El pito de la desgracia


El «Falcon» verde se estacionaba bajo las sombras de aquellos grandes árboles que rodeaban la casa. Mi tío llegaba, y recuerdo aquel casco plateado que siempre estaba en la parte trasera del carro. Siempre quise usarlo, pero hasta en eso había orden. No era un juego. Me explicó que el era miembro de los bomberos voluntarios, y me contaba acerca de los procedimientos que tenían en los casos de emergencia. Era en judibana, en las vacaciones que siempre tuve la oportunidad de pasar allá. 

Recuerdo cuando en buses de la Guardia Nacional ibamos a celebrar el dia del árbol en el marco de aquellos fantásticos planes vacacionales. Los recorridos por muchos lugares, pero jamás a la refineria. Pasé mil veces por un lado y preguntaba si podian explotar esos tanques, y la respuesta siempre fue que mientras se sigueran los procedimientos, era muy poco probable que sucediera. 
Mientras escribo esto, escucho repetidamente un pito en la cancha de atras de mi casa. Me lleva ese sonido al momento en que pito en mano, el Presidente botaba a los directivos y hasta ese momento empleados de PDVSA. Nunca quise creer que ese era el sonido que anunciaba la desgracia de nuestro futuro. Muchos se alegraron. Muchos fueron «a recuperar» a PDVSA. Todos pensaron que la patria socialista se los agradecería sin siquiera imaginar que tiempo después ni siquiera un pito utilizarían para sacarlos de en medio. La gente capaz (aunque no entrenada) que conocía que estaban en la industria eran sustituidos por otros. En medio de palabras tapadas, comenzaban a salir historias de accidentes que según el gobierno y sus adeptos «jamás habían sucedido». Luego, para tapar la baja producción se inventó el tráfico ilegal de combustible. Método «hitleriano» para «tapiar» el hecho de que no hay producción por lo cual hay que buscar la solución mas conveniente. Día a día se iban escapando noticias de los accidentes que sucedían, siempre bajo la risa burlona de los representantes del gobierno, a quienes solo importaban los números de cédula de los heridos y muertos para no perder los votos en los momentos requeridos.
Hoy, el soplido de aquel pito finalmente se hizo presente. Las casas de aquellos a quienes expropiaron quedaron sin techo. El árbol que sembré en la comandancia de la Guardia Nacional se volvió cenizas, así como los sueños de quienes allí estaban y de sus familiares. El vocero del gobierno alcanzó a decir que «la mayoría de las victimas era Guardias Nacionales» como si eso nos hiciera respirar tranquilos. Ordenan una investigación que tendrá el mismo resultado que la de Danilo Anderson, y todo acabará con un acto en cadena nacional acusando al imperio por el atentado, que es exactamente igual al del juego «mercenarios»
Esperemos que el soplido de aquel pito sea anulado por los vientos de cambio. Esperemos que esas victimas de la indolencia no hayan muerto en vano. Espero que alguien como mi tio vuelva a usar aquel casco plateado solo en la parte trasera de su carro.

3 opiniones en “El pito de la desgracia”

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: