La Razón de lo Inmediato


Fernando J. Castellano Azócar

Llegado el momento le tuve que decir a mi hija que antes de entregar un examen o una tarea debía leer bien cada cosa, y esto debido a que cuando recibía sus calificaciones pues no eran nada buenas y su respuesta era: “es que no leí bien las preguntas”.

Muchas veces en la universidad me sucedió lo mismo, sólo que en mi caso los exámenes eran escritos a mano alzada mientras que los que hace mi hija son usando una computadora y generalmente a través del correo electrónico. Hablando con otros Papás, se quejan de que los niños no leen lo que les envían por lo que apenas abren el correo, ven lo primero que dice y lo responden, y cuando les preguntan “y qué más había que hacer?” La respuesta siempre es “no sé!”, y lo que es peor, al volver a leer el correo encuentran que sí había mas instrucciones que no siguieron.

Cuando era pequeño recuerdo que mi papá tenía un buzón de correo. En un mundo en el que no había internet, la comunicación escrita era a través de cartas y principalmente papel. Por ello, de forma recurrente íbamos a la oficina de correos donde mi papá usaba una llave para abrir su buzón y sacar toda la correspondencia que tenía y que incluía cartas, postales y revistas. Al llegar a la casa mi papá pasaba horas sentado abriendo los sobres y leyendo el contenido, y en muchas ocasiones debía responder y, dependiendo del caso, lo hacía usando una maquina de escribir o simplemente a mano alzada. Una vez que terminaba, debía regresar a la oficina de correo, comprar unas estampillas, colocarlas y entregar sus sobres con lo que comenzaba una espera por la respuesta. El hecho de que se debía pasar obligatoriamente por ese período de espera hacía que fuera realmente importante entender lo que se estaba leyendo, y que la respuesta fuera significativamente clara como para que valiera la pena todo el proceso.

Hoy en día la inmediatez con la que se pueden atender las cosas hace que ya uno no se preocupe por entender lo que se está haciendo. Si es por correo electrónico no sólo se tiene la opción de enviar una respuesta inmediata sino que incluso, si se es muy rápido y se comete algún error, se puede borrar lo que se haya enviado lo cual refuerza esa poca preocupación por lo que respondemos por esa vía . Imagínense que después de enviar una carta por lo que podríamos llamar el “correo tradicional” se hubiese querido cancelar el envío… hasta donde sé era imposible, lo cual refuerza esa necesidad de tener seguridad de que se estaba enviando la respuesta correcta.

Regresando a mi caso, lo mío no tenía que ver con la disponibilidad del medio sino con la poca preocupación por las consecuencias que siempre he tenido. Quizás es lo mismo que vive mi hija, lo cual se potencia con la disponibilidad de los medios modernos y que requiere más atención de parte de quienes estamos conscientes de esa situación. Claro, en mis tiempos esas cosas se arreglaban con un regaño o un chancletazo mientras que ahora debemos entender el contexto en el que estamos y, con la experiencia que tenemos, orientar a muchos.

Esto es algo que no sólo veo en mi hija sino en muchos jovenes con quienes trabajo. Justamente quienes somos mayores caemos menos en esa trampa lo cual podría interpretarse como que el tiempo, independientemente de las circunstancias, hace que nos torture menos la necesidad de ser los primeros. Ese impulso es lo que hace que cada quien busque destacar, y en estos tiempos modernos pareciera que hemos perdido la visión de la calidad por lo inmediato. Más vale ser rápido que ser bueno, lo cual no siempre es malo, pero que sin un plan termina convirtiéndose en una razón de vida, una razón por una vida que durara muy poco, una razón para creer en lo inmediato.


Comentarios

Una respuesta a “La Razón de lo Inmediato”

  1. […] otro post reciente compartí cómo el proceso del manejo de la correspondencia “tradicional” tenía sus […]

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