Referendum Presidencial – Capítulo 3: El Equipo


Ante el reto que se presentaba, era necesario desarrollar un esquema de despliegue basado en el principio de «compartimentación». Esto, básicamente, significa que se tenían distintos equipos trabajando en forma paralela, muchas veces incluso en los mismos requisitos, pero que no se conocían entre ellos ni sabían de la existencia de los otros, y todo se manejaba en forma centralizada, con un único punto de conocimiento de toda la estructura.

Uno de los equipos de trabajo quedó bajo la responsabilidad de un experto técnico, con mucha experiencia, y de confianza del consejo asesor, quien procedió a buscar a las personas que sabía dominaban mejor los temas de interés, y que eran de su confianza. Conformó un equipo de 4 personas, con 2 expertos en redes, un experto en comunicaciones, y un experto en sistemas y bases de datos. Como miembro del equipo de gobierno local, incluyó en su equipo a quien ya tenía tiempo trabajando en el mismo, y de quien tenía muy buenas referencias de parte del Secretario del Estado, así como del Gobernador.

Por vía de un muy cercano amigo, quien luego descubrió que era parte del equipo, José Azpúrua fué invitado a una reunión en una cafeteria de la ciudad. Como ya conocía a las personas que lo convocaron, fué fácil conseguir la mesa donde se daría la conversación. Luego de algún preámbulo, comenzó la explicación acerca de la convocatoria. Una vez explicado todo el detalle, la pregunta de rigor fué si estaba disponible para unirse al equipo. Parte de los planes era dividir el grupo en dos, de manera que los expertos en redes se quedarían trabajando localmente pero con acceso a todos los recursos tecnológicos disponibles, y el resto, en base a sus áreas de conocimiento, debía moverse y trabajar en la capital, donde tendrían acceso físico a equipos, personas y cuantos recursos fueran necesarios. La misión sería dirigida directamente por el Presidente, por lo cual quería que su equipo de confianza le reportara directamente a él. Las elecciones se darían en 4 meses, lo cual significaba una ausencia de al menos ese tiempo, lo cual implicaba la ausencia del trabajo, así como de su casa. Por las características de la misión, no había posibilidades de explicar nada. En cuanto a su trabajo, ya estaba todo considerado, y estaría de «comisión de servicio» por el tiempo que se requiriera, en cuanto a su casa, José se ocuparía de los detalles. Sin más razones, José aceptó.

El siguiente mes fué de reuniones de todo el equipo, donde se establecieron los detalles de operación, contacto, transmisión de detalles, etc. Se planificaron las acciones, identificando los puntos críticos que debían ser atendidos, hasta que llegó el momento en que se requería realizar el viaje a la capital. Todo estaba listo, y todos estaban conscientes de que el futuro del país estaba en sus hombros.

El día del viaje, José se despidió de su esposa, quien no entendía lo que iba a hacer, y sólo sabía que estaría por un largo tiempo lejos, sin un plan de comunicaciones muy específico. A pesar de las difusas circunstancias, su confianza era total, y lo que más le preocupaba era la seguridad de José, ya que sabía que él siempre estaba dispuesto a asumir actividades riesgosas, pero, afortunadamente, siempre salía airoso de las mismas. Con un beso y un abrazo se despidieron.

Al llegar al aeropuerto, José se encontró con Moncho, su par en la misión, y el experto en comunicaciones. Pasaron los minutos antes de tomar el vuelo conversando sobre distintos temas, viendo la televisión en la terminal, que pasaba muchas noticias referentes al Referendo que se venía, y, a veces, tomando notas al respecto. Finalmente llamaron a abordar, y comenzó la aventura…

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: