Hay tantas formas de representar lo que vivimos… en un tráfico de esos insoportables principalmente por tener que vivirlo cada día, y en uno en el que no todo salió bien llega un momento en el que la vista comienza a nublarse, en el que la desesperación invade cada célula del cuerpo…
Foto de mi inspiración tomada en la Autopista Francisco Fajardo cuando iba desde Chacao hacia Terrazas del Avila
Muchas veces me han dicho que debo ser «el mejor» y por supuesto que a nadie que le digan eso decide no intentarlo. Lo que me llama la atención es que al pedirme que fuera el mejor nunca me dijeron ni cómo ni en qué. Pareciera entonces ser algo totalmente subjetivo eso de «ser el mejor», sin embargo, viendo por n-ésima vez la primera película de John Wick y sin ninguna duda de que es el mejor en su ramo me concentré en lo que dijo el personaje Viggo Tarasov de él: «John is a man of focus, commitment, sheer will…», lo que traduzco como «John es un hombre que se concentra, comprometido y de voluntad pura». Con esa descripción, John pudo ser el mejor en cualquier cosa que hiciera, lo cual me puso a pensar.
Uno de los factores que parece muy difícil de ver es el compromiso. A menudo ponemos muchas excusas para comprometernos: que no me pagan suficiente; que no voy a ser el único que lo haga; que no le voy a hacer el trabajo a los demás. Pero la realidad es que hay cosas en la vida que sólo funcionan cuando nos comprometemos, entendiendo comprometernos como darlo todo, todo el tiempo.
Muchas veces asumimos una aplicación de la Ley de Pareto y que con sólo un 20% del compromiso y del esfuerzo obtendremos el 80% del resultado y de los beneficios, lo cual definitivamente no funciona con las cosas importantes. El reto nos lo encontramos cuando entendemos que estar comprometidos significa que tendremos que trabajar mucho, y no debe haber ninguna duda del hecho de que quienes se comprometen son los que logran los resultados que muchos ven como imposibles. Quien se compromete hace que la gente quiera ayudarle, lo cual le distingue del resto y crea esa sensación de que se es el mejor.
La incongruencia nos está matando… A diario establecemos compromisos que duran lo mismo que la conversación en la cual los hacemos. Muchas veces veo y escucho que alguien menciona el «say-do», pero definitivamente no lo estamos cumpliendo. Y es que en todo momento y en muchas situaciones nos vemos expuestos al látigo de la incongruencia, y por común, tristemente se nos hace normal asumirla. Desde una persona en Twitter que te ofrece alcanzar mas de 2000 seguidores, pero solo la siguen 29, pasando por nutricionistas que ofrecen modernos métodos para bajar de peso con un excedente importante del mismo en sus cuerpos, hasta los políticos que ganan elecciones en función de promesas que jamás se cumplirán. Y, la incongruencia más importante, aquella que practicamos con nuestros hijos. Es difícil identificar un mal peor al que le hacemos, en forma voluntaria o involuntaria, a nuestros hijos. Promesas no cumplidas, así como acciones diarias que van en contra de lo que se les exige que hagan, van formando unos seres que, aún cuando tienen las mejores intenciones, terminan fracasando en muchos de sus emprendimientos y sueños, simplemente porque no son capaces de «hacer lo que predican». Por eso, hagamos el esfuerzo de mantener la coherencia en nuestras acciones diarias, y así, con nuestro ejemplo, estaremos haciendo el mejor aporte para lograr un mundo mejor.
