La Tarea Olvidada


Fernando J. Castellano Azócar

Y un día, como por arte de magia, apareció. Era la primera de aquella lista. Aunque no sabía la importancia que tenía, fue marcada con una alta prioridad. Allí se mantuvo por varias semanas, siendo testigo de la finalización de quienes le acompañaban, así como en algunos casos, de la eliminación de algunas otras. Vivió el cambio de su fecha de vigencia, así como de muchos movimientos, por lo general hacia abajo, aunque en algunas oportunidades se mantenía por encima incluso de las que recién se agregaban a su lista. Pero de repente, así como apareció, comenzó su caída. Primero salió de las primeras 5, luego de las primeras 10, para después perder la cuenta de las posiciones que iba bajando. Ahora, con su fecha en rojo por el tiempo vencido, aguarda salir de la lista del olvido con la esperanza de llegar nuevamente al tope de la lista y así ser finalizada o, en caso contrario, simplemente ser eliminada.


Comentarios

Una respuesta a “La Tarea Olvidada”

  1. […] Mi papá siempre llegaba de buen humor a la casa después de estar todo el día en su trabajo. En uno de esos días de trabajo que son tan complicados que uno quisiera olvidar, cuando iba camino a mi casa me pregunté si había sido, a pesar de las circunstancias, un buen día. Como parte de la meditación que realizaba, hice una lista de las cosas que regularmente componen una de mis jornadas: reuniones (presenciales y virtuales), llamadas, visitas a clientes, correos… cientos de correos, y entre todo ese mar de acciones las actividades por las cuales ocupas tu cargo: pensar, analizar, decidir. Independientemente del método que se utilice, termina uno convirtiéndose en un coleccionista de tareas pendientes, que por lo general esperan el momento en el cual, finalmente, serán tomadas en cuenta y, si son muy afortunadas, ejecutadas. […]

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