En las últimas semanas he estado enfrentandome a muchos de mis temores, de los cuales el más complicado ha sido al cambio. Uno se traza un plan, basado en las condiciones del momento y lo que se prevee que va a ser el futuro, y, como es la vida, de repente todo cambia. Hay quienes tienen capacidad de adaptación rápida, y otros que hemos tenido que aprender por supervivencia, haciendo que el proceso tarde mas tiempo. Lo positivo es que he descubierto que puedo adaptarme hasta a las situaciones más impensables. Comencé la semana con una cita de Brian Gazer: «life isn’t about finding the answers, it’s about asking the questions«. Lo normal es buscar respuestas. Pero cuando se piensa qué preguntas se quieren responder, termina uno descubriendo que son preguntas que otros han hecho. Por ello, es necesario cambiarse de acera y comenzar a ser uno quien haga las preguntas que otro responda. Luego compartí una cita de Betsy Sanders: «Service, in short, is not what you do, but who you are. It is a way of living that you need to bring to everything you do, if you are to bring it to your customer interactions«. En las últimas semanas, entre los cambios que me ha tocado vivir, está el comenzar a aprender lo que forma parte del mundo de las ventas. Para mi sorpresa, llegué a la conclusión de que sabía más de lo que siempre asumí. En primer lugar, no hay mejor manera de comportarse como vendedor que actuar considerándose un cliente. Uno, como cliente, sabe muy bien lo que espera de un vendedor. Ese «feeling», ese «nosequé», el sentir que quien nos está ofreciendo algo es sincero, cree en lo que ofrece, y no busca estafarnos. Y en mi caso, que desde hace muchos años trabajo en el área de Servicios, pues el tema es mucho más profundo. Cuando adquirimos un Servicio, es porque contamos, confiamos en que el mismo va a proveer una seguridad. Nada peor que un cliente que adquiera un servicio por necesidad o por no tener más opción. Termina siendo una especie de secuestro, una relación basada en el síndrome de estocolmo. Y eso está muy mal. Cualquiera vende un Iphone, pero no todos transmitimos la confianza, seguridad y compromiso que se requiere para establecer relaciones alrededor de un Servicio. Luego, una frase muy profunda de Chuck Klosterman: «The villain is the person who knows the most but cares the least«. En lenguaje coloquial traduciría esa frase como «voy a dejarlos que se jodan para luego demostrarles que yo sabía como solucionar el problema». Hoy en día con el boom del Liderazgo, vemos como muchos se hacen llamar como tales pero, llegado el momento, no dan todo por el beneficio del equipo, lo cual los hace caer de ese pedestal a velocidades infinitas y a profundidades inéditas. En los tiempos recientes se ha puesto de moda el tema de la planificación. «Task Lists» y todas las versiones de aplicaciones de seguimiento son al menos tema común hoy en día, y en mi caso, he logrado sentirme menos estresado en medio del mar de requerimientos y expectativas basandome no solo en la planificación sino en la visualización de lo que va a ser cada uno de mis días. Jim Rohn resume de manera magistral lo que siento con su frase: «Never begin the day until it is finished on a paper«. Y cerré la semana con una frase de alguien a quien admiro profundamente desde que lo escuché por primera vez en el podcast de Tim Ferris. Un militar exitoso dedicado a transmitir su experiencia para aplicarla en todas las áreas de la vida, y que en mi caso ha ejercido una gran influencia. De manera muy sencilla, y con su teoría del «Extreme Ownership«, Jocko Willink dice en su libro: «There can be no leadership where there is no team«. Hay quienes se proclaman Líderes basados en sus conocimientos y capacidades, pero no pertenecen a ningún equipo. Si pueden formar parte de grupos de personas reunidas por exigencias laborales, pero que de ninguna manera son un equipo. Y se les va la vida autoconvenciéndose de que el problema es «exógeno» a sus capacidades y conocimientos, cuando la realidad es tan sencilla y patética: no tienen equipo.
Afortunadamente, la vida siempre nos dará las oportunidades que necesitamos. Está en nosotros el prepararnos día a día para poder identificarlas y aprovecharlas. No hay mayor satisfacción que hacer lo que a uno le gusta, e ir descubriéndose a uno mismo. Y mejor aún cuando es en compañía. Hace que uno desarrolle ese sentido de pertenencia que es tan importante al momento de evaluar el camino andado. Se pueden haber cometido errores, pero si sientes que estás en el camino correcto, todo cuanto hagas te irá impulsando hacia tu meta. Y al respecto, al final final de la semana compartí parte de la letra de una canción que me gusta mucho, de Fito & Fitipaldis que se titula Antes de que cuente diez: «Lo que me llevará al fnal, serán mis pasos, no el camino. Ya ves que siempre vas detrás, cuando persigues al destino«.