Una de nuestras Prioridades respecto a la Sustentabilidad en Schindler
Como parte de las prioridades referentes a la Sustentabilidad del planeta, en la organización a la que pertenezco me asignaron un vehículo Híbrido. Por supuesto que mi primera expectativa fué que ahorraría combustible, y mi primera preocupación es que no contaría con la potencia que se tiene con un auto «normal». Luego de algunos meses utilizándolo, mi preocupación desapareció totalmente ya que el carro funciona de forma normal con respecto a los «tradicionales», a menos que se quiera utilizarlo en carreras de Fórmula 1 (que, de hecho, a partir de 2022, los coches que se utilizarán en el Campeonato Mundial de Rally serán Híbridos!). Y con respecto al consumo de combustible, al comienzo comencé a notar que no había mucha diferencia, pero en la medida en la que fuí aprendiendo cómo funcionaba el carro ví cómo lograba disminuir el consumo, hasta que un día, mientras me esforzaba en mantener una velocidad producto del uso de la batería, entendí el gran secreto que no sólo me ayudaría a consumir menos combustible sino cómo colaborar con la sustentabilidad de nuestro golpeado planeta.
En un vehículo híbrido el consumo de combustible depende enteramente de la forma de manejar. Si se mantiene la misma forma de conducir pues se obtiene el mismo resultado (bien se atribuye a Einstein la frase: «Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados»), de manera que el secreto reside en cambiar el hábito de manejo. Pero resulta que en cualquier cosa que hagamos en nuestras vidas, aplica ese gran secreto.
Al final no basta con comprar el coche híbrido si no cambiamos el hábito de manejar, al igual que no basta comprar la bolsa ecológica si no cambiamos nuestros hábitos de consumo, y así muchos otros ejemplos más. Por ahora, que al menos entendí de forma práctica y evidente el impacto que efectivamente tienen mis cambios de hábitos, me esforzaré por seguir identificando dónde y cómo puedo hacer la diferencia, y aprovecho de invitar a todos a sólo analizar ésto, de manera que puedan llegar a descubrir, como me sucedió a mi, las formas en las que podemos todos aportar nuestro granito de arena en al menos no seguir afectando la salud, ya bastante golpeada, de nuestro planeta. Ya luego veremos cómo apoyar en el proceso de sanación, pero eso queda para otro momento…
En los últimos meses he estado pasando por cambios, como seguramente les pasa a todos mis congéneres. La pandemia, el encierro, el hecho de ser conscientes de la incertidumbre en la que siempre se ha vivido me han puesto a pensar en cosas que antes permanecían en un lugar muy recóndito de mi cerebro. Es como cuando era joven, que tenía unos 20 años, y mi preocupación no iba a mas de una semana hacia adelante, cuando mucho. La vida era exactamente la misma que ahora vivo, sólo que el enfoque era diferente. Y en éste mar de pensamientos que me ha traído, no sé, la edad, las circunstancias, encuentro éste poema que me alienta, que me enfoca. Lo encontré en el libro «Tiempo de prórroga» de Michael Paul Gallagher (ya ven hasta donde he llegado en mi búsqueda), donde indican que el autor es Albert Camus. De acuerdo a lo que pude investigar, se llama «El verano», y lo comparto en la versión original que leí:
En medio de las lágrimas, encontré dentro de mí una sonrisa invencible.
En medio del caos, encontré dentro de mi una calma invencible
En medio del invierno, encontré dentro de mi un verano invencible
No importa lo duro que el mundo me empuje,
dentro de mi hay algo más fuerte, algo mejor, que resiste
Florentino y El Diablo es un emblemático poema del escritor y político venezolano Alberto Arvelo Torrealba. La obra es considerada como folklor del pueblo venezolano y ha sido adaptada al cine, teatro, música y televisión.
En la presentación del libro de Editorial Letralia, Jorge Gómez Jimenez comienza con éste párrafo: «Llano adentro dos hombres se enfrentan sin otra arma que el canto y la astucia. Uno de ellos, que llegó vestido de negro y cabalgando un caballo negro, retó al otro, coplero de cabello encendido que en virtud de un férreo código moral no puede negarse al combate. Cantan toda la noche en encarnizado contrapunteo, una competencia tradicional en la que ambos contendientes deben hacer uso de sus habilidades como poetas y como improvisadores. El retador no es otro que «El Capitán de la Tiniebla», Satanás, y la prenda a disputar no es otra que el alma del «catire quitapesares», Florentino. Al final, entre invocaciones de entidades divinas y el advenimiento del alba, se impondrá el bien.«
Si hay un poema y una interpretación musical que me guste es la de Florentino y El Diablo, ya que usa hechos propios de los llanos venezolanos para dar razón y responder preguntas, y tiene algunos que son de especial relevancia para mi, ya que me identifico con ellos porque representan realidades mías, por los que las uso a menudo. Una dice: «Yo soy como el espinito que en la sabana florea: le doy mi aroma al que pasa y espino al que me menea«, haciendo referencia al hecho de que uno puede estar tranquilo, y mientras no se metan con uno pues la vida pasa sin novedad, pero en el momento en el que lo molestan, pueden despertar un monstruo que estaba dormido, de manera que no puede haber molestia por esa respuesta que se obtenga. Y la otra frase es: «Si se pone malicioso no me extraña su recelo, que al que lo mordó macagua bejuco le para el pelo«. Macagua se refiere a una serpiente venenosa que tiene cerca de dos metros de longitud y unos dos centímetros de grosor, la cabeza grande y algo achatada, y el color pardo oscuro con manchas blanquecinas por el lomo y amarillento por el pecho y vientre. Por su parte, Bejuco se le llama a las plantas que en general se caracterizan por tener tallos muy largos, flexibles, delgados y nudosos que corren por el suelo o más frecuentemente trepan a otras plantas erectas en busca de luz para sus hojas. Entonces, con la frase «al que lo mordió macagua bejuco le para el pelo» se expresa el susto que da encontrarse con un bejuco que al ser muy similar a una serpiente, para quien haya sido mordido por una representa un peligro inminente de enfrentarse nuevamente a la muerte, por lo que se tomasn acciones que a la vista de otros que solo ven un bejuco, parecerán exageradas.
Al que lo mordió macagua…
En el mundo de la política es tristemente común que los candidatos prometan una cosa mientyras están en campaña, y que hagan otra muy distinta al llegar al cargo por el que se postulan, y si hay un ejemplo extremo de ésta situación es el de Venezuela, donde el candidato a Presidente Hugo Chávez fué elegido en medio de una democracia con libertad de expresión y respeto a la propiedad privada, la cual terminó convirtiendo en un régimen que se sutodenomina «socialista» y que controla todos los poderes en el país.
El 5 de Diciembre de 1998, el día antes de las elecciones, el periodista Jorge Ramos le preguntó a Chávez:
«¿Usted está dispuesto a entregar el poder después de cinco años?» Y es que el período presidencial estaba definido en la Constitución por ese tiempo, y el entonces candidato respondió:
«Claro que estoy dispuesto a entregarlo. Yo he dicho que incluso antes… si, por ejemplo, a los dos años yo soy un fiasco, un fracaso, o cometo un delito o un hecho de corrupción, o algo que justifique mi salida del poder, yo estaría dispuesto a hacerlo.»
Y lo que sucedió fué todo lo contrario. Aprovechando su mayoría en el Congreso y con la creación de una Asamblea Constituyente que se autodenominó «la voz del pueblo», cambió la Constitución para terminar reeligiéndose de manera infinita y «democráticamente».
En esa misma entrevista Chávez aseguró que no pensaba nacionalizar ninguna empresa privada. Chávez dijo: «No, absolutamente nada. Incluso nosotros estamos dispuestos a darles aún más a las que hay, a los capitales privados internacionales, para que vengan a invertir… Yo no soy el diablo». Y esa fué otra promesa incumplida. Entre lo más resaltante se puede mencionar la nacionalización de la mayor corporación de telecomunicaciones del país, la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (Cantv). Y la lista incluye toda la estructura de servicios con la excusa de que la harían más eficiente quitando la corrupción, con lo que el logro real fué su estrepitosa caída y las fallas permanentes de servicios como la electricidad y el agua, aún cuando se cuenta con la represa del Guri donde se encuentra la Central Hidroeléctrica «Raúl Leoni», una de las más grandes de Latinoamérica.
