El Valor de la Perspectiva


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Este año ha sido particularmente exigente para mi. He tomado decisiones importantes que me mantienen en caminos que ni siquiera consideré en mi plan inicial, y que permanentemente han estado retando todo cuanto he aprendido. En lo personal, en lo profesional, como Papá, Esposo, Amigo… Obviamente todo está entrelazado, por lo que cualquier variación en uno de los lados afecta la forma general de la figura, lo cual repercute en mi. Afortunadamente, las cosas no suceden en vano, y si se logra entender el valor que tiene la experiencia en todo cuanto vivimos, pues se hace menos complicada la jornada diaria.

En mi caso, mantengo hábitos como escribir, escribir mucho, y recientemente decidí, por mera casualidad, organizar todo el material que tengo. En distintos momentos he usado varios métodos: papel y lápiz, aplicaciones, post-its, pero siempre he ido guardando todo «por si acaso lo necesito». Pues resulta que, efectivamente, cuando más lo necesitaba, encontré ese tesoro donde están muchas de las respuestas a mis dudas, y lo mejor es que son de mi propia inspiración!

Siempre me ha llamado la atención el planteamiento de «que le dirías al Fernando de 25 años», lo cual denota la transferencia de experiencia del que más ha acumulado, permitiéndole al más joven tener una visión del futuro, pero en mi caso, lo que encuentro es que el de hoy en día se enfrenta a miles de situaciones nuevas, y su mejor recurso es su experiencia basada en lo que le sucedió en el pasado!

Ahora, así como tengo el hábito de escribirme a diario, estoy agregando el de leerme. Al hacerlo, se me hacen presentes los sentimientos, las frustraciones, las alegrías, los éxitos, y mejor aún, encuentro métodos que me ayudaron a lograr objetivos en su momento, y que comparten mucho con los nuevos que enfrento.

Sin lugar a dudas, tengo un arma secreta. Pero lo mejor es que no es algo sólo mío, sino que todos la tenemos. Quizás el ritmo acelerado de las cosas que vivimos nos obnubila y hace que pensemos que las respuestas están fuera de nosotros, pero en la mayoría de los casos, las sabemos. Sólo nos falta creerlo, y para eso, es imprescindible tener alguna forma de ver ese cúmulo de experiencia que efectivamente todos tenemos. Algunos dependen de su memoria, otros, nos esforzamos por tenerlo por escrito, así como habrá quienes lo graban en notas de voz, podcasts, o cualquier otro medio. Al final lo importante es no creer que son «cosas de viejos», sino por el contrario, entender que es nuestra propia vida la que estamos escribiendo a cada segundo, y que para lograr los mejores capítulos, es inevitable darle el valor que merece la perspectiva propia.

El Asilo no Evo-luntario


Sin lugar a dudas, muchos vivimos con una sensibilidad extrema a los acontecimientos que suceden en Latinoamérica. En última instancia, todo lo vemos como la salida a la terrible situación que vive Venezuela, donde lamentablemente se hizo evidente el mal que siempre ha pululado en la región (y el mundo). Gana Cristina en Argentina, Sueltan a Lula en Brasil, Renuncia Evo en Bolivia… De hecho, ése último evento representa mucho, en diferentes sentidos.

La renuncia de Evo sucede luego de hacerse evidente que las elecciones en las cuales pretendía extender su mandato fueron un fraude. Un fraude denunciado por una institución Internacional, que originó una lucha en las calles de Bolivia, y que al final llevó a las Fuerzas Armadas a exigir al (ex)Presidente que ponga orden, siendo tan grave lo que hizo que decidió «dejar ese peo» prendido y renunciar. Muy bien todo hasta ese momento, sin embargo, la siguiente escena prácticamente anuló la esperanza que nacía.

El susodicho se declara «en peligro», y México le da asilo, razón por la cual hoy ya se encuentra por estos lares disfrutando a todo dar de lo que ni siquiera el Presidente hace (al menos de manera pública y flagrante). Pero lo más triste es que se justifica su Asilo como consecuencia de un «golpe de estado»… WTF!!!???

Obviamente, todos los que lo apoyan no mencionan el fraude que cometió que fué el detonante real de la situación, pero lo que más me llama la atención es por qué no se fué a Venezuela en lugar de México? Por qué siendo tan pero tan cercano a Venezuela, no se fué para allá? Y no quiero caer en el tema de que debería estar allá «viviendo la realidad del socialismo», ya que obviamente, de haberse ido, disfrutaría de las mismas ventajas que disfruta en Mexico, ya que los jodidos en Venezuela no son los personajes del Gobierno. Lo que me llama la atención es por qué de inmediato la salida no fué irse a Venezuela, con sus panas, en lugar de a Mexico con sus cuates?

La respuesta que me quiero dar es que siendo el caso de que en Venezuela se está gestando una salida electoral (que no voy a opinar «aún» al respecto), y siendo el caso de que desde hace años se ha usado el fraude como la vía de atornillamiento en el gobierno, el tener a un confirmado usuario del fraude con ellos podría justificar una misma situación, lo cual los dejaría en una situación muy complicada. Por ello, me imagino que cuando Evo llamó a Maduro para pedirle «cacao», Maduro debe haberle dicho: «Noooooo marico, pa’ca ni se te ocurra venir porque me vas a joder mi peo… mejor vete pa Mexico, con AMLO, que entre el hijo del Chapo y el peo con Trump vas a pasar desapercibido…»

Aún están los acontecimientos «en pleno desarrollo»… pero de corazón deseo que se resuelvan todos los problemas de Mexico, para que el país salga adelante, y así quede como un pene erecto la presencia de Evo y que se resuelva con la solución que corresponda, que definitivamente no es lo que actualmente sucede.

