Trabajar por tiempo, o por alcance?


Por: Fernando J. Castellano Azócar

Imagine que toma un Taxi, y que antes de montarse le indica al chofer el sitio hacia dónde va, y acuerdan un precio por el servicio. A mitad de camino, el vehículo sufre un desperfecto que le impide llevarlo a su destino. Se bajan ambos del vehículo, y comienza la discusión…Originalmente usted había acordado un precio por un servicio que consistía en llevarlo de un sitio a otro. Si, por la razón que sea, no se cumplió con el alcance acordado, la lógica indica que no tiene nada que pagar al chofer. En ese caso, ambos pierden, ya que ni usted llegó a donde necesitaba ir, ni el chofer recibirá pago alguno (además de quedar con el vehículo accidentado). Ahora, si por el contrario el chofer hubiese contado con un “taximetro”, o cualquier método que midiera el tiempo (o hasta la distancia), y existiera un precio por unidad de tiempo (o de distancia), la historia fuera otra. En materia de contratación de servicios, siempre existirá la opción de negociar por tiempo, o por alcance.

No hay manera de establecer cuál de los dos métodos es mejor. En mi criterio, cuando se acuerda un trabajo por tiempo, tiene la ventaja el prestador del servicio, mientras que cuando se acuerda un trabajo por alcance, la ventaja la tiene quien lo recibe. En el caso de trabajar por tiempo, se establece un precio por la unidad, por lo general Horas-Hombre, y se indica el estimado de tiempo que se requerirá para realizar el trabajo requerido. Ese estimado depende plenamente de la experiencia del ofertante, y al cliente realmente poco le va a importar si el estimado es ajustado o no a la realidad. Se inician las labores, y resulta que se utiliza todo el tiempo contratado, sin finalizar la labor requerida. Entonces, el ofertante va a requerir del cliente que este contrate mas tiempo. El cliente va a indicar que no es su problema que se requiera mas tiempo, ya que la estimación la hizo el contratado, pero hay dos elementos que obran en contra del cliente: uno es que el contratado le va a demostrar con toda certeza que estuvo trabajando todo el tiempo que se contrató (y por lo general es más); el otro elemento es que la necesidad que hizo que el cliente realizara la contratación aún no ha sido satisfecha, y peor aún, está en algún punto entre la situación original y su solución. Lo más seguro es que si busca a alguien más para que finalice, este vaya cobrar mucho mas, de manera que el cliente termina pagando por mas tiempo, en el mejor de los casos con un precio mejor que el original, y sin ninguna garantía de que no se repita la situación. Cuando se acuerda un trabajo por alcance, el precio es establecido por la finalización del trabajo a satisfacción del cliente. Bajo este método, es muy poco probable que el trabajo no se haga, independientemente de los costos y del tiempo que se tome, y mas importante aún por el mismo precio acordado. Pueden haber algunas condiciones especiales acordadas por ambas partes que puedan modificar el precio, pero por lo general no tienen que ver ni con tiempo ni con los costos asociados.

Ahora bien, la pregunta siguiente es cuándo se debe utilizar cada uno de éstos métodos. Para mi, todo está relacionado con un factor muy importante: el Riesgo, o más específicamente, quién lo asume en mayor medida. En el caso de un contrato por tiempo, el riesgo lo asume en mayor medida el cliente. Para el proveedor, los costos de cada unidad de tiempo están plenamente cubiertos, y tiene un rango de error con respecto a la estimación de cuántas eran necesarias muy grande, ya que si se queda corto, terminará ampliando el contrato, y si termina antes, podrá negociar y/o justificar el total de horas, y con un cliente feliz lo mas seguro es que le paguen el total acordado, lo cual representará una ganancia mayor. Mientras que en el caso del contrato por alcance, el riesgo lo asume el contratado. Sus estimaciones deben ser muy certeras, y debe tener un control de costos y un seguimiento de la ejecución muy preciso, de manera de lograr el resultado contratado en el tiempo y con los costos estimados. Si lo hace en forma más eficiente (bien sea con menos costos o en menos tiempo), no tendrá necesidad de negociar nada y tendrá su ganancia mayor. Pero en caso contrario, para el cliente será transparente la afectación que tendrá si se le va de las manos el proyecto, más allá de los límites establecidos en sus estimaciones.

