La Cura al «Burnout»


No, no encontré la cura a lo que se ha hecho muy presente sobre todo luego de la pandemia: el síndrome del «Burnout», pero sí quería compartir un punto bien interesante al respecto.

El término «Síndrome de Burnout» fué creado por el psicoanalista Herbert J. Freudenberger en los años 70 cuando un segundo trabajo que tomó como voluntario en una clínica para tratar pacientes pobres lo llevó a perder la emoción y la sensación de logro que precisamente lo hicieron tomar ese segundo trabajo. Y es que el Burnout se relaciona mucho con la depresión, pero lo interesante es que no es correcto ubicar ambos conceptos de la misma forma. La depresión se considera una condición tratable con la acción individual de la persona mientras que el Burnout es un problema creado por el sitio de trabajo de manera que sólo los cambios en el mismo ayudarán a tratarlo.

Al tratar ambas condiciones de la misma forma se espera que la gente sea responsable por su propio tratamiento y recuperación, lo cual aleja la atención del lugar de trabajo que es donde realmente está la cura del síndrome. Son muchas las formas como desde el punto de vista institucional se puede tratar el síndrome del Burnout, y se puede comenzar por requerir menos cosas, dar más control sobre cómo manejar lo que se requiere y proveer el apoyo que se pueda necesitar.


Inspirado en el artículo Only your Boss can cure yous Burnout de Olga Khazan

Trabajar por tiempo, o por alcance?


Por: Fernando J. Castellano Azócar

Imagine que toma un Taxi, y que antes de montarse le indica al chofer el sitio hacia dónde va, y acuerdan un precio por el servicio. A mitad de camino, el vehículo sufre un desperfecto que le impide llevarlo a su destino. Se bajan ambos del vehículo, y comienza la discusión…Originalmente usted había acordado un precio por un servicio que consistía en llevarlo de un sitio a otro. Si, por la razón que sea, no se cumplió con el alcance acordado, la lógica indica que no tiene nada que pagar al chofer. En ese caso, ambos pierden, ya que ni usted llegó a donde necesitaba ir, ni el chofer recibirá pago alguno (además de quedar con el vehículo accidentado). Ahora, si por el contrario el chofer hubiese contado con un “taximetro”, o cualquier método que midiera el tiempo (o hasta la distancia), y existiera un precio por unidad de tiempo (o de distancia), la historia fuera otra. En materia de contratación de servicios, siempre existirá la opción de negociar por tiempo, o por alcance.

No hay manera de establecer cuál de los dos métodos es mejor. En mi criterio, cuando se acuerda un trabajo por tiempo, tiene la ventaja el prestador del servicio, mientras que cuando se acuerda un trabajo por alcance, la ventaja la tiene quien lo recibe. En el caso de trabajar por tiempo, se establece un precio por la unidad, por lo general Horas-Hombre, y se indica el estimado de tiempo que se requerirá para realizar el trabajo requerido. Ese estimado depende plenamente de la experiencia del ofertante, y al cliente realmente poco le va a importar si el estimado es ajustado o no a la realidad. Se inician las labores, y resulta que se utiliza todo el tiempo contratado, sin finalizar la labor requerida. Entonces, el ofertante va a requerir del cliente que este contrate mas tiempo. El cliente va a indicar que no es su problema que se requiera mas tiempo, ya que la estimación la hizo el contratado, pero hay dos elementos que obran en contra del cliente: uno es que el contratado le va a demostrar con toda certeza que estuvo trabajando todo el tiempo que se contrató (y por lo general es más); el otro elemento es que la necesidad que hizo que el cliente realizara la contratación aún no ha sido satisfecha, y peor aún, está en algún punto entre la situación original y su solución. Lo más seguro es que si busca a alguien más para que finalice, este vaya cobrar mucho mas, de manera que el cliente termina pagando por mas tiempo, en el mejor de los casos con un precio mejor que el original, y sin ninguna garantía de que no se repita la situación. Cuando se acuerda un trabajo por alcance, el precio es establecido por la finalización del trabajo a satisfacción del cliente. Bajo este método, es muy poco probable que el trabajo no se haga, independientemente de los costos y del tiempo que se tome, y mas importante aún por el mismo precio acordado. Pueden haber algunas condiciones especiales acordadas por ambas partes que puedan modificar el precio, pero por lo general no tienen que ver ni con tiempo ni con los costos asociados.

