¡Se murió el canario!


Antiguamente se usaban canarios para detectar fugas de gas en las minas de carbón. La República Popular China es la mayor productora de carbón en el mundo…

Finalmente, el socialismo había vencido. Los miembros del partido participaban en el holocausto laboral, sacando a los «pitiyankis» bajo la égida del comandante. Una vez avanzada la andanada, y nombrada la nueva gerencia, se comenzó el proceso de toma de decisiones. Todos los sistemas que hasta ese momento habían servido a la principal industria de ese país se hicieron incómodos. Aquellos que por su bajo rendimiento laboral no lograron hacerse merecedores de los entrenamientos fuera del país y ni siquiera los dictados en sitio, comenzaron el proceso de acusación en contra de todo lo que hasta esa fecha controlaba la producción de la industria. Basado en decisiones intestinales, se generaron decretos que establecían la obligatoriedad de usar sistemas «libres», convirtiendo una idea liberadora en una nueva forma de esclavitud. Y aparecieron los grandes «gurús» dando gritos histéricos de que se debían dar por cerrados todos los contratos hasta la fecha vigentes. La razón: la sustitución de la presencia del «imperialismo» por el solo deseo de la nueva revolución.
Al comienzo, mientras los sistemas originarios aún prestaban servicio, la industria se mantuvo productiva, pero en la medida en que se sustituían por versiones «beta» de trasnochos decadentes socialistas, la industria se fue volviendo un elefante blanco en vías al cementerio donde moriría la esperanza de ese país. Entre el convencimiento de charlatanes, y la inexperiencia de la nueva gerencia, inmersa en la borrachera que produce el flujo grandioso de dólares ajenos, se fueron relajando los estándares de seguridad de esa industria, decadente ya desde aquel silbido del pito de la desgracia.
Asi, aquel día, aquel funesto día cuando un operador de guardia reportó una fuga de gas, la respuesta no se buscó en un manual de procedimientos, ni en una consulta a un experto. La respuesta fué, entre bostezos y pocas ganas de atender una situación de acuerdo a lo establecido: «cierra la válvula y hablamos el lunes»…

Por la necesidad de justificar lo lamentablemente sucedido, se creó un comité con la misión de desarrollar un método que asegurara que no se repitiera lo sucedido. Dicho comité, compuesto por los miembros mas recalcitrantes del partido del pueblo, comenzó la tarea. En la reunión 300, los considerados eruditos en la materia solo habían gastado mas de los viáticos previstos, sin haber llegado a ningún resultado, lo cual irritaba la paciencia del comandante, quien esperaba la solución final para anunciarla como parte de sus promesas electorales. Con la presión que tenían, alguien recordó que en uno de los viajes que hizo a China como parte de pago de las jugosas comisiones que recibía, lo habían llevado a una mina abandonada, y le habían explicado como trabajaban. De lo que recordaba, se usaba un canario para detectar fugas de gas. Ante esa información y la desesperación por dar una respuesta, otro honorable miembro de aquel comité completó la idea: «coloquemos un canario en las plantas, acompañado de una paloma mensajera». Todos quedaron atónitos. Ante las caras de interrogación, el dueño de la idea decidió explicarla: «si entrenamos una paloma que sea mensajera, y que cuando vea que se muere el canario, salga y avise, tendremos la situación controlada». Luego de unos silentes minutos, los aplausos aparecieron. Esa era la solución ansiada. Ecológica y económicamente factible, no habría posibilidad de falla. Sólo faltaba colocarle un nombre, lo cual se atendió en forma inmediata: Sistema de Alerta Temprana y Análisis Natural en Areas Sensibles (SATANAS).

Mientras el comandante anunciaba, en el marco de su campaña, la implementación del sistema diciendo «ahora con SATANAS de nuestro lado, nada podrá alejarnos de la victoria», en la casa del Gerente de una planta, ubicada cerca de la misma, le comentaba su esposa mientras buscaba un fósforo para encender la cocina: «chico, ayer los muchachos cargaban una china y mataron una paloma temprano y hasta hoy me doy cuenta que tenía un papelito amarrado a la pata que decia ¡se murió el canario!»…

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