Continuando con el tema del matrimonio, estaba yo recordando la cita que hice con el Monseñor Godoy que nos iba a casar. En realidad no estaba recordando la cita, sino a la mamá de Monseñor.
Como he relatado en anteriores entregas, yo me casé por el civil un día viernes 30 de Junio y por la iglesia el sábado 01 de Julio. Entre las diligencias del día 30, estuvo el llevar los papeles a la iglesia y verificar los detalles de última hora. De hecho, el cuento comienza antes, ya que mi esposa no vivía en ningún sitio que perteneciera a la parroquia de la iglesia principal de Valera. Por ello, tuvimos que hacer, o mejor dicho solicitar el cambio de parroquia, con el fin de cumplir con un deseo de mi mamá, que era que me casara en la catedral. El problema era que en el estado Trujillo, como en cualquier otro estado, hay una sola catedral, que se encuentra en la capital del estado, que en el caso de Trujillo es en la ciudad de Trujillo. Pero siendo el caso que la novia vivía en Valera, y que por razones logísticas era imposible casarnos en la catedral de Trujillo (en algún momento se planteó la posibilidad), debíamos casarnos en la basílica menor de Valera (creo que así se llama). Para ello, la historia comienza realmente en Mérida cuando tuve que ir a solicitar mi constancia de que era bautizado en Mérida. De allí debí llevarlos a la iglesia que le tocaba a mi esposa, y solicitar el cambio de parroquia para la principal, lo cual implicaba que había que llevarle el expediente a Monseñor, lo cual pasaba por tener que hacer el cursillo prematrimonial (que merece un espacio aparte en este blog, y así será), para que nos aceptara y pudiéramos establecer la fecha que mencioné anteriormente. Pues bien, después de todas las peripecias, monseñor acepta el expediente, en entrevista personal con nosotros, y solo faltaba el acta de matrimonio por civil, por lo cual Monseñor me dice el día de la cita, que en vista de que el matrimonio por civil era el 30, no me quedaba otra que llevarle el acta el 01 a primera hora. Se queda pensando, y me dice que nos vemos en la misa de las 6 de la mañana.
Como en todo matrimonio, o al menos en los que yo conozco, luego de las formalidades de ley, se formó el bonche. Por supuesto que me entusiasmé ya que el paso que había dado (o la mitad del mismo, ya que faltaba el matrimonio por la iglesia), me había costado, entre otras cosas, una alopecia nerviosa que me había tumbado una gran parte de mi cabello. En fin, que estábamos muy entusiasmados con la fiesta. El camarógrafo que habíamos contratado para que filmara todo el matrimonio, resultó ser cantante, con guitarra y todo, y estuvimos dándole al canto hasta las 12 de la noche. Debido a mi responsabilidad de tener que estar a las 6 de la mañana en la iglesia, tanto mis suegros como mis padres decidieron acabar la fiesta. O mejor dicho, decidieron que YO no podía seguir participando en la celebración de MI matrimonio, ya que a mi me mandaron a descansar, mientras TODOS los invitados se fueron a una discoteca como hasta las 4 o 5 de la mañana…
Sábado 1ero de Julio, 5 de la mañana. Quizás por los nervios, quizás por la responsabilidad, pero con toda seguridad debido a mi papá que me despertó, me paré con algo de ratón a cumplir con el compromiso con Monseñor. Me paré como pude, me bañé (mi primer baño de casado), me vestí, y a un cuarto para las 6 estaba saliendo del hotel para la iglesia. Llegué cual lo acordado. Por supuesto que estaba todo el espacio alrededor de la plaza bolívar libre para parar el carro. Me bajé, y ya con un dolor de cabeza bien administrado, participé en la misa, más por evitar el peo que significaría no llevarle el acta de matrimonio civil y que se pudiera echar para atrás todo que por mi fe, debo confesarlo. Esperé la media hora que duraba la misa. Ciando terminó, llegué al altar a conversar con Monseñor. Debí darle varias explicaciones para que recordara el caso y supiera de qué le estaba hablando. Cuando por fin recordó, le entregué el papel en cuestión, y justo en ese momento, me dijo: “hijo, y por qué viniste tan temprano?”. Ante aquella pregunta, y recordando sus palabras cuando me dijo en frente de mi ya esposa, le respondí: “Monseñor, porque usted me dijo que viniera a esta hora”. Monseñor, con sus cejas muy pobladas, arqueándolas un poco como en actitud de pensamiento profundo, me dijo: “pero que raro que te dije que a esta hora, nunca cito a nadie a esta hora, y de cualquier modo, podrías haber venido a las 9 o 10 de la mañana y dejarme el documento con mi secretaria”.
De alguna manera, mis neuronas se volvieron inmunes al alcohol y al trasnocho (12 de la noche es un trasnocho?), y comenzaron a pensar que si la madre de cristo era la virgen maría, entonces la virgen maría debía ser la madre de todos, y siendo el caso que Monseñor era parte de todos, entonces la virgen maría debía ser madre de Monseñor… LA MADRE DE MONSEÑOR!
Valera es una ciudad del interior del país que no se distingue del resto por su vida animada a las 6:45 de la mañana de un día sábado cualquiera. Me monté en el carro, ya inconsciente de si lo que sentía era el ratón alcohólico o moral, y traté de buscar un sitio donde desayunar. Al no ser de Valera, no conocía muchos, y todos los que me eran familiares estaban cerrados. No podía buscar a nadie de mis invitados o familiares por parte de la novia, por cuanto, como mencioné anteriormente, TODOS prácticamente se acababan de acostar celebrando mi matrimonio. Pensé en irme al hotel, pero el solo pensar que debía desvestirme, para acostarme y dormir solo un rato mas, me hizo decidir mejor dar vueltas por la ciudad, o mejor dicho, por la cuatro calles que conozco, hasta la hora de poder llegar a la casa de mis suegros a iniciar las actividades de preparar todo lo relacionado con el matrimonio. En eso estuve más o menos hasta las 8, cuando llamé y verifiqué que ya estaban despiertos….
Así es como llegué a mi matrimonio por la iglesia, suspirando cada vez que monseñor hablaba, recordando a su madre querida, LA DEL MONSEÑOR!