Cuando caiga el maduro


Esta semana fue muy dura para mi. En un gesto de apoyo con mi hermano, que está aún en Venezuela, su agradecimiento me partió el corazón en mil pedazos: un monto equivalente al doble de su salario mensual le alcanzó para invitar a mis sobrinos a comerse una pizza… solo recordarlo me hace sentir tan mal, y al mismo tiempo tan bien que al menos pudieron disfrutar eso que desde hace tiempo querían… y pensé en todo lo que desde afuera vemos que sucede; recordé un video en el que persiguen a miembros del gobierno en un aeropuerto fuera de Venezuela con una envidia de haber estado ahí… es muy complicado esto por lo que estamos pasando, no sólo para quienes siguen allá, sino para quienes desde fuera vemos lo que podemos, con los ojos lleno de lágrimas aguantadas y ese nudo en la garganta que ahoga el grito de dolor… y con una esperanza cada día más convencida de que la solución la aportará la inevitable realidad de la muerte cuando decida llegarle a cada uno de los que gobiernan nuestro país. Y en el medio de ese crisol de sentimientos, mi rabia, mi impotencia generó lo que comparto a continuación:

Cuando caiga el maduro
No lo voy a celebrar
Porque una alegria tan grande
No se puede expresar

Cuando caiga el Maduro
El mundo va a temblar
Porque todos sus expatriados
Al unísono vamos a bailar

Cuando caiga el Maduro
Las redes van a explotar
Porque finalmente muchos
Avisarán el día en que van a regresar

Cuando caiga el Maduro
No lo voy a celebrar
Porque no quiero que solo caiga
Sino que en la tierra cese su andar

Éxito o Felicidad


Photo by Stephen Leonardi on Unsplash

Por: Fernando J. Castellano Azócar

Si algo tiene la generación a la que pertenezco en común, es que nos criaron para ser exitosos y no para ser felices, y como no llegamos a ser exitosos, pues se nos escapa la felicidad.

La brecha que existe con las nuevas generaciones es muy real, y no es solo el hecho del acceso a la tecnología que ahora está disponible, sino a la forma como nos cuesta entender lo que sucede a nuestro alrededor. En mi caso, siempre quiso mi mamá que fueramos mi hermano y yo Ingenieros. La verdad es que nunca nos dijo por qué, más allá de querer que la llamaran “la mamá de los ingenieros”, sin embargo, en muchas oportunidades he escuchado que la idea era que uno estudiara una profesión de las que en aquellos días se consideraba como de gente exitosa: Ingeniería, Medicina o Derecho. Se consideraba que llegando a tener una de esas profesiones, pues terminaría uno siendo millonario, con lo cual podría no solo “tener” lo que nuestros padres no podían darnos, sino que además podríamos “ocuparnos” de ellos sin ningún problema al menos económico. Así, muchos alcanzamos esa meta profesional, pero la realidad fué muy distinta a lo que se suponía que seguiría.

Hoy en día vemos como las cosas han cambiado radicalmente. El dinero se ve en personas que ejercen oficios no tradicionales que no requieren ninguna preparación académica ni física, como ser “YouTuber”; la fama ya no requiere tanto esfuerzo y preparación, sino mucha dedicación y uso de, por ejemplo, las redes sociales; y alguien puede dedicarse a “emprender” con alguna idea que merecería, para nosotros los dinosaurios, internarlo en un manicomio, pero que terminan siendo multibillonarios y extremadamente conocidos. Pero nosotros bajo ninguna circunstancia consideramos que nuestros hijos pueden llegar a hacerlo, ya que seguimos el mismo ejemplo que vivimos.

En mi caso, cuando pienso en el tema con respecto a mi hija, de verdad que siempre concluyo que no me importa lo que haga, con tal de que sea feliz. Y para eso, mi papel es proveerle todo lo necesario para que pueda hacer lo que le llene el espíritu, lo que la apasione, y, por supuesto, de lo que pueda vivir. Y ese es un punto bien interesante, ya que al final, y por lamentable experiencia propia, cuando los padres ya no están pues toca romper los paradigmas (y todo lo que sea necesario) para salir adelante.

Entonces, lo que debemos hacer es acompañar a nuestros hijos en el camino que los lleve a la felicidad, aún cuando quizás como les sucedió a nuestros padres, no tengamos la menor idea ni de cual es, ni cómo enfrentar lo que surja, pero al final lo importante será verlos en primera persona, y disfrutar con su felicidad, lleguen o no a ser exitosos de acuerdo a nuestros conceptos.

Hay una frase que desde que la leí me hizo reflexionar, y que además tiene muchas aplicaciones, pero que en este caso me queda como anillo al dedo. La publicó J. Koloffon en su columna del Domingo 20 de Enero de 2019: “El mundo necesita gente que ame lo que hace y, especialmente, personas que hagan lo que aman, a su manera, de forma única y distinta!!”