Entonces, para responder la pregunta, dependerá de la relación que se tiene y/o se quiere mantener con el cliente. Si se le quiere mostrar al cliente un compromiso alto, así como un nivel de ejecución muy certero y mucha confianza en su equipo de operaciones, lo mejor será utilizar el método de alcance. Ese cliente se sentirá muy bien atendido y comprometido con la relación establecida. Ahora, si se está trabajando con un cliente difícil, que busca el mejor precio, y que está comparando el servicio prestado contra otros competidores, ofertar por unidad de tiempo es lo mejor.

Todo dependerá de la relación que se tiene o quiere tener con el cliente, el nivel de control que se tiene en la operación, y el entorno en el cual se está (y estará) trabajando.

Y ahora, ofrecerá sus servicios por hora o por alcance?

El impacto de la Incongruencia


La incongruencia nos está matando… A diario establecemos compromisos que duran lo mismo que la conversación en la cual los hacemos. Muchas veces veo y escucho que alguien menciona el «say-do», pero definitivamente no lo estamos cumpliendo. Y es que en todo momento y en muchas situaciones nos vemos expuestos al látigo de la incongruencia, y por común, tristemente se nos hace normal asumirla. Desde una persona en Twitter que te ofrece alcanzar mas de 2000 seguidores, pero solo la siguen 29, pasando por nutricionistas que ofrecen modernos métodos para bajar de peso con un excedente importante del mismo en sus cuerpos, hasta los políticos que ganan elecciones en función de promesas que jamás se cumplirán. Y, la incongruencia más importante, aquella que practicamos con nuestros hijos. Es difícil identificar un mal peor al que le hacemos, en forma voluntaria o involuntaria, a nuestros hijos. Promesas no cumplidas, así como acciones diarias que van en contra de lo que se les exige que hagan, van formando unos seres que, aún cuando tienen las mejores intenciones, terminan fracasando en muchos de sus emprendimientos y sueños, simplemente porque no son capaces de «hacer lo que predican». Por eso, hagamos el esfuerzo de mantener la coherencia en nuestras acciones diarias, y así, con nuestro ejemplo, estaremos haciendo el mejor aporte para lograr un mundo mejor.

Siempre estarás negociando – (… de experiencia ajena)


Todas las empresas tienen un conjunto de clientes objetivo y por ello desarrollan su fuerza de ventas que al final es la que atiende ese ciclo infinito de atención de las necesidades de sus clientes, y un error que por lo general se comete es considerar que sólo quienes están en ventas son parte de ese proceso, y en lo que quiero enfocarme ahora es en la creencia de que sólo los vendedores son los que negocian. Nada más lejos de la realidad, lo cual nos aleja de una de las habilidades más importantes no sólo en el ámbito laboral sino en nuestras vidas: la negociación.

Pedir un descuento o coordinar una visita del técnico del cable son ejemplos de negociaciones que pasan desapercibidas pero que tienen un impacto enorme en nuestra confianza cuando nos toca negociar otras cosas de alto impacto como un aumento de sueldo o una oferta de trabajo. Una de las herramientas fundamentales en todo proceso de negociación son las preguntas, tanto las que se hacen a los demás como las que nos hacemos a nosotros mismos. En éste sentido, algunos «tips» que nos ayudarán en cualquier proceso de negociación son los siguientes:

  1. En promedio, las preguntas altamente específicas son mejores.
  2. A menudo es mejor hacer un prefacio de la pregunta que se va a hacer que incluya alguna confesión o con información de quien pregunta. Esto establece una barra alta para quien va a responder.
  3. Es fundamental demostrar de manera creíble que realmente se está escuchando y más importante aún que nos importan las respuestas.
  4. Con cualquier pregunta que vaya a hacer, pregúntese primero: la persona a quien se le va a preguntar puede responder fácilmente, de forma vaga y que no sea útil? si la respuesta es un «sí», trate de hacer la pregunta de manera más puntual o específica.
  5. La gente de alto estatus o nivel jerárquico obtiene mejores respuestas, así que sea de alto nivel o al menos pretenda con convencimiento que lo es.

