Vacaciones en Familia


Esto lo escribí en Enero de 2016, cuando regresábamos de compartir con la familia y nos preparábamos para irnos a México en ese mismo año. Hay tantas cosas que pasan desapercibidas, y que el tiempo y la distancia exacerban…

No podría uno negar que hay ciertas maravillas
Como lo es pasar unos días en familia
Pero inevitablemente llega la necesidad
De irse uno a su casa como para no molestar

Y no es porque no lo quieran, no debe haber confusión
Ya que a uno lo atienden con la mayor dedicación
Pero así es la vida y se debe entender
Que el casado quiere casa y a su casa debe correr

Para nuevos reecuentros habrá otra oportunidad
Semana Santa, Carnavales, Cumpleaños o Navidad
Nuevamente compartiremos esa inmensa maravilla
Y volveremos a disfrutar las vacaciones en familia

Perseguir Metas o Ejecutar Sistemas


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Por: Fernando J. Castellano Azócar

En los meses pasados me he dedicado a organizar prácticamente todo lo que hago, de manera de poder ser lo más eficiente posible en cuanto a resultados se refiere. Y es que una de mis mayores preocupaciones es olvidar ago importante. Por ello, intenté con muchas aplicaciones, obteniendo una mezcla de resultados, pero sin lograr una satisfacción aceptable. Por ello, se me ocurrió que la solución no estaba en las herramientas que utilizara, sino más bien en el modelo, y al respecto encontré que básicamente existen 2: basar las acciones en un sistema, o a través de la consecución de metas.

La mejor forma de definir estos modelos es: si se hace algo diariamente, se usa un sistema; pero si se espera hacerlo algún día en el futuro, es una meta. El concepto de Sistema Vs. Meta aplica a cualquier iniciativa que se tenga. Por ejemplo, si se habla de dietas, perder 10 kilos es una meta, mientras que comer sanamente es un sistema. Si se habla de ejercicio, correr un maratón en menos de 4 horas es una meta, mientras que ejercitarse a diario es un sistema. En el mundo de los negocios, reunir un millón de dólares es una meta, mientras que ser un empresario exitoso es un sistema.

Quienes se inclinan por el modelo de Metas permanecen en un estado de fracaso continuo previo al éxito en el mejor de los casos, y de fracaso permanente en el peor de los casos si las cosas nunca funcionan. Quienes se inclinan por el modelo de Sistemas alcanzan el éxito cada vez que lo aplican, ya que hacen lo que definieron que iban a hacer. En el primer caso se mantiene una lucha contra el sentimiento de desaliento en cada turno. En el segundo, se tiene un permanente sentimiento de logro cada vez que se aplica el sistema.

Como todo en la vida, no hay absolutos, y en mi caso particular, me mantengo en una combinación de los dos modelos. Principalmente defino sistemas que me permiten mantener la constancia en mis acciones, para lo cual me apoyo en herramientas para ir registrando el cumplimiento de lo definido. Pero en algunas oportunidades, también defino metas, las cuales eventualmente se convierten en sistemas. La fórmula mágica que he encontrado es que algunas metas son más fáciles de alcanzar a través de la definición de algún sistema.

Al final, cada quien termina encontrando el modelo que mejor se adapta a sus condiciones y circunstancias, lo cual en mi opinión tiene mucho que ver con el interés que se tenga en mantener su energía personal orientada en la dirección correcta.

Entre «Likes» y Seguidores


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Photo by rawpixel on Unsplash

Por: Fernando J. Castellano Azócar

En días pasados le comentaba Yordano Di Marzo a Luis Chataing que hubo una época en la cual recibía sacos de cartas que le enviaban sus fans, y que eran unas obras de arte, y le respondía Chataing (palabras más, palabras menos) que con todo respeto a sus seguidores, ahora un «like» era algo que en nada se comparaba con lo que eran esas expresiones cuando no existían las redes sociales. Y es que no sólo era hacer la carta, sino enviarla a través del correo «tradicional», y tener la esperanza de que llegara, y más que la leyeran! Y ni hablar de recibir una respuesta. Con el surgimiento de las redes sociales, pues todo cambió radicalmente. Cada uno de los que las usamos pasamos de ser el objetivo del medio para promocionar el producto, a ser el producto mismo, y como tal, nuestra atención comenzó a medirse, entre otros parámetros, con los «likes». Entonces, nuestros deseos pasaron de querer «algo», a hacerlo público, dejando como evidencia de lo popular de ese deseo la cantidad de «likes» que recibimos. Obviamente, y en general, los «likes» los otorgan personas, por lo cual necesitamos contar con muchos «seguidores» a quienes les lleguen nuestros mensajes, para que nos premiem con sus «likes». Y se ha vuelto tan común y necesario, que ya se venden desde seguidores, hasta, por supuesto, sus «likes».

Como usuario de las redes sociales, soy parte del ecosistema. En una época me trasnochaba la necesidad de conseguir más «likes», en todas las redes que podía, hasta que un día, ante aquella enfermedad que me agobiaba, decidí revisar lo que hacía, y sobre todo por qué y para quien. En mi caso, escribo porque me gusta, y de hecho, lo que publico no es más que una pequeña muestra de todo lo que genero. Me interesa más el efecto o la influencia que puedo causar en quienes me hacen el honor de leer lo que publico, que la sola reacción que se obtiene con un «like». Agradezco todos los que recibo, pero aún estoy lejos de lo que me gustaría que sucediera realmente, que son los comentarios sobre lo que opino.

La vida es mucho más de lo que hay en los medios digitales. Más que simple público que aplaude, lo ideal sería pasar al escenario y ser actores en este espacio al que ahora todos tenemos acceso.

Y, para finalizar, no dejen de darle «like» a este post…

Niñ@ pequeñ@, problema pequeño…


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Por: Fernando J. Castellano Azócar

Así me decía uno de mis compañeros de trabajo quien ya tenía hijos adolescentes, cuando yo le comentaba de las cosas por las que pasaba con mi hija recién nacida.

Efectivamente, mientras nuestros hijos son pequeños, aún no sabemos muy bien ni el carácter ni la forma de ser que traen. Nos hacemos ciegos ante las pequeñas muestras que van presentando, lo cual les celebramos inocentes, aún, de lo que viene en camino. Y en la medida en la que van creciendo, comenzamos a ver algunas actitudes que nos desconciertan, y que nos es muy difícil aceptar que son propias de nuestros «bebés». Y un día, ya nos muestran su opinión, o mejor dicho, nos hacemos conscientes del hecho de que ya no son esa bolita de carne procesadora de alimento que siempre se ríen de nuestras cosas. strike one…

Una de las situaciones más complicadas que se viven como padres, es el entender que nuestros hijos son seres vivos, pensantes, y que quizás por la supervivencia de la especie, luchan por ser independientes. Nos cuesta manejar esa situación, que por las cosas de la vida, y por conveniencia, hemos olvidado que también la vivimos, y buscamos aplicar nuestro peso de ley para contrarrestar nuestro miedo ante una situación esperada, pero nunca oportuna. Y es en ese momento cuando pretendemos que la bioquímica solucione el problema, aduciendo que no hay combinación posible de células propias que haya creado ese ser que se levanta y nos enfrenta. Y lo peor que hacemos es actuar considerando que debido a una falla en nuestra forma de criarlos, los hemos convertido en esos seres, y tratamos de aplicar soluciones a un problema que no existe. strike two…

Ser padre no es nada fácil. Ni la primera ni la n-ésima vez son iguales, debido a que no tenemos en todas esas ocasiones al mismo hijo. Quizás lo más difícil es entender que a pesar de que no tenemos la experiencia como padres, si tenemos toda una vida, la nuestra, de experiencia como hijos. Entonces debemos recordar lo frustrante que era cada respuesta que no coincidía con nuestra expectativa; lo incomprensible que era cada «no» que nos daban; pero cómo, a la larga, entendimos lo necesario que fueron. Entonces, nuestro rol no es hacer que cambien su forma de ser, que simplemente es como es, sin posibilidad de interferir, sino por el contrario, es orientarlos, guiarlos, hacerles más fácil el proceso de adaptación a un mundo que ni nosotros terminamos de entender, mucho menos dominar.

No son mascotas que por repetición y costumbre hacen lo que nosotros queremos. Y no queremos que lo sean! Pero, antes que nada debemos dejar de lado nuestros temores, cargas y frustraciones, para dedicarnos a cuidar esa hoja en blanco donde irán escribiendo su propia historia. Habrá, sin duda alguna, errores que cometerán, y es nuestro deber orientarlos, pero sobre todo acompañarlos, ser ese lugar donde siempre podrán ir, sin importar lo que hayan hecho, ni lo que necesiten.

Como hijo, me hace una falta terrible esa seguridad que siempre me ofrecieron mis padres. Y vaya que los busqué en muchas oportunidades cuando las cosas me salieron mal, unas por mi empeño, otras pues porque así es la vida. Y como padre, cada segundo ruego estar preparado para lo que sé que jamás estaré, porque cada segundo mi hija, mi vida, mi sol, mi universo, está en evolución.

Niñ@ pequeñ@, problema pequeño, y mi hija crece… pero así mismo y de forma voluntaria crece mi decisión de atender lo que, sin duda alguna, vendrá.