Rompiendo el Bloqueo


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En distintas oportunidades lo único que me ha salido para compartir aqui en el blog son disculpas por no poder generar nada. «Bloqueo del Escritor» podría llamarlo, aunque sería hasta peligroso autodefinirme como uno. El tema es que en muchos aspectos de nuestras vidas se pasa por momentos de extrema inspiración, así como por otros menos productivos, y en días pasados tuve la oportunidad de leer un artículo de Lawrence Yeo del que tomo unos consejos que me han sido de mucha utilidad para romper esos días en los que me siento bloqueado.

Escribir algunos títulos de potenciales piezas, y ver donde nos lleva. Esto me ha sido de muchísima utilidad, ya que efectivamente cada vez que me surge una idea corro y la escribo. Por lo general en ese mismo momento no es mucho más lo que se me ocurre al respecto, aunque en algunas oportunidades aprovecho de escribir de dónde me sale esa inspiración y si puedo también cómo me imagino que debe ir el artículo. Esto permite contar con un «backlog» de opciones que reviso periódicamente, y dependiendo de como estoy en ese momento termino seleccionando lo que me inspira y escribo algo. Aunque a veces ni eso funciona, pero al menos tengo una base de dónde ir sacando opciones.

Seleccionar una frase interesante y escribir lo que se piensa al respecto. Me dedico a coleccionar frases. No necesariamente las busco sino que muchas las tomo de libros y artículos que leo. De hecho, se me ha ocurrido escribir algo que sólo sea uniendo frases… pero lo interesante es que efectivamente, si uno dedica algún tiempo a pensar en las frases termina saliendo algo muy interesante. En muchos de mis artículos incluso incluyo la frase que me inspiró, y de ahí terminan saliendo otras cosas más.

Mantener un diario. En el artículo mencionan un punto que en mi caso es totalmente cierto. Desde hace muchos años llevo un diario, y como uno sabe que eso no lo va a leer nadie más se cuenta con una libertad de sacar cosas que terminan siendo muy interesantes. Este año descubrí una aplicación que se llama «Day One» y que me ha resultado perfecta para llevar mi diario. Por una parte ofrece unas opciones de seguridad en las que confío y que de acuerdo a las mismas no hay manera de que alguien mas lea mi diario, y por otra cada día resalta lo que se tiene registrado de años anteriores, lo cual permite que uno viaje en el tiempo y lea lo que escribió antes de donde se generan temas a desarrollar.

Estas opciones son muy efectivas por experiencia propia, pero igual hay días en que no encuentro manera de que salga nada, y lo que he aprendido es que hay que dejarlos pasar, descansar sin presión, que luego termina saliendo la inspiración con tal fuerza que hasta me impresiona lo que genero. Espero que a muchos les sean también de utilidad.

El Año Perdido


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No hay nada como vivir el presente, pero en mi caso el registro de lo que vivo tiene una importancia fundamental. Por eso vivo pasando por distintos métodos para llevar ese registro, y es que lo que escribo se vuelve como la prueba física de mi existencia. Desde el 2015 comencé a llevar lo que podría definirse como un diario, además que debido a que soy muy consciente del hecho de no tener una buena memoria con el tiempo desarrollé un sistema para tomar notas de lo que quiero y debo hacer, y me he dedicado a guardar todo lo que voy escribiendo con la intención de convertirlo en algo algún día. Y en ese proceso he utilizado distintos medios: papel, cuadernos, bolígrafos, pluma fuentes. Y por supuesto el tema de poder digitalizar todo para tenerlo siempre conmigo se convirtió en un proyecto permanente.

En los primeros días utilicé una aplicación donde escribía. Luego en muchos cuadernos que me dediqué a transcribir en otra aplicación que ofrecía una seguridad superior, y es que con la probabilidad de acceso que podría haber a mis pensamientos lo mejor era tenerlos protegidos, pero luego de ver que no me alcanzaría la vida para transcribirlo todo decidí digitalizar lo escrito y guardarlo en otra nueva aplicación. Y en el proceso terminé borrando por error todo mi año 2019. Mientras andaba en el proceso de migración a la penúltima aplicación que decidí utilizar descubrí el error cometido. No me pude perdonar el perder todo un año de mi vida, pero no había manera de poder recuperarlo.

Ya es un hábito escribir prácticamente todos los días, y con el paso del tiempo y avance de las tecnologías encontré otra aplicación que ofrece la mayoría de las opciones que yo busco así como otras adicionales, así que en ese ciclo recurrente me dediqué, nuevamente, a pasar mi vida de todas las aplicaciones y cuadernos a la nueva opción, un proceso que es como un viaje en el tiempo en el que recuerdo lo que he vivido, lo que he enfrentado y como lo he resuelto. Un viaje que no me canso de hacer y que efectivamente presenta un potencial increíble (aún no termino de definir para qué) pero en el proceso llegué nuevamente al hueco del año 2019, que de paso hoy en día representa cómo vivía justo antes de la llegada de la pandemia que nos ha cambiado por completo la vida, y nuevamente me culpo por ese año de mi vida que perdí.

Muchos han escrito sobre los beneficios que tiene llevar un diario, y en lo personal puedo decir que si algo se ha vuelto importante en mi vida es plantearme lo que voy viviendo, pero sobre todo contar con todos esos sentimientos y emociones que terminan conformando la experiencia que después me ha dado la seguridad de que voy por el buen camino. Si hay algo que pueda recomendar es dedicarse a escribir. Nada complicado, sólo escribir, sin importar dónde ni con qué, pero sobre todo con el cuidado de no perder pero ni una coma…