
Desde que supe que iba a ser Papá, decidí que le dejaría a mi hij@ toda la información posible para que cuando le llegara el momento de preguntarse «de dónde vengo?», pues tuviera las respuestas a la mano, sin que dependieran de que alguien, como yo, se las dijera. Esta decisión estuvo basada en mi experiencia personal, ya que las circunstancias de la vida no me permitieron llegar al momento de poder sentarme con mis padres y preguntarles todo sobre todo.
Como elemento interesante, me dejaron muchos recuerdos, la mayoría en fotografías, de distintos momentos que vivimos, pero nuevamente, más allá de disfrutar las mismas, siempre me surgen preguntas, y es cuando extraño el contexto en el que están envueltas cada una de esas imágenes.
Desde que tuve oportunidad me dediqué a documentar todo cuanto hago, de manera que cuento con muchas miles de fotos, pero el punto es que sólo yo recuerdo la razón por las cuales las tomé. Aprovechando la pasión por escribir que afortunadamente heredé, desde meses antes de que naciera mi hija comencé a escribirle acerca de todo el proceso por el cual pasábamos todos a su alrededor. En aquellos días comencé con un cuaderno, que hoy en día se ha convertido en un libro en formato digital, lo que me permite aprovechar de agregarle todos los documentos multimedia que tengo, y en el proceso de actualizarlo, se me acumulan mas cosas en la cabeza de las que puedo capturar con la velocidad de mis manos, y caigo en cuenta de lo relevante que es el contexto en todo lo que hacemos.
En medio de esos pensamientos, escucho la canción de Cat Stevens Father and Son, y recuerdo cómo hace unos 30 años la escuchaba y me imaginaba a mi papá hablando conmigo, y ahora me tengo que preparar para, en algún momento, dar respuestas a mi hija, quizás aprovechando las lecciones de la canción. Definitivamente el contexto tiene un impacto, una magia que puede cambiarlo todo, y está en nosotros buscar la manera de sacarle el mejor provecho.