Al evaluar y reconocer las oportunidades potenciales de la negociación en la que se va a participar considerando los factores financieros, emocionales, morales y hasta psicológicos le abrirá las puertas a mejores resultados independientemente del impacto que tengan los mismos sobre usted o su contraparte.

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Las Relaciones en el Trabajo – (… de experiencia ajena)


Si consideramos un horario tradicional de trabajo hablamos de 8 horas diarias por 5 días a la semana. Esto significa que de las 24 horas que tenemos en un día las 8 más productivas las compartimos con compañeros de trabajo, y si consideramos que los tiempos modernos nos mantienen en contacto mucho más allá de la interacción física, pues estamos en contacto permanente con nuestros compañeros de trabajo. Esto abre un espacio enorme de interacción en el cual los conflictos interpersonales tienen mucha probabilidad de surgir por lo que resulta importante saber cómo manejarse al respecto.

En un estudio (Amy Gallo – HBR) 94% de los participantes confirmaron haber trabajado con una persona «tóxica» en los últimos 5 años. Otra encuesta de 2000 trabajadores en Estados Unidos indicó que la principal razón de tensión en el trabajo eran las relaciones interpersonales. Esta situación indudablemente conduce a malos resultados, a reducción de la creatividad, a un mal proceso de toma de decisiones e incluso a salir del trabajo. Siendo cada persona diferente y particular no hay una receta para guiar un proceso que conlleve a establecer un mejor ambiente laboral, sin embargo, en mi experiencia una excelente guía es la que definió Miguel Angel Ruíz Macías en su libro «Los Cuatro Acuerdos». Esto aplica no sólo en el ámbito laboral sino en todo lo que hacemos en nuestra vida y mi interpretación es la siguiente:

  1. Sé impecable con tus palabras:
    No es sólo no hablar mal de los demás sino utilizar ese don de comunicación que tenemos en favor de todos. Hoy en día es demasiado fácil mantenerse detrás de un mensaje, de un correo, y por alguna razón no consideramos hablar entre las primeras opciones y en la mayoría de los casos si lo hacemos se aclaran la mayoría de las dudas. Y por supuesto, siendo un gran poder, es importante utilizarlo principalmente para el bien.
  2. No te tomes nada personalmente:
    Quizás lo que más me cuesta aplicar. Resulta muy fácil hacernos víctimas, y si todos lo hacemos no habrá entendimiento de manera que resulta sumamente importante entender muy bien las circunstancias y no considerar que todo es en nuestra contra. En la mayoría de los casos es importante ser el primero que baje la barrera y abra el espacio para la empatía.
  3. No hagas suposiciones:
    Todos vivimos distintas circunstancias y es muy complicado llegar a las conclusiones correctas basados solo en nuestras suposiciones. No todo el tiempo tenemos la razón y lo mejor es aclarar las cosas antes de tomar decisiones que pueden tener más consecuencias que beneficios.
  4. Haz siempre lo máximo que puedas:
    Resulta fundamental tener claros nuestros objetivos para poder identificar aquello que nos lleve hacia ellos y descartar los que nos alejen. El esforzarse a pesar de las circunstancias nos hace resaltar además de convertirnos en un ejemplo para el resto de las personas a nuestro alrededor. No debe haber nada que nos distraiga así como ninguna excusa para dar todo lo necesario en función de nuestros compromisos.

