Todas las cosas que manejamos hoy en día nos mantienen distraídos, como viviendo una vida en la que todos los días hacemos lo mismo, o así nos quieren hacer pensar, de manera que buscamos en sitios como las Redes Sociales algo “interesante”, sin embargo, cada segundo que compartimos con alguien nos provee de todo lo que necesitamos para el resto de nuestros días.
En estos días en los que abruman las circunstancias, nada mejor que recordar los momentos mágicos con quienes los vivimos. Regularmente recuerdo tantos momentos con mis Padres, muchos que cuando sucedieron pasaron desapercibidos pero que muchos, muchos años después son tesoros que me alivian. Los días de confesión con el amigo o amiga más cercanos; la música que sonaba en momentos especiales. Son detalles que quedan almacenados, y que a veces salen para aliviar de alguna tribulación, otras para complicarnos la vida, pero al final terminan siendo la sal que le da sabor a la vida.