Ahora bien, la pregunta siguiente es cuándo se debe utilizar cada uno de éstos métodos. Para mi, todo está relacionado con un factor muy importante: el Riesgo, o más específicamente, quién lo asume en mayor medida. En el caso de un contrato por tiempo, el riesgo lo asume en mayor medida el cliente. Para el proveedor, los costos de cada unidad de tiempo están plenamente cubiertos, y tiene un rango de error con respecto a la estimación de cuántas eran necesarias muy grande, ya que si se queda corto, terminará ampliando el contrato, y si termina antes, podrá negociar y/o justificar el total de horas, y con un cliente feliz lo mas seguro es que le paguen el total acordado, lo cual representará una ganancia mayor. Mientras que en el caso del contrato por alcance, el riesgo lo asume el contratado. Sus estimaciones deben ser muy certeras, y debe tener un control de costos y un seguimiento de la ejecución muy preciso, de manera de lograr el resultado contratado en el tiempo y con los costos estimados. Si lo hace en forma más eficiente (bien sea con menos costos o en menos tiempo), no tendrá necesidad de negociar nada y tendrá su ganancia mayor. Pero en caso contrario, para el cliente será transparente la afectación que tendrá si se le va de las manos el proyecto, más allá de los límites establecidos en sus estimaciones.

Entonces, para responder la pregunta, dependerá de la relación que se tiene y/o se quiere mantener con el cliente. Si se le quiere mostrar al cliente un compromiso alto, así como un nivel de ejecución muy certero y mucha confianza en su equipo de operaciones, lo mejor será utilizar el método de alcance. Ese cliente se sentirá muy bien atendido y comprometido con la relación establecida. Ahora, si se está trabajando con un cliente difícil, que busca el mejor precio, y que está comparando el servicio prestado contra otros competidores, ofertar por unidad de tiempo es lo mejor.

Todo dependerá de la relación que se tiene o quiere tener con el cliente, el nivel de control que se tiene en la operación, y el entorno en el cual se está (y estará) trabajando.

Y ahora, ofrecerá sus servicios por hora o por alcance?

El Poder de la Inspiración


Imagen tomada de https://www.storyplot.com/2021/06/cinco-fuentes-de-inspiracion-para-tus-historias/

Por lo general uno dedica estrictamente las horas de trabajo para pensar en todo lo relacionado con el mismo y una vez terminan es como pasar un suiche y ya se dedica uno a cualquier otra cosa, lo cual es una forma de relajación o enfoque en otros intereses. De hecho con lo que vivimos por la pandemia esa dicotomía se ve afectada en el caso del home office ya que no se está sujeto a los espacios físicos de la oficina como sucedía tradicionalmente.

Ahora, cuando se trata de cosas que nos inspiran, mucho del tiempo que estamos alejados de las mismas lo utilizamos para pensar en eso. Si nos apasiona un deporte, por ejemplo, mientras comemos pensamos en el próximo juego, cómo podemos tener un mejor desempeño, lo cual se repite a lo largo de las horas que estamos en otras actividades.

Lo que me resulta interesante es que mientras más inspirados estamos con lo que hacemos más tiempo le dedicamos para hacerlo mejor. Entonces, ese sentimiento de vacío o de desanimo que sentimos en algunas oportunidades con respecto a lo que hacemos no necesariamente está relacionado con el hecho de que se le dediquen muchas horas, es decir, no es cansancio sino por el contrario se debe a que le estamos dedicando mucho tiempo a pensar cómo va a terminar ya que al no estar inspirados no desarrollamos una visión de futuro que asegure que lo hacemos lo mejor posible; es como que perdemos la esperanza de poder hacer algo bien, de aportar valor, lo cual nos lleva a la depresión y a la frustración. Por eso resulta tan importante trabajar en cosas que nos inspiren, que nos interesen, que tienen sentido para nosotros y que nos hacen sentir que estamos aportando valor a la sociedad en la que vivimos.

Entre las principales razones por las cuales trabajamos está el poder atender nuestros compromisos económicos, pero no se trata sólo de ganar dinero. Lo que hacemos, si nos inspira, nos permite sentirnos plenos incluso a pesar de las circunstancias que enfrentamos, pero en la medida en que nos inspire es que nos mantendremos tratando de ser los mejores en lo que hacemos y reduciremos esa sensación de vacío que muchas veces puede atacarnos.