Se le atribuye a Maya Angelou la frase: «la gente va a olvidar lo que dijiste y lo que hiciste, pero siempre va a recordar cómo los hiciste sentir«, así que es imprescindible hacer todo lo necesario para hacer sentir bien a todos con quienes compartimos, con lo cual generaremos un ambiente en el cual, a pesar de las circunstancias que siempre nos arropan, podamos lograr los objetivos que precisamente son la razón de estar juntos.

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Compitiendo con Uno Mismo


Me encanta leer. Desde siempre lo he hecho, quizás porque en mi casa siempre se leyó mucho y porque ya es un hábito. Disfruto leyendo, a veces con mas pasión, otras veces con dificultad, pero al final lo hago porque me gusta simplemente.

Un día descubrí una aplicación donde podía ir registrando lo que leía, lo que me pareció interesante para ir llevando el registro histórico de lo que leo. Otro día descubrí que lo que iba registrando se iba sumando y que había forma de establecer un reto de lectura, lo que también me pareció interesante, pero ahí caí en la trampa de desviación de la atención que logran las aplicaciones. Comencé a ver cuántos libros llevaba, cuántos me faltaban. Me preocupé por leer más rápido, descubrí los audiolibros, que también contaban en el registro y que tenían la ventaja de poder escucharlos a velocidades mayores (2x a 5x) con lo que podría «leer» más en menos tiempo y así aumentar mi registro. Seguí ese juego hasta que un día me sentí muy estresado porque iba detrás del objetivo de lectura del año, que en la aplicación ya me pronosticaban que lo iba a perder. Pero en ese momento pensé: Perder qué? contra quien? Qué pasa si pierdo? Realmente era un fracaso? Caí en cuenta que ya no estaba disfrutando leer porque lo estaba haciendo por el reto en el que me había metido. La necesidad de leer más y más rápido me estaba haciendo odiar leer y en ese momento tomé una decisión: eliminé la aplicación y decidí tomarme un tiempo para volver a ser quien soy.

No tengo dudas acerca del impacto que representan las redes sociales, pero como todo en nuestra vida, depende de nosotros el beneficio que nos provean porque si no somos conscientes terminan desviándonos del objetivo de estar comunicados a una competencia en la que el objetivo es tener más amigos, seguidores, «likes»… Y es que vivimos la fantasía de vivir de ellas con un esfuerzo mínimo y una ganancia infinita.

Las redes sociales pueden llegar a alimentar nuestros temores más íntimos hasta hacernos creer que no importa lo que hagamos en nuestra vida real, el trabajo perfecto lo obtendremos por lo que publiquemos en LinkedIn; que nuestras preocupaciones económicas desaparecerán al llegar a un millón de visitas en YouTube, y así respectivamente. Quizás sea posible, pero es alcanzable? Yo honestamente lo dudo a menos que lo hagamos de forma cuando menos contínua. Hay que ver en detalle por qué estamos compartiendo nuestras vidas y entender que muy seguramente estamos empeñados en una competencia inútil donde el único perdedor termina siendo uno mismo.

La Administración de los Riesgos en el Trabajo – (…de experiencia ajena)


Riesgo es un término proveniente del italiano, idioma que, a su vez, lo adoptó de una palabra del árabe clásico que podría traducirse como «lo que depara la providencia». En el ámbito laboral podemos considerar que un riesgo es cualquier evento que puede influir de forma positiva o negativa en el desarrollo de un proyecto o en las actividades de una empresa, lo que se traduce en que todo lo que hacemos tiene un riesgo asociado. De acuerdo al riesgo que podemos estimar es que tomamos decisiones, y la diferencia principal es qué tan tolerantes somos con las consecuencias de los riesgos al momento de tomar las decisiones.

