Louis – Franco DeVita – El Ritmo en mi Corazón


Fernando J. Castellano Azócar

Era alrededor de Junio de 1988. Final de mi segundo semestre en la universidad luego de un primer semestre en el que me pude dedicar al proceso de adaptación. Las primeras 5 materias que me asignaron fueron Calculo 10, Álgebra 11, Química 11, Sociología 10 y Sistemas de Representación 10. Lo del “proceso de adaptación” fueron las palabras de mi papá cuando al finalizar ese semestre me dijo, luego de ver que sólo había aprobado Sociología y Sistemas de Representación, que entendía que estaba en ese proceso por lo que aceptaba que hubiese tenido un resultado tan desastroso, pero que para el segundo semestre debía recuperar todas las materias.

Pero el proceso de adaptación no mejoró en el segundo semestre y nuevamente me quedaron esas materias de manera que justo de los exámenes de reparación apareció mi papá y, como era su estilo, salimos a comer y con toda la calma del mundo me dijo: tienes que aprobar Cálculo porque yo no mantengo vagos y si no lo haces, siendo que eres mayor de edad no puedo obligarte a dejar la universidad, pero tendrás que ver cómo te mantienes. Cuando mi papá me decía las cosas así sabía que no bromeaba de manera que de inmediato comencé mi carrera contra el tiempo.

Si había algo difícil era aprobar Cálculo 10, y mas en mi caso que me tocó con un profesor que años después nos confesó que odiaba a los de Ingeniería ya que él no había podido estudiarla y había terminado siendo Matemático. El exámen de reparación fué simplemente una carnicería, pero mi última esperanza apareció con lo que llamaron “Cursos Intensivos” en los que se podía ver una materia pero en 6 semanas, justo en el período de vacaciones. Así, bajo la amenaza de irme de la Universidad, tuve que dedicarme a hacer lo que no había hecho con seriedad: estudiar!

Simplemente me encerré en la casa. Desde que me despertaba estudiaba, iba a las clases y me concentraba, y al regresar me encerraba de nuevo. Mi única compañía era la televisión y justo en esos días estaban lanzando el nuevo disco de Franco DeVita por lo que en cada espacio publicitario colocaban la canción “Louis”. Todo el día estaba estudiando y escuchando Louis, y recuerdo que incluso mis compañeros me iban a buscar para salir a disfrutar de las vacaciones y me tocaba hacer un esfuerzo inmenso al negarme a salir, esfuerzo enorme cuando se trata de tus amigos mas cercanos invitándote a salir “solo un ratico”. Pero yo logré no caer en la tentación y acompañado a diario por la canción logré el objetivo de pasar la materia, con lo cual gané un poco de confianza de parte de mi papá.

Hoy en día cuando escucho la canción recuerdo cada detalle del que era mi cuarto en aquellos días; mi escritorio con los cuadernos y libros de cálculo, y por supuesto la imagen del video de la canción. Como pasaba por momentos en los que quería mandar todo al carajo por la frustración de sentirme encerrado pero al mismo tiempo la presión por demostrar que no tenían que amenazarme para hacer lo que debía. Lo que mi papá llamó “proceso de adaptación” fué más bien el proceso de entender que estaba sólo, que tenía responsabilidades y que habrían consecuencias si no las asumía de forma correcta. Louis, así como busca ese sueño de cantar atado a una realidad distinta representaba más o menos lo mismo para mi porque me negaba a asumir que mi vida había cambiado y no asumía las responsabilidades que ahora tenía, y ese proceso de pasar Cálculo fué un primer llamado. Ahora, ante tantas responsabilidades que tengo, recuerdo esos momentos y me sonrío… cómo quisiera volver a vivirlos para atenderlos adecuada y oportunamente e irme con mis amigos.

Louis no pudo cumplir su sueño de podernos cantar, pero yo logré salir adelante, no de manera tan romántica y con mucho esfuerzo, y puedo decir que si logré hacer lo que tanto quería y mucho más! Por eso siempre tendré esa canción presente y siempre, siempre, haré el mayor esfuerzo para que no brote esa lágrima de emoción por tantas cosas que han pasado gracias a ese momento en particular.


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