Lo que tenemos, lo que queremos, lo que nos mata


Aquel día, temprano en la mañana, me enteré de la muerte de Anthony Bourdain. Se había suicidado. Desde hacía mucho tiempo veía sus programas, en los cuales viajaba por el mundo para probar comidas, la mayoría exóticas o representativas de cada lugar que visitaba, y también tomaba para acompañar sus comidas. Llegó a estar con Barack Obama en un restaurant, mientras este era Presidente de los Estados Unidos, lo cual es una muestra de su poder e influencia. Así como él había otros programas similares, pero ninguno como el suyo, con su actitud, su capacidad de transmitir lo que sentía, lo que expresaba cada comida que probaba. En muchas oportunidades pensé que era el trabajo perfecto, que te paguen por viajar por todo el mundo para comer y beber… y en el caso de Anthony Bourdain, era un símbolo de poder y logro en el mundo. El hecho de que muriera no fué lo que me impactó. Todos vamos a morir, sin saber cuándo ni de qué. Pero tomar la decisión de acabar con tu vida, y más una persona que, al menos a los ojos de muchos, tenía la fama, la fortuna, y todo lo que en teoría mantendría feliz a cualquier ser humano en la tierra. Pero no! El decidió suicidarse, colgarse y dejar todo lo que hacía y tenía.

En lo que me enteré de la noticia, le escribí a mi esposa, comentandole que no lo podía creer, y su respuesta fué: «para que veas, que no todo en esta vida es fama y fortuna«. Y tiene toda la razón! Muchas veces uno se enfoca en la búsqueda de eso, de distintas formas, olvidando lo que se tiene, que no necesariamente se refiere a lo material o incluso a lo tangible. Es como un chiste muy malo el hecho de que dejamos pasar desapercibida la risa de cada miembro de nuestra familia; los retos que representan las cosas que a nuestro criterio nos salen mal y que terminan siendo motivo de acción para recuperarnos; el hecho de generar un plan diario de acciones, para lo cual requerimos lo más simple pero al mismo tiempo lo más importante: estar vivos! Pero a pesar de todo, y a pesar del hecho básico de precisamente estar vivos, terminamos consiguiendo esa excusa que nos hace pensar que hay cosas que no tenemos, o quizás que necesitamos, y que la imposibilidad de tenerlas nos nubla la mente y hace tomar decisiones estúpidas.

Nadie sabe lo que le depara la vida, pero todos tenemos la oportunidad de decidir qué hacer con la nuestra, incluso a pesar del hecho de saber que inevitablemente, todo acabará sin que podamos hacer absolutamente al respecto. Pero lo que tenemos, lo que importa, esa mirada de mi esposa, de mi hija, valen todo lo que sea necesario para seguir en esta lucha.

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