Y cuando Jorge Ramos le preguntó si «nacionalizaría algún medio de comunicación, algún medio privado», su respuesta fué: «No. Basta con el medio del Estado. El Estado tiene el canal 8, Venezolana de Televisión… (con) los demás canales yo tengo las mejores relaciones… deben seguir siendo privados. Más bien, estamos interesados en que se amplíen y se profundicen». Y la realidad fué que se cerraron los medios más críticos al sistema autoritario en todo el espectro radioeléctrico, siendo el caso más relevante el del canal Radio Caracas Televisión (RCTV), al cual no se le renovó la concesión de transmisión y se expropiaron los equipos e instalaciones.
Hubo muchas otras acciones del gobierno de Hugo Chávez y sus «herederos» que en resúmen convirtieron al país en el de la mayor crisis económica del mundo, lo cual se consideraba imposible siendo el país con las mayores reservas de petróleo del planeta.
…Bejuco le para el pelo
En México estamos viviendo un proceso bien complicado. En un artículo de Luis Pazos titulado «MORENA busca reelección y absolutismo» se resume, desde mi punto de vista, un análisis que en función de lo vivido en Venezuela tiene mucho de cierto. Entre otros detalles, están los siguientes:
«La decisión de MORENA, con el beneplácito del Presidente del Ejecutivo, de otorgar dos años más en su puesto al Presidente de la SCJN, viola la Constitución y descalifica ante la opinión pública al Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación…»«…Si se legitima esa aberración jurídica, se abrirá «legalmente» la vía a la reelección presidencial, pues si el Congreso puede ampliar el período del Presidente del Poder Judicial, también podrá aumentar por dos años más el período del Presidente del Poder Ejecutivo, y después otros dos años más, hasta seis años, que ya sería una reelección a plazos, y eternizarlo en el poder, como por diversas vías lo hicieron el siglo pasado los gobiernos socialistas de la URSS y China, y hasta ahora lo han hecho en Cuba, Nicaragua y Venezuela». El 24 de Julio de 2019 El Financiero reseñaba «El Presidente Andrés Manuel López Obrador mostró este miércoles la carta, que dió a conocer el 19 de Marzo, en la que se comprometió a no reelegirse en 2024″…
El 4 de Febrero de 2021 Animal Político compartía el artículo «Reforma Eléctrica de AMLO no significa monopolio de la CFE: Sánchez Cordero«. En el mismo se indica: «La funcionaria dijo que no se rechaza que haya participación privada: ‘no se está promoviendo el monopolio, no es un monopolio porque está la iniciativa privada, las empresas privadas dentro de este sector».
Ante todo lo que viene sucediendo en México, para mi es inevitable reaccionar como si me hubiese mordido macagua y estoy viendo el bejuco. Y para quienes afortunadamente no creen que se repita esa historia les dejo éste video del actor Orlando Urdaneta, quien dijo mucho antes de que sucediera que la situación sería muy mala:
#12Abr: Para los que dicen: "no vale, yo no creo", Orlando Urdaneta, un periodista Venezolano hace quince años. pic.twitter.com/hNyr2Fvsqv
Permanentemente me veo expuesto a los efectos conjuntos de la definición de volúmen y significado. A veces escucho a alguien decir que va a dar a su vida un giro de 360º; si lo consideramos trigonométricamente es una reafirmación de que no habrá absolutamente ningún cambio, sin embargo el significado es arrastrado por el volumen de la expresión, lo que dificulta proponer la corrección por un número menor que a primera vista podría ofender al proponer unilateralmente un volumen menor de esfuerzo.