Siempre estarás negociando – (… de experiencia ajena)


Todas las empresas tienen un conjunto de clientes objetivo y por ello desarrollan su fuerza de ventas que al final es la que atiende ese ciclo infinito de atención de las necesidades de sus clientes, y un error que por lo general se comete es considerar que sólo quienes están en ventas son parte de ese proceso, y en lo que quiero enfocarme ahora es en la creencia de que sólo los vendedores son los que negocian. Nada más lejos de la realidad, lo cual nos aleja de una de las habilidades más importantes no sólo en el ámbito laboral sino en nuestras vidas: la negociación.

Pedir un descuento o coordinar una visita del técnico del cable son ejemplos de negociaciones que pasan desapercibidas pero que tienen un impacto enorme en nuestra confianza cuando nos toca negociar otras cosas de alto impacto como un aumento de sueldo o una oferta de trabajo. Una de las herramientas fundamentales en todo proceso de negociación son las preguntas, tanto las que se hacen a los demás como las que nos hacemos a nosotros mismos. En éste sentido, algunos «tips» que nos ayudarán en cualquier proceso de negociación son los siguientes:

  1. En promedio, las preguntas altamente específicas son mejores.
  2. A menudo es mejor hacer un prefacio de la pregunta que se va a hacer que incluya alguna confesión o con información de quien pregunta. Esto establece una barra alta para quien va a responder.
  3. Es fundamental demostrar de manera creíble que realmente se está escuchando y más importante aún que nos importan las respuestas.
  4. Con cualquier pregunta que vaya a hacer, pregúntese primero: la persona a quien se le va a preguntar puede responder fácilmente, de forma vaga y que no sea útil? si la respuesta es un «sí», trate de hacer la pregunta de manera más puntual o específica.
  5. La gente de alto estatus o nivel jerárquico obtiene mejores respuestas, así que sea de alto nivel o al menos pretenda con convencimiento que lo es.

Al evaluar y reconocer las oportunidades potenciales de la negociación en la que se va a participar considerando los factores financieros, emocionales, morales y hasta psicológicos le abrirá las puertas a mejores resultados independientemente del impacto que tengan los mismos sobre usted o su contraparte.

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Las Relaciones en el Trabajo – (… de experiencia ajena)


Si consideramos un horario tradicional de trabajo hablamos de 8 horas diarias por 5 días a la semana. Esto significa que de las 24 horas que tenemos en un día las 8 más productivas las compartimos con compañeros de trabajo, y si consideramos que los tiempos modernos nos mantienen en contacto mucho más allá de la interacción física, pues estamos en contacto permanente con nuestros compañeros de trabajo. Esto abre un espacio enorme de interacción en el cual los conflictos interpersonales tienen mucha probabilidad de surgir por lo que resulta importante saber cómo manejarse al respecto.

En un estudio (Amy Gallo – HBR) 94% de los participantes confirmaron haber trabajado con una persona «tóxica» en los últimos 5 años. Otra encuesta de 2000 trabajadores en Estados Unidos indicó que la principal razón de tensión en el trabajo eran las relaciones interpersonales. Esta situación indudablemente conduce a malos resultados, a reducción de la creatividad, a un mal proceso de toma de decisiones e incluso a salir del trabajo. Siendo cada persona diferente y particular no hay una receta para guiar un proceso que conlleve a establecer un mejor ambiente laboral, sin embargo, en mi experiencia una excelente guía es la que definió Miguel Angel Ruíz Macías en su libro «Los Cuatro Acuerdos». Esto aplica no sólo en el ámbito laboral sino en todo lo que hacemos en nuestra vida y mi interpretación es la siguiente:

