Domingo de Angustias


Photo by Dalton Touchberry on Unsplash

Mientras somos niños y no hacemos más que jugar, todos los días son iguales. En la medida en la que vamos haciéndonos conscientes de lo que hacemos comenzamos a ver que hay unos días más interesantes que otros, básicamente porque tenemos la oportunidad de estar más tiempo en familia, además de hacer actividades entretenidas. Luego la vida nos da un giro cuando comenzamos a ir a la escuela, ya que comenzamos el proceso de adaptación al sistema implementado en la época de la industrialización de acuerdo al cual nos matamos «trabajando» de lunes a viernes, con una recompensa merecida de descanso el fin de semana. Y la verdad es que se agradece el período de descanso, pero lo más complicado es lidiar con lo que llamo «el síndrome del domingo por la tarde». Y es que no hay, al menos para mi, un momento en la semana más angustiante que el domingo.

Esta angustia de los domingos considero que comenzó el 7 de marzo del año 321, cuando el Emperador Constantino declaró que sería un día civil de descanso en las ciudades y en los campos. Según el código Justiniano, «durante el domingo, el venerable día del Sol, debían cerrarse los talleres, y los magistrados tenían que descansar«. Desde entonces se descansa ese día para conmemorar el nacimiento de Apolo, Dios del Sol.

Y basado en mi experiencia puedo asegurar que no soy el único que siente esa presión angustiante de los domingos. A partir del mediodía hay muchos que recuerdan todo lo que tienen pendiente por hacer y comienzan como locos a tratar de ganar tiempo. En mi caso hace mucho que decidí no involucrar a nadie mas en mi angustia, por lo que si llego a ponerme a trabajar lo hago sólo para mi, tratando de no arruinarle a nadie más su espacio y tranquilidad. Y la diferencia principal que encuentro entre los domingos en que ya era consciente de mis responsabilidades pero que no le prestaba nada de atención, y ahora que hasta insomnio me dá pensando en tantas cosas, es que en aquellos días estaba convencido de que ya tendría oportunidad de encargarme de todo, mientras que ahora no soy más que una pieza en la maquina ritual que siempre trata de convencernos que más sacrificio es equivalente a más efectividad.

Y hoy aquí estoy, tratando de convencerme que escribir ésto me hará reducir la angustia dominical, pero la verdad es que no está siendo nada efectivo el intento hasta ahora…

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