me lleva a una confluencia de corrientes, una de mucha alegría y otra de mucha tristeza. 
Tantas cosas que compartimos, que me dijo, que me obligó a hacer, decir o prometer, las recuerdo hoy y las entiendo, ya que veo que es el mismo camino que debo forjar para mi hija, y me encuentro, repentinamente, con un nuevo y renovado reto que me plantea mi mamá: conducir a mi hija por el mismo camino de bien por el cual nos llevó, hasta donde pudo, ella. Y queda más que demostrado que era el camino correcto, ya que a pesar de no terminar de recorrerlo con nosotros, el tiempo se ha encargado de demostrar que su elección, como casi todas, fué la acertada. Ahora nos toca a nosotros, me toca a mí, llevar de la mano a mi hija, para que en el futuro, algún día como hoy, recuerde que el camino se comenzó a recorrer de acuerdo a las instrucciones de su abuela.
Hoy, más que nunca, te extraño mamá…