Por uno de los oscuros pasillos de la sede principal corre un agitado agente con un papel en la mano. Lo lleva agarrado con las dos manos para evitar que se le caiga, o se arrugue tan siquiera. Su pulso está acelerado no sólo por la carrera que hace trasladándose hacia la oficina del Director General, sino por lo importante de la información que el papel contiene. Es el resultado de años de investigación, en los cuales se han utilizado las últimas tecnologías disponibles para conseguir, verificar, validar y asegurarse que se ha encontrado lo que tanto se buscaba…
Finalmente llega al piso más alto, muestra su identificación en todos los puntos de control que se deben sortear para llegar a la oficina del Director General, hasta que entra a la recepción, donde lo detiene una secretaria:
– Secretaria: Buenos Días, en que puedo ayudarlo?
Esa era una pregunta retórica, realmente, ya que realmente, cualquier miembro de la Fuerza con los permisos suficientes para llegar allí, era porque trabajaba directamente con «el Jefe».
– Agente: (con la respiración aún entrecortada) Buenos Días, necesito entregarle esta información en sus manos al Director General.
– Secretaria: Toda información debe ser verificada por mi antes de entregarsela al Director. Trajo una copia para sellarsela como recibida?
– Agente: No, señorita, usted no está entendiendo… Esto DEBO entregárselo en sus manos al Director. Tiene prioridad X44A1.
Ante esa expresión, el gesto de la secretaria cambio de cándido, a como si le hubiesen caido 200 años encima en un segundo. Incluso, el personal de escoltas destacado en la oficina asumió una posición de firme, muy firme, con la mirada perdida en el infinito, como si no hubiesen ni siquiera querido escuchar esas palabras. A pesar de tratarse de una organización que vivía de manejar secretos, este, a lo interno, era conocido por todos. La secretaria dió un paso hacia atrás, aún con la cara presentando una gran contracción muscular. Carraspeó la garganta, se sentó, y levantó el único teléfono que había sin botones en la parte de atrás de su escritorio.
– Secretaria: Jefe, le traen un documento con prioridad X44A1.
– Voz al otro lado del teléfono: Hágalo pasar de inmediato, y que nada ni nadie me moleste hasta nuevo aviso.
La oficina del Director General era una oficina grande. La ubicación del edificio fué pensada de manera de estar en un punto equidistante de todo. Por ello, desde su oficina se tenía una visión de 360 grados de la ciudad. Las ventanas eran panorámicas, y en general se presentaba como un excelente ambiente. Al entrar el agente, pudo ver que no había nadie en la oficina. Una vez que cerró la puerta, esperó pacientemente parado en su sitio sin moverse. Luego de unos minutos, se escuchó un sonido electrónico, luego de lo cual comenzó a moverse un cuadro muy grande, saliendo de atrás del mismo el director General.
– Director General: Buenos Días!, a ver que me tiene?
– Agente: Buenos Días. Finalmente lo encontramos… (le extiende el papel al Jefe)
– Director General: (luego de leer el contenido del papel). Muy bien. Muy bien.
– Agente: Ahora debemos proceder con la segunda parte del plan. Para ello (lo interrumpe el Jefe)
– Director General: Espere! así no, espere! (se acerca a su escritorio, de donde surge ante el toque de un botón un tablero, donde luego de colocar su huella digital, los vidrios panorámicos se vuelven negros, y se encienden unas luces especiales). Debemos tener cuidado con esta información. Nadie debe conocer los detalles antes de tiempo. Pasemos al área segura…
Pasan, ahora los dos, por el mismo cuadro de donde surgió el Jefe, cerrándose el mismo luego de que ambos pasaran. Luego de bajar unas ajustadas escaleras, llegan a un área más grande, donde no hay ventanas ni se ven sistemas de ventilación, sin embargo el ambiente está adecuado para la presencia de humanos. Pasan unos guardias fuertemente armados, y entran a una sala llena de monitores y pantallas que despliegan mucha información. Llegan a una sala de reuniones, donde ya están presentes varias personas. El agente los ve e identifica: Director de la policía de la ciudad; Asesor directo del Presidente en materia de Seguridad. Traga grueso, ya que le tocará hacer la exposición al más alto nivel…
– Director General: Señores, siguiendo las instrucciones del Presidente, y luego de más de 3 años en la búsqueda, hemos conseguido al candidato ideal. Les recuerdo que la orden fué, conseguir a toda costa a una persona de trayectoria intachable, alta moral, altamente capacitado, para que ingrese como policía a nuestra fuerza. El presidente tiene la teoría de que de esa manera, si se logra armar un cuerpo de policía con personas que tengan ese perfil, y que además lo mantengan en el tiempo, se recuperará la confianza de la población, y se logrará, finalmente, solucionar el problema de la inseguridad en el país. Por ello, una vez que se dió la instrucción, se procedió a iniciar la búsqueda. Ya el agente aquí presente nos presentará los detalles respectivos.
