En estos últimos días que han pasado, he estado mucho en lo que representa una amistad. En realidad, he pensado mucho en muchas cosas relacionadas con la amistad, debido, principalmente, por la pérdida de dos amigos, como lo fueron (y serán siempre) Igor y Yamilet. Circunstancias aún no claras para mí, resultaron en la muerte de ellos y de sus 2 niños. En mi caso, son los primeros amigos que me arrebata la muerte, lo cual me hizo conocer, antes de tiempo, lo que es perder a alguien que compartió tantas cosas, durante mucho tiempo, y que por supuesto uno nunca piensa que se va a morir. La verdad es que aún tengo un «atolondramiento sentimental» por ello.
Y es que ante la funesta noticia, uno comienza a recordar tantas cosas, que comienza a hacersele un nudo en la garganta, y termina por un río de llanto a veces incontrolable, lo cual conduce, inevitablemente, a relacionar todo lo que se hace con eventos vividos con quien ya no está con uno. Lamentablemente, sólo por la muerte de un amigo, uno se pone en contacto con todos los que fueron amigos comunes, principalmente para dar la noticia, y entonces se produce una especie de «acto de renovación» de la amistad.
Yo me he estado preguntando si eso no podría realizarse en circunstancias normales. Me he preguntado si es una responsabilidad mía, o de mis amigos. Me he estado preguntando si la culpa que siento de no haber mantenido el contacto es justificada o no. Me he preguntado muchas cosas. Hoy en día, cuando existe un «contador» de amigos como lo es el facebook, he podido «contabilizar» mis amigos; me ha dado mucha alegría tener un pequeñísimo contacto con ellos, y saber algo de sus vidas, pero también me he podido dar cuenta de el compromiso que tengo de atender a todos ellos, tarea casi imposible ante la cantidad (sin contar los que por una u otra razón no se suscriben al facebook).
La verdad es que todas las preguntas que me hago no tienen respuesta. Quizás lo más que puede tenerse como respuesta es que todos nos hacemos la misma pregunta, y quizás todos descansamos nuestras ansias en el hecho de que nuestros amigos darán el paso, atizarán la llama de la amistad una vez más, y ya, no hay más preguntas.
Por ahora, sólo les deseo suerte a Igor y Yamilet. Dios debe estar muy entretenido con todo el conocimiento que se llevó Igor (porque lo que leía quedaba grabado en su memoria), y ni hablar de su risa estridente! Y seguramente Yamilet se encargará de apaciguar esa risa, poniendo el control que siempre demostró tener.
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.
Cuando un amigo se va
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un río.
Cuando un amigo se va
una estrella se ha perdido
la que ilumina el lugar
donde hay un niño dormido.
Cuando un amigo se va
se detienen los caminos
se empieza a revelar
el duende manso del vino.
Cuando un amigo se va
galopando su destino
empieza el alma a vibrar,
porque se llena de frío.
Cuando un amigo se va
queda un terreno baldío
que quiere el tiempo llenar
con las piedras del hastío.
Cuando un amigo se va
se queda un árbol caído
que ya no vuelve a brotar
porque el viento lo ha vencido.
Cuando un amigo se va
queda un espcaio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.