  1. Sé impecable con tus palabras:
    No es sólo no hablar mal de los demás sino utilizar ese don de comunicación que tenemos en favor de todos. Hoy en día es demasiado fácil mantenerse detrás de un mensaje, de un correo, y por alguna razón no consideramos hablar entre las primeras opciones y en la mayoría de los casos si lo hacemos se aclaran la mayoría de las dudas. Y por supuesto, siendo un gran poder, es importante utilizarlo principalmente para el bien.
  2. No te tomes nada personalmente:
    Quizás lo que más me cuesta aplicar. Resulta muy fácil hacernos víctimas, y si todos lo hacemos no habrá entendimiento de manera que resulta sumamente importante entender muy bien las circunstancias y no considerar que todo es en nuestra contra. En la mayoría de los casos es importante ser el primero que baje la barrera y abra el espacio para la empatía.
  3. No hagas suposiciones:
    Todos vivimos distintas circunstancias y es muy complicado llegar a las conclusiones correctas basados solo en nuestras suposiciones. No todo el tiempo tenemos la razón y lo mejor es aclarar las cosas antes de tomar decisiones que pueden tener más consecuencias que beneficios.
  4. Haz siempre lo máximo que puedas:
    Resulta fundamental tener claros nuestros objetivos para poder identificar aquello que nos lleve hacia ellos y descartar los que nos alejen. El esforzarse a pesar de las circunstancias nos hace resaltar además de convertirnos en un ejemplo para el resto de las personas a nuestro alrededor. No debe haber nada que nos distraiga así como ninguna excusa para dar todo lo necesario en función de nuestros compromisos.

Se le atribuye a Maya Angelou la frase: «la gente va a olvidar lo que dijiste y lo que hiciste, pero siempre va a recordar cómo los hiciste sentir«, así que es imprescindible hacer todo lo necesario para hacer sentir bien a todos con quienes compartimos, con lo cual generaremos un ambiente en el cual, a pesar de las circunstancias que siempre nos arropan, podamos lograr los objetivos que precisamente son la razón de estar juntos.

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La Administración de los Riesgos en el Trabajo – (…de experiencia ajena)


Riesgo es un término proveniente del italiano, idioma que, a su vez, lo adoptó de una palabra del árabe clásico que podría traducirse como «lo que depara la providencia». En el ámbito laboral podemos considerar que un riesgo es cualquier evento que puede influir de forma positiva o negativa en el desarrollo de un proyecto o en las actividades de una empresa, lo que se traduce en que todo lo que hacemos tiene un riesgo asociado. De acuerdo al riesgo que podemos estimar es que tomamos decisiones, y la diferencia principal es qué tan tolerantes somos con las consecuencias de los riesgos al momento de tomar las decisiones.

Uno de los recursos más escasos en muchas compañías es precisamente la tolerancia al riesgo. Todos buscamos sentirnos seguros y asumimos que mientras menos riesgo tomemos más seguros estaremos pero precisamente hay oportunidades que perdemos por no tomar algunos riesgos. Pero ojo: una cosa es tomar un riesgo y otra es ponerse en riesgo. Las compañías dirigidas por sus fundadores tienden a tomar más riesgos, pero se ha determinado que mientras más lejos se está del fundador con más seguridad se tomarán las decisiones menos riesgosas. Entonces lo que propongo basado en mi experiencia es que pensemos como si fuéramos el dueño de la empresa en la que trabajamos. Más que simplemente no considerar ningún riesgo para sentirse «seguro», se trata de considerar todas las posibilidades para tomar una decisión bien estudiada, aunque siempre terminará sucediendo que hay cosas que no pueden explicarse por resultados pasados pero que hay una corazonada que indica que algo ha cambiado y que es posible. Es precisamente en ese punto donde podríamos determinar nuestra tolerancia al riesgo, pero siempre enfocados en el bienestar común y no solo en nuestro beneficio personal.

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Mi impensable Compañera de Trabajo


Cuando era pequeño solía ir con mi papá a su trabajo. El era biólogo y en la Universidad desarrollaba trabajos de investigación de manera que era muy divertido cuando pasaba todo el día en su laboratorio donde aparte de ver lo que hacían, me enseñaban a usar los instrumentos y hasta participaba con alguna responsabilidad en las investigaciones en desarrollo. En muchas oportunidades pasaba por el sueño de ser también un investigador y trabajar con mi papá, ambos de bata blanca, y hasta recibiendo un premio juntos, un Nobel para los Castellano.

Quizás uno pasa por el pensamiento de querer que sus hijos trabajen con uno sólo para tener la oportunidad de estar con ellos más tiempo y por supuesto mantener el manto de protección, lo cual termina siendo poco probable que suceda. Pero entre las cosas que nos trajo la pandemia estuvo la oportunidad de tener a mi hija de vecina de oficina. Sólo una pared nos separaba en el horario en el que yo trabajaba y ella asistía a clases. Así como yo escuchaba mucho de lo que ella hacía con toda seguridad ella escuchaba lo que yo hablaba, y en algunas horas nos encontrábamos en medio de los descansos que ambos teníamos y conversábamos.

