
Por: Fernando J. Castellano Azócar
El liderazgo tiene mucho de holístico: sincronía con los liderados, sintonización, enfoque y muchos otros detalles; pero si no se logra hacer que el equipo produzca los resultados requeridos, mas que liderazgo, se tiene gestión. Pero, si se sabe a conciencia que se ha hecho una buena gestión, se cumplió con el “do diligence“, entonces, que está fallando?
Se comienza con un requerimiento, con el cual, por lo general, queda claramente especificado el resultado esperado. Se indican los tiempos. Basado en esas premisas, el Líder debe seleccionar quien o quienes serán responsables de generar dicho resultado. Los parámetros básicos para hacer la selección son: conocimiento, experiencia y disponibilidad. Por lo general, quien tiene mas experiencia y conocimiento nunca esta disponible, de manera que toca balancear esos 3 factores para contar con uno o varios elegidos. Se asignan las tareas, y comienza el suplicio.
Se hace el seguimiento. Esto significa que en función del tiempo que va transcurriendo, deben obtenerse resultados parciales que permitan palpar el avance hacia el resultado final. “Victorias tempranas”. Pero, si pasa el tiempo y no hay resultados parciales, el seguimiento comienza a hacerse inútil en forma directamente proporcional al tiempo transcurrido sin avance. Entonces, el Líder debe pasar a la segunda etapa: la persecución.
La persecución debería ser ese impulso corrector que hace que se agarre el ritmo que asegura la consecución de los resultados en el tiempo requerido. Así, la regla de Pareto aplica perfectamente. Pero nada mas difícil que el tristemente común caso de las personas que siempre tienen una razón por la cual no se pueden hacer las cosas como se les indica, pero tampoco las hacen de ninguna otra manera. Todo el conocimiento y la experiencia parecen borrarse de inmediato, con lo cual el tiempo parece que se detuviera (y de hecho lo hace en relación a la consecución de los resultados). En esos casos, se requiere voltear la relación para aplicar 80% de persecución.
Entonces, la habilidad del Líder estará en saber balancear esa dicotomía seguimiento/persecución. La medida? Dependerá siempre de los resultados que se esperen, la persona que los pide y la situación en la que se requieran. Y, definitivamente, de la paciencia de su jefe.
En los equipos de alto desempeño, solo debería existir seguimiento. En la medida en que baja el desempeño, aumenta la dosis de persecución.