Uno de los recursos más escasos en muchas compañías es precisamente la tolerancia al riesgo. Todos buscamos sentirnos seguros y asumimos que mientras menos riesgo tomemos más seguros estaremos pero precisamente hay oportunidades que perdemos por no tomar algunos riesgos. Pero ojo: una cosa es tomar un riesgo y otra es ponerse en riesgo. Las compañías dirigidas por sus fundadores tienden a tomar más riesgos, pero se ha determinado que mientras más lejos se está del fundador con más seguridad se tomarán las decisiones menos riesgosas. Entonces lo que propongo basado en mi experiencia es que pensemos como si fuéramos el dueño de la empresa en la que trabajamos. Más que simplemente no considerar ningún riesgo para sentirse «seguro», se trata de considerar todas las posibilidades para tomar una decisión bien estudiada, aunque siempre terminará sucediendo que hay cosas que no pueden explicarse por resultados pasados pero que hay una corazonada que indica que algo ha cambiado y que es posible. Es precisamente en ese punto donde podríamos determinar nuestra tolerancia al riesgo, pero siempre enfocados en el bienestar común y no solo en nuestro beneficio personal.

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Mi impensable Compañera de Trabajo


Cuando era pequeño solía ir con mi papá a su trabajo. El era biólogo y en la Universidad desarrollaba trabajos de investigación de manera que era muy divertido cuando pasaba todo el día en su laboratorio donde aparte de ver lo que hacían, me enseñaban a usar los instrumentos y hasta participaba con alguna responsabilidad en las investigaciones en desarrollo. En muchas oportunidades pasaba por el sueño de ser también un investigador y trabajar con mi papá, ambos de bata blanca, y hasta recibiendo un premio juntos, un Nobel para los Castellano.

Quizás uno pasa por el pensamiento de querer que sus hijos trabajen con uno sólo para tener la oportunidad de estar con ellos más tiempo y por supuesto mantener el manto de protección, lo cual termina siendo poco probable que suceda. Pero entre las cosas que nos trajo la pandemia estuvo la oportunidad de tener a mi hija de vecina de oficina. Sólo una pared nos separaba en el horario en el que yo trabajaba y ella asistía a clases. Así como yo escuchaba mucho de lo que ella hacía con toda seguridad ella escuchaba lo que yo hablaba, y en algunas horas nos encontrábamos en medio de los descansos que ambos teníamos y conversábamos.

Lo muy poco probable se hizo realidad y por el tiempo de la pandemia estuve trabajando con mi hija. Una vez que comenzaron a normalizarse las cosas cada uno regresó a su rutina original pero en mi caso me queda ese sentimiento de agradecimiento con la vida por la oportunidad de lograr ese sueño de trabajar con ella, quien sin lugar a dudas ha sido la mejor compañera de trabajo que tendré siempre.

Cómo hacer que la gente compre tu producto


Cuando leí el artículo de Josh Spector que en inglés se titula «How to Get People to Buy Your Product», encontré respuestas muy interesantes a muchas dudas que tenía por lo que decidí compartir mi traducción/interpretación para uso de quienes me siguen.


Una cosa es crear un gran producto, pero otra es definir cómo hacer que la gente lo compre. La clave para eso es crear algo valorable y comunicar ese valor a los compradores potenciales. Para lograrlo hay cinco conceptos que se deben manejar:

  1. La raíz del Valor del producto es la Transformación. Crear productos que ayuden a la gente a ir desde donde están hasta donde quieren llegar.
  2. La percepción del producto establece el valor. La historia alrededor de su producto determina su valor tanto como el producto mismo.
  3. El precio del producto establece el valor. Mientras más caro es el producto, es más probable que la gente asuma su valor (y que es de más valor).
  4. Los tiempos de pago del producto influencian su compra. La gente siente más dolor si pagan luego de consumir un producto que antes y si la transacción es más visible.
  5. Las ganancias/pérdidas del producto influencian la compra. Los productos más exitosos son aquellos que entregan más mejoras con el menor cambio en comportamiento.

