
Por: Fernando J. Castellano Azócar
Algunas de las personas que sigo en diferentes espacios (podcasts, newsletters, youtube) comenzaron a recomendar una serie en Netflix llamada «New Amsterdam». Como lo escuché de tantas fuentes distintas, le dije a mi esposa que comenzáramos a verla, que parecía que era muy buena, así que le dimos una oportunidad y resultó ser una de las mejores experiencias que he tenido.
La serie está basada en el libro «Doce Pacientes: Vida y Muerte en el Hospital de Bellevue», escrito por el Doctor Eric Manheimer, quien fué el Director Médico del Hospital Bellevue durante 15 años. New Amsterdam tiene como protagonista a Max Goodwin, un médico (interpretado por el actor Ryan Eggold) que llega a dirigir el hospital público más antiguo de Estados Unidos y propone una mirada más humana y compasiva de la medicina y el funcionamiento general de la institución.
Pero, ¿qué es lo que me «enganchó» de la serie?. El primer día llega sin bombos ni platillos, vestido como un médico más, y convoca a una asamblea. Se presenta y hace la pregunta central de su estilo de liderazgo: «¿Cómo los puedo ayudar?«. Obviamente la incredulidad se hace cargo de la situación, sin embargo algunos se atreven a plantear cosas que parecen o muy sencillas o muy radicales, y la respuesta de Max es «considéralo hecho!». Algunos que no lo creen se lo dicen y simplemente los despide, y les dice a todos que están allí para enfocarse en el bienestar de los pacientes, y que busca que sean médicos de nuevo. Entre los que se atreven a responderle están los que termina eligiendo como parte de su equipo directo y con quienes se desarrolla la mayoría de la trama de la serie.
En la serie identifiqué lo que es un estilo de liderazgo disruptivo, que se alinea totalmente con mi forma de ser y con lo que les digo a los miembros de los equipos a los que pertenezco, que yo estoy allí para garantizar que hagan su trabajo. En todas las propuestas sobre cómo liderar, de primero está que se debe preguntar para hacer que la gente se enfrente con la necesidad de responderse, con lo cual terminan, ellos mismos, generando las soluciones. Y miles de veces se ve cómo Max, cuando comienza a ensimismarse en la búsqueda de la solución a los problemas que enfrenta, de repente se detiene y se pregunta: «¿Cómo puedo ayudarte?», y lo mejor es que escucha e implementa, a pesar de lo difícil que es cada situación, la solución que le plantean.
Y, por supuesto, su equipo va adaptándose a ese estilo, con lo cual suceden cosas espectaculares. La primera es que terminan confiando en que a pesar de lo radical de las soluciones, siempre contarán con el hecho de que Max los apoyará hasta las últimas consecuencias para resolver los problemas; y lo otro es que hacen suyo el estilo, al punto en que cada uno se hace independiente, con lo cual Max no es requerido para atender cada situación.
El hecho de que todo se desarrolle en un hospital agrega la perspectiva de que las decisiones y las acciones representan la vida o la muerte de personas, y eso me parece muy interesante ya que uno pierde esa perspectiva, pero todas nuestras decisiones, así como las que toman Max y su equipo e incluyendo hasta a la última persona que trabaja allí, tienen consecuencias, por lo que se hace relevante tener claro cuales son nuestros objetivos para alinearnos a los mismos.
Importante aclarar que al final de cada capítulo siempre habrá un momento que si no saca lágrimas, les hará doler la garganta, pero siempre habrá una lección, como nos pasa en la vida, que a veces será de nuestro agrado, y otras veces retará nuestras creencias.
No me queda más que recomendarles que le den una oportunidad, que vean al menos los primeros tres capítulos, y que así saquen sus propias conclusiones, y si les pasa como a mi, aprovechen de afinar sus respectivos estilos de liderazgo.
Muy buena serie y me sorprende la transformación de cada persona de su equipo. Recomendada!