Por: Fernando J. Castellano Azócar
En días pasados le comentaba Yordano Di Marzo a Luis Chataing que hubo una época en la cual recibía sacos de cartas que le enviaban sus fans, y que eran unas obras de arte, y le respondía Chataing (palabras más, palabras menos) que con todo respeto a sus seguidores, ahora un «like» era algo que en nada se comparaba con lo que eran esas expresiones cuando no existían las redes sociales. Y es que no sólo era hacer la carta, sino enviarla a través del correo «tradicional», y tener la esperanza de que llegara, y más que la leyeran! Y ni hablar de recibir una respuesta. Con el surgimiento de las redes sociales, pues todo cambió radicalmente. Cada uno de los que las usamos pasamos de ser el objetivo del medio para promocionar el producto, a ser el producto mismo, y como tal, nuestra atención comenzó a medirse, entre otros parámetros, con los «likes». Entonces, nuestros deseos pasaron de querer «algo», a hacerlo público, dejando como evidencia de lo popular de ese deseo la cantidad de «likes» que recibimos. Obviamente, y en general, los «likes» los otorgan personas, por lo cual necesitamos contar con muchos «seguidores» a quienes les lleguen nuestros mensajes, para que nos premiem con sus «likes». Y se ha vuelto tan común y necesario, que ya se venden desde seguidores, hasta, por supuesto, sus «likes».
Como usuario de las redes sociales, soy parte del ecosistema. En una época me trasnochaba la necesidad de conseguir más «likes», en todas las redes que podía, hasta que un día, ante aquella enfermedad que me agobiaba, decidí revisar lo que hacía, y sobre todo por qué y para quien. En mi caso, escribo porque me gusta, y de hecho, lo que publico no es más que una pequeña muestra de todo lo que genero. Me interesa más el efecto o la influencia que puedo causar en quienes me hacen el honor de leer lo que publico, que la sola reacción que se obtiene con un «like». Agradezco todos los que recibo, pero aún estoy lejos de lo que me gustaría que sucediera realmente, que son los comentarios sobre lo que opino.
La vida es mucho más de lo que hay en los medios digitales. Más que simple público que aplaude, lo ideal sería pasar al escenario y ser actores en este espacio al que ahora todos tenemos acceso.
Y, para finalizar, no dejen de darle «like» a este post…