Cómo escribir una propuesta de valor?
Valor es transformación.
Una persona en el punto A quiere llegar al punto B y tu producto lo lleva ahí.
Si tú producto lleva a la gente hasta donde quieren ir (si los transforma) entonces tiene mucho valor.
Para expresar tu propuesta de valor, considera éstas preguntas:
1) Dónde está tu audiencia objetivo ahora (punto A).
2) Dónde quieren ir? (Punto B).
3) Cómo ayudará tu producto a llevarlos ahí? (El Puente).

Cuál es la clave de Crear Valor?
Una propuesta de valor fuerte con sus raíces en la transformación sólo importa si tu producto cumple con lo que ahí se indica.
Si no estás seguro sobre cómo tu producto transforma a tu audiencia aquí hay una simple forma de verlo: la transformación sucede cuando le quitas o le agregas algo a la vida de alguien. Por ejemplo, tu producto puede ayudar a los compradores a tener nuevas habilidades, conocimiento o hábitos. O podría ayudarlos a dejar malos hábitos, gente o a alejar problemas de su vida.
Si tu creación no agrega o quita nada de la vida de alguien, muy probablemente no tiene valor.

  • El valor percibido de tu producto es tan importante como su valor real.
  • El valor de tu producto será influenciado por la percepción de la gente así que se requiere un esfuerzo concertado para influir esas percepciones en tu beneficio siempre que sea posible.
  • El precio impacta la percepción y la percepción impacta el valor.
  • Uno puede quedar fuera del mercado si se va muy alto en precios, pero hay distintas ventajas de colocar los precios en la parte alta del espectro en muchos casos.
  • La gente podría no siempre obtener lo que pagaron, pero pueden pensar o asumir que sí lo hicieron.

Cómo cargarle el Servicio a los Clientes
El precio que se cobra no es la única estrategia de pago que importa. Cómo y cuándo paga la gente por su producto también es importante. A continuación dos claves fundamentales:
1) A la gente le «duele» más si de hecho ven el dinero salir de sus manos.
2) A la gente le «duele» más si pagan después de consumir el producto.

El tiempo de los pagos y el «dolor» asociado con el producto influenciará la percepción de los clientes de su valor. Mientras menos les duela será más probable que lo compren.

Psicología del Consumidor
Cuando alguien decide comprarle, calcula si lo que ganará es mayor a lo que perderá en la transacción. Se podría pensar que las ganancias sólo necesitan ser apenas mayores que las pérdidas pero eso no es cierto ya que en realidad necesitan ser MUCHO más grandes. De acuerdo a estudios hechos, para que la gente apueste la ganancia potencial debe ser al menos el doble de las pérdidas porque la gente siente que las pérdidas son más significativas que las ganancias. Esto significa que no es suficiente hacer un producto sólo un poco mejor que su alternativa; éste debe ser significativamente mejor para que la gente lo compre.

Y el grado de mejora que ofrece su producto es sólo la mitad de la batalla.
Si su producto es un reemplazo de otro producto o servicio que ya utiliza su audiencia, eso significa que también les está pidiendo llevar a cabo un cambio de comportamiento. No importa qué tan simple sea la oferta, ellos van a tener que aprender una nueva forma de hacer algo, usar un producto diferente, o en última instancia cambiar su comportamiento. Y todos dudamos sobre cambiar nuestro comportamiento.

Mientras más grande sea el cambio de comportamiento que requiere su producto, más mejoras debe tener para que la gente lo considere de un valor suficiente como para comprarlo.

Se requiere entonces crear productos que requieran cambios de comportamiento mínimos y que ofrezcan lo máximo en mejoras.

En la siguiente tabla se puede ver qué tan probable es que su producto sea exitoso o que falle basado en el concepto del cambio del comportamiento:

Probabilidad de Exito del Producto

Si no se cuenta con productos que ofrezcan beneficios significativamente mejores con cambios mínimos de comportamiento, será mejor buscar otro mercado.

El arte de delegar (o cómo sobrevivir al síndrome del esfínter agotado)


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Por: Fernando J. Castellano Azócar

Siempre pasa.

Siempre llega el momento en que se requiere hacer un trabajo sumamente importante. Se tiene la presión de alguien más, que requiere respuesta inmediata del equipo que uno lidera. La actividad ha sido programada esperando este momento. Se preparó todo. Se practicó lo que se debía hacer. Todo listo para cuando llegara este momento, pero justo ahora, no están disponibles ninguno de los que se prepararon (dos para tener plan A y B); no se sabe cómo organizaron las cosas, ni siquiera donde están, y la presión aumenta. Llaman a reunión. Sale a relucir la frase “sabíamos a ciencia cierta que esto lo íbamos a hacer”, y se debe resolver. Confías en que no tienes un grupo sino un equipo. No puede ser nadie imprescindible. Sin siquiera mostrar una gota de sudor, aseguras que se hará el trabajo.

Sales, verificas entre los disponibles quienes pueden asumir el reto. Los llamas, les explicas, exiges que deben dejar lo que estén haciendo, que surgió una necesidad mayor. Si lo llamas ”emergencia” se viene abajo el mundo, ya que asume la solución quien está por encima de ti. Buscas los recursos, “pares” las piezas, y en un arrebato de energía, envías a resolver al equipo recién conformado. Informas que se va a atender el caso, que la gente va en camino, y cuando te preguntan “y si van a saber hacerlo?”, no vacilas en dar tu respuesta: ” por supuesto que si!”, esto, mientras aprietas el ano y, si eres adepto a alguna religión, imploras que todo salga bien…

Al final, desastre total. Había que coordinar con el cliente, y no se hizo. No consiguieron todas las piezas. No supieron como conectarlas, así que básicamente, se perdió el esfuerzo, la confianza del cliente, y en cierto porcentaje, la capacidad de controlar el esfínter.

Delegar es sinónimo de confiar. Se confía, dependiendo de la tarea que se esta delegando, en la madurez, en la experiencia, en la capacidad de resolución de problemas o, en el mejor de los casos, en la combinación de estos y otros factores. Por ello, no siempre se puede delegar en la misma persona, lo cual es una ventaja de contar con un equipo. Pero, como se logra conformar un equipo? Eso depende, y definitivamente es un tema que da para otro artículo.

Y, para delegar, se requiere una confianza recíproca, porque a quien se le delega una responsabilidad, debe confiar en que si se hace es porque se esta seguro que puede cumplir a cabalidad con dicho compromiso, lo cual requiere, definitivamente, mucho de Liderazgo.

Total, que quienes tienen como tarea diaria liderar equipos de trabajo, deben aprender a convivir con ese “síndrome de esfínter agotado”. Y el mejor ejercicio que pueden hacer para combatirlo, es contar con equipos maduros, cohesionados y efectivos, de manera que se disminuya al mínimo cualquier duda con respecto a la capacidad de cada uno de sus miembros.

La elección de la carrera que estudiamos: vocación o suerte? – (…de experiencia ajena)


Muchos hemos tenido la oportunidad de enfrentar el momento en el cual debemos decidir qué vamos a estudiar, un momento que viene gestándose prácticamente desde que nacemos.

Cuando se va a ser papá ya comienza uno a pensar en qué quiere que sea cuando crezca ese hijo o hija como parte del proceso infinito de expectativas impuestas. Luego cuando uno nace comienza a pasearse por todas las cosas que le van gustando, en mi experiencia, ser policía, bombero, militar, médico, que al final son profesiones que cuentan con elementos visuales que llaman nuestra atención como lo son los uniformes, las armas, los carros, las herramientas. Luego ya mas avanzado en edad comienza uno a estar expuesto a la necesidad que tienen de que uno “sea algo en la vida”, de manera que se deben enfrentar ciertos conceptos de éxito medidos en términos económicos lo cual implica que se debe ser alguien que gane dinero: Ingeniero, Abogado. Y la decisión es importante tomarla de forma temprana ya que incluso el proceso de preparación, es decir, la elección de los institutos donde se irán atendiendo los distintos niveles, dependerá de lo que se quiera hacer. Si se va a ir uno por la parte de Ingeniería hay que buscar donde sean fuertes con las matemáticas, y asi sucesivamente. Pero en pocas oportunidades nos preguntan lo que queremos, muchas veces excusados en el hecho de que alguien de 15 o 17 años no puede saber lo que quiere en su vida.

