Tenemos un gobierno socialista. De eso no puede quedarnos duda. Económicamente hablando, el socialismo, nuestro socialismo, el del siglo XXI, se contrapone al capitalismo. Sin ánimo de hacer un análisis particular de ambos términos, lo cual, además, escaparía del alcance que pretendo de este artículo, pretendo presentar una situación contradictoria a la cual me enfrento, y que con toda seguridad muchos mas también la viven.
Hace algún tiempo, como cliente del Banco de Venezuela, recibí un día una llamada donde me ofrecían una tarjeta de crédito PLATINUM, o mas bien, me informaban que «había sido seleccionado para darme una». Aunque esto me pone un poco nervioso, porque para mi mas que capacidad de crédito, o crédito potencial, lo veo como capacidad de endeudamiento, es decir, problema potencial. Sin embargo, decidí aceptar la oferta, y luego de algunas preguntas, me dijeron que esperara 2 o 3 semanas para que me llegara la susodicha. En estos día, muchos después de la fecha en la cual supuestamente iba a recibir la tarjeta, recordé la operación, extrañado de no haber recibido ni la tarjeta, ni noticias de la misma. Por supuesto que procedí a llamar y a denunciar el hecho, tratando de evitar el caso tan común (lamentablemente) de que emiten una tarjeta a nombre de uno, y viene otro y se la rumbea, dejandole el embrollo a quien nada tuvo que ver en el hecho. Pues resultó que, por una parte, nadie sabia nada del ofrecimiento realizado, y en algún momento, uno de los operadores con quienes hablé, me dijo que la razón podía ser el cambio de dueño. Y es que en el proceso, el Banco de Venezuela pasó de ser un banco español (e imperial, por supuesto), a ser de verdad el Banco de Venezuela, con lo cual hasta desapareció el «gordito» que tan jocosamente nos entretenía en la publicidad del otrora Banco de Venezuela Grupo Santander. Regresando al tema que trato, aparte de quedarme sin mi PLATINUM, pues me puse a pensar algunas ideas al respecto. Entre ellas, me pasó por la mente el hecho de que un banco es, a mi entender, una herramienta típica capitalista, si se ve desde el punto de vista de que el negocio es prestar dinero, y cobrar intereses por el mismo. Esto se traduce casi literalmente en la explotación del hombre por el hombre; puede tener sus «bemoles», pero estemos claros en que un banquero no tiene ningún interés «social» en el núcleo de su negocio, mas allá de que si conozco casos muy loables de aportes importantes a obras sociales. En fin, que siguiendo con los pensamientos, me puse a tratar de meter un cuadrado en un círculo, al buscar la forma que podría o debería tener un banco para ser un instrumento «socialista». Esto podría obtenerse si se tiene una institución que le presta a la gente dinero para que resuelvan sus necesidades (personales y/o empresariales, aunque en el socialismo no cabe este término), y que cobre muy pero muy bajos intereses, mas para que la gente se sienta obligada a pagar que por otra razón, y en un tiempo que limite con el infinito. Eso resume para mi una organización que podríamos ver como un «banco social».
Ahora bien, regresemos al caso de nuestro nuevo Banco de Venezuela de verdad de Venezuela. Tomemos un atajo por un momento, relacionado con el Banco Industrial de Venezuela. Quizás la debacle de este Banco, se debe, precisamente, a que fué un primer intento de tener un «banco social», pero, aprovechandome del genio de De Bono, se utilizó el sombrero capitalista en una muy buena intención socialista, y ahí vemos el resultado, con preso y todo. Ahora, regresando a nuestro nuevo Banco de Venezuela, se me ocurre a mí que quizás puede que lleguemos a la meta del «banco social»; Pero esto significaría que habría que tener muestras fehacientes del hecho. Por ejemplo, a aquellas personas que tienen créditos con ese banco, por ejemplo, de vivienda, deberían bajarselos mas, mucho mas, casi hasta cero, y darles mucho tiempo para pagar; un cambio radical sería, retomando el tema del comienzo de este artículo, que las tarjetas de crédito dejen de ser tales. Esto se traduce en que, en principio, este nuevo banco socialista debería eliminar las tarjetas de crédito, de manera que, por una parte, a partir de ahora no otorguen mas, y a los que tienen de cuando era un banco capitalista, condonarles la deuda y que no gasten mas. El siguiente paso, es que en lugar de tarjetas de crédito, den mas bien tarjetas de débito, sin límites, o en última instancia, con un límite que sea equivalente a lo que le toca a cada venezolano por cuenta de la renta petrolera. Pero UN MOMENTO! eso lo he escuchado antes!!!!!! Pues miren a donde he llegado? Resulta que quien se supone que era el continuismo de las cúpulas podridas, el paladín del capitalismo, propuso una idea mas socialista que cualquiera de las que provienen de los socialistas mesmos! LA TARJETA DE DEBITO SOCIAL «MI NEGRA» es el deber ser de un banco social, o mejor dicho, socialista!.
Por ahora, seguiré esperando que en cualquier momento me llamen para decirme que, en lugar de una PLATINUM, necesitan mi dirección para enviarme «MI NEGRA». Suena medio alocado, pero hay suficientes evidencias de que pueden suceder cosas que pensamos que jamás sucederían, así que por qué perder la esperanza de que algún día tengamos bancos sociales de verdad?
Hasta la próxima, donde espero estar presentando el nuevo juego que se pondrá de moda: EL SOCIOPOLY!!!