Regreso de unas vacaciones. Llueve copiosamente, y se ven los pocos vehículos que avanzan, esquivando los tremendos pozos que se hacen en la vía. A pesar de ser una avenida principal, muy grande, al menos 4 canales (2 de cada lado), no se logra ver la isla. El agua reboza en el centro de la vía, el pozo que se forma abarca prácticamente todos los canales, y se encuentran carros accidentados en el medio del agua. Se busca la orilla, siguiendo una «buseta», que debe conocer todos los secretos que en el momento esconde el agua. Toda la vía llueve, y se debe seguir por el borde mas alejado del centro para poder llegar a destino. Todo el camino por la ciudad es igual hasta llegar a la autopista, donde afortunadamente ya no llueve, pero viene el viacrucis de los huecos en la vía. Resultado: una grúa para llevar el carro luego de reventar 3 cauchos por los huecos. Fue mucho mejor que la última historia que escuché, donde se volcaron por uno de los miles de huecos en la vía, y se acercó un grupo de gente, que en vez de auxiliarlos, lo que hicieron fue asaltarlos en medio de la tragedia. Sólo una pistola que cargaba el padre de la familia evitó una desgracia mayor…
Otra vía principal de una ciudad. Vía que siempre fue reflejo del avance de esa ciudad, mucho mayor que la capital del estado donde se encuentra. Llueve mucho, tiene casi 2 días que no para de llover, y se ve cómo el agua trata de escapar por las tapas de las alcantarillas, convirtiéndolas en misiles potenciales. El agua corre por toda la avenida, formando un río de 4 canales. Se mezcla el barro que baja de al menos 4 cuadras donde se encuentra el cerro, donde seguramente alguien estará arriesgando su vida por el diluvio que no para. Entre el agua de lluvia y su mezcla con el barro, es imposible anticipar los huecos que acompañan las tapas de las alcantarillas. Son muchos, de manera que cada tanto se ve como los pocos carros que por necesidad circulan caen, y si son afortunados, saldrán nuevamente, y si son muy afortunados, podrán seguir su ruta.
Obviamente, no es una medida reconocida mundialmente, pero si algo hemos aprendido en los tiempos recientes, es que la forma en la que corre el agua cuando llueve, es un reflejo de la atención que prestan las autoridades competentes a los problemas más básicos de las comunidades, pueblos, ciudades, estado y por supuesto, el país.
El primer caso relatado, fue viniendo de Margarita, al llegar a Puerto La Cruz. El segundo, Valera.
Es increíble ver cómo, a pesar de que ciertamente de hace algún tiempo para acá las condiciones climáticas se han hecho impredecibles, no se logran establecer políticas que vayan en pro, no de atender las emergencias que producen, sino de evitarlas. Independientemente del volúmen de las lluvias, todos los años hay una temporada de lluvia, y vemos cómo cada año cuando llega dicha temporada, comienzan las explicaciones de por qué se han producido las emergencias. Pero lo que es cierto es que donde mas emergencias hay, es donde se aprecian mas problemas de otros tipos. Y es que este problema de las lluvias, es una muestra de la falta de atención a los problemas mas básicos de la gente. Y con el mismo, surgen problemas tan absurdos como el hecho de que, por ejemplo, en Valera tienen al menos una semana sin agua. Es imposible imaginarse como, en el siglo 21, toda una ciudad como esa se vea sometida a un corte de agua de ese largo. Creo que eso ocurría en las ciudades bajo ataques enemigos, donde cortaban los servicios básicos para obligar a que se rindieran las mismas. Entonces, no se puede mas que llegar a la conclusión de que se está sitiado por un enemigo, un enemigo interno al cual simplemente no le interesa el destino de la población a la cual debe su cargo.
Hablando con @johnnydacosta, me decía que eso no era más que un capítulo de «La Tierra sin Humanos«, y ciertamente le doy toda la razón. En este caso, no ha sucedido que los humanos hayan desaparecido de la faz de la tierra, sino que seres inhumanos se han hecho de los cargos de administración de nuestro país, lo cual demuestran al no atender las necesidades más básicas de nosotros, los humanos, que de seguir así no podremos mas que concluir que somos una especie en extinción.
Ciertamente son muchos los problemas que nos afectan, unos recurrentes y otros no, pero quienes se han ganado la gracia del pueblo, lo han hecho conscientes de esa situación, y se han comprometido en no sólo atenderlos, sino solucionarlos. Mientras en Caracas vivimos la fantasía de la «feria del asfalto», y vemos que es muy raro que nos falle el agua y la luz, en el interior siguen, muy calladamente, sufriendo por esos temas. Quizás llegó el momento de seguir el ejemplo que Caracas dio, que en este caso, se traduce en reclamar un trato igualitario. No pueden haber venezolanos de primera y de segunda, determinados por la zona geográfica donde residen. Mientras se pierde el tiempo pensando en que el problema es la estrategia para lograr la Presidencia, hay todo un País que cada día se hunde más y más en la desidia de «los inhumanos». Debemos levantarnos todos, unirnos, en pro de una sola meta: lograr el país que merecemos.
Esto refuerza tu comentario sobre los candidatos de oposición, que pareciera que solo quieren tomar el poder, sin decir que harán con el. Recuerdo cuando se inició el gobierno de Lusinchi y yo estaba en el grupo que había manejado la campaña en ambiente y cuando llegó el momento de anunciar al nuevo ministro, nosotros teníamos nuestro candidato y los temas a tratar, desde las labores urgentes hasta la corrupción. Pasó que nombraron a alguien que de ambiente sabía lo que yo de las tumbas etruscas y silenciaron las denuncias. Allí me retiré, pues ví que lo que venía era mas de lo mismo. Así estamos ahora, denuncian al gobierno, pero no dicen cómo van a resolver los problemas, que al final son de carpintería!