Estoy seguro que al menos en Venezuela, o quienes de alguna manera siguen mis opiniones, comenzaron pensando que estoy hablando de la oposición que actualmente existe en Venezuela en contra del actual gobierno. Pues aclaro que no, no voy a plantear el rescate de esa oposición, sino que por el contrario buscaré recuperar el concepto de Oposición.
En Venezuela, desde hace demasiados años, nos han inculcado el concepto de que oponerse a cualquier idea o acción que provenga del gobierno (de chávez & sons) es equivalente a ser apátrida, demoníaco, cachorro y/o lacayo del imperio y cualquier otra cantidad de epítetos más, todos negativos, ofensivos, y que además conducen, irremediablemente, a la muerte (física, política, intelectual o todas juntas) en alguna cárcel escondida (más no secreta). Pero, resulta que, aunque no se puede negar que el método les ha funcionado suficientemente bien, ese concepto no es más que la gran aspiración y base sobre la cual se busca extender ese gobierno. Y como toda mentira, ya comienza a caer tanto el concepto como quienes lo propugnan.
Existe el concepto físico de la oposición, que por supuesto aplica a cualquier otro campo. Por lo general, los jóvenes son opositores por excelencia. Cuando se está en los años de la adolescencia, todo lo que le dicen a uno es considerado equivocado, por lo cual, uno se opone. «No puedes salir porque es peligroso», y uno se opone porque piensa que es mentira, que no hay ningún peligro en salir. «Tienes que quedarte a estudiar», y uno se oponía porque consideraba que tenía tiempo suficiente para disfrutar y luego estudiar. Al final, con el tiempo uno cae en cuenta de que casi todo a lo que uno se oponía, terminó siendo cierto.
Oponerse es un acto propio del ser humano. Y, por lo general, quienes se oponen a algo, lo hacen convencidos y conscientes de la razón que los asiste, pudiendo argumentar plenamente el motivo de su oposición. Obviamente, ante cualquier opinión, siempre habrá quienes se opongan, de manera que si ante una idea alguien se opone y otro se opone a la oposición de quien se opuso a la idea original, entonces estamos ante un evento intrínsecamente recurrente… Lo cierto del caso, es que el oponerse es parte del libre albedrío, y debería constar en la declaración universal de los derechos humanos!
Piense por un momento en algunos opositores famosos de la historia:
- Adán y Eva (aunque realmente la de la idea fué Eva)
- Galileo Galilei
- Cristóbal Colón
- Simón Bolívar
- Martin Luther King Jr.