En nuestras vidas ha pasado a ser algo relevante el número de amigos/seguidores con los que contamos en las redes sociales, pero el punto relevante termina siendo que al tener un alto volumen estamos expuestos con mayor probabilidad a lograr el sueño cibernético de vivir económicamente de sus reacciones al convertirnos en un medio para vender cualquier cosa, punto para el volumen, sin embargo el significado se difumina cuando ni siquiera nos ocupamos de atender la relación con nuestros amigos reales.
Como todo en la vida, debe existir un balance entre el volumen y el significado. Lo más grande no es lo mejor para todos, y por el contrario en los pequeños detalles encontramos mucho de lo que nos llena la existencia. No tiene comparación el ramo de flores gigante para pedir perdón por una falta cometida con el compromiso diario de darlo todo por el bien de la relación, muchas veces de forma silenciosa.
Muchas veces no hacemos algo por miedo, y hay cosas que son más evidentes que otras en cuanto a medir el impacto del miedo se refiere. Por ejemplo, yo siempre he tenido un miedo paralizador a la oscuridad. De pequeño era casi imposible que entrara a un cuarto oscuro, ni siquiera me atrevía a meter la mano para encender la luz porque sentpia que algo me la podía agarrar. Por supuesto que en la medida en la que fuí creciendo pude ir dominándolo, pero a lo que he llegado es a cambiar ese miedo por un profundo respeto. Pero precisamente, en la medida en la que crecemos va surgiendo otro miedo del cual es mas dificil hacernos conscientes y que causa efectos mucho peores, como lo es el miedo a la crítica. Y es en el dominio de ese miedo en particular donde se encuentran las grandes oportunidades de mejorar, de crecer, pero parte del proceso es prepararnos para escuchar cosas que no nos gusten, y parte es tener clara la razón por la que la buscamos.
Uno de mis sueños es escribir un libro, pero, por supuesto, el miedo a la crítica fué haciendo que retrasara comenzar a hacer lo que necesito para alcanzarlo, que es escribir. Si hay algo fácil es conseguir las millones de razones por las cuales no debía hacerlo, sin embargo, afortunadamente me llegó la fuerza necesaria para considerar la única (o una de las pocas) razón por la que debía hacerlo: darme el gusto de cumplir con mi sueño, por lo que me organicé y comencé. Pero ahora que comienzo a ver que me falta poco para terminar de escribirlo, esa fuerza de la costumbre me hace retomar el miedo que en principio había vencido. ¿Debo seguir? ¿Me irán a decir que es muy malo?.
Y por esas cosas que ocurren en la vida, en medio de mis dudas, y a pesar de las cuales no dejé de avanzar, conseguí un artículo de Seth Godin cuyo título es «Diez razones para escibir un libro» (y en realidad son mas de 10), y aquí les comparto, más para reforzármelas a mi mismo, pero con la intención de que si alguien más lo está pensando, que simplemente comience a hacerlo (traducción mía):
Clarifica la forma de pensar.
Deja un registro de donde estábamos en ese momento.
Seguramente no va a ser un «best-seller» a nivel mundial, por lo que uno puede enfocarse sólo en la gente que realmente quiere saber más de uno.
Es un proyecto que depende única y exclusivamente de uno.
Es una forma generosa de compartir.
Porque después comienzas a escribir otro.
Aumentará tu autoridad en tu campo.
Es necesario que se oigan tus ideas, ya que tienen valor.
Y entonces te conviertes en un Autor.
No es tan difícil publicarlo una vez está terminado.
Publicarno es un extra, una forma de cerrar el ciclo, pero no la razón para escribirlo.