– Agente: Gracias Sr. Director. Efectivamente, y por instrucciones de la Dirección General, desde hace más de 3 años se dió inicio a la búsqueda de ese primer candidato que cumpla con las características antes mencionadas. Se verificaron todos y cada uno de los venezolanos cedulados, se les investigó el prontuario a todos, se hicieron selecciones iniciales, a partir de las cuales se procedió a realizar seguimientos personalizados, con los cuales se recolectó evidencias sobre los detalles de la vida de cada uno de los seleccionados, como el trato a su familia, la relación con sus compañeros de trabajo, incluso el trato hacia personas desconocidas. Todo soportado en grabaciones y videos, los cuales se procesaron para determinar perfiles psicológicos, posibilidades de cambios de personalidad por elementos endógenos y exógenos, en algunos casos incluso se les presentaron situaciones de desviaciones morales a los candidatos para poder evaluar su reacción, para finalmente llegar a un sólo candidato que cumplía con todos los requisitos.
– Director General: Muy bien agente, muy buena explicación. Ahora, una vez que se ha determinado el candidato, cual es entonces el siguiente paso?
– Agente: Bueno, Sr. Director. Ahora requerimos de su autorización para proceder con el reclutamiento respectivo. Pero, antes de que autorice, hay un problema…
– Director General: Cualquiera sea el problema, el plan debe continuar. Son las órdenes del Presidente!
– Agente: Si, correcto, pero el problema es que el candidato, de todas las opciones que pueda tener, lo último que aceptaría es ser policía…. Lo ha expresado verbalmente, lo hemos determinado en su perfil psicológico, lo comentan sus amigos y amistades más cercanas. Es una misión imposible.
– Director General: Bueno, pues ni modo. Sea como sea debemos cumplir con la instrucción. Así que procedan con la segunda parte.
En alguna parte de la ciudad, una familia se dispone a cenar. Están todos en la mesa, conversando sobre lo ocurrido en el día, cuando de repente suena el timbre. Todos extrañados, se miran entre si, y el Padre de la familia procede a ver quien toca. Al abrir, se encuentra n una comisión de la Policía, no menos de 15 funcionarios, lo cual le crea una gran impresión. Del grupo se adelanta uno de los funcionarios, quien con un sobre en la mano se dirige, muy sonriente, al anfitrión
– Funcionario: Buenas noches, soy el Inspector Carrillo, como está usted
– Anfitrión: Muy bien, y usted? en que puedo ayudarlos? hay algún problema?
– Funcionario: No, no, ninguno, no se preocupe. Sólo hemos venido a dispensarle una visita de cortesía
– Anfitrión: Esteeee, muy bien, se los agradezco, pero en qué puedo ayudarlos?
– Funcionario: Tenemos el honor de entregarle una invitación especial de parte de nuestro Director General (estira la mano ofreciendo el sobre). Por favor, para que nos firme la copia como recibida.
– Anfitrión: Pero una invitación a qué? a quién? a mi?
– Funcionario: (ya sin la sonrisa en la cara) bueno, es para usted, sírvase firmar la copia como recibida y puede leer el contenido de la carta.
Se firma la copia, y bajo la mirada escrutadora de los vecinos de la familia, la comisión se retira. El Anfitrión se queda pensativo, sosteniendo el sobre en la mano, sin siquiera poder dar crédito a lo que acababa de suceder. Ni siquiera podía determinar si había sucedido algo bueno o algo malo. Muy confundido, miró a su alrededor, notando las puertas medio abiertas y las miradas que lo apuntaban. Dió un paso atrás, y cerró la puerta.
Parado aún detrás de la puerta, veía el sobre con muchas dudas. Lo llama su esposa, y le pregunta quien era. Mantiene el silencio por un rato, y finalmente decide abrir el sobre. Lee el contenido de la carta, y con aún más dudas, camina hacia la mesa donde está la familia. Se sienta, con cara muy descompuesta, con el sobre en una mano, y la mirada hacia el infinito. Le pregunta su esposa sobre quien había tocado, qué le pasaba?
– Anfitrión: Me están reclutando
– Esposa: QUE!!!??? Qué te pasa? que vaina es esa?
– Anfitrión: Bueno, no entiendo nada. Aquí me dejaron una carta que dice que he sido seleccionado para conformar el cuerpo de policía y que debo asistir mañana a primera hora para comenzar el entrenamiento.
– Esposa: Pero qué es eso? de qué carajo me estás hablando? Tú? Policía? Y quién envió esa carta? No te entiendo nada!!! Y tu trabajo? Y nosotros?
– Anfitrión: Y tu crees que yo si entiendo? Aquí está la carta.
Se hace un silencio sepulcral. Se lee la carta. No hay explicaciones posibles, pero si una realidad.
Más tarde, en la cama, el Anfitrión piensa en lo que ha sucedido. No entiende nada aún, pero sabe que debe asistir a la cita. Debe ser responsable, como siempre lo ha sido, y más si se trata de algo relacionado con el país. Porque asume que es el país el que le requiere, aunque no entiende por qué. Ni de pequeño jugó con pistolas, de manera que experiencia (y mucho menos ganas de tenerla) con armas no tenía. Se había dedicado a estudiar Ingeniería de Sistemas, de manera que una posibilidad era que se le requiriera para manejar algún sistema nuevo, o desarrollarlo, pero para eso no era necesario que se le reclutara. No habían explicaciones mayores, pero sonaba muy cierto. Recordaba cuántas veces había escuchado eso de que «cuando el clarín de la Patria llama, hasta el llanto de la madre calla». Sabía que debía ir. Su deber era presentarse, primero para saber qué era lo que estaba pasando, pero segundo y más importante, porque así se lo dictaba la razón.
Luego de una noche en la que estuvo mayormente despierto, muy temprano en la mañana se preparó para asistir a esa extraña cita que le imponía el destino…