Lo muy poco probable se hizo realidad y por el tiempo de la pandemia estuve trabajando con mi hija. Una vez que comenzaron a normalizarse las cosas cada uno regresó a su rutina original pero en mi caso me queda ese sentimiento de agradecimiento con la vida por la oportunidad de lograr ese sueño de trabajar con ella, quien sin lugar a dudas ha sido la mejor compañera de trabajo que tendré siempre.

El Poder de la Motivación


El concepto de «Líder» es algo que ha venido evolucionando desde hace algunos años, y en mi opinión un acelerador de ésta evolución ha sido la demonización del concepto de «Jefe» al punto en que llega uno a sentirse mal cuando le toca recordarle a alquien que uno es su Jefe lo cual se toma como una imposición, algo malo y totalmente contrario a decir que es su Líder, lo cual resulta más cómodo ya que representa un reconocimiento que no es necesariamente explícito ni cierto.

Desde un punto de vista romántico el concepto de Jefe no debería existir de acuerdo a la forma como se establece actualmente el concepto de Líder. Todos tendríamos que ser iguales y en función de nuestro liderazgo la gente decidiría trabajar bajo la guía del mejor líder y así los objetivos se alcanzarían por equipos basados en el reconocimiento mutuo del liderazgo. Pero la realidad no es así. Existe una estructura jerárquica en la que una persona tiene una responsabilidad y se le asigna un equipo para atenderla siendo el primero el Jefe de los segundos, y gustele o no a ese equipo, deberán trabajar bajo la guía de ese Jefe.

Ahora, para saber cómo estamos ejerciendo ese trabajo de Jefe y si más allá de serlo por la estructura jerárquica nos ven como líderes podemos hacernos una pregunta: cuando un miembro del equipo ha estado trabajando muchas horas en un reporte, se espera a ver la calidad y eficacia final del mismo para reconocer su esfuerzo? Si la respuesta es «SI», lo recomendable es reconsiderar la estrategia y tomar en cuenta la Teoría de la Motivación Intrínseca.

Cuando se está intrínsecamente motivado se engancha uno en una actividad principalmente porque se disfruta y proporciona esa sensación de satisfacción personal, mientras que cuando se está extrínsecamente motivado se hace algo para obtener una ganancia externa, es decir, algo a cambio como dinero o evitar meterse en un problema que puede llegar a ser tan serio como perder el trabajo.

Este enfoque busca darle mayor relevancia al esfuerzo sobre el resultado, lo cual se traduce en crear más fuentes de motivación intrínseca con lo cual se logra que la gente haga cosas porque realmente lo disfrutan y les apasiona el reto en lugar de hacerlo por simplemente evitar un castigo. Entre los beneficios que tiene éste enfoque podemos resaltar:

  1. La gente en el equipo procrastinará menos. Cuando estamos en un ambiente orientado principalmente a resultados dependemos en gran medida de la motivación extrínseca. En éste ambiente nos enfocamos en el objetivo y los pasos específicos para alcanzarlo lo cual termina siendo una fuente de frustración al no avanzar a pesar del esfuerzo, hecho que está relacionado con síntomas de depresión, ansiedad y aislamiento, y para evitar esos sentimientos optamos por la procrastinación somo salida.
  2. El equipo pensará «Fuera de la Caja». Cuando se premia el esfuerzo por encima del resultado la gente está más dispuesta a tomar riesgos, y así es como nace la innovación. Cuando estamos intrínsecamente motivados tenemos ese sentimiento de compromiso con lo que hacemos.

Al final el liderazgo trata de lograr el enfoque necesario en las tareas requeridas para lograr un objetivo y el dejar todo en manos de la motivación extrínseca reduce lo que vivimos a una simple ecuación: agrega X cantidad de trabajo y obtén una recompensa Y, y sabemos que la vida no es así. Entonces lo que se requiere es descubrir lo que realmente motiva a cada quien, lo que hace que nos involucremos a nivel emocional y que nos llevará a alcanzar las metas que nos planteamos. No hay nada peor a sentir que todo el esfuerzo y dedicación que ponemos en función de un objetivo sea simplemente despreciado por no alcanzarlo. En las manos de cada uno de nosotros está la posibilidad de reconocer los esfuerzos y establecer lo que se requiere para alcanzar los resultados, lo cual se hará posible en la medida en que el equipo esté más motivado.

5 preguntas que te ayudarán a saber como te sientes con tu trabajo


Foto de Nick Fewings en Unsplash

En el Newsletter de Josh Spector (@jspector) tuve la oportunidad de leer unas preguntas que él se hace para saber cómo se siente con respecto a su trabajo y me parecieron muy ajustadas por lo que las comparto con traducción de mi parte y algunos comentarios que les agrego.

  1. Cómo te sientes el domingo en la tarde? Esta es la mejor manera de medir lo feliz que estás con tu trabajo. Yo paso por épocas en las que siento lo que he bautizado como «estrés pre-lunes» que es esa sensación de desesperación que hace pensar en lo que se viene en la semana. Es lo que impulsa la necesidad de ver los correos, responderlos y hasta trabajar como si con eso se redujera la cantidad de actividades por enfrentar. Muy relacionado con el FOMO (Fear Of Missing Out), pero totalmente controlable. En mi caso el balance termina siendo con mas domingos tranquilos…
  2. Cómo te hacen sentir los correos que recibes? El correo electrónico se ha convertido en el distractor número 1 en el trabajo ya que se usa principalmente para dos cosas: asignar de forma inilateral tareas a los demás y justificar que se hace algo con el nefasto «yo envié un correo«. Se necesita entender que los correos no arreglan problemas, y es importante identificar en qué lugar nos encontramos en la medida compuesta por los correos que nos frustran y los que nos excitan.
  3. Cuántas veces dices «NO» al día? Si no se dice «NO» al menos una vez al día se pueden estar haciendo muchas cosas que no se quieren o, peor aún, que no se deben…
  4. Te gustaría cambiar trabajo con tu Jefe? Si estás en una posición en la que por ninguna circunstancia cambiarías posición con tu Jefe, tu camino de desarrollo está truncado, así que debes pensar en alguna otra opción…
  5. Preferirías ganar 25% más o trabajar 25% menos? Si te gusta lo que haces, la respuesta es obvia; y si no, también!

Por qué hay que Trabajar? – (…de experiencia ajena)


Foto de Evan Dennis en Unsplash

Puede que el hacerse esta pregunta no haya sido una prioridad para muchos, incluyéndome a mi. Desde que uno esta pequeño ya le dicen “tu trabajo es estudiar”, por lo cual se termina asumiendo que en última instancia trabajar es principalmente una obligación, pero realmente es eso totalmente cierto?

Trabajar se refiere a recibir un pago a cambio de una actividad física o intelectual, pero no solo es el hecho de recibir ese pago. Obviamente se trabaja por una necesidad económica pero no es solo eso lo que nos permite mantenernos haciéndolo. Se puede trabajar en cualquier cosa, incluso ganar mucho dinero, y sin embargo no ser felices. Entonces, se debe ser feliz para trabajar? O debemos trabajar para ser felices?

Para mi hay un sentido de realización al trabajar. El recibir un pago por lo que se hace es señal de que cualquier cosa que hagamos lo estamos haciendo bien. A nadie le pagan por hacer mal su trabajo. Y trabajar provee una zona de reto permanente, sin importar lo que se haga, que nos permite establecer metas para superarnos cada día. En mi caso siempre le he puesto una pasión enorme a lo que hago, particularmente en el campo laboral. Por una parte es lo que viví como ejemplo en mi casa, pero además es la forma que elegí para llevar la vida que tengo. Podría hacer más? Pues siempre es posible. Podría ganar más? Pues es uno de mis objetivos, pero no es necesariamente el más relevante.

A mi me preocupa la trascendencia, pero no por los siglos por venir, sino por el impacto que causo en todos. La satisfacción que me llena es enorme cuando gente con quien he tenido oportunidad de trabajar me dicen lo bien que se sintieron conmigo, y eso es algo que no hay dinero que lo pueda pagar. Entonces, Por Qué hay que Trabajar? Pues para lograr una vida plena, con objetivos establecidos, metas alcanzadas y mucha experiencia adquirida, y que hasta le paguen a uno por todo eso!

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