Siguiendo con la moto


Es imposible continuar son terminar de contar el segundo cuento mas significativo referente al tema de mi moto.

Resulta que desde el primer momento, siempre pedí que me compraran un casco para andar en la moto. Por supuesto que no podía ser cualquier casco, sino uno que estuviese a tono con las circunstancias (por así decirlo). Por ello, el casco que había seleccionado tenia un costo de 1500 bolívares, lo cual era el precio que habían pagado por la moto (ver la publicación anterior a esta). Por ello, se me dijo que no, que esperara a conseguir un casco mas económico.

 

Donde vivíamos para esos días, era una zona muy tranquila, que tenia forma de ovalo. Este ovalo lo formaba la calle, y nuestra casa estaba justo en el centro. No era común que mi papá montara la moto, pero ese día estábamos simplemente sentados en la puerta de la casa, donde solíamos pasar muchos ratos, y se le ocurrió a mi papá montarse en la moto a dar algunos giros en el ovalo. Por no saber manejarla muy bien, iba bastante lento. Por estar nuestra casa en el medio del ovalo, teníamos vista de la mitad del mismo, ya que la otra mitad estaba a nuestras espaldas. Por estar en el frente de la casa, no veíamos ni escuchábamos nada de lo que pasaba por la parte de atrás.

Mi papá comenzó con unas vueltas lentas. El ovalo tenia una parte baja, que era la que estaba al frente de la casa, y una parte alta, por detrás, por lo cual, en una parte tenia que bajar, y en otra tenia que subir. Estábamos sentados mi mama, mi hermano y yo frente a la casa, y veíamos a mi papa cada vez que pasaba por nuestro frente. Una vuelta, dos vueltas, tres vueltas, cuatro vueltas… y ya le estaba agarrando el gusto al deporte. Para la siguiente vuelta, paso y levanto los brazos, en señal de que podía manejar sin brazos. Para la vuelta siguiente, levanto las piernas mientras pasaba frente a nosotros. Para la siguiente, levanto las piernas y los brazos al mismo tiempo. Definitivamente se sentía cómodo con la moto, y nosotros le celebrábamos cada acto de impresionismo con aplausos y gritos.

Pasó el tiempo del siguiente paso de mi papá, pero nos quedamos esperando. Pasó suficiente tiempo para una segunda vuelta, y nada que pasaba el hombre. Mi mamá comenzó a preocuparse, y me dijo que fuera a ver si le había pasado algo. Yo le dije que no se preocupara, ya que seguramente se había conseguido una chama por ahí, y le estaba dando la cola… Pero realmente pasó tanto tiempo, que hasta yo me preocupé.

Mi moto tenía una característica, que era que por ser un motor de dos tiempos, cada vez que se caía, al prenderla botaba muchísimo humo blanco.

 

Pasó mucho tiempo, quizás media hora, cuando de repente escuchamos la moto. Al verla, venía arrojando una tremenda columna de humo blanco, por lo cual supe que se había caído. Cuando llegó a la casa, donde estábamos nosotros, pudimos observar un tremendo golpe que tenia en la frente. Venia realmente mal, de broma habló, y lo acostamos en el sofá. Nos contó lo sucedido: en la ultima vuelta que estaba dando, al momento de comenzar a bajar, quiso frenar, pero por falta de practica, en lugar de frenar con el freno de la rueda trasera, lo hizo con el freno de la delantera, por lo cual, como iba en bajada, salió disparado, utilizando como tren de aterrizaje su cabeza, la cual dio contra el brocal de la acera (el filito pues!). Contó que creía haberse desmayado. Cuando volvió en sí, estaba perdido. Se paró y recordó lo sucedido. Trató de prender la moto, que estaba ahí a un lado, y le costó mucho, hasta que lo logró y se vino a la casa.

 

Realmente el golpe había sido duro, además de golpearse el pecho, los brazos, TODO. Se le puso carne para la hinchazón, hielo, y algunos calmantes. Pero de repente sucedió que comenzó a sentir como se le movía algo por el pecho, y en realidad se le veía. Se veía como una pequeña masa se movía por las venas, rumbo al corazón. Ahí comenzó el joropo! Era muy peligroso lo que podría suceder si eso, lo que fuera, le llegaba al corazón o al cerebro. Por ello, se fueron mi papa y mi mama (no se por que yo no) para la clínica.

 

Al regresar, me entere que había sido una parte del morado que se le había hecho en el pecho, que se le había desprendido (o algo así). Estaba realmente mal. El golpe en la frente, con morado y todo, se le bajó a la cara, a los ojos, de manera que parecía rocky al final de la película. Cuando salía, los amigos le decían que como era posible que se dejara pegar de esa manera. Estuvo bastante tiempo convaleciente por ese encuentro terrestre (o con la tierra).

 

Como consecuencia, su primera acción fue darme la plata para comprarme el bendito casco, y prohibirme terminantemente utilizar la moto sin el casco. Por supuesto, que no tuvo que insistir mucho en ello, era mi sueño poder andar en mi moto con mi casco, y así lo hice, al menos mientras me duró “la fiebre”.

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