SPOILER ALERT: Este artículo contiene información que revela una verdad que podría herir muchos sentimientos. Si eres de los que espera regalos de Santa Claus (o cualquiera de sus otros nombres) en Navidad, por favor, no sigas…
«El tiempo, el implacable, el que pasó». Así dice una canción, y precisamente el tiempo es uno de esos factores fundamentales en nuestras vidas, pero del que sabemos únicamente cuando pasa, y la vida se nos va planificando para aprovecharlo. Pero para quienes hemos sido bendecidos con al menos un hijo o hija, el tiempo tiene una dimensión distinta.
Verlos es ser testigos de primera línea del paso del tiempo. Las cosas que van logrando producen esa sensación mezclada de vejez, orgullo y satisfacción que resulta increíble, pero hay un momento en particular que considero es revelador de cuánto van creciendo.
Tenía semanas viendo desde la puerta del cuarto de mi hija el gran desorden que tenía, hasta que decidí participar en el proceso de arreglarlo. Comenzamos por el escritorio, que desde que estamos en pandemia es parte del mobiliario. Ella sin problema se dejó llevar por mi guía, con lo que dejamos el espacio listo para que pueda concentrarse en sus tareas, y seguimos, inevitablemente, con los juguetes. La mayor parte de los que tiene se los trajeron entre Santa Claus, el Niño Jesús y los Reyes Magos. Al verla agarrar cada uno, veo cómo ha crecido, ya que mucho de lo que antes la emocionó mucho, ya hoy en día no le causa el mismo sentimiento, por lo cual algunos juguetes van a la bolsa para regalarlos, y otros, los que han sufrido las mordidas de nuestra perrita, o la pérdida de alguna de sus partes, van a la bolsa de la basura. Así vamos avanzando y llenando bolsas, hasta que llegamos al punto más crítico: las barbies!
El mayor espacio del cuarto lo ocupa la única inversión inmobiliaria que hemos hecho: la casa de la barbie, con su piscina, estacionamiento, y el volkswagen beetle que lo llena. En algunas oportunidades hemos hablado de que podríamos salir de la misma, pero al momento de concretar, surgen esos ojos de niña enamorada, con la decisión final de mantenerla en el espacio que ocupa. En vano intento salir de algunas de las muñecas que pienso sufren al vivir desnudas y despeinadas en una bolsa que yace al fondo de una caja, al menos acompañadas por un Ken que si debe ser feliz al ser el único entre tantas barbies, y que obligatoriamente permanece también desnudo ya que su ropa está en otra de las tantas cajas. Pero ella las ve, les toca el pelo, y me dice «no, estas si las voy a guardar, porque yo aún juego con mis barbies». Y cómo ir en contra de esa mirada, de ese cariño con el que las acaricia, las guarda, y se dedica a arreglar las cosas que yacen tiradas por toda la casita, que pareciera redescubrir mientras me explica para que sirve cada cosa.
Y aquí viene el «Spoiler Alert» que anuncié al comienzo. Hay dos momentos en mi vida que recuerdo muy intensamente: el primero es un 24 de Diciembre, ya tarde, que nos dijeron que nos acostáramos para que pudiera entregar los regalos el Niño Jesús. Dormíamos mi hermano y yo en una litera, y le dije que no se durmiera, que esperáramos despiertos para ver llegar al Niño Jesús. Yo estaba decidido a no dormir y así lo intenté, hasta que cuando me desperté era ya de mañana, y al pié de mi cama estaba un regalo. Además de alegría, también me sentí muy frustrado por no haber podido ver al Niño Jesús; el segundo momento fué un día, ya grande, que le comenté a mi papá de lo excelentes que eran los regalos que nos daba Lagoven, y es que en Diciembre nos íbamos de vacaciones a la casa de una de mis tías, y cuando el Santa de Lagoven le entregaba los regalos a los hijos de sus trabajadores, también nos daba regalos a mi hermano y a mi, a pesar de que no nos correspondían, y siempre los regalos eran mucho mejores a los de los demás, y la respuesta de mi papá fué: «si serás pendejo! esos regalos los comprábamos tu mamá y yo desde agosto, y los íbamos pagando para que los tuvieran ustedes en Diciembre». Hasta este año mantuvimos el secreto de Santa, ya que la presión social de los amigos de mi hija la hicieron finalmente preguntarnos si era verdad que no existía, y si éramos nosotros quienes le dábamos los regalos. El momento fué como de película, nos miramos su mamá y yo, e inevitablemente le confirmamos la verdad, a lo que ella, aún con nuestra confirmación, no lo podía creer, de manera que a partir de ese momento y regularmente trata de confirmar si de verdad éramos nosotros, ya que no podría ser tan fácil haber no sólo adivinado lo que ella quería y escribia en las cartas que se supone Santa recogía, sino que al momento de recibir los regalos, nosotros estábamos siempre con ella.
