El mantel de Navidad


Mi mamá siempre tuvo muchas habilidades para la costura. Viviendo en Trujillo, le llamó mucho la atención el uso de la lentejuela y el canutillo especialmente en los adornos navideños, por lo cual un día decidió comenzar a hacer un mantel de navidad. Ese año no estuvo listo, y al final de la época decembrina (más o menos por marzo) guardamos lo poco que había avanzado. Así, año tras año, cada diciembre salía el mantel, avanzaba un poco pero no lo terminaba. Cuánto nos reíamos cuando la veíamos aguja en mano cosiendo el mantel. Un año, pusimos la mesa en una esquina para poder poner lo poco que estaba avanzado, hasta que el fieltro blanco se puso amarillo, y los ratones y cucarachas hicieron de las suyas.

Cuánto recuerdo esos momentos, en que nos reíamos y disfrutábamos juntos…
Por años y años, nos acompañó
Parte de nuestra mesa en muchos diciembres adornó
Jamás podré olvidarlo, es la pura verdad
Cuantas veces nos reímos por tu mantel de navidad
La idea apareció cuando estábamos en Trujillo
Siempre nos deslumbró la lentejuela y el canutillo
Un día decidiste comprar el fieltro blanco
Y comenzaste a construirlo con esperanza y encanto
Cada navidad avanzabas con poco
Pero no lo suficiente para mostrarlo todo
Llegado el momento la mesa movías
Para sólo mostrar del mantel una esquina
Y el tiempo pasó y el blanco fue mermando
Siempre pensamos que lo veríamos terminado
Pero la tela cedió ante el paso del tiempo
Y sólo un trozo quedó con figuras de adviento
Pero nunca pasará ese hermoso recuerdo
De cuánto disfrutamos trabajando en ese invento
Siempre lo recuerdo con mucha intensidad
El tiempo que pasamos haciendo el mantel de navidad

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