Fernando J. Castellano Azócar
La 4ta Ley del Liderazgo de Robin Sharma dice «Un Líder Entiende que mientras mayor es el sueño más importante es el equipo».
De acuerdo a mi experiencia, particularmente en el mundo corporativo las grandes metas nunca se alcanzan en soledad. Robin Sharma nos recuerda con esta ley que la magnitud del sueño está directamente ligada a la calidad del equipo que lo respalda.
El ejercicio del liderazgo va mucho más allá del ya complicado hecho de tener una visión extraordinaria, sino que se debe tener la habilidad de construir un equipo que esté comprometido, que sea diverso y que esté alineado para poder hacer realidad esa visión.
Todo Líder está consciente que no lo sabe todo, por lo que reconoce la necesidad de rodearse de personas que complementen sus fortalezas y que aporten nuevas perspectivas. La humildad en este caso no es debilidad, sino por el contrario inteligencia práctica: saber que los grandes logros son fruto de la colaboración.
Ahora bien, un equipo de alto desempeño no surge por accidente. Requiere liderazgo intencional:
- Seleccionar a las personas correctas, no solo por sus competencias sino por su mentalidad.
- Fomentar una cultura de confianza y apertura en la que los errores se convierten en aprendizajes.
- Comunicar de manera efectiva el «por qué» detrás del sueño para que cada integrante lo sienta como propio.
Una de las experiencias que recuerdo relacionadas con ésta ley fué cuando me contrataron inicialmente para arreglar un sistema que no estaba funcionando, y mi Jefe me explicó lo que quería hacer y me inspiró para proponerle una solución que ibamos a desarrollar nosotros, y con su visión involucró a toda la organización y terminamos haciendo un sistema de gestion de procesos de prestamos que fue todo un éxito, pero que requirió que absolutamente toda la organización se alineara para lograrlo. Ese es uno de los ejemplos con los que he crecido tanto en mi vida profesional como personal porque me enseñó que el verdadero liderazgo está en lograr que todos entiendan que la meta es más grande que cualquier área o interés individual.
Mientras más grande es el sueño, más se necesita un equipo que crea en él, que se complemente y en el que todos crezcan juntos. La soledad del liderazgo es un mito: los sueños grandes no son maratones individuales, son relevos colectivos.
Un buen Líder no solo sueña en grande, sino que construye el equipo capaz de hacer realidad ese sueño.


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