Sin lugar a dudas, ella está navegando inocentemente por el tiempo que va pasando, y nosotros somos los testigos conscientes de cómo va creciendo. Obviamente va cambiando físicamente, y en su interior, como debe ser, va sucediendo más lentamente el cambio, pero yo ruego poder seguir a su lado para disfrutar ese momento en el que le tocará guardar, nuevamente, el Secreto de Santa, para luego revelar, oportuna e inevitablemente, que era ella.
2018, cuando descubrió el regalo de Santa en la puerta de la casa
Confieso que siempre he tenido “un tema” con respecto a las sillas que puedo usar para trabajar. Asumo que es parte de la herencia por haber tenido la oportunidad de tener un “cuarto de estudio” en cada casa donde vivimos, donde mis padres trabajaban.
Parte del “tema” que tengo es que las sillas son como la ropa interior, y sólo debe usarlas una sola persona. Y la razón para mí es muy sencilla y clara: en todas las horas que se pasan sentado en las mismas suceden muchas cosas que a mi entender terminan siendo muy íntimas. Los estados líquidos y gaseosos son los principales que terminan llegando al asiento, lo cual genera estados que deberían ser exclusivos para quienes tienen asignadas las sillas. Para mi esto es una realidad que quizás a los demás no se les había ocurrido, pero ahora que lo saben seguro pensarán al respecto.
La verdad es que es un evento muy poco probable que le asignen una silla nueva al momento en que es contratado, de manera que no queda más que asumir, al menos en mi caso, que la silla es nueva. Pero cómo creen que me puedo sentir cuando me asignan una silla que tiene un asiento negro y que justo en el lugar donde queda la entrepierna hay una muy sospechosa mancha blanca, que parece provenir de fluidos que se han dejado caer?. No hay que tener un “tema” como el mío para pensar en las posibles causas de dicha mancha, pero ante la posibilidad, me dediqué a investigar al respecto, y afortunadamente llegué a la raíz del problema. Resulta que las personas que hacen la limpieza, al momento de limpiar los escritorios colocan en las sillas el recipiente con el agua y el trapo con el que harán su labor. Por lo general esa agua está combinada con algún producto químico que, en contacto con la tela, hace que pierda su color, dejando una marca blanca justo en el centro de la silla ya que se va regando el exceso del líquido y va dejando ese rastro, y como el recipiente se ubica en el centro de la silla, la mancha coincide con la entrepierna. El descubrir eso me llevo mucho tiempo, pero la tranquilidad que me dejó valió cada minuto invertido. Claro, el dueño de la empresa en la que trabajaba en ese entonces se mostró algo confundido cuando apasionadamente le conté de mi descubrimiento, para solicitarle que diera la instrucción de que colocaran algo al limpiar sobre las sillas para que no se dañaran; su silla era de piel y no se veía afectado por este problema. Pero como toda regla tiene su excepción, en una oportunidad tuve que ir a un laboratorio a realizarme un espermograma, y como parte del proceso me pasaron a un baño donde había una silla en la cual podría ocuparme de lo necesario, pero, esa silla presentaba la misma mancha blanca, y dado el contexto y las circunstancias, no quise arriesgarme y simplemente no la utilicé…