En mi caso el sistema educativo me hizo pasar por las manos de “guías vocacionales”, quienes realmente no aportaron mucho al pretender definir el futuro de cada quien basados en los comportamientos y habilidades promedio, y realmente mi mamá definió que tanto mi hermano como yo seríamos Ingenieros, así que no hubo muchas opciones. A mi en lo particular me llamaba mucho la atención lo que funcionaba de forma eléctrica o electrónica. Me encantaba hacer circuitos, inventar soluciones que incluso en algunos casos casi quemaron la casa donde vivíamos, por lo que decidí que iría a una Escuela Técnica donde obtendría una base muy sólida que me impulsaría en mis estudios posteriores de Ingeniería Eléctrica, pero en esos días comenzaban a salir las computadoras y mi papá me orientó para que en lugar de Ingeniería Eléctrica estudiara Ingeniería de Sistemas. Su enfoque fue muy bueno, pero totalmente equivocado ya que la Ingeniería de Sistemas, al menos la que yo estudié, no tenía nada que ver con las computadoras, pero igual me llamó la atención la idea y corrí con la gran fortuna de que me terminara gustando lo que había elegido.

Hoy en día la situación es totalmente contraria a lo que era en mi juventud. Luego de las experiencias que hemos vivido los papás y las mamás, nos preocupa más que nuestros hijos sean felices por lo que ya no buscamos obligar a que sean lo que nosotros seríamos, además de que hay toda una gran cantidad de oficios y profesiones que muestran que para ser exitosos no se necesita una profesión en particular sino las ganas de hacer lo que uno quiera, lo cual lleva a otro punto muy importante que es la intolerancia al fracaso.

En mis días el fracaso era una causa de muerte. Que uno comenzara a estudiar una carrera y por cualquier razón se cambiara era una falla mayor. Incluso quienes se cambiaban de trabajo eran mal vistos por inestables y otros epítetos. Por todo ello era una gran presión el decidir qué estudiar y en qué trabajar, pero afortunadamente todo eso cambió.

Lo que debe guiar la elección de una carrera es lo que en el momento a uno lo haga sentir bien. Yo insisto en que es imprescindible estudiar ya que actualmente el proceso de formación académico está muy normalizado y en cualquier carrera que se elija se obtendrá lo necesario para emprender cualquier iniciativa. Lo que le digo a mi hija es que debe elegir lo que le llame la atención, y ser constante para terminar sus estudios. Si algo me da mi experiencia es que yo actualmente vivo de hacer algo que jamás pensé que terminaría haciendo, así que lo que se estudia no es más que una base que se tiene, ya que al final se terminará siendo y haciendo lo que la vida decida.

Recuerdo que un amigo que tuvo a su hijo me decía que él iba a ser pelotero, Grande Liga, y que con lo ganaría los mantendría a todos. No sé que fue de ese caso y no veo en ningún equipo a nadie con su apellido, pero lo importante es que nuestro deber es abrir las opciones para que nuestros hijos elijan lo que deben hacer, y orientarlos en el camino. Lo que hicimos o dejamos de hacer no puede terminar siendo lo que marque el destino de nuestros hijos. La vocación sólo se descubre en el calor de la ejecución para lo cual se debe hacer lo que uno piensa que le gusta. Así, la oportunidad queda en manos de la suerte, pero siempre habrá la manera de comenzar una nueva carrera si es el caso.

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