Como en cada sitio donde viví con mis padres, ahora en mi casa tengo un “cuarto de estudio”. Cuando recién nos mudamos armamos todo y compre una sillita que costo unos 25 dólares. La silla era suficiente para trabajos eventuales, si acaso los fines de semana, en una época en la que el “home office” era algo reservado para muy pocas oportunidades. Con la llegada de la pandemia tuvimos que comprar otro escritorio y otra silla ya que no solo yo iba a estar trabajando desde la casa, sino que mi hija también estaría tomando sus clases, lo cual no podía suceder todo en el mismo espacio físico. Así, me compré una silla que me costo unos 100 dólares, y como la primera que teníamos estaba muy usada le compramos otra igual a mi hija. Una vez que armé mi silla, pude ver que en realidad no se veía tan robusta como la que tenía en la oficina. De hecho, tuve la gran fortuna de que la oficina que me asignaron la estrené yo, así que el mobiliario era nuevo, incluyendo mi silla! Lo cierto del caso es que a pesar de que la diferencia era obvia, le fui tomando confianza a mi silla nueva, hasta que un día me entusiasmé y me estiré y casi me desnuco cuando una parte de la silla se partió! Afortunadamente al hacer el reclamo por la pieza partida me respondieron y me enviaron no una sino dos piezas como parte de la garantía. Para ese momento ya se había hecho evidente que mi hija pasaría unas 6 horas frente al computador tomando en línea sus clases, y que la “sillita” que le habíamos comprado le causaría escoliosis si la seguía usando a ese ritmo diario, por lo que decidí darle la silla que acababa de arreglar, que dada su contextura física no correría el mismo peligro que corría yo de volver a romperla, y comprarme mi cuarta silla. Decidí invertir el doble, con lo que esperaba obtener una silla mucho mejor; pero cuando llegó y la armé, aunque tenía algunas características mejoradas en comparación con la anterior, aun no me sentía confiado. Así comencé a usar la nueva silla, pero no me atrevía a llevarla a los límites. Al estar todo el día tenso por no querer arriesgarme a probar qué tan sólida era mi nueva adquisición, comencé a sufrir de dolores en la espalda. Un día que andaba en una tienda por departamentos vi una silla que era igual a la que estaba sin uso y prácticamente nueva en mi oficina, así que decidí terminar con mi sufrimiento y simplemente comprarla. Me acerqué, la probé y recordé la seguridad que sentía cuando usaba mi silla en la oficina, y habiendo tomado la decisión busqué la etiqueta, con lo cual maté la intención que tenía. La silla era una Hermann Miller, que costaba 10 veces más lo que me había costado mi más reciente adquisición.
Luego de varios meses de dolor, me atreví a proponer que me hicieran un préstamo por la silla. Inicialmente me dijeron que no habían considerado una solicitud así, pero que verían si se podía, y afortunadamente unos días después llegaba a mi casa la Quinta Silla.
Muchas veces consideramos que los únicos beneficios que debemos recibir son principalmente los económicos, pero hay muchos otros que sencillamente pasan desapercibidos. En muchas oportunidades escuchamos en nuestros ambientes de trabajo palabras como “ergonomia”, y no entendemos la importancia que tienen. En mi caso, luego de solo algunas semanas, los dolores desaparecieron, por lo que agradezco enormemente que hayan considerado mi extraña solicitud. Obviamente las condiciones han cambiado y si antes estábamos 8 horas en la oficina, quizás 6 estábamos sentados, pero al menos en mi caso las jornadas diarias pueden llegar a ser de 10 horas sentado, lo cual requiere de algunos ajustes que inicialmente no había considerado.
Abramos nuestra percepción a cosas que son transparentes pero que en volumen representan un aspecto muy importante. Por ahora, sigo disfrutando de ésta, mi Quinta Silla.